1«Llegada»

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El avión aterrizó en el aeropuerto de  Heathrow  en Londres el cual era el aeropuerto internacional más activo y el segundo puerto de carga más activo del mundo.

Mientras se dirigía a la salida Liz Evans una joven de ojos claros como la miel y pelo ondulado y sedoso tan oscuro como el café miraba con asombro aquel lugar tan inmenso, abarrotado de personas que se desplazaban de un lado a otro. En la ciudad todo el mundo parecía tener prisa.

No sé percató de aquel formidable hombre que caminaba en dirección contraria a ella entonces paso, chocó con aquél extraño,  el hombre  tenía buenos reflejos ya que la sostuvo rápidamente antes de que fuera a parar en el piso.

Ella se alejó de su alcance se disculpó sin levantar la vista, se sentío muy avergonzada por lo sucedido su mirada estaba clavada en aquellos pares de zapatos negros de piel impecables inmediatamente dedujo que aquel hombre era alguien importante. Pues  no había  que ser un  experto  para saber  que una persona  de escaso  recurso podría  costearse un par de zapatos como aquellos.

- Señor Styles el chófer lo espera -Escuchó a alguien decir.

El hombre se alejó de ella no sin antes recorrer su cuerpo con la mirada la inspeccionó de arriba abajo, con esos ojos fríos y calculadores Harry Styles maldijo en voz baja al sentir como cierta parte de su anatomía empezaba a cobrar vida con tan solo mirarla, pero aquellas voluptuosas curvas era una tentación a pesar de que la chica vestía discretamente, él había podido notar que debajo de aquel horrible vestuario se hallaba un suculento cuerpo luchó por controlarse era la primera vez que le pasaba algo así al ver a una mujer ,pero tenía que admitir que aquella chica era diferente en muchos aspectos nunca antes le había sucedido algo  similar, ni siquiera con aquéllas glamurosas mujeres con la que solía salir, tenía unos labios rojos y carnososn era hermosa a pesar de que no llevaba ni una gota de maquillaje, su belleza era natural.
La vio a alejarse rápidamente de allí entonces supo que la quería en su cama.

Estaba cansado de la mujeres frívolas con la que solía acostarse, necesitaba un cambio. Algo nuevo, diferente y esa chica era justo lo que estaba buscando. Era como un sopló de aire fresco en medio del desierto.

La chica no era del tipo de mujer con las que solía salir. Más diferente no podía ser, aun así aquello le gustó mucho más. De pronto al recordar la rubia con la que tenía una cita en la noche le pareció poco atractiva.

Liz salió rápidamente de allí sin ni siquiera mirar aquel hombre a la cara había podido sentir como él le miraba detalladamente y aquello le había puesto nerviosa ya que nunca se había sentido cómoda con su voluptuoso cuerpo. Aquello  era algo con lo que  había peleado por años, pero  aun se le hacia  difícil mirarse en un espejo  y ver  su reflejo.

Tomó un taxi sin la menor idea de dónde ir, la noche ya empezaba a caer y las luces de aquella grandiosa ciudad empezaban a brillar con esplendor, alumbrado  las magníficas edificaciones.

¿A dónde señorita?- le pregunto él taxista una vez ella entró al auto.

-No lo sé señor-susurro con la vista perdida en el paisaje que veía a través de la ventana. Se abrazó a si misma tratando de buscar un poco más de calor, el abrigo que llevaba puesto era de un material ligero y la noche se había tornado más fría de lo esperada. Había sido una locura ir a Londres sin ni siquiera saber dónde dormir. Había sido un error , pero al meno tenía dinero para pagar una habitación.

-¡Como no lo sabe! ¿No es usted de aquí?- pregunto el taxista.

-No, recién estoy llegando aun no conozco la ciudad, podría llevarme a un lugar donde pueda pasar la noche pero que no sea muy caro , puede ser una pensión- se apresuró a decir ya que su presupuesto era limitado.

-Conozco una pensión allí de seguro encontrará un cuartito donde alojarse en su estancia aquí-dijo el taxista amablemente. Aquella no era la primera vez que se encontraba con un caso así.

Liz luego pensó  en su idiotez, le había contado a un extraño que no conocía el lugar, aquello podría generar inconvenientes.

Tal como le había dicho aquel hombre le había llevado a una pensión cerca del centro de la ciudad. Ella le agradeció, el hombre no se habia aprovechado de su ignorancia. Todo lo contrario  le habia ayudado.

En aquel momento se encontraba alojada en el pequeño cuartito de la pensión la cama era pequeña, pero se adaptaba a ella, tenía una pequeña mesita de noche al lado derecho de la cama, donde había guardado sus libros favoritos. Era una amante de la lectura. No había clóset por lo que tuvo que dejar su ropa en las maletas, excepto algunos conjuntos que solía usar para trabajar, pues no quería que esto se arrugarse.

A pesar de todas las incomodidades del lugar no se quejó, cómo iba hacer si aquel lugar era todo lo que podía permitirse, se adaptaba al precio que había pagado el cual era accesible.

Una vez resuelto el problema de donde viviría durante el tiempo que estuviera en Londres,se dijo así misma que en lo único que debía concentrarse era en buscar trabajo. Necesitaba urgentemente dinero para la operación de su madre. Aquello la había impulsado a dejar su hogar en un tranquilo campo en Irlanda.  No conocía la ciudad.

Cuando estuvo sola en la penumbra de su nueva habitación un sentimiento de nostalgia le invadió le era difícil estar allí sin su madre y su primo nunca se había separado de ellos por lo cual se le hacía difícil estar allí, sola en una ciudad tan grande como lo era Londres. Ella era una chica de campo no estaba acostumbrada al ambiente de la ciudad.

Decidió tomar una ducha y luego intento dormir un poco. Pero se le hizo imposible ,la preocupación pesaba más que el cansancio su madre necesitaba un trasplante de corazón y el tratamiento que llevaba a cabo solo le serviría durante algunos meses por eso necesitaba cuanto antes el dinero para la operación, su primo Nick y se había quedado con su madre ,él era como un hijo para ella y un hermano para Liz cuando los padres de él fallecieron en un trágico accidente la madre de Liz se había hecho cargo del pequeño, para aquel entonces él solo tenía siete año de edad.
Liz siempre lo había visto como un hermano mayor él era el único que solía alegrarle el día, con un padre drogadicto la infancia de Liz se había visto teñida de sufrimiento y tristeza hasta que una noche su madre por fin se  llenó de valor y lo denunció pero él había escapado antes de que la policía llegara desde ese día nunca más lo había vuelto a ver.

Desde esa noche vivía con temor de que él apareciera y aun siendo una persona ya adulta aquel temor no había disminuido, su padre le había marcado había arruinado su infancia.

Durante los siguientes años de su infancia y adolescencia había tratado de dejar atrás aquellos malos recuerdo pero al mirar aquella horribles cicatrices que yacía en su espalda lo recuerdos volvían a ella su padre se había vuelto un hombre violento y peligroso y todo aquello lo había causado las drogas pero ella no había sido la única víctima de sus constantes arranque de iras su madre había sido la más afectada, incluso su primo el cual innumerables veces se había ganado constantes palizas por defender la a ella.

Según lo que le había contado su madre, él no siempre había sido así. Cuando lo había conocido al principio era un hombre cariñoso y amoroso pero después de algunos años cuando ella había cumplido su primer año de vida su padre había empezado a comportarse de una forma extraña hasta que terminó en convertirse en aquel monstruo sin piedad.

Por otro lado  Styles se hallaba sentado en la terraza de su sofisticado apartamento con un vaso de whisky en la mano, maldijo por sexta vez en el día.¿ Qué tenía aquella chica del aeropuerto que no dejaba de pensar en ella ? se pregunto , miles de imágenes eróticas se reprodujeron en su mente mientras sentía aquel punzante dolor en la entrepiernas a pesar de que el clima se había tornado frío durante la noche él sentía que ardía en llamas tomó el contenido del vaso de un solo trago y se adentró en la calidez de su habitación tomó una ducha para bajar aquella potente erección mientras aquella frase se reproducía en su mente una y otra vez.

"vas hacer mía"

Tenía que acostarse con ella, solo entonces lograría sacarla de su cabeza. La cena con la rubia había terminado temprano y no había implicado nada de sexo pues cierta chica de ojos mieles había estado rondando en su cabeza. Haría lo que fuera necesario para encontrarla y llevarla a su cama.

Aunque encontrarla  sería muy difícil en ina ciudad tan grande como aquella.  Pero aquello no le desánimo, era persistente, por ello había alcanzado la posición  que tenía.

SR.Styles.Место, где живут истории. Откройте их для себя