ESTUPOR

CAPÍTULO TRECE- BABEL

Narrador Omnisciente

La confusión generada por los conflictos de intereses que surgen entre los hombres que anhelan poder se solucionan con la iniciación de un ataque de violencia, aunque este desconcierto provoca una guerra que resulta un problema solo para los que no están preparados para combatirla.

La grandeza del poder a ganar siempre será la causante de la más atormentada contradicción, es lo que sucede ahora que un hombre como Mihail Mikhailov teniendo el poder para engrandecerse cómo deseaba hacerlo usa sus batallones; adiestrados para un momento como este, para poner en peligro los intereses nacionales en cada país que quiere invadir, los cuales se encuentran en riesgo por sus intereses primarios, estratégicos y humanitarios por los daños irremediables que tendrán porque están siendo bombeados por alguien que pretende deshacer con sus creaciones los caminos hechos a través de los años para crear uno nuevo en el que pueda caminar junto a los suyos seguros de sus pasos porque no necesitan que nadie cuide de ellos.

«La cantidad de protección que tengan para cuidarse, es la misma cantidad del miedo que tienen a los demás»

Teniendo muy en cuenta esta concepción es que él inicia esta guerra, que no es contra otras personas, sino contra sus temores de vivir para siempre encerrados en las propias cadenas de sus miedos, algunos de ellos forjados por las acciones malignas realizadas como método de defensa mientras que, en otros casos, en uno muy exclusivo, implantados en una cabeza para proteger con cerrojos fuertes las respuestas a los acertijos que deben descubrir para darle un final a una supremacía afianzada por las potestades que la legitiman.

Se preparó para cuando llegara este instante en el que emplearía la gravedad de las adversidades que genera su armamento con su fuerza en tierra para darle inicio a su pronunciamiento para que sus otras dos fuerzas puedan imponerse en medio del camino que labra agresivamente para establecerse como premeditó que lo harían.

Aun cuando, no pretendía hacerlo de esta forma aquietante en la que se deja guiar de un sufrimiento ardoroso para acelerar un desenlace que ya advirtió, pero que sabiendo las sugestiones violentamente impuestas en una mente «La más atractiva mente de la que pudo adueñarse», confía que dirigirá sus legiones mientras que él dirige sus huestes para que juntos puedan lograr sus planes, que indiscutiblemente, están diseñados para ganar.

Sabe muy bien; lo ha dicho antes, que el mejor lugar para esconder algo es a la vista de todos, por ello, dejó bien escondido lo que todos necesitan para incrementar sus riquezas, manifestado frente a ellos, sin percatarse de que lo que buscan está delante como una imagen reverenciada y amenazadora que se ha adueñado de sus respetos cada vez que sus miradas quedan sobre ella.

Es por esto que revienta proyectiles que han cuidado de él desde que aprendió a valorarlas haciendo de ellas su mayor seguro para ser un criminal con permiso por las contribuciones nucleares que hacía a los ejércitos, entregándoles bocetos excepcionales de la peligrosidad fundida en metal para armas, aviones y tecnología de última generación.

Obteniendo con esto un privilegio inusual de vida libre en un encierro del cual quiere escapar para recibir conformemente el castigo que se merece, si bien, con su cumplimiento todos los que se han lucrado con sus inventos en armamento militar tendrán que conformarse con el castigo que les entrega incendiando sus territorios.

A pesar de que a kilómetros de distancia de su posición la impotencia que enfrenta su esposa por tener a una proximidad muy estrecha a alguien que esperaba tener delante desde hace mucho tiempo la abruma, aunque la circunstancia con la que lucha ahora no le permite abalanzarse hacia él como lo haría de no estar con su hija presente, pero esto no le imposibilita que haga un movimiento rápido para quitar de la espalda de Jakob Mikhailov el arma, la cual descarga hacia una de las llantas de la furgoneta.