15

411 30 9
                                    

SAMAEL
Miro de arriba a abajo a mi amigo al entrar, conozco a Rick, es tan fácil que con solo tocarle un cabello  se pone duro, o simplemente con mirar. Tiene a Eleanor en ropa interior frente a él y está todo correcto.
Se niega a decirnos lo que le pasa, y es que al verlo salir con esa cara de enfermo preocupó a Ell principalmente. Está fastidiado por alguna razón, supongo yo el amante Alemán, así que se va dejándome con una joven mujer que me mira furiosa.
- No tienes que seguirme–
Bebo de la botella.
- Ya te lo dije, si no lo haces conmigo, no lo haces con nadie–
- Iluso– se mofa– estuviste muchas horas de compras. Los tres– me reta, sé que me está provocando–
- Mientes– gruño–
- usaré el inodoro, vete–
- No has dormido conmigo– Me quejo, se baja las bragas y se sienta–
- Tú dijiste que no tendríamos nada. Aguántate–
- Pero podemos dormir juntos– comienzo a hacer una rabieta– no todo es sexo, ¿desde cuándo nuestra relación se basa en eso?–
- ¿recuerdas cómo nos conocimos?–
- Si pero...
- Entonces deja de quejarte– me interrumpe. termina de orinar, se sube la ropa interior Sin dejar de mirarme– Cada día que nos veíamos era para eso. Y aún más cuando dejé de ser Virgen–  baja la cadena–
- En ese momento solo era yo–
- No puedo decir lo mismo yo ¿o si?–
Me juzga con su mirada, apartó la mía para llevarla a la botella.
- Oliver ya tiene nueve años ¿cuándo vas a perdonarme?–
- ¿qué acaso no tenemos dos hijos más?– 
- Si, pero no soy el único–
- ¿quieres tener amantes? Adelante. Solo dímelo para hacerlo oficial– Me pone de mal humor– ¿por qué te enojas? No quieres follar conmigo, hazlo con otras– la miro–
- No, lo quiero hacer con mi esposa– dejo la cerveza en el lavamanos, quiero acercarme pero ella marca distancia con su brazo–
- No gracias, Sam. Hoy no tengo ganas– pego mi cuerpo a su mano–
- ¿Segura?–
- ¿tienes condones?–
- Eres mi esposa-
- yo ya no quiero más hijos–  dice fría, eso me duele, aveces pienso que los mellizos solo son un accidente que se convirtió en regalo por haber despertado del coma. Quita su mano, la tomo por la muñeca jalándola a mi, le cargo por la cintura hasta hacerla estar frente a mi rostro.- ya suéltame–
- Antes te gustaba estar conmigo. ¿Ya no me amas? Han pasado cinco años, es válido que el amor que me tenías haya caducado–
- Suéltame ya– exige. Su silencio no lo puedo descifrar, pero algo me dice que estoy en lo correcto. La siento sobre la barra del lavamanos–
- Te daré esta vez el divorcio si así lo quieres. Te dejaré en paz si me juras ya no amarme–
Se ríe desconcertándome.
- ¿qué fácil verdad? Seguro tienes a una zorra con la que te quieres ir– espeta, se baja empujándome–
- Eleanor por Dios Santo, claro que no– le niego irse– Ell, conejito, no mal...–
- Basta– me hace callar– tú te negaste a recibirme, ahora soy yo la Que no quiere  nada contigo, ni siquiera que me beses. Vete con tus zorras, que por ello te negaste a todo conmigo–
Me infarta su terquedad, le desobedezco robándole un beso, no me lo recibe, me quita con fuerza a pesar que la tengo tomada de la cabeza. Me da una sonora bofetada que me calienta. Me voy contra ella para besarla feroz, la llevo a donde la tenía sentada cuando su lengua lucha contra la mía. Me agarra de la barbilla con fuerza mientras nos besamos, se separa unos segundos pasando su lengua por mis labios. Baja su mano hasta mi entre pierna. Sonrió ante su tacto en mi dureza. No me besa, solo me tiene ahí como imbécil esperando con la boca entre abierta. Juega con mi húmeda punta, saca su mano y se lleva mi líquido a la lengua, chupa su dedo, me derrito.
- tan Rico como siempre, papi– Me jala del cabello excitándome aún más, me lame el cuello hasta volver a mi boca, no me besa, solo me tortura.– lastima que papi deberá usar sus manos para su amiguito– me suelta con una brusquedad que me encanta– Te dije que no tengo ganas– Me regaña. Es mi culpa por creer que ella me rogaría hacerlo cuando me negué. Que estúpido he sido.
Espero unos minutos a que se me baje la erección, regreso cuando me he terminado la cerveza.
La noche nos llega, si por el día es un poco frío, al oscurecer la temperatura baja. Los únicos que no lo han sentido al parecer son los rusos, Oliver al parecer se a adaptado muy bien a lo que Ell le ha enseñado.
Richard y yo estamos haciendo guardia para que ninguno de los más pequeños pase a dónde pueden morir, así que el agua nos llega hasta la cintura, recibiendo el aire frío.
- se me acaba de hacer la verga de un centímetro– me rio ante su comentario. Desde aquí puedo ver como ese niño Alemán recibe cariños de Eleanor. Según el imbécil tiene la misma edad de Narccise. Si las cosas fueras distintas, siendo Eleanor hombre y nosotros mujeres, tendría las sospechas que es su hijo. Por suerte no lo es y no puede tener hijos regados por toda europa.
Oliver es celoso, especialmente del amor de su madre, compartir no es una de sus virtudes, mucho menos respecto a Ell. No duda en hacer presencia quitando al intruso. Se lo celebro, Eleanor puede encariñarse más de la cuenta.
- ¿en qué piensas?– niego con la cabeza, lo miro un segundo, sonrió por mi propia estupidez–
- Si Ell fuera hombre, podría jurar que El Niño es de ella–
Se ríe
- Es imposible. Pero si, igual tiene los ojos grises, pero bueno, Oli también los tiene, a menos que si sea tu hijo– me mira–
- Estás loco. Si fuera mi hijo no fuera tan enano–
- Tal vez lo tuvo con un Volkov, y como es un bastardo, la Volkov no lo quiso. Por eso es pálido de cabellos negros– su teoría es buena–
- ¿qué tanto chismean?– Pável se nos une entregándonos una cerveza a cada quien, Rick no se la acepta, pero el ruso lo obliga.
- ¿no crees que El Niño se parece a Eleanor?– Richard señala con la mirada en dirección al Niño que ahora juega con Narccise.
- que sea su hijo es imposible. Además, no veo parecido más allá de los ojos–
- Si el Alemán es igual de psicópata que tú, tal vez también es bebé de probeta– Suelto–
- Dudo haya alguien igual de loco– Rick me sigue, reímos un momento hasta que notamos a Pável pensativo–
- Imposible– Dice divertido, nos tira agua– Dejen de meterse ideas ustedes solos–
- ¿por qué no te pareció gracioso?– Richard cuestiona. Pável suspira sin mirarnos.
- yo investigué al Alemán obviamente–
- Por mi salud mental no quiero saber nada– Sentencio– Voy a terminar internado en un psiquiátrico–
- Solo digo, la historia que me dio Isabell de cuando se conocieron yo no me la trago. ¿Esa mierda de amor a primera vista?– resopla– Isabell y el amor no se llevan ni a puñetazos–
- Él dijo que se enamoró, no ella- Richard corrige–
- ¿ella se metería con un idiota enamorado? Piénsenlo, nosotros jamás le dimos una relación formal con corazones, flores y muchos colores–
- Yo si– Me defiendo–
- para cogerte a La Niña de 17. Eso no cuenta–
- ¿por qué nadie me cree que fue ella la que empezó?–
- ¿qué no pudiste decir "no"? Eras el adulto–
- ¿por qué el asesino ruso me está hablando de moral?–
Niega
- como sea, ninguno de los tres le dio amor, si atención, ¿pero amor? Dos de nosotros fuimos sus amantes–
- No compromiso- Añade Richard–
- Isabell jamás se fijaría en un tipo que derroche amor por ella, en malditos como nosotros sí–
- No estoy entendiendo tu punto– niego observando a mis hijos y esposa–
- Si, yo tampoco– regreso a ellos–
- Friedrich tiene esa pinta de buena persona, pero estoy seguro que simplemente usa a Isabell para que Eric no lo mate. No tiene licencia, y su negocio estaba siendo atacado por los Parisi. Lo mejor era cogerse a una y no morir de hambre– Richard y yo nos miramos, tiene sentido para nosotros.- Y no sé si ella esté enterada. He revisado su teléfono y parece que ha aprendido a no dejar rastro, solo llamadas–
- yo jamás le he revisado el teléfono– Richard se cruza de brazos– Ustedes son un par de locos–
- Eleanor no Es buena para el Word, pero pregúntale cómo ocultar mensajes y fotos, Ja– Niego– Es imposible ganarle en eso–
- No sé, yo ni contraseña le tengo a mi celular porque no oculto nada–
- ¿y qué hay de todo el porno en tu galería?– inquiero– Alicia obviamente ha tomado tu celular–
- Es una soldado que no tiene para la renta de su departamento, aún si vio todo mi porno con Ell, no le convenía reclamar–
- Todo un sugar Daddy – Pável se burla tirándole agua–
- Con Eleanor no se puede hacer eso ¿o si?– suelta ¿molesto?–
- Entonces deberías regresar con Alicia– Sugiero–
- Con esas tetas, hasta yo– Pável ríe–
- Son enormes, creo que los tirantes de sus vestidos luchan por sostenerlos– El ruso se ríe ante mi comentario–
- Deben rebotar de maravilla– añade–
- ¿no te asfixiabas?– sigo–
- ¿se pueden callar?– masculla–
- No te molestes, tu novia tiene buenas tetas–
- Sam ya cállate– suelta entre dientes–
- Con Alicia si te puedes hacer una rusa– río–
- ¿qué dices?– Dejo de respirar, veo cómo Pável carraspea, es a él a quien han pillado–
- Nada, solo molestaba a Richard–
Asiente nada convencida–
- Voy a dormir a los niños ¿se quedarán un rato más?–
- Te acompaño–
- No gracias, Samael. Voy sola. Sigan comiéndose a la novia de Richard– Gira sus ojos– Y para la información de los tres, mis tetas son suficientes para hacer una rusa– se da la media vuelta y se va–
- Espera un momento, Eleanor– Ell obedece al llamado de Richard– ¿cómo que para nuestra información?– espeta–
Ell solo suelta una risita coqueta levantando los hombros.
Se me revuelven los nervios. Que coraje su cinismo. Se va dándonos un espectáculo con su trasero. Conmigo ha hecho de todo, pero eso jamás. Jamás voy a poder acostumbrarme a la idea de haber perdido mi oportunidad de ser el único. ¿En qué estaba pensando? ¿Cómo pude pensar con mi pene y no con el cerebro?
Richard será el mujeriego, el típico hombre que le coquetea a todas, pero siempre usa el cerebro. De no ser así, hubiera sido víctima de los encantos de Ana, y eso que Anastacia es una zorra arrastrada con todo ser humano con polla y dinero. Aún sabiendo eso, le fui infiel a mi novia, una mujer de sangre azul que proviene de dos de las familias más poderosas de europa.
- ¿por qué esa cara de asco?– Richard me tira agua a la cara. Hace un par de horas tenía un humor de la mierda, es un bipolar–
- Yo me iré a dormir, ustedes deberían hacer lo mismo– Pável se despide con eso, camina hasta las escaleras y rodea la piscina para llegar a donde tenemos la ropa– Mañana antes de la recaudación iremos a la empresa con Aidan–
- ¿y quién es ese?–
- El irlandés, el señor Collins– contesto a mi amigo. Vuelvo a tener 16 solo con recordar el nombre de Aidan Collins.
- a las 6 los espero–
- ¿y para que voy yo? Quiero pensar que es para el recorrido al departamento ese– Richard niega ir–
- Solo necesita a Monstruo, pero yo necesito hacer mérito y me niego a que te quedes solo con ella. Así que vas–
- mañana es la competencia de Doma, Oliver estará ahí– digo.Yo no quiero verle la cara a ese sujeto, mucho menos estar cerca de él–
- Es a las 10 , estaremos ahí perfectamente a tiempo– toma sus cosas– No se demoren–
Mierda. Al menos ahí estará Rick.
- ¿y qué hay de Eleanor?– Richard vuelve a hablar–
- No sé, me dijo que tiene cosas que hacer por las mañanas.–
- ¿qué no tú le sabes todo?– Reclamo–
- Bueno– se acerca por la orilla hasta dónde estamos, se deja el pantalón a medio cerrar– Fui estúpidamente impulsivo con la persona más terca de este planeta. Me detesta tanto como a ustedes–
Nos quedamos con el reclamo en los labios, se marcha a medio vestir. Maldito.
- ¿ya me dices que te pasa ?– me vuelve a cuestionar, niego terminando la cerveza.–
- No me emociona levantarme temprano para hablar con un anciano. Estoy de vacaciones– suelto irritado– Pero Eleanor desconoce lo que es un "no" cuando le conviene–
- Queda claro que el señor Collins no te agrada– ríe– Te dio una beca–
- Me la gané, y solo fue durante mi segundo año. No fue gran cosa, y créeme se cobró cada libra–  me enferma–
- Tranquilo, no te discutía nada– Se tira agua en la cabeza– Eres inteligente, seguro te lo merecías– Me sonríe divertido– Yo por otro lado, tuve suerte que mi padre tuviera una fortuna para pagarme Harvard–
- Ojalá hubiera nacido con padres ricos– resoplo–
- Ahora eres rico, y no porque te ganaste la lotería. Debes sentirte orgulloso de eso– me abraza por lo hombros, me aleja de inmediato–
- ¿qué carajos me sucede?– se tapa la boca con el torso de la mano– Ni cerveza favorita me da náuseas–
- ¿quieres un beso?– Bromeó acercándome, me aleja con auténtico asco– ¿qué?—
- en verdad me da asco. Si quieres arriesgarte a que te vomite, con gusto, papi– Me tira agua– además, me dejaste con las ganas, no te mereces nada de mi–
Chasqueo la lengua con una sonrisa, prefiero evadir el tema.
- ¿tú le crees a Eleanor lo que dijo?–
- No me interesa realmente. No soy celoso y nosotros ya no estamos juntos más allá de lo relacionado con nuestro hijo–
No sé si creerle.
- Si no quieres cerveza, ¿qué quieres?–
Me mira unos segundos, toma aire.
- Dame un cigarrillo–Niego– Sam–
- creo que por algo lo dejaste de hacer, recuerda ese algo–
- ¿el coño  de una rubia? Creo que mi gusto está pasando por él. Solo es uno, anda– más que una petición es una orden. Le obedezco antes que me vaya a golpear como si tuviéramos 10.
Salgo de la piscina para ir hasta mis pantalones, saco la cigarrera que tiene como diez cilindros de tabaco junto al mechero que Ell me regaló hace años. Tuve suerte que no entró agua a los cigarrillos y que aún sirva el regalo. Me daría mucha pena que se rompiera por una estupidez.
Richard Sale del agua cuando estoy a la orilla. Se sacude como perro.
- Mierda, hace frío– le doy el cigarrillo, lo pone en su labios y se inclina hacia mi para que lo encienda– acaban de desaparecer mis huevos– se toca la entre pierna demostrando una vez más los pocos modales que tiene. Ya han pasado años, ahora me causa gracia lo corriente y vulgar que es. Hasta podría decir que es lo que a Ell y a mi nos gusta. Aveces.
- Eres un corriente– Prendo uno para mi– Imbécil– Suelto divertido. Rick le da una calada que se ve disfruta, suelta el humo hacia arriba y suelta un sonido de satisfacción.
- Oye, no vayas a volver a fumarte tres cajetillas por día– advierto. He observado a Richard fumar todo este tiempo, no se ha muerto de cáncer porque muchas veces solo los prende, le fuma una o tres veces y después lo deja olvidado en algún lugar o simplemente lo trae de adorno apestándole los dedos.
- No, claro que no–
- Siento que nosotros somos malos para ti. Fumas, bebes y eres histérico– le da una calada al mismo tiempo que se rasca el paquete–
- hay un puto bar en cada habitación de este palacio con alcohol caro sin restricción–
Me río– Y respecto a lo histérico, eso lo aprendí de ti–
- No soy histérico, Eleanor me colma la paciencia–
- Tal vez tú eres el culpable– eso me ofende, sonríe– Maria lo dijo, ¿lo recuerdas? Tú la hiciste así–
- Le pedí perdón infinidad de veces–
-  Y las aceptó todas las veces metiéndose conmigo–
- Imbécil, yo en verdad me estaba esforzando para que me perdonara–
- Ah si lo noté– ríe– cara de perrito y el " si amor " no salí de tu escocesa boca–
- Muy gracioso, no sabes las ganas que tenía de asesinarte, te acostabas con mi prometida–
- No, cuando yo firmé el contrato, lo único que Niña linda y yo era manosearnos. Por un momento creí que era Virgen–
- Estaba conmigo era obvio que no–
- No era obvio. Eres un recatado y malhumorado tipo inglés, para mi eras conservador. Virgen hasta el matrimonio– se burla – Yo que iba a saber que te gustaba coger duro, los tríos y chupar verga–
- Soy escocés, diferentes naciones– Doy una bocanada al cigarrillo– y no me gusta chupar verga, la tuya tal vez, pero nada más–Se ríe a medio fumar provocando que se ahoga con el humo– te lo mereces por manosear a mi prometida–
- Es extraño– suelta cuando al fin se compone– La habías engañado y aún así se iba a casar contigo, es más, aún te era fiel. No sabes las veces que intenté nuestras mamadas o las restregadas terminaran en follar–
- Pero lo lograste ¿no?– resoplo. Se queda callado mirando al oscuro bosque, piensa en algo–
- Si, y debí irme cuando lo conseguí. Pero me quedé a su cumpleaños– hace una mueca–
- ¿fue antes de su cumpleaños?– No lo recuerdo Así. Asiente–pero recuerdo perfectamente que me dijiste que no–
- Soy un desgraciado, pero de caballero me queda mucho, no iba hacer una fiesta–
Lo empujo al agua
- ¡oye!–
- Mentiroso– suelta una carcajada, lanza el inservible tabaco fuera de la piscina.
- Llegué– Eleanor nos distrae, alza una botella de Vodka. No hay etiqueta, pero sé que lo es porque son los caseros de su familia–
- ¿por qué quieres embriagarnos?– niega a mi pregunta–
- Me quiero embriagar yo– pasa a un lado mío, Rick y yo nos miramos, después a la dirección de ella, recoge algo del suelo, deja la botella en la mesa.
- ¿Andrea Marín?– Siento la mirada de Richard sobre mi, cuando lo veo sonríe ampliamente. "Zorra" logro leer en sus labios, se burla de mi. No debí tomar la maldita tarjeta.Se habrá caído de mi pantalón cuando saqué los cigarros – ¿a quien de los tres se la dio?–
- ¿qué cosa?– ¿puedo ser de cualquiera no? Aunque le digamos que no es de ninguno de nosotros, Pável obviamente le dirá la verdad a Eleanor. Fuimos los únicos que nos desvestimos ahí.
- Está mojada, así que es de alguno de ustedes tres– se acerca enseñando el húmedo papel. El agua debió ayudarme rompiéndola.– Tiene algo escrito atrás, y estoy segura que me dirá de quien es ¿es de ustedes?–
- Me la dieron a mi– Trago saliva–
Me mira al mismo tiempo que gira la tarjeta.
No lee en voz alta el " llámame, ojos bonitos" 
- Andrea Marín tiene a su disposición unos 40 agencias de modelos– regresa a la mesa–
- Debiste dejarla en la mesa–
- ¡Cállate!– exclamo entre dientes a mi amigo, la veo regresar con un vaso servido del alcohol.
- Asegúrate que te lleve al Hotel Pomme, tengo estricta política de privacidad. De igual forma es su hotel frecuente– de sienta a la orilla comenzando a mover los pies en el agua–
- Yo no tenía...–
- No tienes porqué explicarme nada–
- Eleanor, lo que piensas no es así–
- ¿no? Yo pienso que ella se te acercó, te coqueteó y te dio su tarjeta. Tú por educación la recibiste–Me mira – ¿no fue así?–
- Si, así fue–
- ¿entonces cuál es el problema? – suelta una risita. Se toma más de medio vaso sin problema– Beban conmigo– Nos mira con cara de perrito.
Unas horas más , el frío ya desapareció. Tenemos  la botella un poco más abajo de la mitad. Suficiente para marearnos y mantenernos caliente a pesar del frío que hace.
Eleanor desaparece bajo el agua y aparece frente a nosotros, quienes estamos en la escalera. Camina por toda la parte baja, se detiene en la zona que le llega hasta los tobillos, no tan lejos de nosotros.
- ¿por qué se quedan ahí?–
- Es tarde niña linda, y tus viejos esposos estamos a muy poco de quedarnos dormidos–
- Coincido– Bebo lo último del líquido–
Ríe
- Bueno, el que me atrape lo hará conmigo–
- ¿qué hay si te atrapamos los dos?– Sonríe ante lo que digo–
- No lo sé– Se quita el sostén mostrando sus lindos y perfectos senos, termina su espectáculo quitándose las bragas.
Entramos a su juego, no creí que fuera tan difícil, los dos seguimos de pie donde el nivel nos cubre poco más arriba del pecho. Siento como me tocan el trasero, giro.
- Que lentos son– aparece metros tras de mi–
- ¿quién te enseñó a nadar? ¿Ariel?– Richard resopla– vamos a atraparte, y vas a ver–
Eleanor ríe antes de meterse al agua.
Richard respinga.
- ¡Niña linda!– gruñe– me acaba de toca la verga– me voy a reír pero hace lo mismo conmigo—
Sale tras de nosotros.
- apúrense, estoy caliente– Nos mira coqueta, nos lanzamos a ella pero solo tenemos agua–
La luz de la piscina nos deja Verla, pero Ell es rápida y engañosa.
- Y me estoy cansando- sale a donde ella puede estar tocando fondo–
- No es Justo, estoy ebrio. No funciono– Richard niega. Me hace seguirlo, entiendo su plan–
- pero eres un marine-
- Pues casi lo matan así que uno bueno no es– Hablo–
- Se nadar para ir a la guerra, no para las olimpiadas– Se defiende mientras avanzamos–
-Me engañaste que no sabías nadar cuando nos conocimos– le reclamo mientras la distraemos–
- Si Bueno, era para coquetearte–
- Funcionó–
- a mi me dijo que no sabía conducir, y ya sabemos que es toreto– Añade Richard–
Nos alejamos cuando ya estamos cerca, cuando se da cuenta trata de huir de mi, pero se encuentra con Richard, los dos caen al agua y al final la saca. Suelto una carcajada, voy hacia ellos para quitarle los cabellos de la cara.
- que tramposos–
- Tal vez un poco– veo la mano de Richard pasearse por sus pechos. Le levanto el mentón para poder besarla.– estamos listos para recibir el premio–
No estaba pensando el terminar en las escaleras de la piscina saboreando a mi joven esposa. Richard estaba con al cabeza entre sus piernas dándole un buen oral mientras se masturba, yo mordisqueando, lamiendo y chupando sus senos y todo lo que pudiera con una de mis manos dándome placer.
Lo demás hecho en la habitación es historia.
...........................
La puerta ser tocada por al parecer el FBI me despierta, me siento con cuidado por el terrible dolor qué hay en mi cabeza.
- el señor Pável lo espera– escucho a Alfred–
- Si, gracias– Respondo sin ganas.
Eleanor no está en la cama, pero si un americano boca abajo. En su espalda noto las marcas que ha dejado Eleanor.
- Rick– sosteniendo mi cabeza le llamo. Le alboroto más el cabello–
- ¿qué?– Me quita la mano– déjame dormir, carajo– se queja de la cabeza– puta madre. Maldito vodka– se gira con dolor–
- Hay que irnos– Informo–
- Dúchate tú primero–
- lárgate a tu habitación– Su cuello tiene varias marcas, y su torso. Me llegan los recuerdos, lo hemos tomado como nuestro juguete hace unas horas.
- No, está terriblemente lejos– se queja. Que tontería, está a unas cuantas de esta. Debo confesar que la ubicación de las habitaciones me marea y jamás me acostumbraré, aunque ya no veo tan grandes las distancias y tan inservibles los balcones interiores. Todos tienen ventanas bonitas así qué hay luz natural por el día. . En este pasillo solo estamos nosotros y los demás con vista al lago, a nosotros nos toca un jardín y una fuente.   Creo que las únicas habitaciones que no tienen ventana es la de los bebés, las que están frente a nosotros.
No le insisto más, me meto a la ducha, salgo en cinco minutos y lo vuelvo a despertar.
- Ya, anda, apúrate– levanto la cabeza para mirarme–
- No tardaste, ¿te lo lavaste bien?–
- ¿quieres probarlos?– le doy un golpe en la cabeza, se queja– apresúrate–
Me voy al vestidor, cuando estoy completamente listo me meto una línea para quitarme esta resaca de los mil diablos. Richard abre la puerta encontrándome con los dedos en la nariz. Él también ya está listo.
- ¿qué haces?—
- No voy a ir con resaca. Tengo que explicarle cosas al anciano–
- Yo me tomé una aspirina-
- Si yo tomo una aspirina me muero– paso rápido los dedos en mi nariz– vámonos–
Al salir nos encontramos con un desesperado Pável, se despega de su auto y tira el cigarrillo que fumaba.
- Les dije a las 6– regaña– Suban al maldito auto–
Se pudo en modo papá. Los dos no estamos como para pelear con él así que subimos. Richard me roba el asiento de atrás.
Camino a Londres se para en un mini súper.
Me giro para ver a Richard, duerme con la cabeza apoyada en la puerta y el sombrero en la cara. Ronca y se levanta  alarmado de un tirón.
Me río regresando al asiento.
- auch– se alborota los cabellos– Busca si el imbécil no tiene más aspirinas–
- Lo  dudo– El auto está limpio, abro la guantera, hay papeles bien ordenados, algunos cicles y solo eso– no hay nada– cierro–
Pável sale de la tienda con una bolsa y un vaso  en una mano y con una paleta en la boca.
Entra al auto, me tira sobre las piernas lo que ha comprado.
- Coman, no quiero que se mueran a medio camino–
Saco las botellas de agua, Richard me quita una. Sabe que bebimos. Bueno, muero de hambre, así que no dudo en devorar los emparedados. Son de los refrigerados, pero saben de maravilla, los dos lo estamos disfrutando. Más yo, porque por alguna razón la cocaína siempre me ha dado apetito.  Tomo de la soda que ha traído en el vaso. Mierda ¿por qué sabe tan Bueno?
- No vayan a ensuciar nada– Advierte metido en el celular cuando se la doy a Richard.
Cuando terminamos, no dice nada, solo sale a tirar la basura, regresa poniendo en marcha el auto sin más.
Casi llegando a Londres Richard exige parar el auto, sale de este, por el espejo lo veo vomitar el rápido desayuno que tuvimos. Regresa. Me giro.
- ¿estás bien?–
- No– Se acuesta en el sofá–
- Después de ir con Collins pasaremos a una clínica–
- Mejor mátenme– Susurra mi amigo–
Que me maten a mi que iré con ese tipo.
Llegamos al  edificio que le pertenece a mi esposa. Es el de la editorial que lleva el nombre de nuestro hijo. Es a la que se le invierte más tiempo y recursos. Pero no deja de ser una empresa más de las tantas de su propiedad. El edificio enorme que es adornado con su apellido aquí en Londres es el heredado por su abuela " Volkov enterprises" dedicada especialmente a la venta  de armamento, pero Ell no le da más tiempo de lo necesario. Muy en cambio a la que ella si creó, llevando como nombre los apellidos de sus padres. Es joven, pero el departamento de servicios editoriales es enorme. 
Al entrar al edificio nos recibe un chico con lentes y un iPad bajo el brazo.
- Señores– Nos hace una pequeña reverencia como saludo– la señorita Parisi ha dicho que vendrían. El señor Collins los espera en la sala de conferencias– Se hace a un lado señalando con su brazo el camino–
Saludamos y seguimos caminando. Richard está pálido, parece que va a morir de la resaca.
- iremos al Wc– aviso jalando a mi zombi amigo hasta ahí– ¿pero que tienes?– Cuestiono preocupado cuando estamos adentro.
- Cáncer. Porque esto no es resaca— le quito el sombrero–  no debí comer tan rápido– apoya  sus manos en el Mármol bajando la cabeza–
- ¿y si te doy coca?– No deja su posición mientras me ataca con su mirada– Fue solo una idea–
- Vete a trabajar, estoy bien–
- Te llevaré a la oficina, ahí puedes descansar–
- Pídeme un café de Starbucks– camina hasta mi– Muy cargado– se apoyó en mis hombros–
- Lo que pidas, cielo– Bromeo–
Subimos el elevador, cuando llegamos al último piso nos dirigimos a la oficina que comparto con Ell.  Richard se tira sentado  en el sofá.
- sam–
- Aja– Llamo a la recepción–
- ¿Crees que soy viejo? No aguanto una resaca–
- Ya no tenemos 20, es lógico– Me rio. Cuando me contestan pido el café– Te lo traerá la secretaria– le tiro el sombrero encima– no vomites la alfombra–
Me agarra de pared apoyando su cabeza.
- Odio vomitar–
- ¿ves? Nosotros te enfermamos– saco un cigarrillo– Solo uno– Se lo prendo, cuando siente el olor levanta el rostro–
- ¿sabes que te quiero mucho?– giro los ojos, me inclino quedando cerca de su rostro-
- tú lo único que quieres de mi es a mi esposa–
Richard va a decir alguna babosada pero es interrumpido por la puerta abriéndose. Volteamos a ver, es Pável junto al sujeto que detesto.
- Recuperate– le entrego el cigarrillo a mi amigo al mismo tiempo que regreso a la postura correcta–
- Te esperaríamos aquí– Pável habla–
- No es necesario, vamos con el equipo– le doy un apretón a Richard en el hombro como si eso le pudiera mejorar. No quiero que se ahogue en su vomito y muera en las instalaciones de la editorial...y porque es mi amigo.
Soy bastante rápido en hacer el recorrido del departamento que yo guío. Que Pável nos siga es un alivio, aveces habla y eso me quita estrés.
Collins se mantiene callado, escucha con atención, siempre fue así. Escucha escucha y escucha. Me enferma.
Llegamos al área de restauración, realmente no hay mucho que contar. Solo restauran obras, muchas son para museos o de coleccionistas.
- No podemos entrar, es horario de trabajo– informo– pero puede ver desde aquí– La habitación en la que estamos es precisamente para ello, para no interferir con el trabajo de los expertos. Solo hay una ventana polarizada. En el centro del lugar hay una mesa que tiene en su interior varios viejos libros protegidos por un cristal.
Un celular suena, me giro para ver como Pável lo mira.
- Regreso en un momento–
- No, hemos terminado aquí– No pienso quedarme en una habitación a solas con él. - ¿qué hay de estos libros?– El maldito me detiene, Pável con la mirada me hace quedarme al mismo tiempo que se lleva el teléfono a la oreja, cierra la puerta.
- Una biblioteca los envío– contesto sin más caminando al otro lado de la mesa– Mi esposa pone las más recientes restauraciones para los nuevos clientes–
- ¿y cómo se qué no es mentira?–
- Bajo la mesa, a tu izquierda, hay un botón, presiónalo– Lo busca–
- No lo encuentro, hazlo tú–
Que rabia. Camino a su lado, lo presiono y me alejo. Sobre los libros cae una imagen mostrando un antes–
- Es impresionante– Susurra– ¿tienen muchos clientes?–
- No muchos pueden pagar un servicio como este– lo apago, me toma de la muñeca antes de poder apartarme, Intento soltarme pero creo que tengo 16–
- Sabes perfectamente que puedo comprar cualquier cosa, Eliezer– Se acerca a mi, su asqueroso aliento me repugna,lo siento sobre mi mentón y cuello cuando hago a un lado el rostro–
- a mi ya no– Me lo quiero quitar de encima pero mis casi dos metros ahora son nada, su agarre me lastima con mi propio reloj– Prometiste dejarme en paz–
- ¿y no lo hice? Aún cuando supe que regresaste de Italia no te busqué– suspira– Fue una coincidencia encontrarte casado con la hija de Eric Parisi. Mejor dicho, con un Volkov–
- ¿qué no ves las noticias?– espeto–
- sabes muy bien que prefiero otras cosas que la televisión– me acaricia con su nariz– No contestaste ninguna de mis cartas–
- ¿ya me sueltas?–
- Creí que estarías casado con la zorra pelirroja.– me deja varios besos intentando llegar a mis labios–
- Eso a ti no te importa– intento de nuevo quitarme pero me jala de nuevo–
-  Sigues oliendo tan bien– Me acaricia los mechones de cabello al mismo tiempo que aspira cerca de mi–
- Basta– lo encaro
- ¿basta qué?– gruñe lastimando más mi muñeca– Sabes que detesto esa palabra– Me toca los labios con su pulgar, le arrebato el rostro pero él me toma con fuerza de la nuca estampándome con sus asquerosos labios. Termino contra la mesa apoyando mi mano para no caer, él sobre mi y el pasado mirándonos. Las caricias que me da desde mi miembro hasta mi cuello solo provocan en mi asco. Logro terminar ese terrible beso, pero el insisten probar de nuevo mi piel. Cierro mis ojos aferrándome a la madera esperando que se canse. Como siempre lo hice.
- ¿quieres un helado? Acompáñame, yo invito–
- Ya no soy un niño– lo empujo con fuerza haciéndolo retroceder. Se ríe cínico–
- Sigues temblando, cachorrito– Me repugna escuchar eso, pero también me da terror–  No tienes que tener miedo–
- Yo no te tengo miedo– claro que me da miedo. Siempre que esté frente a mi yo volveré a ser un niño. Se acerca–
- Vamos a mi hotel. Pasamos un buen...–
- ¿por qué crees que aceptaría?–
- ¿y por qué no?– Me intimida con su cercanía. Sus ojos azules son admirables, pero él los hace horrendos– ¿acaso ese americano es tu novio?–
- yo tengo esposa–
Me agarra la entre pierna con fuerza, ahogo mi dolor.
- No es lo que te pregunté, Eliezer–
- No es mi novio– Me suelta, me inclino por el dolor–
- Es guapo. Lastima que no le conocí antes ¿o crees que tenga oportunidad?–
Alzo el rostro.
- No vayas a intentar algo con Rick– le advierto– Va a golpearte si lo haces. Detesta a los maricones como tú– me lanza una furiosa mirada, Si no estuviéramos aquí seguro me golpearía–
-  ¿seguro que no follas con él? Porque te vi muy cariñoso hace un rato– me endereza por los hombros– Que rabia– me acaricia el abdomen, me toma la mano y la lleva a su asquerosa erección– Déjame follarte una última vez– mi intento para quitar mi mano falla, me besa pero yo no correspondo tal acto. Me hace a un lado con brusquedad– siempre terco, !maldita sea!– Ladra, se pasa las manos por el cabello, frustrado y furioso. Lo veo poner las manos en su cadera, suelta aire con la cabeza hacia atrás–
- No firmes nada con mi esposa– Suplico– Déjame tranquilo– voltea primero la mirada hacia mi y después el rostro en la misma posición, se ve siniestro, todo un loco.
- El destino nos volvió a unir, cachorrito. Es obvio que jamás debí dejarte ir–
- Entonces le diré a Mi esposa– Lo Amenazo. Se mofa quitándome los ojos de encima– Ella es muy poderosa, puede exponerte, todo el mundo sabrá que eres un...
- ¿un qué?– me interrumpe enderezándose– No seas tonto, si tú me delatas, no vas a ser omitido. La sociedad sabrá que cogias conmigo por dinero–
Tiene razón. Pero Eleanor podría deshacerse de él, sin embargo, que vergüenza que mi esposa sepa eso de mi. Sabe que los hombres como él me buscaban, ¿pero que uno me follara? No, eso jamás, nunca tendría el valor de decírselo ¿dónde quedaría mi dignidad, mi orgullo?
- No intentes amenazarme, ¿oíste?– se acerca pero se detiene cuando la puerta es abierta–
Me mira feroz antes de mostrarle una sonrisa a Pável.
- Samael me decía que los costos de restauración son altos– Habla– Que no hay muchos clientes por ello–
- está en los correcto– Pável asiente– Bueno, eso tengo entendido, Samael es el que tiene este departamento vivo– no puedo moverme, estoy pasmado, salen primero ellos. ¿Cómo puedo sentirme como un niño? Soy un adulto, que coraje.
Salgo. Esto es muy mala suerte. Tantos años sin topármelo, y aparece ahora. Huí de él, fue unas de las razones por las que viví años en Italia, mis intercambios, todo con tal de que no me encontrara. Él es una razón más del odio a mi padre.
Sus estúpidas cartas que nunca leí eran lo único que me recordaba su miserable existencia. Lo desee muerto.
- ¿qué sucede?– Pável me aborda en el centro del departamento, solo hay una pequeña recepción– Te ves pálido ¿sigues con resaca?–
- Sí– miento– ¿Pospónenos el recorrido? O qué lo haga mi secretaria–
- Sí, ya es tarde— me observa, escondo mi mano en el bolsillo–
- ¿te lastimaste?–
Dios, ¿por qué a mi? Me hago el loco sacando mi mano y viendo mi muñeca herida.
- En la piscina ayer, debió abrirse la herida, pero no es nada– le restó importancia, me tenso de nuevo cuando se planta Collins frente a mi ofreciéndome un vaso de papel con agua–
- hablaste mucho, debes estar sediento–
- Gracias– susurro sin mirarlo, no soy grosero frente a Pável, no deseo que sospeche algo y se ponga a investigar—
- El recorrido tendrá que terminarse otro día– comienza, ahora que lo pienso, sería volver a verlo–
- Hagámoslo mañana o cuando quieran, no hay problema– es amable– Los espero en la recaudación– me palmea la  espalda–
- Estaremos ahí como dicta nuestra esposa– Pável en su habla siempre es tosco, especialmente si no conoce a la persona. Me he dado cuenta de eso cuando comenzamos a vivir en la misma casa.
- Se nota que Les tiene una buena correa a los tres– Collins bromea–
- Se le dice amor– contesto, me mira serio y después ríe–
- Con permiso. Iré por Richard– Miro al ruso antes de irme. Que mal rato me ha hecho pasar el maldito. Me siento sucio, como si realmente fuera mi culpa lo enfermo que es.
Cuando entro a la habitación, encuentro a Richard apoyado en un pilar junto a la ventana apreciando la vista agradable.
- ¿ya te siente mejor?– me mira sobre su hombro–
- Sí, he dormido lo suficiente. Hace mucho no venía a esta oficina–
- Este es mi segundo trabajo– Comento acercándome a él–
- Tuve muchas discusiones con Niña linda aquí– Resopla– pasaba mucho tiempo en esta oficina y en esos negocios sucios. Te sorprenderías lo que el luto hace con ella– Se endereza–
- Lo siento–No sé qué más decir–
- No es tu culpa– sonríe– ¿ya nos vamos?–
- Sí– deja el vaso de café en el escritorio– ¿aún no te lo acabas?–
- Pedí un té– Tomo un poco, aún está tibio–
- ¿qué te pasó?– me agarra la mano–
- debió ser durante la piscina o cuando follábamos–
- Hablando de eso– Me quita el vaso para volver a dejarlo en el escritorio– No parecías cómodo– Me río– y me refiero a mi–
- No digas tonterías– ¿Después de años le permito influir en mi vida a ese maldito? Debo ser un idiota. ¿Cómo le digo a mi cerebro que Rick no me toca y ni me tocará de la misma manera que lo hace él? Dios, lo tenía claro hasta que reapareció.–
- ¿sigues molesto conmigo? Mierda, Sam, ya te he explicado las cosas– me golpea el pecho– Mírame, parezco un auténtico marica reclamando esto– No le puedo decir que estoy confundido por traumas de mi adolescencia, que el tacto masculino lo siento como el del repugnante hombre de mis pesadillas– ¿por qué te quedas como idiota?–
- No me incomodas–
- yo digo que si.  ¿Tienes a otro americano? Porque si es así, me voy a molestar. Dijiste que era el único–
- Difícilmente le soporte tanta estupidez a otra persona– se ríe– No me gustan los hombres...–
- Entonces tomaré mi distancia– me interrumpe– Lo último que quiero es que nuestra amistad se vaya al carajo por el morbo de manosearnos las vergas– bufa– además, eres menor que yo, siento que abuso de ti–
- Fui yo el que te arrastró a experimentar esto-
- Y a mi me gustó– Se sube el sombrero– Pero  solo contigo. Respeto a la comunidad arcoíris pero jamás podría...– Le beso para callarle, sonríe– Estar con un hombre– Es diferente con él, me regresa la acción como si en verdad gustara de mi–
- hay que irnos– Digo cuando baja por mi cuello, pero no hago por alejarme. Me calienta más de lo que debería hacerlo un humano con el mismo aparato reproductor. Dejando a un lado al desagradable de Collins, mis experiencias con hombres ha sido más que nula a excepción de los tríos, y jamás permitiría que me tocaran como él lo hace. Me da esa típica sonrisa altanera cuando lo tengo contra la mesa, hace a un lado el vaso de té.
- No sabes lo tanto que me prende calentar a un tipo– Suelta dándole un tirón al cuello de mi camisa obligándome a apoyarme a cada lado de él.– A ti–
- ¿estás drogado?–
- Las drogas no son lo mío, lo sabes–
- lo sé– quiero alejarme pero no me deja, me molesta que me restriegue su perfección– no estoy juzgándote, solo digo que puedes dejarla...– me quito sus manos de encima con brusquedad, me enferma–
- Si no te fascina tener un amigo drogadicto, puedes largarte de vuelta a America–
- Sam, no quise ofenderte, discúlpame–
- No me ofendes– afirmo– Hace mucho sé lo que piensas de mi– se endereza para mirarme con el ceño fruncido–
- ¿a qué te refieres? Yo jamás te he insultado respecto a eso–
Me mofo
- Lo que dices de Pável, también cuenta para mi–
- Yo odio a Pável–
- Pável era tu mejor amigo...¿cuándo vas a odiarme a mi, Richard?– reclamo–
- Cuándo te mueras por tanta mierda que te metes– me encara– muévete, se nos hace tarde– Espeta, me golpea con el hombro cuando pasa a mi lado–
Richard no me habla durante el camino, y no me interesa, mejor no escuchar su estupido acento americano y sus bromas estúpidas.
Llegamos al club, buscamos a los demás encontrando a la familia bajo un árbol.
Narccise juega con el pequeño Richard, tienen poca diferencia de edad así que se divierten juntos. Oliver está arriba de su caballo acostado quedando de cabeza.
- Falta poco para que inicie ¿dónde está Isabell ?– Eric cuestiona amargado–
- ¿puedes calmarte? A diferencia de ti, mi hija jamás se perdería algo respecto a su hijo– Alex baja a Oliver–
Lo insulta en francés
- Hoy puede ser la primera vez. Ya soy mayor, entendería perfectamente que tenga cosa más importantes que su único hijo deseado– Suelta con evidente mal humor–
Se habla con Pável en ruso, por lo que no entiendo ni un carajo, y Richard no me va a traducir. Estoy enojado con él, así que disfruto ver a Narccise correr a los brazos del ruso y no a los de él. No niego que me  molesta un poco, pero la universidad consume mucho tiempo, por ello  Narccise pasa más tiempo con el hombre que es su propio jefe. No es mi hijo, así que está de más sentirme así.
Oliver llama mi atención jalándome de la camisa, nos aleja un poco.
- ¿dónde está?– me pongo a su altura–
- No tardará, tranquilo–
- ¿cómo sabes? Quiero llamarle–
- Mamá está trabajando–
- prometió venir– Masculla, sus ojos grises que lo hace parecer realmente nuestro hijo, gritan la inocencia e ilusiones de ese Niño de cuatro años. Eleanor y yo podemos estar matándonos entre sí, pero prometimos hace mucho no hacerlo parte de ello, para él siempre seremos un feliz matrimonio para no matar ese brillo.
- Mami va a venir–
- No me hables como si fuera un estúpido Niño– le tomo del hombro con fuerza reprendiéndole–
- No te atrevas a hablarme así– Me reta con la mirada, no se queja – ya te lo he dicho, va a venir. No montes una escena como si tuvieras cinco–
- Entonces no me hables como si los tuviera– espeta– Quiero a mamá, no a ti– se suelta, me pongo de pie. Es mi culpa que Oliver sea así, que me desprecie tanto como yo a mi padre. La diferencia es que yo a los nueve aún le rogaba a mi padre un poco del amor que le daba a mi hermano. Mi hijo me rechaza la mayor parte del tiempo. Dejo de mirarlo para no sentirme el pésimo padre que soy. Al frente puedo ver a una joven rusa con lentes mirando el celular mientras camina junto a su escolta y un actor porno Alemán. Se ve tan inalcanzable, no lleva ropa provocativa, muy al contrario, ropas finas y elegantes, pero aún así los pocos hombres que están en el jardín no dudan en seguirle con la mirada. Muy pocas veces se le puede ver de esta forma, ¿Eleanor con un bolso? Jamás.
La veo dejar el celular metiéndolo a su costoso accesorio. Se quita el cabello que el aire le ha puesto en la cara. Alza un poco su brazo cuando me ve saludándome, no respondo enseguida por seguir babeando por ella.
Oliver se da la media vuelta.
- ¡si vino!–
Eleanor sonríe ampliamente, emocionada por ver a su hijo no solo mayor, si no al favorito. Para ambos siempre será al que más consintamos porque fue el primero en todo. Primer hijo, primer sobrino y primer nieto.
Cuando llega se lo come a besos, Oliver ríe. Mi esposa se pone de cuclillas estampándole en el camino a Sergei su bolso.
- Perdóname, ángel, me atrasé en una fea reunión– La habla con dulzura–
- ¿para papá no hay besos?– interrumpo–
- Papi se ha portado muy mal, no tendrá besos– Besa una vez más a nuestro hijo– Deberías estar con lo otros Niños– Le faja bien la camisa.
- ¡mamá!– exclama avergonzado entre dientes apartándose– ¡No!–
- Ay por favor– lo jala de nuevo terminando su labor– que guapo– Se alza los lentes– No quiero nada de bromas– Advierte– hagamos feliz al abuelo Eric– lo besa otra vez–
- Odio la doma–
- Yo también, pero te servirá para domar a cualquier bestia. Yo lo hice con una bestia escocesa– se para, eso fue para mi. Miro a la escolta que esconde su diversión, se ponen serios cuando me notan–
- ¿por qué no todos van con los demás?– ordeno. Los hombres asienten–
- Linda tarde, Samael–
- Amante– digo como saludo al Alemán. Eleanor me mira terrible.
- Ve con ellos, amor– Eleanor acaricia los cabellos de Oliver haciéndolo caminar–
- Te ves bonita como siempre– alago su belleza cuando estamos solos– ¿así que soy una bestia?–
- tal vez–
- Solo cuando tenemos sexo– no le da gracia– ¿qué sucede?–
- Mmmh, se supone que entre nosotros ya no habría nada–
- estaba enojado. Sé que no necesitas de mi para satisfacer tu deseo sexual, pero yo si necesito de ti–
Me toma de la mano.
- Ellas te ayudarán, o alguna otra mujer, eres apuesto. La conseguirás– la agarro antes que me suelte–
- Dame un beso–
- No–
- Mucha gente nos conoce aquí, no demostremos que somos un inestable matrimonio– La acerco– hablarán de nosotros–
- Solo por eso te acepto uno chiquito– sonrío inclinándome– pero chiquito– obedezco pegando nuestros labios–
- ¿así?–
- No creo– Vuelvo a besarla–
- ¿ahora?–
- Intenta otra vez– prolongo la unión de nuestros labios un poco, enreda su brazo sobre mi hombro entre abriendo sus labios para comenzar un tierno beso. Me lleva a la nubes, pero me jala hasta el caliente infierno cuando lo termina con una leve caricia en mi labio inferior con su lengua.
- Dijiste que uno chiquito–
- ¿qué no lo fue?–
- lo último no fue inocente. Me hace querer de los otros besos. De los indecentes– Se ríe– ¿cómo te sientes?– Me enderezo cortando más distancia, le acaricio las mejillas con mis pulgares.
- La pasé bien–
- ¿y cuándo podremos pasarla bien solo nosotros dos?–
- Tú dijiste que nada conmigo– Se quita los lentes– Yo respeto tus desiciones, papi–
- Cuándo te conviene, conejito– Gruño–
- vamos– me jala, definitivamente me tiene domado–
- Parecen adolescentes– Eric nos regaña–
- no hacíamos nada malo– Eleanor contesta malhumorada, es como si ver a Eric le haya arruinado la tarde–
- Espero que después la señorita tenga la amabilidad de concederme una audiencia– el sarcasmo de los Parisi aparece– ¿o estará muy ocupada?–
- para estupideces si. ¿Cuál es el motivo de tu insistencia?–
- El mismo motivo–
- Una estupidez. Tendrá que ser otro día–
- Isabell– Eric parece realmente molesto, no es abejita, es Isabell a secas– tú y yo...–
- No es necesario, Eric. No arruinemos el día por una...estupidez– Pável controla a los dos Parisi antes que se vayan matar. Se ve decepcionado, así que puedo suponer cuál es esa " estupidez"
Después de un rato vemos la cara de amargura de Oliver mientras está siendo visto por muchas personas. Sus maestros han sido Eric, Ell y Alex, así que es muy bueno.
Todos nos alarmamos cuando el ruido de un fuego artificial suena en todo el domo. Todos miramos procurados a Oliver, quien controla a su caballo cuando se asusta por las detonaciones cerca de sus patas. Es víctima de una pesada broma. Mi hijo aleja al caballo, vamos a su auxilio, pero este ya se ha bajado entregándole la correa a un empleado.
Busco a dónde se dirige furioso, encuentro a tres niños reírse a carcajadas atrás del bajo muro que separa la arena del público.
No puede hacer una escena frente a todas estas personas. Las personas nos estorban para bajar de nuestros asientos. Somos tres padres en busca de nuestro temperamental hijo, tres porque Richard también conoce a Oliver.
Cuando llegamos al último escalón vemos cómo Oliver jala al primer Niño del uniforme hasta hacerlo caer dentro, lo hace con los otros dos, no sé de dónde ha sacado tan fuerzaz
- Oliver...sabe pelear– Eleanor susurra preocupa mirándonos, es evidente, pues los otros niños a pesar de intentar golpearlo los tres a la vez, no pueden ni tocarle un cabello.
Sentimos un poco de alivio cuando El hijo de Pável pasa entre nosotros, salta ágilmente el muro, pero parece que solo es refuerzo.
Sáltanos el muro también nosotros presenciando a empleados tratando que la pelea pare, o mejor dicho, que los niños que nos pertenecen dejen de humillar a esos tres niños. Puedo ver justamente cómo Oliver golpea a un adulto para quitárselo de encima para seguir golpeando al niño.
Richard alza a Oliver de la cintura y yo al otro loco Niño. Patalean rabiosos.
Yakov suelta algo en ruso con rabia.
Ya nos vimos fuera del club. Aquí no volvemos a entrar.
Una hora más tarde, Eleanor se reúne con nosotros en dónde tenemos el auto. No reprendemos a los niños porque suficiente con el que se les aproxima. Sin embargo, reciben algo mucho peor, su indiferencia. Eso siempre le dolerá a Oliver, a mi, a Richard, a Pável y a todo ser humano que ame a Eleanor.
- Mami...–
- se irán con la escolta. Vámonos– la decepción está en su rostro.
- Obedece– Richard detiene a nuestro hijo– Ve con la escolta– tampoco se le ve contento y yo tampoco apruebo lo que ha sucedido. Sin embargo, Oliver tuvo un poco de razón–
El infierno comienza para el niño ruso, si yo soy una mierda de padre, Pável tiene una medalla brillante y enorme.
Oliver da un respingo cuando la puerta de la habitación es cerrada fuertemente por el padre de su amigo tras de él.
Richard y yo llevamos a Oliver a la suya.
- Mamá está furiosa– Suelta lo obvio–
- No puedes ir golpeando a todo mundo, Lio– Hablo–
- Que te enseñen a luchar en esa academia, no significa que lo harás con toda persona– Richard añade–
- Ellos me molestan– solloza–
- Ahora ya no lo harán más– a Richard se le escapa una sonrisa, la esconde cuando lo desapruebo– Pudiste lastimarlos de gravedad. De adulto puedes provocar más, llevas ventaja–
- El abuelo Alex también está molesto– Se limpia la cara–
- Estuvo mal explotar de esa manera ¿qué van a decir ahora de nosotros?–
- Bueno, Sam, desde hace mucho no somos la familia perfecta– Richard se encoge de hombros– Nunca la fuimos–
- Pueden expulsar a Oliver del club, de los campamentos, de todo. Ell tiene razón, hay que mantener un estatus, y que el hijo mayor esté golpeando niños no ayuda–
- uy si, como el hijo de los Astony–
- Dios si– Ese pobre chico tiene fama de todo menos de Niño bueno...y mi hijo si bien no es ni el 1%, sería una pena ver a mi hijo en las primeras planas de las revistas de los chismes por abusar de una chica.
- vaquero, hay que ser pacíficos, no inofensivos. El hombre fuerte jamás busca peleas–
Se escucha demasiado ruido afuera, especialmente voces que no logro distinguir.
- Quédate aquí– Siento a Lio en la cama–
Richard y yo salimos en busca de explicación, no tardamos en tenerla  ante los gritos provenientes de la habitación de Yakov.
Llanto y una discusión dice todo.
- ¡No es tu hijo!–
- ¡Si vive bajo mi techo sí!– Eleanor siempre con ese enorme corazón– ¡así que aléjate de él!–
- ¡Se merece la golpiza, hazte a un lado!–
- ¡Más te vale te quedes ahí!– cuando llegamos a la puerta abierta damos un paso hacia atrás sorprendidos.
La escena es impresionante. Yakov está sin camisa hecho un mar de llanto, Pável está más que furioso con el cinturón en mano mientras  que Eleanor le apunta con un arma.– ¡maldito loco! ¡¿Cómo lo golpeas de esa forma?!–
- ¡se lo merece!–
- ¡tú mereces una puta bala por enfermo! ¡Vuelves a tocarle un cabello y juro que yo te la daré!–Pável da un paso al frente, Eleanor le quita el seguro a la pistola. No sabemos si meternos, me estresa escuchar el llanto del niño, se aferra al brazo de Eleanor, en el hombro del niño puedo ver una línea roja. Discuten en ruso a gritos que llaman la atención de las escoltas, Richard los detiene con una seña para que no se acerquen más–
- ¡No te metas en lo que no te importa, Isabell!¡corrijo a este imbécil cómo se me da la gana!–
- ¡imbécil tú! ¡¿No te gusta que me meta?! ¡Lárgate si quieres, pero al Niño me lo dejas tranquilo!– Pável se acerca otra vez, cierro los ojos al escuchar la detonación del arma.
- ¡puta madre, Eleanor!– Richard exclama–
- la próxima irá a la cabeza si Vuelves a tocar a uno de tus hijos así–Pável suelta el cinturón por el dolor de la bala que le ha atravesado el brazo, lo sostiene con su mano– ¿entendiste?—
- Si, jefa– su voz es suave y adolorida. ¡Están locos!–
- Pobre de ti te desquites con él–
- Entendido–
Nos mira aún furiosa.
- ¿qué? ¿Ustedes también golpearon a Oliver?–
Pregunta rabiosa.Negamos– ¿y se les perdió algo o qué? Alístense, nos vamos a las siete–
Asentimos. – Tú también, imbécil–
La dejamos pasar con El Niño, podemos ver la espalda empapada de carmesí del pobre Yakov. He golpeado a Oliver terriblemente, pero no así ...yo sé cuándo parar...creo.
- Pero lo dejó como a jesucristo– Richard me susurra una blasfemia, lo alejo–
George y Daniels salen de quién sabe dónde cautelosos.
¿Qué carajos le pasa al mundo?
- ¿estás bien?– cuestiono al hombre como si en verdad me preocupara, lo que me tiene con los nervios de punta es que Eleanor se atreviera a dispararle por una pelea.
- Sí– se revisa la herida– La bala salió–
- ¿qué carajos?¿acaso están locos? Necesitan ir a terapia– Richard suelta nervioso– ¡te disparó!–
- ¿por qué no obedecen y se van a vestir?– dice pasando entre nosotros–
- ¿crees que ella sea capaz de dispararnos?– me cuestiona como si yo no tuviera la misma pregunta–
- No creo– Los dos nos giramos ante la voz rusa– Ustedes son débiles, los trata como lo que son, señoritas–
- No deberías hablarle así a los señores– Daniels nos defiende del insulto hecho por Sergei.
- Los trato como lo que son, en Rusia no se les trata igual a la señora. Son solo compañía y creadores de bebés–
- Pues no estás en Rusia, Sergei–  El ruso se gira de inmediato. La escolta se hace a un lado. – Aquí respetas a los esposos de tu señora– lo enfrenta–Tus señores–
- Lo siento, señor Parisi– baja la cabeza– Permiso de retirarme, señor–
- Ya lárgate–
- Que idiota–
- Idiota ustedes que se dejan insultar por un sirviente– gira los ojos, Eleanor ha sacado las expresiones de él, los dos aveces son igual de insoportables, mira dentro del cuarto– Juraría haber escuchado un disparo–
- Ell le disparó a Pável – Richard suelta–
- Esos dos un día de estos se van a matar– Resopla– Isabell me dijo que cuide del jardín de niños–
- Ah si, Alex y Henry te ayudarán–
- ¿por qué?¿porque no soy un buen abuelo?– Sus celos me irritan– No necesito de ese campesino–
- Encerraste en el closet de la entrada a Narcisse la última vez– Richard se cruza de brazos–
- No se callabaaaa. Era eso o amordazarlo–
- Eso te hace un pésimo abuelo–
- ¿se murió? No lo creo–
- ¡tenía un año!-
- ¿pero se murió?– 
- Fue mi idea que Alex estuviera contigo– me mira feo–
- Soy tu amigo hace años– me reclama – ¿y no confías en mi?–
- Era tu único amigo en Escocia–
- Con más razón–
- Alex se queda–
De nuevo gira los ojos.
- como sea–
..................
Se nos hace tarde, así que llegamos más o menos a las 10 a la casa de Collins. Conozco este lugar, los nervios me provocan escalofríos. Ese aroma a menta sigue siendo el mismo.
- ¿a qué hora nos vamos?– Eleanor sonríe divertida, pero es una pregunta bastante seria–
- Acabamos de llegar, tranquilo–
- La cena está por servirse– la persona que nos abrió la puerta nos comunica para que la sigamos. Conozco el camino, es el salón, será la mitad de grande que el de la propiedad de Ell. Las luces están apagadas, la única luz qué hay es el de las velas en las ventanas y mesas. Se ve agradable, mientras no me encuentre al maldito y me mantenga pegado a Eleanor, no pasará nada.
- ¡Familia Volkov!– Ayúdame Jesús– No pensé que llegarían– me muevo tras de Eleanor cuando nos giramos como si sus 1.55 me escondieran.
Lo saludamos todos con un apretón de manos.No lo miro, ojalá así no notara mi presencia. Nos guía personalmente a la mesa. Lo conozco tanto que no le creo su amabilidad, es un asco de persona.
- ¿no vas a cenar?– me cuestiona Eleanor cuando no he tocado mi comida, mi apetito es nulo estando dentro de esta casa sabiendo que él está por ahí–
- No tengo hambre–
- Pero si es tu comida favorita–
- Yo no tengo comida favorita– Espeto– a todo mundo le gusta el fusilli–
- No seas grosero conmigo– Me golpea levemente la rodilla– anda, come un poquito– me acerca un poco de la pasta a la boca, es dulce conmigo, así que acepto. – ¿te gusta?– confieso que me gusta moviendo la cabeza–Me da una segunda vez. Me relajo con la atención de mi esposa apoyando mi brazo atrás de ella.
- A mi me disparas y a él lo tratas bien. Se ve a quien amas más– Pável toma de su vaso de agua–
- No seas envidioso– Richard le tira un poco de pan–
- Fuiste malo– lo apunta con el tenedor que usa para alimentarme–
- Y yo soy el favorito– sonrío–
- ¿con el historial de infidelidades? Si como no–
- El Amor Es ciego– Richard de sirve vino, lo veo olerlo y hacerle cara de asco, ve la etiqueta– Que raro, es el que te gusta, pero me da unas náuseas asquerosas–
- me gusta el vino en general–
- Si pero este es el que me obligaste a probar–
- No tiene nada de malo– Pável sirve un poco y hace lo mismo, le da una pequeña probada– Está bien, de hecho está muy rico–
- Es un vino costoso. De verdad tiene una fortuna porque lo ha puesto en todas las mesas– Eleanor me da más pasta– y sí es tu favorito–
- Hoy no quiero– me limpia la comisura de los labios–
- Ojalá hubieran dado hamburguesas triple con queso extra y papas...y una soda, y con mucho tocino. Mejor que sean cuatro carnes y helado...– miramos a Richard– ¿qué?–
- Esas son muchas calorías–
- ¿y a ti quién te habló?– Richard odia a Pável, pero al Alemán no lo puede tragar– ¿por qué lo trajiste?–
- Fritz comprará algo de la subasta, una medalla china– explica–
- ¿tú comprarás algo, Rick?–
- Richard– lo corrige– No–
- por cierto, ¿cómo están tus costillas?–
- por cierto ¿por qué no te callas?–
- Richard–
- me sofoca– se queja–
- quiere ser amable contigo–
- La gente es amable contigo por tres cosas. Te quieren coger, quieren tu dinero o son hijos deseados con papás estables. ¿Cuál eres tú?–
El Alemán ríe.
- Eres muy gracioso. Pues ninguna de las tres. Mi mamá murió cuando Tenía la edad de Oliver, y fui un accidente del cumpleaños de mi papá–
Richard carraspea incómodo.
- Yo no sabía, discúlpame–
- Es broma–ríe–Mis papás se divorciaron cuando tenía 10 y mis intenciones no son cortejarte o quitarte tu dinero– el Alemán toma de su vaso de agua– Ake interesa agradarles porque son también mis amigos–
- ¿te acuerdas cuando te fallaron los frenos hace como tres meses?– Pável comienza a comer–
- Sí, mi auto quedó inservible–
- Fui yo. Así que no intentes ser mi amigo–
- Si algún día te desangras enfrente de mi, no seré doctor– Fritz suelta sereno– Pude haber ido con mis hijos ¿no te pusiste a pensar en ello?–
- Sí, que fortuna ¿no? No serían huérfanos–
No me está molestando su presencia, es a mi a quien están consintiendo. Como siempre mi conejita haciéndome sentir mejor, seguro y con paz.
- ¿por qué no cambiamos de tema– Eleanor come– Algo que no nos lleve a la cárcel– dice cuando ya no tiene la boca llena–
- Las mujeres que tienen a nuestros hijos esperan conocerte–
- Y algo que no me amargue la noche. Solo una cosa ¿por qué debías quejarte con mi padre? Ahora solo no tengo que evitarte a ti, si no también a él–
- No quieres hablar conmigo– deja a un lado el plato, sospecho que el ruso si tiene corazón.– Solo te pido hablar–
- Yo jamás he ido a California– El Alemán rompe el momento incómodo, al menos para mi lo era.
- Puedes conseguir ahí un bronceado de actor porno– Bromeó– ¿no Richard?–
- que Gracioso, ja ja ja– Mira el plato de Pável– ¿te lo vas a comer?–
- No– suficiente fue eso para que mi amigo tomara el plato y pusiera la comida en el suyo. Mira los nuestros, alza la mirada. Se lo deslizo sobre la mesa. ¿Qué le sucede? Devora la pasta como si no hubiera comido en una semana, come pan, pone un kilo de parmesano, aceite...todo en porciones grandes.
Charlamos un rato de perros peligrosos como el de nuestro hijo hasta que nos traen el postre.
- ¿qué carajos? ¿Es el día de Samael o qué mierda?– Richard llama la atención de algunos invitados–
- Cállate– le pateo–
- auch, solo digo. Al único raro que le gusta mezclar helado con manzanas calientes es a ti–
- pues no te lo tragues–
- Que grosero–
- Está rico–Pável asiente– No sabía que el helado de vainilla era tu favorito, menos la combinación de la manzana con canela. Muy navideño–
- Mi mamá lo hacía, y a todo mundo le gusta–
- Mierda, esto es estupendo– Richard se relaja en la silla como si nunca hubiéramos comido este postre, es más, lo pido cada que se me antoja–
- ¿eso es nuez?– Asiento respondiéndole al alemán, en el helado hay pequeñas nueces. – entonces paso, no quiero morir asfixiado aquí–
- ¿eres alérgico a las nueces ?– Pável cuestiona –
- ¿por qué intentas morir, Fritz?– Eleanor come del postre–
- mañana iré a una clínica para tratamiento de alergias–
- No creo que eso se quite con tratamiento– Pável come y aparta el resto del postre–
Eleanor me da en la boca, debo admitir que está delicioso.
- Está muy rico– Me inclino hacia ella– Pero aún más porque tú me lo das– me acerco para besar, me acepta el beso frío sabor a vainilla y canela–
- Ese estuvo muy rico– susurra llevando su mano a mi mejilla, entiendo la acción cuando me pasa la punta de su lengua sobre los labios. Le enseñé a hacer eso sin saber que sería una de las formas que ella usara para provocarme, o que usáramos para provocarnos. Me alejo porque está funcionando–¿quieres más?- asiento con una leve sonrisa– con cuidado de no derramar nada sobre mi costoso traje, pone su mano bajo la cuchara. Me la estoy pasando bien a pesar de los indirectos regalos de Collins pero ya me quiero ir y disfrutar de mi esposa.
Los músicos que daban ambiente a la cena encima del pequeño escenario, son reemplazados por un show que llama nuestra atención. Es un baile acompañado de música clásica, nada que perturbe el ambiente.
- Comes como Niño africano – Pável suelta haciéndonos reír, Richard escupe el helado del tercer plato de postre por reírse–
- Eso fue malo, Pável – es reprendido por nuestra esposa–
- Ustedes se rieron, yo no lo hice. Se pudrirán en el infierno-
Me tocan el hombre izquierdo, de inmediato busco detrás de mi quien es responsable de tal falta de respeto. Collins.
- Que bueno que se divierten–
- No por tan aburrido recibimiento– Eleanor me aprieta la pierna–
- el espectáculo ha sido entretenido señor Collins– Eleanor es educada con todo hombre mayor que se le pone enfrente, solo que a este abuelo no lo conoce–
- ¿y qué tal la cena?–
- A la pasta le faltó sal, y los vegetales estuvieron todo lo contrario– Eleanor me patea levemente– Respecto al postre, demasiado dulce, la manzana debe estar crujiente, no hecha papilla, exceso de canela también . Y el vino no es para desperdiciarlo en una simple cena de una fundación–
- Es una lastima. Eres el primero que se queja–
Miro a Eleanor, está avergonzada con la mano en la cara.
- Soy sincero–
- Lo sé, Eliezer–  
- Sam tiene un paladar muy exigente, pero para nosotros estuvo Perfecto– Richard habla, con todo lo que se comió le creo Perfectamente– puede felicitar al chef de mi parte–
- lo está haciendo–
- ¿qué?¿usted cocinó para más de 20 personas?– Collins se apoya en mi silla para darle atención a mi mejor amigo– ¿solo?– ríe–
- No hay nada más que hacer. Me gusta cocinar. Si estuvo tan mal, supongo me equivoqué en las medidas–
- No, estuvo todo delicioso–
- En ese caso, es bienvenido cuando quiera, le cocinaré lo que desee. Así puedo mejorar–
- ¿sabe hacer hamburguesas?– lo pateo, me mira rápido para regresar a Collins–
- La comida americana es mi favorita–
- Genial, debemos venir– 
- ¿dejaste el sombrero colgado?–
Richard se pasa la mano por el cabello.
- Sé que no es para todos los eventos– resopla–
- Profesor Ryman–
- ¿qué?–  se gira hacia mi– la subasta comenzará en unos minutos ¿es posible que me acompañe? Hay una obra que necesito me diga si es auténtica–
- Eso no está dentro de mis facultades como profesor. Sé leer, más no saber si algo...–
- ¿por qué no vas rápido?– Eleanor me interrumpe–
- No me apetece, y no sé si acertaré en si es o no auténtico–
- ¿por qué no la lleva a nuestra casa? Ahí podrá hacerlo– Me toma de la mano, respeta mi negativa, se lo agradezco– Sabe, Sam no se siente cómodo en un lugar desconocido– 
- Me temo que es algo muy delicado, y también quería hablar con él respecto a la editorial de una cosa que vi–
- Pueden platicarlo cuando terminemos el recorrido– Pável habla– no creo que trabajo sea un tema de conversación estos momentos–
- No hay problema, era un favor, solo eso. Si no estoy seguro de la autenticidad de la pieza, me temo que no la subastaré– me aprieta el hombro– No tomará mucho tiempo, Eliezer, lo prometo– disimulo el dolor que me causa, esto es una amenaza– Te interesa, especialmente las preguntas que tengo respecto al departamento de la editorial–
- Está bien, iré– me quito su mano de encima poniéndome de pie–
- No te robare tanto tiempo...–
- Como sea–
- disculpe– Dice antes de guiarme a la salida, no hay nadie en la casa.
Conozco el camino, su oficina.
- ¿en serio no te gustó la comida?– habla al abrir la puerta de la habitación– ¿tampoco el vino?–No me salen las palabras, me asusta entrar a ese lugar– Le cociné a todos con tal de agradarte, Cachorrito– suspira– entra–
Hago lo que me dice.
- Los dos sabemos que no hay ninguna obra– la puerta se cierra tras de mi, pasa alado mío con las manos en sus bolsillos. El lugar sigue intacto. Su escritorio a la derecha con una pared llena de libros detrás, dejando todo lo demás para unos sofás y demás decoraciones que en el día son iluminadas gracias a la luz que entra por la ventaba.
- No, no la hay. Pero si quiero hablar contigo sobre algo que vi en la editorial–Me relajo un poco– Me dijiste algo primero, y después algo muy distinto–
- Dime, te lo explicaré–
- Si, discúlpame– saca su teléfono, para ser un anciano sabe utilizarlo, me lo entrega. Dejo de respirar y la saliva se me queda a media garganta cuando veo una foto mía y de Richard en pleno beso ¿en qué momento abrió la puerta del despacho que no nos dimos cuenta?– Dijiste que no era tu novio– me alza el rostro– ¿te comió la lengua los ratones?–
Me arrebata el celular.
- Una lastima que esto llegue a las revistas de chismes– Chasquea los dedos haciéndome respingar– Tu carrera– sonríe– una basura. Sin hablar de ese sexy vaquero. ¿Quién lo diría? Seguro con esto igual lo tengo a él–
- Con él no te metas– Gruño–
- ¿sabes lo tan influyente que es tu familia, Cachorrito? Tu esposa podría perder estatus si se enteran que su marido es un maricón–
- ¿qué quieres, Collins?–
Miro mis zapatos.
- Eliezer, jamás te haré algo que no te guste ¿lo sabes verdad?– su aliento me quema la piel– Dime que lo sabes, cachorrito–
- ¿qué quieres?–
- a ti– me acaricia lo cabellos– ¿acaso no te has dado cuenta? Ese americano no te puede dar lo que yo, y esa jovencita no te entiende como yo ¿o si?–
- Collins...–
- ¿crees que no te vi restregándome tu Matrimonio?–
Lo aparto
- ¡Déjame en paz!–
- Mostraré esa foto a todo el mundo si no aceptas regresar–
- ¡NO! ¡Ya no soy un niño! ¡Déjame tranquilo!–
- ¿en realidad quieres eso, Eliezer?– me jala de la corbata con fuerza– ¡dime!–
- ¡dije que no QUIERO!– me quito de su agarre y lo empujo. No se cae, me mira furioso, se abalanza contra mi, me da un golpe en el rostro que me hace retroceder, me endereza a tirones, me quita la mano de la cara para besarme a la fuerza.
Luchar es lo único que me queda, pero mi mente inconsciente me hace débil.
Me tira con fuerza haciéndome tropezar con una pequeña mesa. Me pongo de pie.
- ¡repítelo!¡di que no quieres!– cuando veo que se acerca lo detengo dándole un puñetazo–
- ¡NO QUIERO!– exclamo– Entiéndelo Collins, ¡no quiero!– si estaba furioso, ahora le he hecho que la sangre le hierva–
- vas a querer, siempre terminas queriendo–  de nuevo mal trata mis ropas – ¿o no es así?– forcejeamos hasta hacerme caer– ¡di que no quieres!– me patea en el estómago cuando intento pararme– ¡Dilo!–
- Collins, por favor–
- ¿qué cosa, Eliezer?– se pone de cuclillas, me jala del cabello con dureza para que lo mire– siempre tienes que hacerme enojar. ¿Por qué es tan difícil para ti dejarte querer, eh?—  me suelta brusco parándose, me toma del cuello de la camisa golpeándome un par de veces en la cara, toso cuando la sangre obstruye mi nariz– Párate– con mis manos apoyadas en el suelo y la mirada pegada a la alfombra, puedo ver las gotas rojas en ella. El pasado me entristece, me debilita, sin embargo Rendirme no es de las cosas que suelo hacer, así que me paro para hacerle frente.
- Ya no soy un niño–
- Y aún así eres mío, Eliezer– me arrepiento, cuando él se me acerca yo retrocedo– Siempre lo serás. Siempre podré comprarte– forcejamos  al intentar tocarme, luchamos destruyendo la habitación en el camino. No logro someterlo en ningún momento. Me vuelve a marear con un fuerte golpe en la cara cerca del ojo, ese en verdad dolió. Me arrastra hasta estar en la parte derecha de su escritorio quedando frente a la ventana, me lanza contra él tirando varias cosas. No le permito acercarse, lo golpeo otra vez, retrocede un poco pero parece que cada uno de mis golpes lo hace más fuerte. Eso no es nuevo, lo enfurece más que luche, pero también lo calienta. 
Entre tantos forcejeos mi ropa ha terminado un desastre, dándole la facilidad de quitarme el saco.
- Eres fuerte– Sonríe comiéndome con la mirada, le gusta que esté asustado. Toca mis brazos, y mi torso–
- No divulgues la foto, Collins. No le hagas daño a mi familia– pido con la esperanza que su corazón de piedra se ablande un poco–
- ¿por qué me pintas como malo, cachorrito?– sus caricias son semejantes a mil dagas– El único responsable serías tú–
Me da una fuerte bofetada, y me jala de la corbata. Me besa agresivo exigiendo que le corresponda, me vuelve a empujar contra la dura madera. Me desabrocha el cinturón.
- Aiden, he dicho que no quiero–
- Sí quieres– mis manos son golpeadas cuando intento detenerlo– Tengo lo que te gusta. Anda, voltéate– Niego– ¡he dicho que te voltees!– me voltea con fuerza poniéndome contra la madera. Lucho por girarme, pero con fuerza me estrella la mejilla contra el escritorio sometiéndome— ¡contrólate, mierda!– me deja inmóvil con tal presión sobre mi cabeza, si me muevo duele demasiado, aún más por el golpe que tengo en el pómulo. Él disfruta esto, aún más si entre mis ganas de huir de él mi trasero se frota contra su erección.
- Por favor no lo hagas, Collins– suplico– ¡basta!– hace más presión en mi cabeza– Aiden...por favor– mete la mano bajo mi camisa acariciando mientras se frota contra mi. - ¡cállate!– gruñe inclinándose sobre mi– Cállate, ya te he dicho que no haré nada que te desagrade– Pasa la lengua por mi oreja, dejo de respirar cuando su mano se mete entre mi ropa interior. Mi respiración se acelera, duele el subir y bajar de mi pecho por el peso que tengo encima, dificultando mi respirar. – ¿te gusta?. Claro que te gusta–
- Te lo suplico Collins, no lo hagas. Haré lo que me pidas. ¡Detente!–
- ¡guarda silencio!– se apoya más en mi cabeza levantándose–
- ¡estás...estás lastimándome!–
- ¡te lo mereces por ser testarudo!–
- ¡porque no quiero que lo hagas, Aiden!– Mi voz se quiebra como tantas veces desde mis 12– Basta por favor, te lo suplico–
- Tranquilo, cachorrito, te aseguro que te gustará. Terminarás satisfecho como siempre– se comienza a desabrochar el cinturón y los pantalones sin despegarse de mi trasero, siento su mano advirtiéndome que de nuevo yo he perdido a pesar de suplicar y luchar.
- Señor Collins, ¡deténgase!– imploro– Se lo suplico, haré lo que me pida–
- ¡entonces cierra la maldita boca!–
Ahora me doy cuenta que los libros siguen en la misma posición. Jamás olvidaré sus colores y los nombres de esos desconocidos autores. Jamás los leí, pero imaginarme el contenido hacían que no pensara más que en ello. Cierro mis ojos como hace años, rindiéndome. Este escritorio ha tenido sangre de mis heridas y lágrimas de mis ojos. Ninguno de los dos nos extrañamos.
Ha sido obligado tanto como yo, los dos somos iguales.
Objetos.

MY BUNNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora