3«Aquellos ojos verdes»

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zack que no había dicho nada desde que salieron del club, el trayecto de regreso fue silencioso Liz iba sumida en su pensamientos aun no podía dejar de pensar en aquellos hipnotizante ojos verdes, había algo en aquel hombre que le atraía pero sabía que él era peligroso ella conocía aquella clase de hombre millonario y guapo, con un cuerpo de muerte pero sin corazón y ella no estaba dispuesta a complicar aún más su vida, además aquel extraño solo quería un revolcón cosa que ella no estaba dispuesta a hacer.

¿por qué yo? se preguntó así misma era tan insegura no le gustaba su cuerpo no había nada atractivo en ella se dijo , pero si algo sabía del sexo era que los hombre se excitaba con facilidad y aquello le cegaba y de desaparecía cualquier rastro de cordura de ellos pero aun así no lograba comprender, por qué se había fijado en ella era un hombre sexy y elegante debería de tener miles de mujeres a su pies se dijo ,él era un pecado divino ,un hombre cuya belleza era única reconoció a su pesar además de un arrogante.

Pronto la ira se apoderó de ella estaba segura de que él era la clase de hombre que estaba acostumbrado a que todos le obedecieran era un sinvergüenza se dijo cómo se había atrevido a proponerlo algo tan indecente.

Cuando por fin llegaron a la posada zack la acompañó a su habitación entonces habló por primera vez

-Te has vuelto loca¡- exclamó dramatizando - y luego agregó-Es que tus funciones mentales caducaron por el estrés ,como se te ocurre pegarle a Harry... ¡rayos! es que no sabes que ese hombre es unos de los empresarios más importante y no solo en Londres ése hombre es más famoso que cualquiera estrella pop de este tiempo ,es considerado como un icono en el mundo de los negocios es todo un magnate ,la semana pasada adquirió y una isla en Dubái, en el complejo de 300 islas privadas ubicadas en la costa de dicho país la cual cuenta con 40 residencias edificadas, Superficie: 2185 hectáreas. Ya puedes imaginar quien es ese hombre-finalizó diciendo zack.

-Me importa una mierda si es el mismísimos rey de Roma, ese tipo me trato como si yo fuera una cualquiera es un descarado, arrogante-dijo Liz molesta.

- Es el dueño del club y para que sepas es un hombre influyente solo basta con que el truene sus dedos y nadie te contratará en esta ciudad-dijo su amigo con evidente preocupación.

Liz no dijo nada se despidió de su amigo como si aquella conversación no le hubiera afectado.

Entonces al chocar con la realiza el miedo se apoderó de ella aquel hombre era un maldito dios hacía algunos meses había leído sobre el proyecto de las treintas isla, promovido por el Príncipe de la Corona de Dubái el cual superaba los 14.000 millones de dólares. El archipiélago se había denominado The Word .Harry no era cualquier hombre reconoció desde luego que no.

Un escalofrío le hizo estremecerse. Muerta de miedo pensó que había ido a Londres en busca de trabajo no en busca de una enemigo tan poderoso como lo era Harry styles.

Mientras descansaba en la habitación pensó que si ese hombre hacía lo que zack le había dicho " si nadie le contrataba "como iban a pagar el tratamiento de su madre no podía volver a casa con las manos vacía a pesar de que su primo Nick le ayudaba con los gastos médicos, no era suficiente y con esa preocupación en su mente se durmió.

El domingo en la mañana Liz estaba sentada en una esquina de la cama con un libro en mano leía unos de sus libros favoritos se preguntaba ¿Qué se sentiría tener un hombre así? como aquel personaje del libro e inconscientemente pensó en Harry ¿Que sentía sentir las manos de un hombre recorriendo suavemente su cuerpo? A sus veinte años de edad aún era virgen su experiencias amorosa no habían sido mucha ya que no tenía tiempo para esas cosas, agregándole que era muy tímida en ese aspecto, recordaba lo desastrosa que habían resultado ser aquellas relaciones, sobre toda la última cuando tenía dieciocho. Su celular sonó sacándola de su pensamiento cuando la llamada hubo terminado, grito de emisión como una niña pequeña.

-¿Qué pasó, está bien?-le preguntó zack él cual al escucharla gritar se apresuró a entrar a la habitación de ella.

-Si- dijo tratando de calmarse pues la noticia había sido como un rayo de luz para ella, luego prosiguió hablando- es... que ya tengo trabajo.... Empiezo mañana.

-Me alegro por ti eso es genial .Sabes antes de que me espantara con tu aterrador grito estaba en mi habitación empacando ¿Puede ayudarme a empacar?

- ¡A empacar!

- Mañana me mudo - le aclaró el.

-¿Adónde?- cuestionó curiosa.

-Te cuento mi estancia aquí solo era temporal hasta que remodelaran mi apartamento, ya está listo así que hoy me mudo.

-Entonces me dejaras sola aquí-dijo en un tono triste.

-No creas que te vas a librar tan fácil de mí.

-Siendo así vamos a empacar- dijo con entusiasmo.

El lunes llegó a la siete en punto Liz debía estar en su trabajo por lo cual se levantó temprano, se colocó un vestido azul, acompañado de un blazer negro a juego con sus zapato de tacón medio, su ropa no era nueva pero tampoco estaba tan desgastada pero al llegar aquella empresa estaba segura de que su atuendo se vería desgastado, delante de todas aquellas personas con trajes elegante, hasta el personal de limpieza tenía un reluciente uniforme ,lo cual pudo notar la primera vez que pisó aquel lugar pero eso era lo de menos pensó, lo importante era que por fin iba a poder ayudar a su madre y se sentía feliz por eso, al dar el último toque de su maquillaje muy natural como era de su agrado salió con destino a su nuevo trabajo.

Al llegar se dirigió a recepción donde le entregaron unos papeles donde le ponían al tanto cuáles eran las funciones que ella debería desempeñar ,el sueldo era perfecto, con el podría mantenerse, y comprar la medicinas a su madres además de que si administraba bien sus gasto era posible que pudiera a juntar dinero para la operación.

-Por cierto se me olvidaba decirte que el jefe toma un café de Starbucks todos los días debe estar en su escritorio a la 7:45 la cual es su hora de llegada, es un hombre muy estricto, no le gustan lo retraso-le dijo Amelia la chica de la recesión.

.Gracias Amelia, lo tendré muy presente- dijo mientras se dirigía al ascensor.

Tomo El ascensor el cual se detuvo en el primer piso salió casi corriendo para llegar a tiempo al local donde vendían el café que según uno de los guardia de seguridad, estaba muy cerca de allí pero al llegar se encontró con una larga fila, cuando por fin su turno llegó miró el reloj y este marcaba la 7:43,toma el café en su mano y pago por el con el dinero que Amelia le había dado, el cual estaba destinado para eso, salió corriendo del local con cuidado de no derramar el café ya que estaba caliente, tomó el ascenso el cual parecía no avanzar... Este se detuvo en el antepenúltimo piso, salió corriendo de este y entro a la oficina de su jefe con la esperanza de que aún no haya llegado cerró la puerta detrás de ella y aun sin girarse escucho a alguien carraspear entonces sus esperanza se marcharon, con la mirada puesta en el piso avanzó hacia el escritorio y puso el café encima de este.

-Llega cinco minutos tarde, ella mira su reloj y son las 7:50, había durado cinco minuto en llegar a la oficina y ahora su jefe seguro estaba furioso.

-Lo... Siento... señor no volverá a ocurrir de nuevo-dijo muy nerviosa y avergonzada. Veces odiaba ser tan tímida.

-Claro que no sucederá de nuevo porque la próxima vez que esto vuelva a suceder la despido, entendido y me gusta que me miren a la cara cuando hablo.

Al escuchar sus palabras alzó la vista encontrándose nuevamente con aquellos ojos verdes. Era él, con razón aquella voz le pareció familiar, sentado detrás de su escritorio con impecable traje negro y con aquella mirada fría que en ocasiones podía ser cálida él la miraba con el ceño, fruncido al parecer la vida se empeñaba en estropear todo.


«Dreans1d»
    S.H.L©

SR.Styles.Where stories live. Discover now