02

1.1K 50 22
                                    

Frente al espejo abrí y cerré mis manos, sentía todo mi cuerpo pesado, era evidente después de no utilizarlo por varios meses, más de un año si es que Narcisse los cumplió. Debí confesar que un poco de celos llegó a mi, se supone ese era el nombre que Ell y yo le pondríamos a nuestro hijo, pero ya que estuve ausente tanto tiempo y que además también lleva uno de mis nombres, el sentimiento desapareció.
Los doctores me habían hecho mil pruebas, los Ivanovic estaban guardando el secreto, revisaron cada parte de mi sistema para al fin tener un poco de privacidad, hasta me hicieron la incómoda pregunta si mi pene seguía funcionando, al parecer estaban esperando que algo me fallase. Doctores y su obsesión con los milagros médicos, creo que hasta sospechan que esté mintiendo sobre toda la información que recuerdo, igual un año no es mucho ¿o si?
Me sentí un momento el protagonista de esa serie de zombis, era el mismísimo Rick Grimes, solo que sin los muertos, o bueno eso creo.
Tomé la camisa que Richard me trajo, las cicatrices casi no se veían, excepto aquello en medio de mi pecho.
Sofocado por el vapor del agua en el cuarto de baño, salí, comenzaba a sudar. Mi cuerpo seguía pesado, eso era molesto, pues debía esforzarme para mantener el equilibro, y agarrar cosas era un tanto difícil, era molesto solo cerrar la mano.
- ¿te jugaste la verga? ¿Si te funciona?–
Levanté el rostro y negué.
- No  ¿y tú por qué sigues con ese sombrero?–
- Me gusta, oh es verdad– de aquel accesorio sacó mi cadena y cruz, dejó el sombrero en la cama y de su chaqueta apareció mi celular.
- La cantidad de porno que tienes aquí es impresionante– Comentó entregándome mis pertenencias– Tuve que enviarme algunas–
Le arrebaté el aparato
- Solo habían fotos privadas con Ell...y videos–
se encogió de hombros con una sonrisa burlona.
- Eres un pervertido ¿por qué revisaste mi celular?–
- Estuve con la tentación meses, quería saber que había en la cosa más personal de un hombre–
- Pervertido–
- Si le pones contraseña a todo y ocultas cosas, es una bienvenida a tratar de entrar. ¿Fotos con contraseña?–
Negué varias veces desaprobando la acción, pero igual no me molestaba del todo, excepto porque vio el material porno con Eleanor.
- ¿no borraste nada o si?–
- solo el contacto que dice "lavandería" y "Salón",  mínimo le hubieras puesto " mecánico" a tu dealer–
- Nada más porque no tengo fuerzas no te golpeo, y solo porque lloraste no te insulto– Metí el aparato a mi bolsillo y comencé a poner la cadena en su lugar– Ya quiero irme–
- Oye Sam, tomate todo con calma, sé que para ti solo fue una siesta, pero para el resto–
Llevó sus manos a su cintura y soltó aire negando– Tardaremos en procesarlo–
Tenía razón, además de sentir mi cuerpo pesado, no había más, como si solo hubiera estado inconsciente  un par de días después del secuestro, la verdad era que estuve en esa cama por más de un año perdiendo mucho tiempo, tiempo que debí estar con mi familia.
Muchas cosas pudieron pasar en mi ausencia, en todo un año estoy seguro surgieron cambios de los cuales no estuve presente, convirtiéndome en prácticamente en un viajero del tiempo. Me teletransporté un año en el futuro, al menos seguía siendo mi realidad.
Terminé de abotonar mi camisa sentado en el sofá que adornaba la habitación. El recuerdo de mi casa muerte estaba en mi mente tan fresco que aún podía escuchar los disparos y la voz tan aterrada de Ell al verme herido, mi ropa empapada con mi propia sangre la podía sentir así como la tristeza y pena que llegaron a a mi al ver a mi familia destrozada por alguien que no merecía la pena, era difícil de creer que de eso pasó ya más de un año.
- Lo siento si te hice sentir mal–
Levanté el rostro, sonreí y chasqueé la lengua.
- Nada de eso, tienes razón. Para mi no ha pasado tanto tiempo– pasé ambas manos por mi cabello– pero quiero ver a Ell y Oliver, debió ser horrible todo lo que sucedió ese día–
Él se sentó en la cama dándome la razón con una mueca.
- En serio te extrañé, aveces olvidaba que no estabas con nosotros– No dije nada, la empatía no era lo mío, sin embargo, Richard era como mi hermano, quererlo fue de las cosas más difíciles que aprendí a hacer, muy aparte que estuvo por robarme a Ell, era un completo extraño, no podía sentir nada por él, Ahora, por el contrario, podía sentir su tristeza. Lo que no entendía, era por qué sus ojos aún amenazaban en soltar lágrimas si ya estaba aquí. Podía saber su sentir, pero entender las causas no. Eleanor aún me ayudaba con eso.– Niña linda siempre te trató como muerto, ahí me di cuenta que soy una marica respecto a sentimientos. Me molestaba tanto que dijera eso, discutimos mucho por  eso–
- ¿por qué eres una nena sentimental?– bromeé, no podía burlarme realmente de ello cuando yo lo alucinaba cuando pensábamos que estaba muerto–
- Si– Rió– Ella actuaba como si hubiera perdido la esperanza...–
- ¿y lo hizo?– Eso me lastimaría mucho–
- No, rezaba por ti devotamente en la capilla. No sabe que estoy enterado, a Oliver se le salió, lo hacen juntos. Repetir que estabas muerto era para prepararse...eso creo, tenía muchas esperanzas que regresaras, pero no las quería tener–
- ¿y ya se acostumbró?¿ se ha creído que estoy muerto?–
- No, en su brazo derecho sigue habiendo una banda negra, Oliver también la tiene...el idiota igual pero solo es para agradarle a Eleanor obviamente– Reflejó su molestia no solo con gestos, si no también con su voz, realmente lo detestaba– Debería matarlo–
Al escuchar esas palabras no pude evitar reírme, Richard podría ser de todo, menos un asesino.
- ¿qué?¿crees que no soy capaz o cómo?–
- Solo digo que no es lo tuyo. Además, te ganó dos veces y no digo que sea más fuerte– Aclaré antes de ser insultado por un ofendido americano– solo digo que él es un asesino experimentado ruso. Los rusos aprenden a armar y desarmar armas en el colegio–
- Si, Lio ahora aprende eso en el colegio, y su acento cambió–
- ¿pues cuánto tiempo ya estado en Rusia?–
Me incliné hacia adelante, me parecía imposible que Eleanor mandara lejos a nuestro único hijo.
- Desde diciembre, pero va y viene–
- No debió gustarle la decisión–
- A nadie, pero Ell dijo que no solo lo hacía porque era tradición que estudiara allá, si no también porque los clanes enemigos podrían intentar lo mismo, y tampoco quería que viera a la policía persiguiéndola...–
- Momento ¿como qué la policía persiguiéndola?–
- Bueno, no quiere que crea que la policía es la mala y nosotros los buenos. Eso lo confundiría, pero tampoco quiere que crea que somos los malos–
negué, no había entendido mi pregunta.
- Me refiero a que ¿la policía los persiguió?–
Richard tomó aire y sonrió.
- Lo olvidaba, La Interpol y la OICCO aparecieron el día del secuestro, Serkan nos avisó, ese día atraparían no solo a Ell, si no también al idiota, a los Ivanovic y a Eric. La lotería para Emile–
- ¿Emile?—
- Estaba ahí, eso me dijo Serkan, el chico hizo estallar todo el hangar para que no hubieran pruebas del dinero falso. En el camino nos encontramos con los Ivanovic y pudieron salvarte. No han encontrado nada en contra de Ell, aún–
- ¿aún?–
- Es mafiosa, y con lo impulsivo que es el idiota, no tardará en meterla en problemas–
- Claro– susurré– No pareces saber mucho¿o si?–
-No, no estoy bromeando cuando te digo que mi relación con Eleanor se limitó a Sexo, y eso es cuando Pável viaja–
No tengo idea que decirle, estoy en blanco, Ell no podía estar enamorándose del ruso porque simplemente no es su tipo, si mi muerte iba creer un lazo entre alguno de los dos, lo esperaba con Richard. El sujeto que tenía enfrente era el hombre Perfecto, lo tenía todo, era mucho mejor que yo en todos los sentidos, por ello sentía tanto miedo cuando llegó a nuestras vidas. Era amable, considerado, sin celos, carismático, y sobre todo, no era un infiel. Eso significa ser un hombre seguro de sí mismo, lamentablemente la guerra le había quitado un poco de eso, y por lo que veo, aún no se había recuperado. Desde aquel día que regresó, su mirada ya no es la misma. Pobre de él.
- Ya quiero irme a casa–
- Si claro, vamos— Se paró poniendo el sombrero, en ese momento le llegó un mensaje, sacó su celular, tecleó un par de cosas comenzando a caminar. Me dio curiosidad saber quién es, pero no era asunto mío. Salimos de la habitación, estaba vacío salvo por algunas enfermeras y doctores que me veían salir como si fuera un locura, debo admitir que siento como un fenómeno de circo, quizá hasta miedo sentía en sus miradas. Era tan extraño que no hubiera nada de movimiento al ser un hospital, así que no me quedé con la duda–
- No hay mucha gente ¿en qué hospital estamos?–
- San Antonio, es de especialidades y muy prestigioso–
- Pues no hay mucha gente–
- Obviamente, este piso es solo tuyo, nadie entra sin autorización. Solo hay 6 enfermeras y 4 doctores. Aveces venía algún Ivanovic a verte–
- ¿solo mío?–
- Ajam, alguien podía matarte en serio mientras no estábamos. Precaución–
Asentí, entendía un poco, si algún clan enemigo se enteraba que estaba en coma y quería hacerle algún daño a Ell, matarme realmente podría ser una victoria fácil–
Cuando llegamos al auto de Richard subimos sin mucho que decirnos, era realmente una lujosa camioneta de mercedes, una vez cerré la puerta, el típico aroma del americano me inundó. Cigarrillos y perfume de varias libras hizo presencia, no era desagradable, supongo era bastante atractivo para las mujeres, yo ya me había acostumbrado no solo a eso, si no al desastre que eran sus autos, jamás podría pensarlo de un militar, se supone que debía ser ordenado por entrenamiento.
Mientras ponía el cinturón de seguridad el sombrero cayó sobre mis piernas.
- ¿quieres comer algo antes de ir a casa?–
- prefiero ir directamente–
- Correcto...oye– encendió el auto y puso en marcha– ¿tú no escuchas nada mientras dormías verdad?–Me reí al escuchar aquello. – ¿ese es un no, imbécil?–
- Imbécil tú por...– En ese momento recordé cómo hablaba con Eleanor después de su operación– Si, es un no, supongo es mentira lo que dicen–
- Que suerte, porque tal vez dije muchas estupideces–
- No lo dudo– Divertidos nos miramos, él apartó la vista para contraerse en el camino–
- Me alegra que estes aquí– Sin delicadeza me apretó el brazo como un acto de aprecio– Era bastante aburrido sin ti–
- Si claro, no tenías a quien molestar ¿o si?–
- No realmente, Dorian y yo quisimos ser amigos pero no funcionó, lo intenté con Eric pero como que los hijos deseados tienen problemas– Solté una carcajada por la ocurrencia contagiándolo–aún más que nosotros los no deseados–
- ¿con quién más quisiste reemplazarme?¿con tu mejor amigo Pável? Me pondré celoso si lo intentaste–
Chasqueó la lengua.
- No digas tonterías. Me di cuenta que somos realmente inmaduros, todos nuestros amigos tienen una vida bastante ocupada. Nosotros después de las cuatro éramos hacer cualquier estupidez. Alex y Eric tienen como sesenta–
Yo era bastante maduro antes de conocerlo, así que tenía un poco de culpa al convertirme en un adolescente de 16– simplemente ellos no querían ir conmigo a los videojuegos–
- Espero no hayas mostrado nuestras membresías del lugar ese–
- Claro que no, pero...–
- ¿no cambiaste los tickets o si?–
Hubo silencio, para mi no había pasado un año, así que esperaba esos tickets intactos.
- Llevé un día a Oliver y puso esa cara de perro por juguete y tuve que darlos– Rió– lo siento, ya haremos más. Oye– Me miró divertido– Los dos tenemos cicatrices–
- Ya que no quisiste hacerte un tatuaje conmigo debí ser medio asesinado para tener algo en común– lo molesté–
- Ya te dije, tatuémonos la verga–
- Si...eso no.
- Pronto te harán el tatuaje de la Bratva–
Lo observé, al tener la chaqueta puesta, no podía saber dónde lo tenía– Ell dijo que debíamos tenerlo en lugares pocos visibles–
- A ti ya no te queda mucho lugar para elegir, Rick–
- Que gracioso– rió falsamente– ese día hay que tatuarnos algo–
- Me tatuaré un cigarrillo en tu honor–
- Y yo un libro–
Los dos soltamos una carcajada, ¿cómo diablos podíamos ser amigos si éramos totalmente distintos?
Unos 15 minutos antes de llegar a la propiedad comienzo a ver algunas casas que no existían antes, así que debía esperar varias sorpresas más.
La entrada de la propiedad era la misma, el protocolo de acceso tampoco es diferente, después que Richard dijo  no avisaran de nuestra llegada, nos dejaron pasar.
La propiedad está llena de hombres armados, algunos atentos a su alrededor y otros caminando y charlando. Antes sólo los de seguridad en los límites usaban armas, ahora era difícil no verlos.
Después de unos minutos llegamos al palacio, más seguridad rondaba por ahí, es sorprendente sabiendo que Ell no permitía que esos soldados rusos se acercaran a donde dormíamos. Esto era toda una fortaleza, más de lo que ya era.
- Andando– Richard me golpea el brazo saliendo del auto, lo sigo algo aturdido, no niego que los nervios comienzan a inundarme. Quedamos lejos de la entrada, así que me parecía un largo camino gracias a la espera e intriga de ver a mi familia– No creo que Ell esté aquí, comúnmente llega más tarde– se limpió la garganta, regresó adentro del auto y salió con el sombrero ¿por qué diablos no lo suelta?–
- ¿y Lio?–
- él si debe estar,solo va al béisbol, esgrima y toma tutorías aquí como de costumbre–
Antes de poder seguir nuestro camino, un auto negro totalmente polarizado se estacionó a varios metros de nosotros, casi en la entrada, al contrario de nosotros que estábamos en uno de los laterales. De la ojera del copiloto salió Pável, quien caminó hasta la del copiloto para abrir la puerta pero esta fue abierta antes. El corazón se me hizo aceleró al ver la pequeña mujer que salía de ahí, bueno, solo pude ver sus cabellos, pero estoy seguro que es ella.
No parecen estar muy contentos, al dejar el auto atrás la discusión en ese idioma infernal que no podía entender se hizo presente.
Por un momento pude ver su rostro, estaba al parecer bastante furiosa, Pável la perseguía de la misma manera, mujeres como Eleanor, eran dignas de ser perseguidas, de rogarles. A unos metros de las escaleras se detuvieron a seguir la discusión quedando ella de espaldas a nosotros.
- ¿qué dicen?–
- No sé, la verdad me da igual–
Lo miré unos segundos y cuando regresé a ellos, Eleanor le daba una dolorosa bofetada al ruso. Esa si que había dolido, no sé porqué de ella, pero se lo merecía.
En este punto estaba preparado para la reacción de Pável, tal vez la misma acción.
Pável la tomó con fuerza de las mejillas y la besó con visible resistencia por parte de ella, la soltó después de varios fuertes empujones, Eleanor lo señaló advirtiéndole alguna cosa para comenzar a subir las escaleras, el ruso volvió a molestarla, esta vez levantándola del suelo. El problema que Ell fuese tan pequeña, es que podíamos manejarla a nuestro antojo, y que estuviese enojada al parecer al rubio no le importaba mucho.
Estoy sorprendido, los dos no se tratan como si fueran una linda pareja, al contrario, podía verse un poco de rudeza en el trato.
- ¿siempre son así?–
Escucho a Richard soltar un suspiro y volteó a verlo
- Si, están locos. Te acostumbrarás—
Me niego.
Richard me hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera, no sé si estar enojado o emocionado, pensándolo bien, presentarme molesto después de un año sin vernos era inaceptable.
El lugar es lo mismo, llevo viviendo aquí mucho tiempo y sigue igual, y ahora no es la excepción. Mi corazón amenazaba con romperme los oídos cada vez que nos acercábamos más al estudio. Richard tocó un par de veces y entró, por un momento creí que no estaría ahí.
- ¿ocupada?–
Entré tras de él. Estaba sentada frente al escritorio, donde solía hacerlo, Pável estaba recargado  en el mismo dándonos la espalda con sus mano apoyadas en la madera. Ella no nos miró, siguió en lo que estuviera revisando.
- Como siempre, Richard, ¿por qué no vas y haces tus cosas de granjero? O reparas algo de la casa– Pável habló burlón, Eleanor alzó el rostro para reprenderlo con una mirada, dejándome ver un tatuaje en su cuello, había tinta en su pálida y delicada piel ¿qué carajos estaba pasando? Volvió con unos papeles.
- No creo que Rick deba reparar cosas, por ello hay personal– Eleanor quedó estática y Pável se giró de inmediato, él no me importaba, así que le di toda mi atención a mi esposa, quien lentamente levantó la vista, ojalá pudiera saber que está pensando en estos precisos momentos.– Hola conejita–
Se levanta y comienza a caminar fuera del escritorio como si aún no creyera que estoy ahí, de un segundo a otro corre hasta mi saltando a mis brazos, no tengo tanta fuerza, pero no me perdería tan lindo abrazo.
- Estás aquí– Susurra tomándome de las mejillas, asiento y sonrío. Su gesto se descompuso iniciando primero con un puchero para después llorar– Estás aquí–
- No no, Ell, no llores preciosa– Beso su mejilla y ella vuelve a abrazarme escondiéndose en mi hombro. Estaba más delgada, así que eso era preocupante sabiendo que ya lo era bastante. La separé de mi poniéndola en el suelo, me incliné para que ella siguiera tocándome, sus delicadas y pequeñas manos acariciaban mi rostro, mi cabello, hombros y brazos. Aún no pasaba a creer que estuviera frente a ella. Sus ojos igual de grises que los míos estaban inundados de lágrimas, cada vez que parpadea se desbordan–
- En verdad estás aquí– vuelve a susurra–
- Yo solo tomé una siesta ¿cuál es el lío?– Entre su llanto trata de sonreír, se cubre  la cara con las manos, pobre mi Ell–
- No sabes lo tanto que te extrañé, Sam– Suelta entre sollozos, me rompe el corazón verla llorar por mi, cada vez que lo ocasiono me siento un mal hombre. No ha cambiado nada en ella, así que comienzo a cuestionarme si lo que dijo Richard es cierto. Yo sigo viendo a mi dulce, tierna y delicada Conejita, salvo por aquel tatuaje que adoraba su cuello. Le descubro el rostro, seco sus mejillas y le doy un beso en la mejilla tratando de calmar su mal. Su pequeño rostro entre mis manos me dio calma, y al parecer a ella también, pues mis caricias estaban provocando que sus sollozos fueran menos.
No tengo palabras suficientes para decirle lo tanto que la amo, lo tan horrible que fue para mi pensar que ya no estaría mas con ella, el miedo que sentí ese día jamás podré borrarlo de mi memoria, le tengo miedo a la muerte por ella, eso es muy seguro. Quiero estar siempre a su lado, vivir con ella toda una vida. El corazón se me llenó tanto de miedo como de tristeza al verla tan desesperada, tan triste, y por saber que ya no podría estar con ella. La vi romperse con mi agónica mirada, por lo que prometo jamás volver a darle ese pesar, y es que yo tampoco quiero sentirme otra vez así. Es difícil explicar, si bien le declaré mi amor por milésima vez, no lo sentí suficiente para mi partida, no quería irme, quería seguir amándola en vida. No puedo estar sin mi único amor, con mi Ell.
¿Cómo decirle a mi amor que me parte el corazón pensar en ya no estar juntos por la simplicidad de la muerte? No quiero morir, y si bien algún día lo haré, necesito demostrarle cada minuto lo tanto que la amo, que la adoro con mi alma. Me duele el corazón solo de pensar en no poder amarla en este mundo. Nos falta mucho por amarnos y vivir, aún no era tiempo.
Siento como sus delicados dedos pasan por mis mejillas, yo también estoy llorando, creo que los dolores del alma y del corazón, no los puede curar la razón, así que las lágrimas salieron sin permiso.
Me abraza por la cintura obligándome a enderezarme, recibo el gesto y cierro mis ojos para sólo estar con ella. Su aroma, su cuerpo, su amor es solo para mi. Ojalá pudiéramos quedarnos así todo el tiempo. Estoy avergonzado, está cerca de mi pecho, así que escucha el tan acelerado de mi corazón. Acaricio sus cabellos, era tan suave así como toda ella. Es tanto el amor que le tengo, que mi nerviosismos aumenta por tenerla tan cerca de mi que me quedo sin aire. Solo ella podía hacerme una revoltura de sentimientos, me volvía loco, pero a la vez me hacía sentir en el lugar con más calma en el mundo.
Ella se aleja pero no tanto, nos mirábamos y trago saliva nervioso al sentir como se ponía de puntillas para alcanzarme, siento que voy a desmayarme como un adolescente delante de La Niña que le gusta a punto de besarla, pero soy un hombre, un tipo que le saca varios centímetros de altura a su esposa, así que me agacho hasta su altura y ahí estaba esa explosión de sensaciones. Sus labios y los míos, no no no, no es algo que puedo explicar, y es que no solo es eso, si no esas típicas caricias que suele hacerme cuando me besa. Dios pero que enamorado estoy de esta mujer.
Para mi mala suerte nuestro momento fue interrumpido por la puerta al ser tocada. Se limpia las lágrimas y toma aire.
- Pase– Suelta escondiendo su voz quebrada–
La puerta se abre para dejar pasar a Serkan, era un poco más alto y había cambiado un poco respecto a postura y de sus facciones, supongo eran cambios considerables de la adolescencia y respecto a su forma de andar por vivir con ingleses. Sus ojos azules como los de su padre se abren sorprendidos al verme.
- Señor...esto...usted...– mira a todos buscando respuesta– Está vivo...es decir...está despierto...usted ¡despertó!–
El chico no tiene que estar alegre, no nos hablamos tanto, pero al parecer eso no importaba si estuviste más de un año en coma, así que estaba siendo abrazado por un adolescente ruso. Me asustó la idea de en lugar de año dormido, hubieran sido ocho años y un Oliver de 16 años me estuviera recibiendo de esta manera, eso sería horrible. Serkan dejó de abrazarme, miró a Eleanor efusivo.
- Es grandioso, mamá–Paren todo ¿mamá?, podría ser su hermano y unos años hasta su novio...bueno yo podría ser padre de ambos...pero que carajos–  Creo que no es momento para trabajo así que volveré después– lo simpático que tiene este chico, es lo que le faltaba a Pável. Me miró otra vez alegre y se fue–
- Yo igual agradezco que estés aquí, Samael. Todos te extrañábamos–
En la habitación se escucha una burla, Richard se había mofado de las palabras del ruso.
- Si claro, como no–
- Obviamente yo no tanto como tu familia – Pável asiente ignorando a mi mejor amigo– Un año ha sido eterno– Se acerca más a nosotros, por un momento creí que recibiría algún incómodo acto de afecto, sin embargo solo se inclina como Richard y yo a Eleanor para darle un beso, acaricia su mejilla y me mira–
- Eres un milagro, Samael, les dejó disfrutar de esto, supongo tienen mucho de que hablar– Sonríe y lo único que hace es apretar mi brazo para después salir, en ese momento un animal casi lo arrolla, era ese cachorro que no sabía ni si era de lobo o solo un Husky, pero ahora que es enorme y feroz, ya no me quedaba duda.
El animal se esconde tras las sillas, pero podía verse de igual forma.
- Horus– La voz juguetona de Oliver sonó por toda la habitación al abrirse la puerta lateral del estudio en busca del lobo, al verlo corrió hasta él hincándose – ¡te encontré!– el animal saltó arriba de él  esquivándolo y se revolcó en la alfombra emocionado. Mi hijo lo siguió hasta que lo agarró y el lobo quedó con la panza arriba para ser acariciado.
- Es enorme ese perro– comento para llamar su atención–
- No es un perro es un...– levanta la cara y cuando me ve deja de acariciar al animal– Lobo–
- ¿vas a perdonarme por no estar en tu cumpleaños? Lo compensaré–
Oliver podría ser adoptado, no tendrá mi sangre, pero se parece bastante a mi, sus orejas se pusieron rojas al igual que sus ojos grises para después verlo pararse e inseguro caminar hacia mi, doy un par de pasos hacia él y se echa a correr hacia mi, me hinco para recibirlo, es bastante pequeño para tener ocho años. Ahora que casi muero, siento tanto haber sido un mal padre para él,  fue un asco de ser humano con El Niño entre mis brazos, no me merezco su amor así como el de su madre. 
Si tan solo pudiera regresar el tiempo a cuando mi hijo era solo un bebé, haría las cosas mucho mejor. Yo mismo busqué que a Oliver no le agradara, era lógico después de lo tan mal padre que fui, por lo que me sorprende esta bienvenida, aún más por las cosas que dijo antes que " muriera".
Eleanor lloraba, Richard lloraba, Oliver lloraba y yo lloraba. Éramos el colmo.  Lo levanté y con mi otro brazo abracé a mi esposa, ya nada nos podía separar de Nuevo, sin ver tanteé en aire hasta agarrar a Richard de la camisa y atrayéndolo a nosotros, esta era mi familia, ni siquiera sabía o me imaginé que podría tener una, es extraño. Papá siempre dijo que a cómo Dios me había creado, yo jamás podría ser amado, eso lo contaba a él supongo. Que Eleanor demostrara amor por mi fue de las cosas más extrañas, quizá por ello no fui fiel a nuestra relación, yo la amo, y siempre lo hice, pero jo estaba seguro que ella a mi.
- No puedo más– Mi joven esposa se escabulló de entre nuestro brazos ante la falta de aire– No puedo creer que estes aquí Sam...debo ser sincera, en un par de meses íbamos a desconectarte–
- ¿íbamos?–
- Iba– Se corrigió por el comentario de Richard– Pero Es que los doctores dijeron que si pasabas más tiempo en coma, eso significaba que...bueno, morirías–
- Papi, en serio me alegro que estés aquí– Mi único hijo regresó a colgarse de mi cuello–
- yo igual Dinosaurio, ¿dime que hiciste todo este tiempo?todos cuéntenme ¿qué hay de nuevo?–
Si pasaron cuatro horas, fueron pocas, no calculé el tiempo, creo que era totalmente innecesario hacerlo cuando para ellos no estuve más de un año. La bienvenida de los demás fue agradable, los hermanos de Eleanor bromearon con lo sucedido, no había cosa que ellos no lo embarraran de comedia.
La comida y cena fueron  hechos para hacerme resumen de varias cosas, la verdad que la información era bastante, María tenía un nuevo bebé y yo ni enterado de su embarazo, Sarah a su corta edad tendría otro bebé. Aún no conocía al pequeño Narcisse debido a que todos preferían tenerme cerca, especialmente Eleanor. Cuando dieron las Diez, obligamos a Oliver ir a la cama, arroparlo fue una batalla, pero al fin estaba dentro de las sábanas.
- Oye papá–
- Dime– Hablo mientras recojo la ropa que tenía puesta, su acento no era marcado, pero se notaba que estudiaba en Rusia–
- Se que no nos agradamos , pero si te extrañé mucho– Sinceró jugando con el doblez de la sábana– Estaba enojado contigo, paste más tiempo con El Niño rojo que conmigo, no es Justo–
Se senté a su costado.
- Bueno ya estoy aquí ¿no?– le hice cosquillas unos segundos provocándole risas– ¿y no hay alguna novia todavía?–
Él negó.
- Ya no te vayas, ¿si? Quiero que todo vuelva a la normalidad–
Quité el cabello de su frente y le di un beso.
- Volverá todo a la normalidad–
El Fuerte llanto de un bebé interrumpe nuestra charla aturdiéndonos, si es el hijo de Richard, si que tiene unos grandes pulmones–
- Deberías comenzar por eso,  no para de llorar– Se queja poniéndose unos cascos– Buenas noches, papá– se dio la vuelta dispuesto a dormir. Creo que la emoción de mi regreso le duró poco. Apago la lámpara y  salgo siguiendo ese irritante llanto que podría ser usada como arma en una guerra, seguro le explota la cabeza a uno que otro soldado.
No tuve que caminar mucho, a una habitación de enfrente de la de Oliver y por tanto de la que compartía con Eleanor, salía con más fuerza el ruido, al entrar una ola de llanto estuvo por romperme los tímpanos.
Richard trata de hacerlo callar mientras Eleanor agita un biberón, cuando el bebé no lo recibe, no fue sorpresa para ninguno, solo hicieron una mueca de fastidio.
- Que buenos padres son– bromeó llamando su atención– Deberían escribir un libro–
-  No es divertido– Richard alza la voz para que pueda oírlo. El bebé que tiene en sus brazos no se parece a él, sus cabellos son claros y su piel  pálida, parecía más mi hijo que suyo. Me acerco por curiosidad, como dijo Richard, los ojos del bebé eran de distinto color, ahora por las lágrimas le brillaban aún más.
- Yo tengo que trabajar, así que...– Eleanor le entrega el biberón como si existiera algo más importante que su hijo–
- Creí que ya iríamos a dormir– Comento triste, en verdad deseaba estar con ella a solas–
- Oh, lo siento, cariño, pero debo trabajar, y tú tienes prohibido dormir– Se levanta de puntitas y yo cedo para recibir el beso– 
- ¿no vas a presentarme a Narcisse?– asiente, en ese momento Richard me lo entrega sin la posibilidad de negarme, no quería a un bebé llorando cerca de mi oreja. Nos sorprendemos cuando la habitación queda en silencio, el bebé me mira, yo lo miro y lo alejo de mi.
- ja, dejó de llorar– 
- Papi– El bebé balbucea estirando sus brazos en dirección a mi cara, la cual Tenía una gran sonrisa de satisfacción dedicada a mi mejor amigo–
- ¿oíste eso?– 
- Véte al diablo–
- Vamos, un bebé tan bonito no puede ser tuyo– lo acerco a mi– ¿Verdad? Tal vez es mío–
- No, tuve la misma duda he hice una prueba–
- Niña linda– Richard se queja como si él no hubiera hecho lo mismo–
- Es que yo pensé que sería castaño de ojos café. Tenía esperanza de un niño moreno– Eleanor se encoge de hombros–
- tal vez pensabas en mi cuando lo hacían–
- En todo caso en Emile porque hasta dijo su nombre–
- No puedo creer que te acuerdes de eso después de casi dos años, Richard–
- Eso yo no lo sabía– El bebé de sólo un año tocaba toda mi cara– ¿de qué tantas cosas no estoy enterado pero que en su momento debía?–
Miró a ambos.
- Pues la verdad que ni me acuerdo donde estabas cuando creamos a Narcisse– Me contesta Richard burlón–
- Te karma es que me diga papá y a ti no– 
- Narcisse  pasa mucho tiempo con Oliver, tal vez le enseñó alguna foto y dijo que eras papi–
- O las pruebas se equivocan y si es mi hijo. Debería serlo–
- Pues no lo es– Me quita al bebé y vuelve a llorar– Oye amigos he estado limpiando tu mierda por un año , a él lo acabas de conocer–
Me acerqué y me incliné hacia el bebé.
- ¿quieres venir con papi Sam?– el pequeño entre llantos estira sus brazos hacia mi– ¿si quieres? ¿Quieres a papi Sam?– Debo parecer un total idiota agudizando mi voz– Ven aquí pequeño Eliezer– 
Richard me lo entrega mascullando alguna grosería.
- Lo siento, hermano, pero ya es mío–  Gira sus ojos y se cruza de brazos. Quería estar con Ell en cada minuto de su embarazo así como de mamá de un recién nacido, quería ser  parte de eso hasta que tuviéramos nuestros propios hijos, estaba realmente emocionado por la llegada de este pequeño aunque no fuera mío, agradecí mucho que Richard me diera permiso de ser como su otro padre, sin embargo, algunas balas cambiaron todo eso. Amar al bebé entre mis brazos no sería difícil, acabo de conocerlo y ya lo amo, y la razón es sencilla, este bebé es una parte de la mujer que adoro, además de ser el hijo de mi mejor amigo, de un hermano, pero se sentía diferente al amor que le tengo a Maria, mi sobrina, a este Niño en verdad lo quiero como hijo, como si tuviera la necesidad de protegerlo. Debo ser centrado, aunque lo quiera como mío por ser de Eleanor, la realidad es otra, este bebé tiene a su padre y yo no puedo hacer nada respecto a eso. Supongo será lo mismo que con Oliver.
- Mitad y mitad. Aveces tengo que quedarme en la base, te dejaré cuidarlo–
Niego.
- No, como crees, era solo broma, es hijo de ustedes, cuando en verdad necesiten mi ayuda la tendrán–
- Yo no estoy bromeando, si contigo no llora, adelante. Aparte, está muy solo, aveces los dos estamos fuera, y Lio solo le da compañía cuando viene de Rusia–
- Tal vez por eso llora tanto, se siente solo– Narcisse se acurruca en mi pecho chupándose un dedo, me recuerda tanto a cuando Oliver estaba así de pequeño– Necesito regresar al trabajo–
- No te apresures tanto, Sam, pero no te preocupes, tu plaza quedó intacta–
Eso es impresionante
- ¿y qué idioma le enseñan?–
- Ruso–
- Inglés –
Responden al mismo tiempo.
- corto circuito le van provocar–
- Acordamos que su lengua materna sería Ruso–
- Realmente ella lo decidió con el argumento " tú no lo sacaste de ahí abajo". Doy gracias que tiene mi apellido–
- A mi me dolió–
- tiene razón, a las madres siempre le dolerán sus hijos, más que a nosotros. No es que hagamos mucho para crearlo–
- Dame un poco de crédito Sam, sufrí náuseas, mareos, antojos y demás –
- No basta, para nosotros siempre fue placer. Ni siquiera somos tan importantes, bien pudiste irte y Ell lo hubiera educado sola– 
- ay como te odio– Niega con los ojos entre cerrados–
- Si son importantes, Mira que yo tuve un bebé con un hombre que me dobla la edad– Eleanor hace una mueca quitándome al bebé– Tienes que dormir– Le habla con dulzura besando su mejilla, al menos ya no está llorando. Me acerco a la cuna para ver cómo mi esposa lo acuesta y cambia su dedo por el biberón.– ¿Lo cuidas?– Mira a Richard y este disgustado asiente–
- Siempre lo hago–
- Bueno si no quieres llamo a la nana–
- Yo no dije eso–
- ¿entonces?¿lo harás si o no?–
- Tú no lo vas a hacer.–
- Mandaré a la nana, solo di no y ya, Dios santo–
- Ya dije que lo haré yo, ya vete–
- Idiota– susurra y se miran con disgusto unos segundos, Eleanor toma mi mano en modo de despedida pero no la suelto – Descansa, pero te vuelves a despertar–
- Son las Diez ¿no puedes dejarlo para mañana? Recién llego, por favor– Suplico con un poco de chantaje, ella niega y besa mi mano con una sonrisa–
- Solo será una hora, lo prometo–
- Eso realmente es como unas cinco horas– Mi mejor amigo murmura sin dejar de ver al bebé–
- Creo que ya estuvimos mucho tiempo juntos ¿no Richard ?–
Richard se gira  y asiente mal humorado
- Si eso creo, Eleanor, nos excedimos–
Mi esposa gira sus ojos y se retira de la habitación. Richard regresa su atención al bebé, nos quedamos en silencio un momento. Tenían un hijo juntos, deberían estar disfrutándolo, no odiándose, aunque me moleste, ellos se aman y merecen darle eso al Niño, me imaginé algo muy distinto, antes que Dorian le metiera ideas , lo veía fascinado con el bebé que tendrían, parecían en verdad desearlo, ahora que no están en buenos términos se nota lo contrario. Estoy seguro que Ell y yo dejaríamos todo enojo atrás al nacer nuestro hijo, así como intentamos llevar la fiesta en paz por Oliver cuando no estábamos juntos. Es que simplemente no entiendo como este bebé no es la bandera blanca de la batalla que tienen, al menos es lo que vi ahora.
Me apoyo en la cuna como él para estirarme y tocar el cubierto pie del bebé por seguramente un costoso mameluco de color blanco. Aún no creo que ya tenga un año, me parece sorprendente y frustrante, creo que verlo es mi recordatorio vivo que perdí tiempo en una cama. Es tan extraño, me irrita y frustra tanto no poder estar con mi familia y perderme más de un año de vivencias.
- Es muy lindo, Rick, tal vez se parezca a ti...en personalidad–
Richard resopló divertido y sonrió.
- Muy pocas veces está tranquilo. No se le puede alzar ni un poco la voz porque llora– Me mira– Y no digo de berrinche, en serio llora con sentimiento, es dramático–
- Es un bebé– Suelto obvio–
- un bebé muy dramático, se asusta por todo, llora por todo. Ya lo conocerás, es desesperante aveces– Quita su gesto divertido a uno melancólico para volver a recargarse en la cuna y mirar a su hijo– No recordaba que así fuera. Había olvidado a mis hijos, a mi esposa...y con ello lo que se sentía una familia– Como odiaba que me pusiera en esta situación, no podía consolarlo como merecía porque no sé cómo hacerlo. No sé qué decir, qué hacer– no creí que volvería a ser padre, y...es tan diferente, se siente tan distinto, en verdad olvidé lo que era ser papá, lo que se sentía – Suspira y niega– Él ni siquiera es igual a ellos...porque no es ni un poco igual a mi–
- No se siente igual porque nada es igual, Rick. Solo falta que te acostumbres, es todo–
- Ha pasado un año y aún no lo hago. Creo que fue un error tener este bebé–
- Oye– Reprendo divertido al creer que es una broma–
- Es cierto, solo está aquí para recordarme el mal padre que fui, yo no debería tener este bebé, si no a mis hijos, a mi esposa...si ellos estuvieran aquí y él no existiría. Narcisse solo me recuerda a ellos y por tanto me hace infeliz hasta verlo–
- Oye Rick, no deberías decir eso, tal vez solo estás molesto, no lo sé, pero no creo que eso sea lo que realmente...sientas ¿o si?– Trato de mirarle el rostro –¿Rick?–
- Si lo amo, Sam, es mi deber, solo digo que fue un error, así como el amor que le tengo a Ell– Quita el vacío biberón al bebé, el cual ya estaba comenzando a quedarse dormido– No sé en qué momento se me ocurrió enamórame de ella–
- Si no estás feliz aquí...deberías buscar a alguien que te la de...– comento mientras lo observo guardas un par de cosas, no puedo negar que me había molestado un poco aquel comentario, ya deseara yo que este bebé fuera mío–
- Lamentablemente, sería el doble de infeliz. Eleanor es una enfermedad incurable. La amo aunque ella no a mi–
- No creo que sea así, Ell tuvo a tu bebé porque te ama–
- Eleanor tuvo a este bebé porque necesita una carnada–
- Ha pasado más de un año Rick, deberías olvidar eso,  no es verdad, no dudes de Ell de esa manera–
- Eleanor Es una perra, solo que tú aún no la conoces. Te darás cuenta cuando te ponga abajo de la mafia. Creo que lo viste ahora mismo–
Lo entenderé, está molesto, debo comprenderlo.
- Ell te ama, Rick. Y no te compares con el amor que me tiene a mi, ella nos ama de distintas maneras. Tienes envenenado el corazón, amigo, y eso está cegándote– guarda silencio, no me mira, nada– ella no te ha dejado de amar–
- Eso tú no lo sabes–
- No discutiré una necedad– El bebé ya dormía– Iré a dormir, deberías hacer lo mismo–
No me dice nada, solo me dedica una sonrisa. Salgo de ahí en busca de Eleanor, me niego a irme solo a la cama. Si dijo que iba a trabajar, entonces estaba en el estudio. Toco una vez por mero requisito, entro y al contrario de lo que pensaba, la encuentro acompañada de Pável, Serkan, Sergei y dos hombres más. Eleanor estaba sentada con el ruso a un lado de nuevo recargado en la mesa dando la espalda.
Todos me miran y dejan de hablar de inmediato. La única mujer, mi esposa, se levanta.
- Buenas noches, señor– Serkan es el único que me saluda con amabilidad– ¿necesita algo?–
- Señor– Los otros tres saludan dándome una pequeña reverencia, como si fuera una especie de rey, claro que sube mi orgullo, pero no estoy acostumbrado–
- Yo creí que estarías sola– Me dirijo a ella– ¿puedo ayudarte en algo?–
- No, de hecho nosotros ya terminamos–
- Pero señora...–
- Ya escucharon– Pável  interrumpe a uno de los hombres sin girarse – Hemos terminado– los hombres salen sin mirarme. El rubio  se inclina hacia ella hasta poder recibir el mensaje que le susurra en el oído, puedo escuchar que se hablan en ruso, no había necesidad de ocultar porque yo no sé aquel idioma. Pável asiente y deja el escritorio. Ella acaricia su brazo llenándome de celos, que coraje me da ver cómo le da afecto a otro hombre que no sea yo. ¿Será ahora que morí y reviví puedo volver a ser celoso como antes?¿o todavía no estoy perdonado?
Ahora que lo pienso ¿por qué debería Eleanor ocultarme lo que hace? Soy su esposo. Le entrega unas carpetas al ruso y Espero paciente a que nos dejen solos con las manos dentro de los bolsillos.
- Que descanses, mamá – de nuevo el adolescente le llama así, que extraño–
Cuando finalmente estamos solos me acerco.
- No creo que haya pasado una hora Sam— Con una sonrisa y sus mejillas ruborizadas por haberla acorralado contra el escritorio me recibe– Aún no creo que estés aquí–
- ¿qué puedo hacer para que lo creas?– la miro desde mi altura, esos ojos grises los adoro tanto, al observarla noto una pequeña cicatriz en su pómulo, la acaricio con toda la suavidad del mundo– ¿qué te sucedió, conejito?–
No me contesta hasta después de unos segundos.
- Nada– Ríe apoyando sus manos en el escritorio– oye, en este año crecí tres centímetros ¿como ves?–
- Que no noto la diferencia–
- Sam– Finge tristeza—
- Y que me siento mal porque aún no terminas de crecer y yo te hice cosas qué tal vez no debí hacerte a tus 17. No sé si me doy a entender–
- Bueno, ya soy totalmente legal, te perdiste mi cumpleaños 21...en Estados Unidos ya puedo comprar alcohol–
- Siento perderme sus cumpleaños, lo compensaré– puedo sentir su nerviosismo, como si fuéramos recién conocidos, ella intenta no tener contacto conmigo, lo sé porque al acercarme un paso más, trata de dar un paso hacia atrás pero la madera no la deja– ¿por qué estás tan nerviosa?–
- Siempre le pones nerviosa–
- mmmm, es diferente, ¿ya no me quieres?–
- No seas tonto–
- Hace más de un año tus manos ya estarían sobre mi–
- Acabas de despertar, no quiero incomodarte, Sam–
- ¿por qué me incomodaría que me tocaras?– tomó sus manos para ponerlas sobre mi torso– me gusta–
Hace una mueca de ¿disgusto? ¿Por qué? Me acaricia sin despegar su atención de mi cuerpo, creo que ya no le gusto, quizá se acostumbró al ruso, pero vamos, yo no tuve actividad física por un largo tiempo. De lo que estoy seguro, es que nadie podrá hacerle el amor como yo.
Me agacho hasta su rostro apoyándome en el escritorio, acaricio su delicada piel con mi nariz , mis labios están con los de ella, pero no la beso.
- Perdón, conejita, no volveré a irme–
- Eso tenlo por seguro, Papi– intenta besarme pero yo me alejo un poco– Nadie volverá a hacerte daño–
- ¿cómo estás tan Segura?– nuestros ojos se conectan como tantas veces en el pasado–
- porque me niego a no estar contigo. Te sufrí tanto,  ahora no voy a soltarte jamás–
- ¿jamás?–
- Jamás–
- Eso suena Perfecto para mi– Suelto antes de estampar mis labios con lo suyos, sus manos suben por mis brazos hasta mi cuello. Ha pasado tiempo, pero nuestras bocas aún están sincronizadas, pero vaya que nuestras lenguas se extrañaban. Pongo pausa un momento para sentarla sobre su escritorio y meterme entre sus piernas–
- Sam–  Rompe nuestro ardiente beso para hacer espacio entre nosotros con su brazo– Creo que debemos esperar–
- ¿para qué?– Trago saliva, mi respiración estaba comenzando a hacerse pesada–
- Para esto...no creo que debas, tú acabas de...–
- ¿despertar?– Acabo su frase poniendo su mano en mi duro pene– Igual él– Beso su cuello y regreso a ella– Tal vez sea un adolescente precoz, pero haré mi esfuerzo– Advierto haciéndola reír–
- Lo tomaré en cuenta– Pasa su lengua por mis labios como le enseñé, provocando una sonrisa juguetona en mis labios. Paso mi lengua por la de ella hasta unirnos de nuevo.
Comienza a desabrochar mi camisa y yo no dudo en quitarle el botón a sus pantalones. Estaba comenzando a haber mucho calor y Atlas prendas estabas de más en nuestros cuerpos, sien embargo, estamos en el estudio, no podemos despojarnos completamente de nuestras ropas ¿o si?–
Se detiene un momento a mirar mi torso tocando mis cicatrices, espero no le molesten. Una sensación eléctrica recorre todo mi cuerpo por  su delicado tacto, me quita el aliento cuando llega  a las que están en el abdomen , de una solo logra tocar el inicio, pues la cubre mi pantalón. 
- Eres tan apuesto– Me jala de la camisa tomándome por sorpresa, que alivio, aún le gusto. Jalo su pantalón sin dejar de saborear su boca, hasta que debo quitármelo por completo, vuelvo a ella sin perder ningún segundo, no puedo aguantar más, y ella al tratar de quitarme el cinturón parece que tampoco, mientras lo intenta me quito la estorbosa camisa. El metal suena y me mareo de placer. Arranco sus pequeñas prendas hasta tenerla totalmente desnuda frente a mi. En un momento que tengo de lucidez, me encuentro con tres tatuajes más. En su vientre, en el lado derecho cerca del hueso de su cadera había algo escrito en ruso , en sus costillas un 1982 y en su pierna, muy cerca de lo que me volvía loco, un pequeño tatuaje del perfil de un lobo  con la boca abierta mostrando sus feroces colmillos, no estaba pintado completamente, era más como una silueta, contorno, trazos simples, y tenía tres mangos de daga sobresaliendo, una en la cabeza, en el ojo y otra en el cuello, por lo que la hojas deberían cruzarse.
- Perdóname, no creí que volverías –
- ¿por que debería, conejita?– Mis manos recorren su cuerpo– No me disgusta–
- ¿en serio?–
- ¿yo por que debería decidir sobre tu cuerpo, mi amor?–  la hago enredar sus brazos en mi cuello– Eres preciosa– Hablo con la verdad, en ella todo se ve hermoso– mi preciosa y tierna conejita– Susurro Cerca de su boca mientras guió mi erección a su entrada, ahoga un gemido y yo dejo de respirar, se siente tan jodidamente bien. Dejo que mi falo entre lentamente, la escucho gemir, deja caer su cabeza hacia atrás permitiendo besar, lamer y mordisquear su cuello, paso toda mi lengua por su piel hasta llegar a su boca. Inició moviéndome sin prisa a pesar que mi cuerpo me pide más, pero sus gemidos no me lo hacen tan fácil. Se aleja de mi apoyando sus manos en el escritorio, me deja verla completamente, su rostro ruborizado, sus labios hinchados y sus pechos brincando por mis intromisiones.
Mis manos no son suficientes para tocarla, me desespera, quiero tocarla por completo, no sé en qué centrarme.
Llevo una mano a su mejilla, la acaricio y ella atrapa mi dedo pulgar. Pero mi señor. Jadeo sin vergüenza, mis gemidos se combinan con los chillidos de mi bella mujer y eso me fascinaba, me encendía. Esa misma mano se desliza hasta enredarse en sus cabellos, mientras que la otra tocaba sus pechos y terminaba en su zona más sensible, no puedo llamarme hombre si no conozco dónde tocar.
No tarda en tomar mi brazo con fuerza, cierra sus ojos y su boca sigue soltando música para mi. Me inclino un poco y la jalo hacia mi, pellizco sus pezones obligándola a abrir sus grandes ojos, pero ni siquiera yo podía mantenerlos abiertos. Los besos ya no podían llevarse a cabo por los jadeos, así que nuestras frentes se juntaron y nuestras bocas se compartían el aliento de nuestro placer, el cual no tardaba en llegar a su punto más alto. Muevo mis caderas con rapidez al sentir como mi cuerpo y el de ella se tensaban. Su intimidad me atrapaba dándome la más rica sensación. Nuestros cuerpos chocaban haciendo un morboso ruido junto a nuestros líquidos, separándome me dejó ir junto con ella terminando con una fuerte y precisa embestida que hace chillar a mi amor. La veo retorcerse recibiendo todo mi líquido, la suelto para acariciar sus suaves pechos al mismo tiempo que movía mis caderas  lentamente con los ojos cerrados disfrutando de los espasmos del orgasmo.
Abro mis ojos después de acabar, Eleanor me regalaba una excitante vista, la acaricio y me mira.
- Te amo, papi–
Sonrío, Ell no era de decir esas palabras, así que mi romántico empedernido siempre se emocionaba al escucharlas de su boca
- y yo a ti, conejita–
La jalo de la cintura dándole un tierno beso–
- Debemos irnos, alguien puede entrar–
- No, aún no– tomó aire tratando que mi respiración sea normal– Quiero verte de nuevo– Ella obedece mostrándose, le toco los tatuajes, no niego estar sorprendido– ¿qué significa?–Toco los números–
- No eres tonto, Sam– me sonríe, pues al parecer si porque no tengo idea del significado– es tu fecha de nacimiento–
- ¿en serio?– Pregunto sorprendido–
- ¿si es no?–
Suelto una pequeña risa
- claro que lo es...gracias–  llevo mis dedos hasta el otro–¿y este? ¿Qué dice?–
Me mira unos segundos.
- Sam–
- ¿si?–
Ella sonríe
- Sam, eso dice– suelta una risita– es tu nombre– 
- aahhhhh, Dios, creo que me levanté más idiota– Caigo en cuenta, ella se tatuó mi nombre, MI NOMBRE– Es mi nombre–
- Si–
- ¿en serio?–
- La abreviación pero si, es tu nombre, y el día que naciste, se ve bonito ¿verdad?–
- Es precioso– le tomo de ambas mejillas para besarla–
- me lo hubiera puesto en la cara–La miro divertido- Estuve muy cerca, pero no quería arriesgarme a que ya no te gustara–
- Me gustarás siempre porque te amaré siempre– tomo aire emocionado– A nuestro amigo ruso no le debe agradar esto– acaricio las letras, ríe dejándose caer en el escritorio subiendo una pierna y con esta cubrir su intimidad.
- falta que me digas que significa el Lobo– besó su muslo y alzo la mirada–
- Todos los miembros de la Bratva lo tienen. El de los soldados es un poco diferente–
- ¿y yo cuál tendré?–
- Solo habrá una daga en la garganta de tu lobo– se levanta y me besa– Hay que ir a dormir–
– No quiero dormir–
- Entonces no lo hagamos, pero hay que ir a la cama–
Me siento en la silla, ya estaba de nuevo duro.
- Mejor móntame ahora– jugueteó con mi falo, me muero el labio divertido al verla bajar del escritorio como una niña emocionada por su dulce.
...............
Me despierto  con miedo a que todo fuera un sueño, pero no, estaba en casa, veo a mi costado, ella no dormía junto a mi.  Habíamos tenido una grandiosa noche, además de hacer el Amor, charlamos de una infinidad de cosas, había sido Perfecto, la verdad creí que despertaría con ella. Me duché otra vez y ya en el vestidor hice mi rutina, no podía estancarme en la idea de haber dormido tanto, la vida seguía. Me visto lo más rápido que puedo, al terminar busco de lo que no me he podido curar, pero no lo encuentro, supongo que Richard al enterarse ha buscando y tirado todo.
Regreso a la cama, en el mueble de noche está mi celular y a un costado mi sortija, no la había notado. Me la pongo y suelto un suspiro.
No era tan temprano, era casi medio día, baste tarde. La puerta es tocada así que voy a abrirla, al hacerlo me encuentro con Richard.
- Creí que volviste a morirte–
- No, solo estaba cansado, no he dormido bien– Ríe de mi pésima broma, eso me gustaba de nuestra amistad, nos reíamos de lo malo que eran nuestros chistes. – ¿no deberías estar trabajando?–
-No iba a dejarte solo todo el día–
- Yo iba a proponer que saliéramos con Ell–
Se mofa
- No, Sam, Ell regresa hasta el anochecer, o hasta el día siguiente , que la encontráramos ayer fue casualidad–
- ¿en serio?–
- Si, yo vengo de la base por ahí de las 4 o 5 y ella aún no llega, aveces ni la veo–
- Bueno voy a llamarle, seguramente puede cancelar lo que tenga que hacer ¿no?–
- Lo su...–
- Al fin despiertas– Los dos nos giramos a dirección de la voz– Estabas asustándome–Veo a Richard, la miraba confundido. - Quería saber si quieres ir conmigo de compras– ve Richard – ¿y tú qué haces aquí?–
- No quería dejar solo a Sam– La manera en que se hablan estos dos es preocupante.
- Cancelé mis pendientes– comenta y Richard le contesta con un gesto malhumorado–
- No tenías porqué, Ell, podía acompañarte ¿no fuiste a la universidad?–
- Yo ya terminé la universidad–habla apenada–
- Fantástico, me perdí tu graduación–
Era una de las cosas que tanto anhelaba, verla con el tradicional traje recibiendo el reconocimiento de su esfuerzo.
- No fue nada del otro mundo. Hablando de la universidad, puedas presentarte cuando quieras– Asiento, no tengo ganas de preguntar sobre eso– ¿entonces?¿vas conmigo?–
- Si vamos contigo, ¿qué comprarás?–
- iremos a Irlanda, compraré un pequeño aeropuerto, será divertido– ríe– Iré por Oliver–
Me acaricia la mano antes de dirigirse a la habitación de Oliver.
- ¿un aeropuerto?–
- Ir al centro comercial pasó de moda. Cómo estarás con ella, yo me iré a la base, diviértanse–
- Pero tú vas– Niega– ¿no quieres ir?–
- No, Eleanor y yo nos detestamos, no quiero incomodarlos–
- No se detestan, yo quiero que vayas, anda no seas así, idiota– Nos miramos unos segundos, aparta la vista con un gruñido-
- Malditos ojos de cachorro mojado–
- Genial, yo haré que vuelvan a la normalidad, lo prometo. Pero pon de tu parte–
- No necesito que me ayudes porque ni siquiera quiero intentarlo, pero gracias– 
- Si...eso no es poner de tu parte– Lo miro frunciendo mi ceño– No pueden vivir solo de sexo–
- Así la estamos llevando bien– se encoge de hombros–
- ¿o sea que sólo están bien por tres minutos?–
- No me insultes de esa manera– Reclama– son cinco–
Con eso me río, me golpea el brazo para comenzar a caminar en dirección de la habitación de Oliver. Mi hijo estaba frente a un portátil charlando elocuentemente en ruso, Eleanor nos hace una seña de silencio mientras metía un perro de cosas en la mochila del niño.
- Lio toma clases cuando no está en Rusia– Me explica Richard en un susurro, levanta su muñeca dónde está su reloj– no tarda en terminar–
Al cabo de unos seis minutos, Oliver cierra el computador.
Le dice cosas en ruso a su madre y esta se ríe, pero que fastidio no saber ese idioma.
- ¿y qué aprendiste hoy, Oliver?– pregunto, mi hijo suspira–
- El como el ejército rojo le ganó a Alemania-
- Difiero en eso– Richard niega–
- Yo también Papi, pero no voy a discutirle a mi profesor ruso de 50 años, mucho menos si se supone también soy ruso. Todos sabemos que fue Inglaterra–
- Fue Estados Unidos–
Oliver y Richard se miran, veo en sus labios como no quiere reír.
- No sé, en cada país enseñan lo que quieren– Se restriega la cara– Pero supongo hay que darle crédito al ejército rojo por ser el primero en tomar Berlín–
- Yo apoyo eso– Asiento–
- Lio, ponte tus zapatos– Eleanor ordena sacando unos botines negros del armario, se los extiende, nuestro hijo obedece tomándolos y tirándose al suelo para ponérselos–
Todos esperamos a que se los coloque sin dejar de mirarlo, ¿cuándo se le iba a quitar lo tierno? Se había quedado en los cuatro. Carajo, Oliver ha estado con nosotros cuatro años.
- Listo– Se para de un salto, ve a Eleanor y se vuelve a girar para que le pusiera la mochila– ¿a dónde vamos?–
- Ya lo verás. Vamos, ángel–
- ¿igual papi viene?–
- Si él quiere si–
- ¿papi?– Oliver mira a Richard y este sonríe –
- ¿y por qué no iba a querer?–
El Niño rubio alza el rostro para mirar a su madre y después a Richard-
- Es que siempre discuten, solo pensé– Le resta importancia jalando a su madre de la mano– ¿podemos pasar por Macdonald's?–

MY BUNNYDove le storie prendono vita. Scoprilo ora