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ELEANOR
Observo las manecillas del reloj que tengo en mi escritorio cruzada de brazos. He terminado mis clases, pero debo entregar un artículo o al menos algo interesante de mi campo en un mes, mi compañero hace lo mismo después de sus cátedras.
Mis pupilos hacen lo mismo para crear la revista bimestral del pequeño departamento, nada comparado con el que dirige mi ex esposo. Tiene al mejor equipo de profesores, entre ellos está mi padre y Eric que en ocasiones sigue apoyando desde La Sobornne. El departamento de escritos italianos y filología es un monstruo que produce mares de conocimientos. Me alegra saber que me he cogido al más inteligente de todos esos profesores.
- No sabía que desearas igual relojes–
Aparto primero la mirada y después el rostro del artefacto hacía mi compañero.
- Tengo un pequeño bloqueo– suspiro, ya sé cuál es el bloqueo y es el volver a tener 17 años. Ayer en el club lo he tratado mal, pero es tan terco que no se puede ir a su casa donde lo puedo mantener a salvo.
Me molesta el pensar  que ahora sí se muera.
Me acomodo en el asiento para seguir leyendo, sin embargo, me viene a la mente todo el peligro que corre Oliver y Samael. Oliver por ser mi heredero y Sam por ser el padre. Si bien tengo otros hijos, Lio tiene mayor importancia, al menos para mi familia, el primer hijo representa tantas cosas que los otros hijos no.
Me concentro media hora, hago algunas anotaciones antes de necesitar un nuevo libro.
Trato de no pensar en toda la mierda que intento no embarre a nadie de mi familia.
Me encamino por los pasillos, no me los conozco tan bien porque suelo usar las bibliotecas del palacio, llego al lugar donde sé que están. Me cruzo de brazos buscándolo con la mirada. Lo encuentro como a diez mil repisas de mi. Apoyo la frente en el librero cuando no veo la escalera.
- Maldita sea–
Me subo a la primera repisa y me estiro para sacarlo.
Aparece una mano tomando el libro.
- Ni subiéndote tres repisas mas lo ibas a bajar–
Me derrito. Bajo girándome, está tan cerca que le miro completamente hacia arriba.
- Lo Bueno es que me seguiste–
- Yo no te seguí– me gira los ojos abriendo mi libro– ¿ahora lees en hebreo?– me lo entrega dándome cuenta que igual tiene uno–
- Aveces–
Mira a todos lados, lleva las manos a su espalda.
- Tengo ganas–
- ¿de qué?–
- De metértela, ¿qué más?–
Comienzo a salivar y a mojarme.
- Sí...bueno puedo ir a tu apartamento...–
Niega
- No, no te quiero en mi departamento, tengo cosas más importantes que hacer–
Auch.
- Voltéate–
- Claro que no–
- No estoy preguntando. Voltéate– insiste– es lo bueno que tengas estas falditas, me dan fácil acceso–
- Ya te dije que no– frunce el ceño, da un paso hacia adelante y yo hacia atrás quedando contra el librero.– Alguien puede vernos...y nos despiden–
-¿y qué? Puedes mantenerme–
Apoya una mano en la madera inclinándose a mi altura en tanto dejo el libro en el estante.
- Solo la puntita–
Me sonroja que hable de tal manera. Me da un beso que me deja con las ganas de más, su mano sube por mi muslo rosando mis bragas.
- ¿sí?–
Me vuelve a besar metiendo su lengua mientras sus dedos en mi entrada.
Abrazo el libro contra mi pecho para no soltar algún ruido extraño ni mucho menos caer debido a mis temblorosas piernas.
Me toca los lugares exactos y en menos de cinco minutos ya tiene mis jugos en sus dedos.  Se saborea el líquido sin despegarme la mirada. Ni siquiera sé cómo reaccionar, ese es el efecto que tiene sobre mi.
- Está bien– acaricia mis labios con los suyos deseando un beso, lo busco pero no me lo da, por el contrario se desliza frente a mi quedando de rodillas.
- Sam...– Miro a todos lados asustada de que alguien nos vea, intento levantarlos pero es obvio que no puedo moverlo.
Dejo de respirar cuando toquetea mis piernas y acaricia el interior de una con su nariz. Encuentra el elástico de las bragas quintándomelas. Bien, sí quiero esto.
Sube mi pierna a su hombro, besa mi piel hasta subir a donde quiere.
Ahogo un gemido provocado por su hábil boca.  Me tiene de puntitas por la diferencia de altura, así dejo el libro sosteniéndome de su hombro.
Cuando estoy a punto de llegar se levanta de un tiro.
- Lo siento, pero te tengo muchas ganas–
- Yo también– confieso jalándole del cinturón para comenzar a quitarlo– Si nos descubren yo te mantengo–
- Ojalá lo hagan– Sonríe quitándome las manos para hacerlo él, levanto los brazos impaciente, me abraza por la cintura alzándome enredándome en él en tanto me apoya contra los libros.
Me deja besarlo mientras pasa su glande por toda mi parte hasta al final meterla.
- Nadie busca libros en Hebreo– Jadea mordisqueando mi mentón. Me embiste acariciando la piel de mis piernas. Baja a mi cuello llenándome de mil sensaciones cuando pasa su lengua hasta mi boca.
- Mía– Suelta una embestida dura callando mi chillido con un beso–
- Siempre– Suelto entre jadeos, soy tan pequeña que no es problema para él sostenerme y penetrarme como lo hace. Los movimientos certeros y constantes me indican que esto no es más que un polvo. Encuentros rápidos que deseo sean mucho más largos. El lugar es obvio que amerita algo que no se extienda en tiempo, y que esté mal lo hace aún más excitante.
Deja de tocarme las piernas pero no de deja de besarme, las piernas me tiemblan, el calor es más fuerte y ese cosquilleo solo significan una cosa.
Callo mi gemido y él sale de mi metiendo la mano entre ambos recibiendo todo su líquido.
¿Por qué? ¿Por qué no quiso correrse adentro?
Me deja en el suelo con delicadeza, me apoyo en el librero observando cómo se acomoda la ropa.
- ¿por qué no puedo ir contigo?–
¿No puedo ir a su departamento y tampoco se corre adentro?
Jamás he tenido celos respecto a Samael, pero ahora sí y no sé porqué.
- Porque tengo trabajo–
- Trabajamos juntos–
- ¿por qué no te pones esto mejor?– me pone las bragas enfrente–
- Yo quiero ir– me comienza a molestar–
- Oye, no me jodas con tus niñerías– me agarra de la muñeca entregándome la tela hastiado– me suelta como si fuera la cosa más desagradable de este planeta, y yo que lo...–No seas estúpida, no puedes pasar más tiempo con el amante, y yo no deseo gastar mi tiempo en mujer de otro–
Asiento poniéndome las bragas antes que note la humedad en mis ojos, escondo el rostro tomando mi libro y largándome de ahí.
Él tiene razón, solo somos sexo y lo demás es pura tontería.
Me limpio el rostro antes de entrar a mi cubículo.
- Parece que fuiste a hacer el libro– comenta Lucian sin despegarle la mirada a su computadora.
- No lo alcanzaba y tuve que saltar hasta hacerlo–
- He visto a tu familia, son gigantes ¿qué te pasó?–
- No comí suficiente verdura–
Suelta una pequeña risa, antes me gustaba y mucho, pero el imbécil de alado me ha quitado el gusto.
Lucían es Perfecto para mi, tiene el porte e inteligencia de Sam, la boca suelta de Rick y el genio de Pável. Tres en uno.
A las seis finalizo, al menos por hoy. Me despido de mi compañero y me voy. 
Salgo al estacionamiento encontrándome con mis dos esposos apoyados en él con la escolta de uno a un lado. El hombre me mira pidiendo perdón, y es que la orden es que deben estar en casa si no tienen más que hacer.
Se levantan contentos.
- Queremos ir a cenar contigo, El millonario legal paga– Pável habla como si fuera el sujeto que más me agrada, no puedo dejar pasar su traición, lo he intentado pero ni siquiera puedo dejar que me toque en lo más mínimo, al menos con Rick puedo follar, pero con él absolutamente nada.
- Reservé una mesa para tres en un elegante restaurante de Londres. Tiene estrellas y todo, es genial–
- Está bien– subimos al auto, quedando en medio de dos gorilas que superan los 1.90.
Salimos del área universitaria donde se nos une el resto de la escolta.
- ¿cómo están los niños?- Cuestiono a mi escolta al tener contacto directo con James y Franco.
- Bien, Tus papás los cuidan– Contesta Richard dejando con las palabras en la boca a Daniels– A Oliver no lo quieren  dejar ir a Rusia–
- Hace una semana tuvo que irme–
- Sí, pero tal vez pueda ir a su antiguo colegio– Segunda Pável– Con el divorcio...
- A ti no te incumbe nada respecto a eso–  Me quito los zapatos, lo pies me arden y ni siquiera sé porqué– ¿ya me dan el reporte que solicité?–
Daniels se aclara la garganta.
- Lio tomó sus clases en casa, excepto su clase de lengua extranjera– comienza– Narccise no la está pasando bien en esas tres horas con su tutor, presentó un poco de dolor estomacal pero Franco lo tiene bajo control. Respecto a los mellizos, las nanas, Jasper y Shane los mantienen perfectos como los vio en esta mañana, de hecho, enviaremos algunos videos a su móvil–
- Gracias, Daniels ¿por qué Lio no quiso ir a su clase?– me sobo un pie–
- Quería estar con los bebés–
- ¿con los mellizos?– eso es extraño–
- Con los de su padre. Ah, no preguntó, pero el amigo chino de su hermano llegó–
- Japonés, Daniels–
- Como sea– Hablan los dos en unísono–
- Respecto a Sigmund, hoy comenzó sus tutorías–
- ajá–
- Sergei ha confirmado el éxito de...–
- Eso lo discutimos después–
- ¿quién es Sigmund?– Richard cuestiona–
No le voy a contestar, y por el silencio de mi escolta, saben que lo han arruinado.
- Yo puedo hacerlo por ti–  Pável se acerca y no hago más que repudiar su tacto, ojalá se largue–
Me apoyo en el respaldo cruzándome de brazos, la cabeza me duele y solo pienso en ese idiota y porqué de ese maldito rechazo.
Me relajo cerrando un momento los ojos, pero ese momento se convierte en casi babearle el brazo al ruso.
- Ya llegamos–
Asiento, Richard es el primero en bajar dándome el tiempo para acomodarme el cabello. Bajos sin zapatos pero Pável lo trae en la mano.
Hay una enorme fila pero adentro las mesas están vacías.
Richard da su nombre, el hombre de la recepción me mira de pies a cabeza pero no dice nada.
- A mi no me importa, pero esta  gente comenzará a hablar–
- No sabía que ellos me mantuvieran ¿ a ti sí?– Richard niega–
- Bien–
Llegamos al gabinete, me siento con el que menos detesto.
Ordenamos, esperamos media hora y comenzamos a cenar en silencio.
- Una  agencia internacional me contactó– Habla el marine–
- Genial, ¿a dónde te irás?–
- Por suerte, la sede está aquí, en Londres–
- Por un momento creí que te desaparecerías–
Richard lo imita–
- No he aceptado, quería hablarlo contigo— me mira y yo lo hago unos segundos–
- La OICCO es peligrosa, pero te darán un gran puesto– Digo—
- Te doy un mes– Pável suspira–
- ¿cómo saben de esa organización? Se supone que es secreta–
- ¿eres idiota o te haces? Antes esa organización tenía otro sistema ¿y sabes quién era parte? Emile–
Sigo comiendo
- La OICCO nos va a bombardear el trasero–
- Richard no sería capaz de comandar un ejército en nuestra contra– Lo defiendo aunque no se lo merezca–
- No, claro que no– Richard deja el cubierto en su plato–
- Sin embargo, los marines lo han discriminado por cicatrices que ellos mismos provocaron, y si esta organización lo ha descubierto, yo estaría muy orgullosa en apoyar su decisión de comandar este ejército de Élite –
- Si es algo que puede dañarte, es obvio que no lo haré, no seré otro Francés– Bufa– Me negaré–
- Lo matará la misma Bratva–
- Eso sucederá si llega a revelarse el nombre de Rick, y su identidad lo sabrán muy pocos– Me cruzo de brazos– Una lista que no dudaré en hacer más corta hasta encontrar al soplón–
- lo último que quiero es hacerte problemas–
Niego
- No voy a negarte una oportunidad de esta magnitud. Nuestra familia está integrada por gente de profesiones  ¿lo recuerdas? Directores y productores de teatro, catedráticos, doctores y abogados. Nada más–
Le Sonrío sobado su brazo.
- Piénsalo, lo que decidas lo celebraremos–
- Está bien–
- Cambiemos a cosas normales, por ejemplo de las obras que están dirigiendo–
- Nada del otro mundo, me entiendo con el Productor, eso lo hace menos tedioso– Pável habla– estoy en busca de los actores–
- Yo decidí hacer la obra pequeña, pero estoy buscando unos buenos actores, y hablé con el autor, accedió a las modificaciones necesarias para la interpretación, estará lista muy pronto para la beneficencia–
- No me las voy a perder– aseguro– Ti tienes algún problema con el presupuesto, házmelo saber–
- Hasta ahora está todo bien, solo necesito que me digas si lo harás en un teatro o alguna propiedad. Necesito comenzar a trabajar en eso–
- Será en una propiedad a las afueras de Londres–
Llamo al mesero alzando la mano, el sujeto llega enseguida.
- Llévate esto y tráeme un banana Split–
- Pero aún faltan otros platillos, Señorita–
- Sí Bueno, ya me cansé de comer, quiero el postre– insisto–
- No puedo servirle lo que pide, pero en algún restaurante de paso yo creo que, con gusto lo hacen–
- Más te vale traerle su banana Split– Pável comienza a molestarse, no mira al tipo mostrándose relajado pero no le sale muy bien.
- No servimos ese platillo, señor–
- Está bien, como sea–
El tipo asiente y se larga. 
Me duele la cabeza, los pies, me siento un desastre que nadie quiere y tampoco puedo tener mi maldito banana Split con nueces y chocolate.
- ¿por qué lloras, jefa?–
- Yo no estoy llorando– Me quito las lagrimas que comienzan a salir, Richard me quita el cabello de la cara–
- Niña linda, pediremos otro cosa ¿si? ¿Qué otra cosa se te antoja?–
- Solo quiero un banana Split–
- Ella quiere un maldito Banana Split, no una nieve del polo norte con lágrimas cristalizadas de la Virgen María– Espeta– tranquila, te lo conseguiré, pero deja de llorar ¿sí?–
- Solo tráelo–  Rick me besa la mano en tanto el ruso se marcha–
- ¿Estás embarazada?–
- ¡No!– me quito más lagrimas haciendo una escena que ni siquiera yo entiendo– Porque nadie quiere tener un bebé conmigo–
- Bueno, no esperes que tengamos un bebé por obra del Espíritu Santo. Es un proceso de más o menos cinco minutos–
Me hace sonreír entre el llanto.
- Ese trabajo te tiene muy estresada– Me abraza acariciando mi cabello– perdóname por traerte a un lugar donde no sirven banana Split–
Diez minutos después aparece Pável, se sienta y bebe un poco de agua.
- ya te lo traen, muñeca–
- ¿Con nueces y chocolate?–
- Por su puesto– Se levanta otra vez y vuelve a regresar–
El mesero aparece con otro sujeto, es evidente que los dos han recibido una buena paliza por parte del ruso.
- Señorita, ahora en adelante este restaurante servirá el mejor Banana Split– Es el chef–
- Una disculpa por la demora, que lo disfrute– habla el mesero–
Asiento, lo odiaré pero me consiguió lo que quería. Los tipos se van, doy el primer bocado y es lo más rico que he comido en estos últimos días.
- ¿te gustó?–
- Ujum–
- Que bueno, muñeca–
- Gracias–
- Lo hace solo para que lo perdones por acostarse con Ana–
- ¿por qué no te callas?–
- solo digo, Esforzándote te ves aún más culpable–
- yo jamás me acosté con esa zorra–
- Niña linda vio otra cosa–
El apetito se me va de la rabia dejando a medias el helado.
- Al parecer la extrañan tanto que no pueden dejar de mencionarla ni un puto minuto– 
Hago a un lado el postre.
- Lo único que quiero es un minuto de paz– gruño mirando al rubio – tú deberías irte con tu esposa– miro al al Americano – y tú, Richard– La nariz me pica–  Con tu novia. Los dos me tienen harta– Chillo– ¿por qué les cuesta tanto solo quererme a mi?–
- Jefa...
- No, a ti Solo te importa tu esposa porque ella sí pudo darte hijos, algo que yo no pude hacer– Sorbo por la nariz– Por eso tú no me quieres–
- Eso no es así– niega–
- Lo es, y ni siquiera sé si realmente tengas sentimientos, eres tan horrible conmigo, para ti siempre he sido negocios– Reclamo tan dolida de una realidad que siempre he sabido– Y tú, Rick–
No me mira
- Perdóname por no ser la mujer con la que deseabas tener hijos ni tampoco pasar el resto de tu vida. Entiendo porqué no nos quieres, pero yo no te obligué a quedarte ni a volver, y eso te hace demasiado cruel–  me quito las lagrimas hablando solo para nosotros– Eres el peor de todos, tú me das todo el cariño del mundo solo para ganar. ¿Sabes por qué a un no te aburres de mi Richard?–
No responde
- Porque aún existe él– Señalo a Pável– Pero cuando él se vaya y quedes solo tú, no tardarás en largarte. Ya habrás ganado–
Sollozo avergonzada, gracias a Dios no hay tanta gente al rededor y que estén en sus propios asuntos.
- Mi cariño y yo somos simples premios para ti. No merezco ser engañada cuando solo he pedido que me quieran un poquito–
Tomo aire acomodándome el cabello.
- Ya me quiero ir–
Richard paga la cuenta y en cinco minutos ya estamos en el auto.
El silencio es horrendo, aún más si lo único que se escucha son mis sollozos. Mis guardaespaldas me miran a cada nada por el retrovisor avergonzándome más de mis niñerías.
Llegamos a casa y no hago más que encerrarme en mi habitación.
Si tan solo me gustaran los que me quieren, todo sería diferente, pero no, me gustan los que aman y desean a otras.
A las 4:00 me levanto a mi rutina diaria, ahora acompañada de Eric. Suelo hacerla a las 5:30 pero me obliga a hacerlo a esta hora.
- Tengo sueño– comento tocando la punta de mis pies–
- Bueno, es tu culpa por llegar tarde a casa y no dormir a una hora decente–
- Tengo trabajo–
- Yo también– nos levantamos– Pero eso no es excusa para hacernos obesos–
Comienza a trotar, lo sigo sin muchas ganas.
- Ingieres demasiada porquería. Esa porquería te engorda y te hace poco saludable–
- Ya lo sé– Gruño–
-A nadie le gusta la gente gorda, abejita–
Aumenta de velocidad obligándome a seguirlo.
En Dos meses con él en Francia mi condición física mejoró, y tenerlo aquí es un tormento.
Llegamos al pequeño estanque bajo el puente, el flujo de agua de entre las piedras provoca un ruido relajante al caer. No es la única fuente natural en la propiedad, el pequeño arrollo es de lo lugares más bonitos.
Nos desvestimos y arrojamos al agua fría.
- ¿algún problema?–
Niego tapando mi desnudez con mis cabellos.
- Siempre están hablando–
- A Richard le llamaron de la OICCO, quieren que sea el líder—
- ¿y? ¿Aceptó?–
- Hice lo que me dijiste, alentarlo, pero dice ser muy fiel a mi, no quiere ser otro Emile–
- Deberás explicarle lo que tiene que hacer ahí adentro–
Niego
- Yo ya no quiero estar con él–
- ¿con quién?¿con el hombre que tendremos infiltrado?–
No le respondo
- Deberías concentrarte y dejarte de payasadas– me regaña– Ve y endúlzale, que si no es él, será uno que nos va a destruir–
- Está bien– giro los ojos, es mi consejero y hasta que no sea realmente alguien como él no puedo desobedecerle–
- Ahora, como padre debo preguntarte qué te hizo–
- Nada—
Me sumerjo unos segundos.
- Dime– se apoya en la piedra– ¿te fue infiel? No sería nuevo—
- ¿cuándo voy a dejar de parecer una niña?–
- Para mi tienes cinco y los tendrás siempre– se encoge de hombros–
- Es decir, ya sabes...¿Ana?–
Se ríe y no sé qué le da tanta gracia.
- Es lo más tonto que te he escuchado decir– me tira agua a la cara–
- No le encuentro la gracia, por eso no me gusta hablar contigo. Siempre estás burlándote–
Le regreso la acción
- No quieras tener 35 cuando tienes 22. Si estuvieras conmigo no estarías pensando esa clase de tonterías– Niega tirándose agua– Estarías en un departamento en Paris, un novio de tu edad y tu única preocupación sería ir a la universidad e ir de compras–
- Si tan solo no me hubieras abandonado...–
Me vuelve a tirar agua, me río.
- Pável también cayó en las tentaciones de Ana–
Entre abre la boca
- No–
- Ajam. Los encontré en una situación junto con Rick–
- ¡No!–
Asiento.
- No sé que le veían a esa mujer–
- Lo que yo no tengo supongo–
- Ja, quién diría que les gusta lo corriente y pobre, que es lo único que tú no tienes–
- No me mientas, sabes que era muy hermosa–
- No era hermosa, era fácil–
- Sé cuando una mujer es hermosa–Insisto–
- Nadie la respetaba, Isabell, cuando se metió con Sam ya medio Cambridge le conocía las piernas– resopla– Anastacia podía tener cara de muñequita, pero no tenía más que ofrecer, y cuando una mujer no ofrece más que eso, sirve solo para una cosa, aún más si es tan accesible–
No digo nada, ella en verdad era preciosa y tenía el amor del hombre que yo quiero.
- ¿por qué te sientes intimidada por la comida de gusanos? Tú eres hermosa, inteligente, capaz y con un corazón enorme– se cruza de brazos frente a mi– El hombre que no vea eso, es un idiota. Tú ofreces mucho, y quien no te ofrezca lo mismo o más, simplemente no sirve–
Me levanta el mentón
- Deja de enfermarte por unos penes, que de esos para ti hay muchos–
- Entonces, si yo te digo que me quiero casar con Fr..–
- No–
- ¡¿por qué no?!Ese me quiere–
- Porque es un idiota fracasado traumado y mediocre vende fresas que me debe millones– me suelte alterado–
Lo pienso un minuto, no sería mala idea casarme con mi amante. Me quiere, traumado no está porque ya superó a su esposa, es muy lindo con los niños, me trata...
Un golpe en la frente me hace reaccionar.
- ¡auch!– me lanzó una piedra– ¿qué rayos te sucede?–
- ¡Deja de pensar tonterías!– Se altera más– Dios mío, esto es mi culpa, estás buscando la atención que no te di. ¡Perdón!–
- Puede ser, ya que no me la dan mis esposos pues me busco otro y ya–
- ¿Dorian? Esa es una opción–
- ¿por qué rayos me metería con el hermano de mi ex? ¿Sabes el desastre que se haría? Mis hijos serían sobrinos e hijastros de Dorian, y Si tengo hijos con él, Serian hermanos y primos a la vez–
- ¿tú crees que nací ayer?–
Hago una mueca
- No ¿por qué?–
- ¿Me estás diciendo que te encuentras con el hermano de tu ex solo para hablar?, que te lo crea Dios–
Intento decir algo pero no me salen las palabras.
- Estás convirtiéndote en pez–
- Tú...– Me callo, entre cierro los ojos ladeando la cabeza – ¿me sigues?–
- Tú me sigues–
- ¡por seguridad!–
- Igual yo– se defiende–
- Pues sí, somos buenos amigos, no hacemos más que eso. Él escucha y yo me quejo– Miento, nadie puede saberlo, ni siquiera mis mejores amigos lo saben–
- Si tú lo dices. Pensándolo bien...– se rasca la barbilla– Si te casas con el Alemán, podría ser Sigmund el remplazo de Narccise–
- Eric...
- Los dos sabemos que Narccise no servirá para nada. Énvialo a la universidad en el extranjero y que estudie no sé, diseño gráfico–
- No me gusta que hables así de él. Es un buen niño–
- ¿cómo le dicen ustedes a los niños como él?–
Aprieto los labios.
- Ninguno de mis hijos es una presa–
- Tiene dos años y parece de uno. Si a Lio le sucede algo, no es el indicado para quedarse con el puesto–
Narccise es El Niño más dulce y tierno, eso lo hace un poco...débil, y no apto para ser un líder. No promete serlo.
- Sigmund es fuerte e inteligente–
- E incontrolable– Añado–
- No sería un Parisi si no lo fuera– Suelta orgulloso. Fritz es un amor de persona, pero nuestro hijo no tanto. Es terco, grosero y su temperamento es un volcán–
- Tengo que hablarlo con Fritz–
- Sigmund es mayor por días ¿no? Realmente él sería el segundo hijo–
- No me pidas que desplace a mi hijo,–Advierto– yo tengo otros planes para Sigmund-
- ¿Que sea el escudo de su padre? Es un desperdicio. Mi trabajo es asegurar el futuro de tu nombre, yo quiero mucho a mi nieto, pero entiende que no sirve y jamás servirá para esto– miro a otra parte negándome a creerlo, pero en el fondo sé que tiene razón– Da gracias que Oliver llegó y que tienes a Sigmund, un segundo hijo que apoyará al heredero, no al otro que entorpecerá a su hermano–
- Está bien...lo pensaré. Estaba bromeando con casarme con Fritz , recuérdame jamás volver a bromear contigo–
- No Bromees con tu consejero, que se una con tu padre, y sabes que juntos te mantienen impecable el camino– me hace una seña con la cabeza para que salgamos– Te llevo al trabajo–
- Son controladores–
- De no ser así, no me harías caso pero en nada–
Me tira la ropa a la cara.
- ¡buenos días!–
En un segundo me voy tras de Eric quien se pone los pantalones, me asomo para ver al hijo de Pável levantando la mano apoyado en la piedra del puente. Acaba de llegar así que pudo verme semidesnuda.
- Lárgate, no es momento para reuniones laborales– Eric habla mientras yo me apresuro a vestirme.
- George ha enfermado, y como no hay otro guardaespaldas de confianza, me ofrecí a ser su chofer–
- No te preocupes, mi padre me llevará al trabajo–
Salgo en busca de mis zapatos, lo miro masticar una goma, tiene la misma mirada de Pável, y por ello sé que se ha molestado.
No puedo llevarme a un desconocido al trabajo porque en el auto discuto asuntos delicados.
Asiente con una sonrisa.
- Entiendo, entonces...estoy a sus órdenes cuando lo desee–
- Gracias–
- ¿dejas a ese tipo suelto por toda la propiedad?– se coloca la camisa mientras yo me hago un moño–
- Es hijo de Pável–
- No lo conoces. Mantenlo controlado y piensa muy bien lo que puedes y no hablar en su presencia. Te daré uno que no: Oliver–
Asiento. Tiene razón.
Nos vamos, llegando al palacio cada quien se va a su habitación, una hora después desayunamos y media hora más tarde ya estamos en el auto.
Me explica que el area de investigación de Filología le pidió una consulta, así que me esperará a la hora de mi salida.
Dejo mis cosas en mi escritorio, hago algunos pendientes y después que llega mi compañero me voy a mi primera clase.
En el intermedio regreso al privado que no es tan privado si lo comparto con otro profesor.
Lucian levanta la vista unos segundos.
- Acompañe por un café ¿quieres?–
Suspiro mirando la hora en el reloj de mi muñeca.
- Tenemos media hora–
- Pero tú invitas–
Asiente.
- ¿terminaste lo que se publicará?–
- ¿tú ya?–
Caminamos a la salida.
- Me gustaría decir que sí–
- Yo también. Recibí mejores trabajos de mis estudiantes que el mío–
Se ríe contagiándome, es tan amargo que por un momento creí que soltaría un comentario hiriente.
Llegamos a la cafetería más cercana, no nos queda mucho tiempo, pero la verdad es que, ambos somos un poco impuntuales al momento de llegar a clase.
- Espero el café no sea un asco como el de la sala de maestros– comenta sacando su billetera— Americano y Capuchino– Pide a la joven sin molestarse en preguntar lo que quiero. Mandón– Y una tarta–
Paga y nos vamos a sentar en la mesa de la esquina. Son mesas con bancas en lugar de sillas, me deslizo por la que está pegada a la pared.
- ¿por qué te quedas callada? Desde Hace diez minutos estoy esperando tu coqueteo–
Niego divertida
- Capté el mensaje, dijiste No y yo lo respeto–
- No creí que te rindieras tan fácil ¿acostumbrada a hombres fáciles?–
Me vienen a la mente los tres sujetos que se fueron con la primera cara bonita.
- Acostumbrada que le guste al que me gusta– me encojo de hombros–
- Jamás he dicho que no me gustes–
Se acomoda los lentes sin despegarme la mirada. Sí es apuesto, bajo la mirada a sus labios y vuelvo a sus ojos, pero no tardo en avergonzarme.
- ¿conoces a Massimo D' Alessi?– Agradezco que cambie de tema–
- Sí, es como un hermano para mi–
- No nos agradamos mucho, sin embargo, reconozco lo bueno que es. Iba a recomendarte sus seminarios por la similitud que tienes con él. Ya veo el porqué–
- Es un gran profesor, lo admiro demasiado–
- Como a tu ex–
Asiento.
- Es todo menos un mal profesor–
Se quita los lentes dejándolos en la mesa
- ¿trabajaste con Max?– cuestiono–
- Sí, un par de años. No somos amigos pero tampoco enemigos–
- A como es, yo tampoco sería su amiga–
Niega divertido, nos traen la orden, me da el capuchino y él se queda el resto. Quita la envoltura de la tarta.
- Tengo curiosidad del porqué te casaste con Ryman–
La desliza a mi sitio, se ve bastante rica...
- Porque soy guapo, inteligente y 24 virtudes más–
Su aroma me llega a la nariz avivandome, levanto el rostro viendo como se sienta a mi lado, y peor aún, Dorian alado del ruso.
- No olvides que das niños bonitos–
- Cierto–
- Que oportunos son los hermanos Ryman– sonríe irónico–
- ¿Eso es un capuchino?– Samael no espera respuesta, toma el vaso y lo bebe– Está muy amargo–
- Yo no...le he preparado– susurro–
- ¿esperan su orden o solo vinieron a molestar?– Lucian se cruza de brazos–
Dorian enseña su café.
- ¿y de qué hablaban además de mi?–
Lo observo preparar el café a su gusto, cuando se decide a fastidiar lo hace muy bien.
- Le estaba diciendo a la profesora que, ¿cómo es posible se haya casado contigo?–
- Ya te respondí esa pregunta—
- Mmmh no, inteligente no eres, cual quiera puede decir que un obsesionado siente amor–
- Dante estaba enamorado– Dorian se molesta– No es ningún obsesionado–
- Si Dante viviera en nuestros tiempos sería un acosador– Lucian sonríe altivo– Era un Sociópata y cobarde–
- ¿un cobarde?– Samael se mofa–
- ¿qué? ¿Tan difícil decirle lo que sentía?–
- Se vieron unas cuantas veces, mejor no opines–
- claro, y ni siquiera hablar del como usó a su esposa, es lo más bajo jurarle amor a una mujer cuando amas a otra, si es que decimos es verdad el amor de Dante–
Asiento, tiene un poco de razón.
- Dante era un patán y amor no estaba en su vocabulario. La Divina comedia no es más que un sueño húmedo de un loco obsesionado–
- Lo que Dante sentía era un amor platónico–
- Que terminó en obsesión, Ryman. Ni él vivió su vida feliz y ni dejó vivir a la persona que consiguió como segunda opción–
Samael toma del café.
- No buscó una segunda opción, simplemente dejó intacta la idea del amor platónico–
- ¿por qué no nos da su opinión, profesora?–
Los tres me miran.
- Nos encantaría escucharla– mi ex pasa su brazo tras de mi apoyándolo en el respaldo–
- Bueno...– Carraspeo– No sé mucho del tema...–
- ¿No? ¿O no quieres desacreditar el trabajo de tu ex?–
Me leyó la mente.
- Yo creo que...– Juego con la cuchara de la mesa, al fin el idiota ya ni me quiere– Dante sí sabía lo que era amor– Samael asiente– Pero eso no le quita lo egoísta, un amor platónico vive en la mente, es un amor idealizado, jamás va a consumarse, y por ello debió amar la realidad–
- A su esposa–
- Así es, ella era su realidad y su musa debió ser ella, no la mujer de sus delirios. Así que sí, el amor de Dante terminó en Obsesión encadenando a una persona que no tenía la culpa de sus frustraciones–
- No dices esos en tus ensayos, Eleanor– Mis ojos van a la mirada inexpresiva de Samael, me encojo de hombros bebiendo un poco del café–
- a los diecisiete uno cree muchas cosas y conoce poco, y del amor nada–
Checo mi reloj.
- Sin embargo, yo no sé nada del tema y mi opinión es basada en las dos veces que leí las obras del autor– 
- Nosotros tenemos que ir a clase. Bonita charla Ryman–
Dorian se levanta dejándolo salir, pero Sam no lo hace conmigo poniéndome nerviosa, no le he dado la razón y por tanto me intimida–
- Hoy te llevo a casa–
- No puedo, pero mi padre te recibirá– asiente, lo conozco hace años y sé cuándo está hirviendo del coraje. Me deja salir –
Solo voy a mis ultimas clases y me largo.
Lucian en el camino se queja de los hermanos Ryman y no puedo negar que hoy estuvieron a la altura de niños de secundaria.
Al terminar mis clases espero a Eric en el estacionamiento junto a mi escolta.
- ¿por qué corremos?–
Daniels me da un codazo.
- De las cogidas de mi ex–
- Yo las he escuchado, no suenan feas– George me mira divertido, chasqueo los dientes–
- Me voy a casar con Fritz–
Anuncio.
- Me agrada, no tiene carácter y por eso es bueno con nosotros– George aprieta mi hombro–
- Sí, y la vida sexual con él es nula y no nos traumamos–
- ¿llevan la cuenta?–
- Alemán uno, escocés uno, tú ya sabes quien...
- Si sí, ya entendí– interrumpo a Daniels– No sé para que tengo app si los tengo a ustedes–
- Así sabemos que no puedes salir de tres– George se ríe–
- porque sabemos que Voldemort es para joder– Daniels habla y se carcajean–
No me da gracia al principio pero tal vez tengan razón. Me acomodo la maleta en el hombro.
Veo salir a Eric hablando con quien sabe quien, el sujeto se marcha y él camina hacia nosotros.
- Vámonos de aquí antes que me pongan a leer libros con posibles pulgas–
Me abre la puerta apurándome. Suspira cuando está adentro encendiendo el auto.
- Si te preguntan si sigo aquí, diles que me fui a Rusia o Australia lo que mejor te parezca– arranca con mi escolta siguiéndonos.
Se pone gel antibacterial en la manos y después se las limpia con un pañuelo.
- Ve a terapia–
Me imita en francés.
- ¿qué haremos hoy? Estaba pensando en ir a Macdonald's y después de compras–
- No lo sé–
- Si quieres–
- Eric, es peligroso y yo...
- No si vas con papá Eric–
Me mira cómplice.
Sonrió llevando mi vista al frente.
- Tú pagas–
- Claro. Es más, te daré permiso de ensuciar mi auto con hamburguesas de camino a Londres–
- ¿me dejarás comer una hamburguesa?– frunzo el ceño–
- claro, mañana harás más cardio–
Giro mis ojos dejando atrás la maleta.
Voy a relajarme un rato, eso está bien.
Compramos las hamburguesas sin necesidad de dejar el auto.
- Tu hamburguesa–
Le paso la malteada de chocolate y por un momento deseo que sea mi padre.

MY BUNNYWhere stories live. Discover now