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RICHARD
Me levanto tarde como hace dos días, como y duermo como Cerdo, Eleanor se ha ido, y no solo a trabajar, si no a Rusia con el imbécil ese.
Lo único qué me calma el demonio de la ira es que me ha explicado por llamada que es algo muy importante, la noto preocupada y no hago ninguna escena, promete explicarme todo cuando regrese.
Mi Coronel me llama extraoficialmente diez veces, y si lo hace desde su número personal no debe ser trabajo, así que decido ignorarlo.
Tengo hambre y ni estoy para llamadas largas de un compañero y sus idioteces.
Salgo de la habitación solo para ver a los mellizos, las nanas me acompañan y vemos en un mini televisor las telenovelas.
- que hijo de perra– Comento mientras le doy pequeñas palmas a un mellizo sobre mi hombro, lo arrullo en la mecedora de madera con paciencia.
- Ni que lo diga, debió cachetearlo–
- Sí, como la vez que el señorito Sila le dio una buena a su novio Piero–
- ¿como así?–
- Uy si, fue ayer en el vestíbulo, Morelia barría y nos contó todo–
- Dijo que discutían porque el tal Piero tenía a otro–
- Y que viene el señorito y le dice " ¿un Davies como el otro? En tus sueños"–
- No– Sorprendido, ni siquiera sabía que Sila y Piero habían formalizado–
- ujum, y el señor Michael— la nana se cruza de piernas con el bebé en brazos–
- ¿qué tiene él?–
- Ya sabe, la señora Ivanovic está siendo una gran doctora–
Me impresiona que esa familia haga que sus hijos se formen como doctores a tan corta edad, pero la nana está insinuando otra cosa.
- sí, creo que le copió mucho al señor Ryman—
Dice la otra acomodando unas ropitas
- Ay si, pobre niña, lo peor es que la trae a esta casa–
- No no, Michael sería incapaz de algo así– defiendo al chico, Michael me a demostrado ser el más centrado de los cuatro–
- Me daría tanta pena si se separan, el pequeño Richard necesita a sus padres–
- Ay señor, aquí el único hombre que no es infiel es el señor Pável–
- ¿perdón? – me ofendo–
- No se haga que bien que trajo a otra novia siendo esposo de la señorita–
- Ah como es que son chismosas y no se enteran del chisme completo– Las señalo–¿ahora son leales a él?–
- A él no le sabemos ninguna mujerzuela– Suelta digna, me hacen reír, ni siquiera Eleanor me cela tanto como las nanas–
- No se ría, usted y el señor deberían aprender de él–
- Ah muy bien, solo les digo que cuando la casa se queme, él no va a sacarlas y yo si eh—
Cuentan tantas cosas que ya me sé que hasta el jardinero tiene una aventura con una de las cocineras y el Chef con una de las del aseo. Sé que omiten los chismes de nosotros, y siento que hasta saben que Sam y yo nos manoseamos.
Cambio los pañales de los bebés, los acuesto en sus cunas y me voy a comer antes de que el dolor de cabeza me aumente.
- Buenos días–
Odio la voz de esa mujer, por su culpa Eleanor cree que me acosté con ella, por meter...por dejar que se la meta un casado. Me enferma que Samael la haya preferido a ella sobre nosotros . Esa pelirroja ni siquiera lo ama.
No le contesto el saludo, a la mierda la educación con gente como ella. Más allá de esta propiedad sigo siendo el Richard prepotente que una vez estos europeos conocieron–
- iré con Andrew– ¿a mi qué?
El pasillo es enorme así que no me muevo, sigo mi camino, pero la puerta de Sam me llama. También lo odio, pero lo extraño. Lo pienso varias veces, termino Entrando, sigue igual con ese aspecto enfermo, a pesar de eso sonríe.
- Hasta que te dignas a venir–
Quiero golpearlo.
- Le pregunté a Ell porqué no habías venido y no me dio respuesta–
¿Desde cuándo habla con Ell? Ni siquiera tiene permitido el móvil.
Me acomodo a un lado de él.
- ¿cómo te sientes?–
- Mejor...creo.  Ella está cuidándome y sinceramente no deseo que se case de mi–
- Debiste pensar eso con niña linda– La rabia me hace la saliva pesada, me levanto para largarme, lo detesto con el alma– ¡ella hace todo por ti y tú le pagas con traiciones!–
- ¿de qué carajos hablas?–
- Has roto el corazón de Niña linda otra vez¡eso es lo qué pasa!¡te cuidaba y tú no lo quisiste!–
- ¡ya le pedí perdón!– Se para– Estamos bien–
- ¡mentiras! Ella no se a acercado a tu puta puerta para que seas feliz con tu zorra– lo encaro– Quiero que te largues Sam. Solo dañas a la mujer que yo si amo, y a ti te quiero, pero es ella o tú, y sabes a quien elijo.– Se hace el idiota– No quisiste nuestra ayuda, entonces lárgate–
- Ell acaba de salir de esta habitación ¿qué rayos te sucede?–
- ¡¿estás loco!?– La ira me consume tomándole de los hombros, su cara de estúpido me desespera– Eleanor se fue hace dos días a Rusia pedazo de imbécil–
- Eso no es posible...Ell y yo...– La voz se le entre corta–
- No hay nada entre niña linda y tú, tú la corriste ¿qué no te acuerdas?– lo empujo– Ella no regresará hasta mañana, y cuando regrese ya no te va a encontrar– Me dirijo a la puerta antes que lo mate a golpes–
- Richard...¿entonces quien a estado conmigo todo este tiempo?– paro en seco– ¿a quién le pedí perdón?¿quién me ha cuidado?¿Con quien me he...? Era ella, era Ell–
Un hueco en el estómago me provoca náuseas.
Repaso el día que Anastacia llegó, los síntomas de la desintoxicación, el trauma y sus trastornos. 
- Era ella– solloza.
Cree que era niña linda, lo ha creído todo este tiempo.
Me giro.
- Sam...quien a estado contigo es Anastacia–
Los ojos se le humedecen, las lágrimas no tardan en caer. Su rostro me indica que la noticia es una total mierda.
- No es verdad- Da un paso hacia atrás conmocionado, se tropieza sentándose en la cama– No lo es–
Me acerco
- Ell la trajo por ti–
- Yo no la quiero a ella–
- Lo dijeron tus palabras, Sam. Niña linda solo quiere que te recuperes– Me siento a un lado tomándole del hombro– Te sentiste mejor con ella...–
- ¡yo quiero a Eleanor!– Llora–
- entiende que tú ...–
- ¡estaba celoso!– Sincera– Se fue con ese tipo a una cita y yo...me enojé–
- ¿Maurice?–
- Como se llame...– Apoya los codos en sus piernas escondiendo la cara en su rostro– Enloquecí, ¿cómo pude...cómo pude...–
- Solo es el proceso....
- Quiero hablar con ella– Me interrumpe– necesito explicar...– Está desesperado, y muy en el fondo se lo merece, porque celoso o no, no debió soltar tanta mierda, él sabe la influencia que tiene sobre ella y la usa simplemente para pisotearla, mis palabras la hieren, pero las de Samael la destruyen–
- Tranquilo, Samael, ambos sabemos que ella te perdonará y entenderá lo que sucedió– Acepto la realidad– No te ahogues más de lo que ya estás–
- No quiero que regrese, dile que se largue ¡hazlo!–
- Órdenes de Eleanor, perdón–
- ¿ahora la obedeces?¿desde cuándo?– solloza entre reclamos–
- Desde que ambos queremos tu bien, y con ella vimos mejoría–
- ¡NO! ¡Yo quiero a Ell, idiota!–
- Tranquilízate Samael, hablas con ella cuando vuelva–
- ¿y si no me cree?–
- Lo hará– palmeo su espalda– Que llores solo te hace ver como marica, así que relájate y síguete cogiendo a la pelirroja–
- No tienes que ser cruel–
- ¿así como tú no lo fuiste con ella? Te ama más que a mi y si no hace nada contigo, entonces  yo lo haré— me levanto con la piel en llamas de la ira–
- eres mi mejor amigo—
Me le burlo sin importar que esté tan vulnerable.
- No cuando de ella se trata- niego– ¿tantos años y no te has dado cuenta que solo soy tu amigo por ella? No seas iluso– Me acerco inclinándome hasta su rostro, este Samael no me reta, no me refuta, no me mira pero lo obligo a hacerlo tomándole las mejillas con fuerza– Te lo dije, tú no me quieres de enemigo ,  tú la tuviste todos estos años porque quise y no porque me ganaras– los ojos grises inundados de lágrimas me miran con la tristeza que jamás creí me dedicaran algún día, decepción que no me mueve, no lastima y no me pesa, ellos me han mirado con odio, cariño y deseo, pero jamás tristeza.
- Yo no estoy bien, Rick–
- No te escudes en tu mierda de drogadicto...–
- Rick no te molestes conmigo...–
- Te vas a largar de aquí, vas a dejar que sea feliz ¿entiendes?–
- Pero...yo los necesito...yo no voy a poder solo–
La respiración pesada  me comprime el pecho como consecuencia de la ira que no puedo sacar golpeándolo.
- A mi eso me importa una mierda. Tú te largas de aquí junto a tu zorra. No necesitamos la maldita carga que nos pones– Le suelto alejándome–
- Mis hijos...–
- ¿tus qué?– Lo interrumpo– Tú en esta casa tienes pura mierda. Esos bebés son míos. Ellos no van a tener a un padre drogadicto y trastornado como tú, van a tenerme a mi, que no se va con la primera puta que se atraviesa– Lo humillo como él la ha humillado– Un maricón que no acepta que le gusta que se la metan–
No dice nada, solo baja el rostro entre sollozos que le  quitan la respiración.
- Disfruta tus últimos días aquí, Samael–
Sentencio antes de irme.
El apetito se ha ido, pero no dejo que me arruine la comida.
Me reúno con los demás, Eric por alguna razón está aquí.
- ¿y fósil?¿ya se encuentra mejor?– Sila cuestiona – ¿y dónde está mi hermana? Parece que otra vez le dejó el palacio a esa tipa–
- Isabel está en Siberia y por ello estoy aquí, para que no se maten– Eric habla–
- ¿crees que no puedo mantenerlos vivos?– Estoy con la paciencia al límite– Samael está mejor, de hecho, ya quiere irse –
- Hola– la pelirroja aparece, la sigo con la mirada, se sienta junto a Eric, asientos que están cerca de la cabeza.
- La servidumbre come abajo, en el área común– La miro– ¿quieres que te haga un mapa?–
- Isabell...–
- ¿me ves cara de hacer caridad?–
Nadie dice nada, escuchan y miran sorprendidos.
- No pretendas comer en la misma mesa que nosotros, tienes un lugar, y ese es con los sirvientes– Me meto un poco de comida a la boca– Las que dan servicios de calienta vergas cuentan–
A la mierda ese par de hijos de puta. Escucho la silla correrse. Sigo ingiriendo mis alimentos entre el silencio que los presentes hacen.
- Es una mujer a pesar de todo– Eric me hace reír–
- En lugar de defender a esa, deberías hacerlo con tu hija– Espeto– Pero no es algo que esté en tu vocabulario– Volteo a mirarle con la misma prepotencia que él siempre se carga– Así que, ve y pídele perdón tú por su realidad, pero párate de esta mesa y no vuelves a pisar esta casa. Y la única manera que veras a tus nietos será en revistas–
- ¡¿como te atre...–
- ¡No me obligues a echarte!– Exclamo- Sigue comiendo y no me fastidies más, que Suficiente tengo con ese par de imbeciles. Y soy mayor que tú, así que cállate–
- Bien, igual me pasé de imbécil– admite–
- Dudo que conejito vaya a permitir lo qué haces– Nicky habla nervioso–
- Suficiente con tanta bondad–
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La habitación de Samael es un caos y a mi la verdad me da igual.
Sigo a mi habitación, después de estar en la granja he terminado agotado y solo deseo una ducha.
- Olor a popó, excitante–
Sonrió ampliamente al verla acostada en mi cama, el estrés del día desaparece junto a mi ira.
- Niña linda–
Se levanta para ir conmigo, no me aparto cuando me brinca encima, correspondo el gesto manteniéndola en el aire, pero soy consciente de mi estado.
- Estoy muy sucio–
- ¿no me extrañaste?– hace un puchero–
- Pero estoy sucio, déjame ducharme ¿a qué hora llegaste?– me quita el sombrero para ponérselo–
- Hace como una hora–
- ¿y el ruso?–
- Su esposa lo necesitaba y yo te necesitaba a ti– enreda los brazos en mi cuello– Me dijeron que eres un dictador, y un déspota que no deja comer a...–
- Ella no está a nuestro nivel–
- Lo sé, pero insultaste a los empleados–
- Me da igual, Ella se Cree la dueña del lugar y está muy equivocada–
- Hay que ser buenos...
- No– la pongo en el suelo– Ya no quiero que te lastimen–
- Hablé con Samael–
- ¿y?– Me cruzo de brazos, suspira dándome la espalda, se sienta en la cama–
- Está confundido, y si yo estuviera en su lugar, quisiera estar con la mujer que amo, y bueno...– mira a la puerta– Yo no soy la que Sam necesita. Voy a divorciarme–
Toma aire reteniendo las lágrimas, se quita el Sombrero dejándolo a un costado.
- No fue un error traerla, ella hará lo que yo no puedo, yo lo quiero ver bien, es el padre de mis hijos–
- No llores, niña linda– La consuelo arrodillándome ante ella, limpio esas lágrimas rebeldes–
- Es que...yo si lo quiero y mucho, Rick. Fue...mi primero en casi todo. Me dio tres lindos niños– se quita el cabello de la cara–
- Dejará de lastimarte si lo dejas ir– La acaricio– Aún si te niegas, yo los echaré, niña linda– advierto, Samael y Eleanor solo se lastiman estando juntos. Los dos deben entender que ya no son solo ellos dos–
Asiente aferrándose a mi. Solo queda uno.
- voy a ducharme, estoy ensuciándote- Me alejo, sube a la cama y enciende el televisor–
Me quito toda la ropa en el cuarto de baño, enciendo la ducha y me meto al agua helada.
Tal vez algún día el enojo desaparezca y su lugar lo tome la culpa, pero prefiero eso a que niña linda siga siendo el juguete de esos dos.
- ¿desde cuándo no usas agua tibia?– me quito el exceso de agua de la cara y me asomó para verla desvestirse. Una vez veo esos pezones rosados, todo se me despierta–
Camina hacia mi completamente desnuda, tan diosa como siempre.
Dos minutos después ya está contra la pared recibiéndome, el choque de nuestros cuerpos es tan excitante, se combina con nuestros gemidos que ninguno intenta ahogar.
Calmó mis embestidas para besar el cuello que me ofrece, paso mi lengua antes de morderle y después marcarla.
- Richard no– Me reprende tratando de alejarme pero no la dejo aferrándome a su cintura regresando a las duras y rápidas estocadas–
–¿no qué?– la giro, le cargo y vuelvo a penetrarla. Le doy una dura y precisa que me da tiempo de lamerle una teta y marcársela.
No paro, se aferra a mi espalda y brazos cuando suelta un gemido fruto de su orgasmo. Su interior me atrapa y el cuerpo me cosquillea derramándome en su interior.
Busco sus labios pero me los niega.
- ¿qué pasa?–
- Lo qué pasa es que eres un idiota, ya bájame– aturdido le hago caso, se desaparece de enfrente mío—
La sigo
- ¿pero que hice?–
- ¿en serio preguntas?– Refunfuña vistiéndose con la ropa que jaló del piso– ¿cómo te atreves a marcarme?–
- Yo...fue el momento...
- ¡te lo he dicho miles de veces!– me interrumpe– Carajo, Rick, me maquillé el otro y me haces unos nuevos–
- ¿y?¿cuál es el problema? ¿Tienes esposo no? Entonces follas–
- Ya tengo fama de todo por mis tatuajes, no necesito aumentar los chismes con moretones de cama–
- Tú me lo haces cuando se te antoja– Reclamo–
- Tienes razón. Si no quiero que lo hagas yo tampoco debo–
Soy más rápido que ella al momento de querer marcharse poniéndome frente de ella.
- No lo volveré a hacer. Solo quédate ¿si?–
Me mira y mira
- Me dieron tres clases en Cambridge–
- Eso es para celebrarlo pero no te ves contenta– le rodeo con mis brazos alzándola a mi altura – Dime que darás cátedra sobre lo que te gusta–
Asiente sonriente
- Me dieron la oportunidad de estudiar mi master mientras doy las clases. Tendré que ir un par de veces a Roma, y quiero que me acompañen...si es que no hay inconveniente en tu trabajo–
- ¿sabes que estoy muy orgulloso de ti?– soy sincero, mi amor por ella es tan inmenso, que verla crecer me da tanta alegría– voy a apoyarte en lo que haga falta. Si quieres soy el niñero, o un amo de casa de tiempo completo–
- No digas tonterías– Ríe– Gracias, Tony– Me da un beso tierno que me llena el alma–
En la cama me cuenta emocionada de cómo consiguió el empleo que obviamente no necesita, además me revela La preocupación que tiene respecto a que su otra vida le consuma la que realmente quiere, pero le dura poco, pues su emoción de dedicarse a lo que le apasiona opaca toda tristeza.
Así la quiero siempre.
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PÁVEL
El dolor de cabeza me está matando como las malditas nauseas. Me tallo las sienes. Solo quiero llegar a Inglaterra y descansar. El drama que vivo con Isabel no es ni un octavo con lo que debo aguantar con la histérica de mi ex esposa.
Dios me castigó embarazándola en cada acostón, el único planeado fue Serkan y de ahí los preservativos fallaron.
Pero como quiero bebés con alguien que si quiero, me los niega rotundamente. Que gran hijo de puta.
- Tómelos, que no se le caerá el pito– Guztav, mi mano derecha me deja el frasco de pastillas en la mesita. Si no estuviéramos en el jet, le vuelo la cabeza–
- Déjame tranquilo– Se sienta en el asiento de enfrente– Apestas–
- No, usted anda hormonal– Lo voy a matar – deje de mirarme como loco y tómese las pastillas–
No lo haré y punto.
La azafata nos sirve la merienda, Guztav no le deja de mirar el escote, y sinceramente parece que la joven nos ofrece sus tetas,  giro mis ojos dando mi atención a las nubes.
Mi acompañante me patea molestándome en seguida.
- Está rica– le mira el trasero cuando comienza a irse. Bien, sus tetas y culo son grandes, pero está muy simple para mis nuevos gustos–
- le tiraba a quien aflojara– las frutas me abren el apetito, y la sandía fresca me quita las náuseas–
- ¿y tú no aflojas?–
- Estoy casado– El celular me suena con unos mensajes de Serkan, está con su hermano y los hijos de Isabell en casa de Alex , y por primera vez tiene una vida normal asistiendo  a la universidad y por tanto jode con estupideces. Esa es la magia de Isabell, La Paz.
- pero dudo que un Volkov sea fiel–
- No quiero morir, y me apetece ser fiel– Lo miro– Deja de joder que me das jaqueca–
- anticuado– se burla– Isabell Volkova me derrotó a los 15 ¿lo sabias?–
Gustav es un soldado  forjado desde los 5 en los calabozos de mi familia, sus padres tenían una enorme deuda y él fue el pago. Un asesino sin piedad alguna experto en el combate cuerpo a cuerpo, es letal excepto con los Volkov, al menos con la mayoría.
- sí, por eso es mi mujer–
- Recuerdo que el jefe le daba una paliza extra cada vez que la derribaba, y ella le refutaba todo, una vez hasta lo apuñaló–
- Se lo merecía supongo– sigo comiendo–
- Con lo que me cuentan, no parece que hayamos conocido a la misma Isabell. De hecho, creo que conocemos distintas– alzo la mirada–
- ¿hablas con mi esposa y yo no estoy enterado?–
- Ella no sabe que trabajo para ti– se encoge de hombros–
- ¿y se puede saber por qué trabajas con ella?¿y haciendo qué?–
- Usted no me paga lo suficiente– se me burla comiendo algo de fruta– Y ella sí–
- Eres un traidor–
- Ya no, están casados–
Sonríe con la boca llena. Es un asqueroso.
Llegamos a Inglaterra en un par de horas más de vuelo, el hangar está en Londres así que para no perder más tiempo voy en helicóptero a la  propiedad. No tardo en llegar.
Mi primera misión es encontrarla, pregunto a los sirvientes dándome su ubicación. Camino hasta el estudio quitándome por completo la corbata que traía medio puesta.
El humor se me descompone más al verla riéndose con el americano, está muy cerca de ella y sus manos pasan por lugares que no deberían mientras Isabell revisa un libro a lado de los estantes.
- Buenas tardes–
El americano me reta con la mirada como yo lo hago.
- Creí que venías hasta mañana jefe–
Siento una maldita pared desde que perdimos a los bebés, con cada pérdida se iba levantando, y con los últimos parece que está terminada, pero la voy a derrumbar.
- Terminé antes-
La sigo con la mirada hasta que se posa tras su escritorio.
- ¿cómo está tu esposa? Se escuchaba urgente– Siento un poco de celos en sus palabras–
- nada del otro mundo- Tomo asiento frente al escrito–
- dudo tus cogidas sean de otro mundo–
Como me estorba.
- Es mejor que te calles, que seguramente ya te cogiste a la pelirroja–
- No, solo a mi esposa– Esa sonrisa estúpida se la voy a arrancar un día de estos. Me amarga con solo saber que estuvieron solos todo este tiempo–
- ¿no tienes nada que hacer? Te la vives aquí encerrado– Espeto– solo jodes, lárgate a hacer algo productivo—
- Ustedes dos se la viven en guerra– Eleanor habla antes que el idiota– Necesito que por una vez se dejen de payasadas y pongan atención en mi–
- La tienes– Aseguro–
- Ah...no creí que hicieran caso– Se sienta– De verdad quiero llevar la fiesta en paz ahora que daré cátedra–
Los ojos le brillan solo con mencionarlo, sin embargo, creo que debería estar posicionándose en nuestro mundo, porque el poder que tiene y el que tenemos juntos no es suficiente.
A pesar de eso, no pretendo sabotear su felicidad, si ella quiere ser una simple profesora no me negaré a apoyarla.
- Como digas, muñeca. Al menos de mi parte no tendrás dolores de cabeza–
Disimulo la rabia al notar un moretón en su cuello, y el autor es el imbécil a su lado, porque cuando me fui no tenía nada. A la mierda La Paz, habrá guerra hasta que solo quede yo–
............
Impaciente miro mi reloj, al único ser humano que le aguanto impuntualidades es a mi esposa.
Mi departamento en Londres ha sido usado pocas veces, y en este caso es para negocios.  Gustav se presenta con la pelirroja. Esta mujer se metió entre las sabanas del hombre casado equivocado. Se quiso pasar por muy hija de puta y solo es un juguete.
Me alejo del ventanal dándole un vistazo, es bonita, enciende pecados en los hombres, pero solo en los débiles.
- Tú rompiste el trato-
- Error– Me acerco– Fueron órdenes de la jefa, y tú no te escondiste lo suficiente porque te encontró– Aclaro– Vas a hacer algo por mi– Le señalo el sofá, Gustav la obliga a sentarse.
- Si es sobre Sami, él no quiere con él–
- Eso te lo llevas sí o sí– Sentencio– También quiero que te lleves al americano–
Maldigo el día que intenté negociar con dos idiotas inestables arruinándome el Plan de desaparecer al Americano.
- ¿de qué estás hablando?–
- Sabes a lo que me refiero– Me enferma andar con rodeos– No lo quiero en mi casa, lo seduces con esas tetas grandes, Isabell se entera y lo echa–
- ¿por qué crees que Richard va a caer en eso?– Niega– Lo intenté años atrás y no me mira, además, me odia–
- Eres bonita, y él es una bestia, puedes hacerlo– Me pellizco el puente de la nariz– Es una orden Anastacia– La miro– No querrás que me lleve a tu bastardo ¿o si?–
Los nervios la atacan
- Con él no te metas. Ya te dije que obedeceré en todo lo que ordenes–
- ¡estupendo!– abro mis brazo– No es nada del otro mundo lo que debes hacer–
- ¿cómo harás que ella se entere? ¿Y si no logro seducirlo?–
- ¿debo pensarlo todo yo?– Jaqueca me da esta mujer– Si pudiste con El Niño bonito, puedes con ese. ¿Cuál es el puto problema?–
- Que Sami no la quiere como Richard–
En eso tiene mucha razón
- ¿puedes o no?–
- Amenazas a mi hijo, sabes mi respuesta–
- Richard insiste que se vayan, los mantendré hasta que completes la misión– camino con las mano en la espalda, estoy tan desesperado que ese imbécil se largue que no hice un plan antes. Isabell antes era predecible, ahora ni un poco, solo tiene una rutina de 4:30 a 6:30, y en el transcurso del día hace lo que le venga en gana, a excepción de 10 am a 2 pm que se le vive en la oficina, y eso que aveces. Puede estar dónde sea.
- ¿ya me puedo ir ?– chisto.
Richard Greene desde que lo conozco es un desordenado de mierda, si no ordena su escritorio, mucho menos su horario. Sin embargo, hay algo en lo que nunca falla, su horrible granja. La visita de 4:30 pm hasta que se canse, si es que no tiene algo más importante que hacer.
Debo ser un idiota, el imbécil jamás caerá ante las bellezas de Anastacia, está prendido a una rusa de ojos color plata como yo. Tengo que emboscarlo de alguna manera, sacarlo de mi vida con Isabell, y una vez echado, matarlo.
El imbécil ahora está más de lo normal, si Anastacia lo seduce y enfurece, se irá al carajo mi estrategia que por primera vez no es fuerte.
Tengo la maldita arma, pero no sé cuándo utilizarla.
- Señor, Tyler quiere darle una llamada de la señora–
- Dile que ahora me comunico con ella– La escolta que Isabell me ha puesto solo me hostiga, Tyler es el capitán, y si bien me obedece, sé que si ve a Anastacia, se lo dirá. Y no deseo que piense que yo también me la estoy cogiendo.
Llamo a su número y me contesta a los dos timbres.
- A tus órdenes, jefa–
- no me importa lo que estés haciendo, pero la escolta que te di es para que esté contigo, no a tres cuadras de ti–
- Los mandé por café–
- Mañana tendremos una fiesta de beneficencia, ¿estarás?–
Sonrío de oreja a oreja.
- ¿en el palacio?-
- sí, será en otra ala por obvias razones. Llegará...te explico después. Nos vemos, y deja de enviar lejos a la escolta, solo quiero cuidarte–
No me apetece alimentar su necesidad de cuidar a todo el mundo, la que necesita de cuidados es ella, y por ello le estoy limpiando toda la basura que tiene al rededor.
Samael ya se larga y solo falta uno. Podría matar a ambos, la muerte del escocés sería el impulso de un nuevo régimen en la mafia, por otro lado, Richard en vida solo la hace débil y muerto también, pero él es curable.
Ella no me ama como a ellos, pero que se sienta culpable de nuestra desgracia me permite tenerla en mis manos.
- Cuídate, jefa, nos vemos en casa– cuelgo para mirar a la pelirroja de curvas candentes– Te pondrás bonita para mañana, habrá una fiesta de beneficencia– Ordeno, le hago una seña a Gustav para que nos larguemos, toma a la mujer de brazo para salir.
Paro en seco para girarme cuando siento que me sigue–
- ¿qué mierda haces?–
- ¿no dijiste que ya nos vamos?–
- ¿y que los cuervos de Eric Parisi me vean salir con ella?–
No capta
- ¡parecerá que me la estoy tirando!–
- ahhh–
- Eres un imbécil, por eso estás soltero– niego– Sácala por la puerta de servicio.
Sigo mi camino por el pasillo.
Eric Parisi es otro maldito posesivo entrometido, no le gusta que le hija esté con nosotros, y por ello insiste en sabotearnos. Ya lo hizo con Samael y Richard, por culpa de ese Francés no confía en ellos, y se lo agradezco porque así me hace mucho más fácil la tarea de desaparecer a Richard.
Pero yo no soy esos dos imbéciles, me puede seguir, acosar, o lo que guste, y no me va a encontrar nada. Lo mataría, pero los lazos que tengo con él gracias a Isabell me han ayudado en mis negocios, prefiero tenerlo de amigo aunque sea un grano en el culo, es peor que Alex Davis.
Dos psicópatas como padres explica porqué mi esposa sigue el caos hecho hombres.
Reviso el localizador en el anillo de bodas que le regalé, después de tantas insistencias solo ese y el que combina con el de los tres lucen en su mano. Está en la editorial, le mando un mensaje preguntando dónde está, y no me miente.
Me dirijo ahí, la escolta compuesta por soldados rusos del Clan Volkov rodean mi auto con el suyo.
- Ah que fastidios– Gustav gruñe– No vamos a usar una puta camioneta, vaya y dígaselo a su esposa–
- Deja de quejarte–
- Ni que fueras el presidente o el rey–
Junto a Isabell soy un rey. Yo a esta edad sigo en la sombra de mi padre a pesar que mi clan es uno de los más poderosos, pero mi esposa es enorme con solo la fiereza de su nombre.
Me sube el ego caminar a su lado como su marido en reuniones de colegas. Habrán tantos Volkov, pero ella se ha ganado estar en la élite de su propia familia.
Su belleza la ha llevado a crear lazos con importantes personajes, lazos que solo como mujer puede hacer, en el negocio hay más hombres que mujeres, y yo seré buen diplomático con machistas, pero ella idiotiza a quien se deje.
Nos estacionamos en el estacionamiento subterráneo del edificio, aún así la escolta me rodea con su debía distancia, excepto Tyler, estará entre los 20 y 25.
- Su café– Me lo extiende– Y su dona de chispas verdes y amarillas con glaseado azul cielo en una mitad y en la verde militar–
Lo miro
- ¿en serio encontraste eso?–
Agarro la bolsa entrando al ascensor, solo entra él. La abro, me inventé todo para que me dejara en paz y poder hablar con Anastacia, pero aquí está mi dona.
- Y su café del sur de México– me lo extiende–
Eso igual lo inventé
- ¿dónde carajos encontraste esto?–
- Los deseos de mi señor son órdenes– es todo un soldado Volkov–
Lo observo, tiene un tatuaje en el cuello que lo hace parte de la mafia roja.
El ascensor me deja en el vestíbulo del piso de Isabell.
Su secretario me da la bienvenida, Tyler se queda afuera mientras yo entro. Tiene una llamada en francés, idioma que no sé a la perfección por lo que no le presto atención. Lo apaga cuando me ve.
- No me dijiste que tenía un sirviente como escolta– Dejo las cosas en el escritorio– No sé cómo consiguió esto–
- ¿en una cafetería?–
- Me estaba sofocando y lo mandé a buscar cosas imposibles– Sonríe sacando la dona–
- Me la voy a comer– le da un mordisco que me hace sonreír cuando se le inflan las mejillas– que bueno que te agrade–
- No me agrada, pero me sorprende– rodeo el escritorio para limpiarle la comisura de los labios, me quito el azúcar de los dedos probando lo dulce del alimento– ¿beneficencia?–
- Algo así, no estoy peleando el trono, pero debo saber que tengo aliados–
- ¿cómo una democracia?–
- Ojalá y no– Me ofrece de la dona, y no me niego dándole un bocado, está rica.
- ¿ya comiste?–
- No ¿pedimos algo?–
- claro, pero...– Las risas se hacen presentes, antes de poder reaccionar ya me están atacando la pierna–
- ¡papa!– Narccise intenta escalarme con un soldadito de plástico en la mano, el apeste de Richard inunda la habitación–
- amigo– Suelto en el idioma que El Niño sabe perfectamente, el ruso lo aprendió antes que el inglés y por ello tiene acento. Lo levanto sintiendo la ira de Richard sobre mi. Me satisface que su único hijo me llame papá y me prefiera a mi antes que a él. Este Niño debió ser mío, pero disfruto habérselo quitado.
Oliver por otro lado es y siempre será difícil de roer, si bien hemos pasado tiempo juntos, y me ha dado su confianza, no soy más que el otro novio de su mamá. Si me ganaba al Niño rubio, tenía a Isabell, pero no ayuda con el tremendo carácter que se carga. No nos aguantamos a excepción de estar concentrados en el mismo objetivo.
La única temporada que creí haberme ganado su cariño fue cuando ninguno de sus padres estaban presentes.
- ¿te divertiste con el abuelo?– cuestiono quitándole de la frente los mechones claros–
- ¡un soldadito, papi Alex me lo compró!–
- El abuelo Alex está que se tira por la azotea– Suelta Oliver sentándose en la silla de enfrente–
- ¿por qué?– Eleanor cuestiona, el niño rubio se levanta para ir hasta ella y abrazarse a su cintura abriendo la boca para que le de del pan, lo muerde–
- Son cuatro bebés y ellos dos. El abuelo Henry se niega a tener nanas—
- Son bonitos, yo quiero uno– Narccise balbucea–
- Tranquilo, mami y yo trabajamos en eso–
La envidia me envenena la sangre, que rabia saber que él si puede tener hijos con ella y yo no.
- ¡No!– Oliver se aleja– ¿por eso estás engordando? ¡¿Te están creciendo las tetas por eso?!–
Isabell le golpea la cabeza
- Jamás le vuelvas a decir a una mujer gorda, tonto...¿pero si estoy?–
La miro, ¿de dónde?
- Estás igual– Giro mis ojos– Y si lo estuvieras, no me quejaría, abría más de dónde agarrar–
- Eres un cerdo– Richard habla –
- ¿yo? A mi no me cacharon en pleno acto–
- Bla bla bla bla bla– Oliver se tapa las orejas–¡lo había olvidado!–
- ¿ya comieron?–
- No-soltamos en unísono–
Debo confesar que la ausencia de Samael resulta...incómoda. Ya lo había anexado a mi vida y ahora tendré que sacarlo, o al menos eso creo, la única cosa en la apoyo totalmente al imbécil es que esa pelirroja y Samael se largan. Y de pedir KFC.
Media hora después Daniels entra con la cuenta  de comida rápida inundando la habitación de ese olor a grasa.
No se me apetece, estoy urgido por comerlo, la saliva aumenta en mi boca.
- No puedo creer que hayan pedido esto– Oliver es el primero en quejarse–
- Solo cómelo–
- La grasa le gotea, papá– saca una pierna tocándolo con asco–
- Y Es lo delicioso– Me siento en el sofá junto al niño y del otro Richard. Agarro una pieza Anhelando lo crujiente, carajo, es mi segunda vez comiendo esta comida, debe ser eso.
Le doy la primera mordida, mi organismo me da las gracias por tan estupendo sabor, se me aumenta el apetito a niveles enormes.
- tengo comentarios inapropiados con los ruidos que hacen - Suelta Isabell hincándose frente a la mesita– Coman, niños–
- No creo que a papá Eric le guste esto– Narccise observa el pollo que le dio su madre–
- ¿Pueden dejar de quejarse y comer?– los regaño–
- Si quieren comer monte vayan al jardín– Añade Richard– y lo dicen los que comen en Macdonald's–
Los niños comen después de los comentarios.
Isabell no Deja sus modales ni para comer pollo frito, es delicada y hasta elegante se ve haciéndolo. En cambio nosotros parecemos bestias.
Los Volkov y Parisi crearon un monstruo en modales. Los Niños no se quedan atrás, especialmente Oliver, al que solo se le fue alimentado la educación de Samael.
Yo estoy obsesionado con estar limpio, pero ellos me ganan por mucho.
Ellos solo comen una cada quien, mientras que nosotros perdemos la cuenta.
El gusto me dura poco. Las malditas nauseas aparecen obligándome a correr al cuarto de baño. Imposible termine obeso porque como y vomito.
Me levanto y jalo la cadena. Lavo mi cara y boca antes de salir. Vuelve el malestar cuando escucho hacer lo mismo a Richard en la maceta de la esquina, me giro para no mirarlo, cierro mis ojos tapándome la boca y nariz con el dorso de la mano.
Nos estamos muriendo y no sé qué mierda tenemos.
- Toma esto– Mi esposa me entrega un vaso de agua y una pastilla, no sé qué es pero hago caso, Richard es auxiliado por el mayor de los Volkov–
- Papá, sé que no soy tu hijo, pero si te mueres estoy en tu testamento ¿verdad?–
Richard se levanta.
- No voy a morirme–
No hoy, pero pronto.
Saca el frasco de pastillas que le dieron para tomar un par.
- Es cáncer, mamá tenía estos síntomas cuando lo tenía–
- ¿te acuerdas de eso?– Isabell suelta con un tono triste–
- Algo...—El niño lleva las manos a su espalda para caminar al sofá y regresar a su puesto–
Que mal que todos esos momentos malos o bueno se hayan ido a la mierda por su padre imbécil.
Lo malo de haber hecho a Isabell el centro de mi mundo es que ahora mi lugar favorito es con ella, y pronto dejaré de compartirla.
Jamás me imaginé jugando en la alfombra de una oficina con soldaditos y caballos de juguetes olvidándome del trabajo. Narccise derrama tranquilidad, sus ojos tienen un brillo igual al de su madre, tal vez por ello le he comenzado a querer.
Las leyes Volkov son claras respecto al cuidado de la familia, y eso incluyen a los hijos de sangre y los que no, Isabell nos quitó ese peso a los  tres, pero ahora que, evidentemente yo jamás podré tener hijos con ella, no me queda de otra que cuidar a estos niños  como ella cuida de los míos.
Mis hijos tendrán una madre, pero Isabell los cuida a tal nivel de dispararme.
- ¡Gané!– Suelta sin darme cuenta que me ha derríbale todos los soldaditos, juego que él se acaba de inventar como el ajedrez.
- Trampa, dijiste que los caballos caminan cinco pasos—
Cuenta los cuadritos mal dibujados en hojas que robó de Isabell.
- 1.2.3.5–
- Te faltó el cuatro, tramposo–
Levanto el rostro, Isabell aparta La mirada que tenía sobre mi sin dejar de hablar con la persona al otro lado de la línea. Estaba observándome.
- ¡juguemos otra cosa!– Se me avienta colgándose de mi cuello, por la posición de rodillas en la que estoy casi me golpea la entre pierna.
- A estas alturas deberían jugar a la licuadora descompuesta– Oliver habla sin despegar la mirada en el videojuego que usa Richard–
- Narcisse, basta amor– Su madre lo reprende alejando un momento el móvil–
- No me molesta— me levanto junto con él–
- Mi secretario te agendará una cita con el área jurídica...sí, la reunión será después, mientras tanto tú y tu abogado deberán entenderse con...exactamente– cuelga el móvil para apretar un botón en el teléfono fijo–
El secretario de Mi mujer, un tipo alto, quizá de 1,85, 30 años tal vez , parece modelo común, de los que no son realmente apuesto pero cumplen con los estereotipos. No me preocupo.
- Envía al prospecto de autor con mi hermano– escribe en un papel, se lo extiende. El chico no reacciona– ¿qué esperas?–
Al fin se acerca tomándolo.
- ¿con cuál de los abogados?–
- Silas está ocupado con las modificaciones al contrato de Masón–
- El señor Michael no se ha presentado a trabajar–
- Déjaselo en su escritorio– el secretario de retira.
- Mami tengo sed–
Oliver se acerca como si tuviera cuatro años
- Si amor–
Se pone el celular en la oreja tras marcar un número, acaricia los cabellos rubios del Niño.
- ¡Buenas tardes, hermanito!– mira la hora en su reloj– ¿No me digas? Que curioso ¡porque yo estoy aquí!– Se levanta para ir al mini nevera para sacar una botella con líquido rosa– no me importa con quien mierdas estás, Michael– Le entrega la botella a Oliver– comparte con tu hermano– advierte–
Narccise se vuelve un gusano hasta que lo bajo, corre con su hermano.
- ¿qué diablos te pasa? Anda guárdate tus miserias y te apresuras a llegar...podrá ser la Virgen Maria, pero por obviedades no lo es ¡apúrate que la herencia ahora es entre siete!–
Cuelga malhumorada–
- ¿me estás diciendo que Silas es el aplicado?– Richard habla–
- Le gusta pelearse con la gente y tener la razón siempre. Eso lo hace buen abogado–
- Tal vez Michael se da libertades porque su hermana es la jefa– digo–Prácticamente los mantienes–
- Y Ni así afecta mi asquerosa fortuna. Démosle gracias a que mi abuela era la favorita–
Apila algunas hojas–
- Y que papá me haya usado para amarrarte–
- Oliver por favor– Lo reprende–
- Según las películas era al revés. Pero que más da, soy rico–
- Tu papá no hizo eso–
- ajá, y papá Richard no te embarazó con las mismas intenciones–
- estaba desesperado– Brome o confiesa, conociendo a esos dos, espero lo que sea– Mírame ahora, sigo en tu casa–
- Creí que tenías novia–
- Quien va a tener novias si tiene a tu madre– suelta seguro–
- ¿mi papá?–
- ¿parece que va a llover?– Eleanor cambia de tema–
- Sí, está nublado–
Me causa gracia lo traumado que tienen a ese niño. Bueno, sigue normal a comparación del Volkov promedio donde sus padres matan al otro cuando ya no les sirven. Muy pocos Volkov se casan con cariño, después de haber estado seguro que Isabell no formaba parte de ellos, accedí a mezclarme en su dramática vida.
El que maten parejas es un secreto a voces.
- Tengo nuevo y voy a la secundaria, creo que entiendo todo– Aclara–
- ¿Papa Sam y mami van a dejar de ser novios?–
- Sí, por eso estamos en casa de los abuelos–
- ¡Oliver! No le digas eso a tu hermano–
- y se llama divorcio, me lo explicó El tío Silas a los seis–
- ¡No!–
- sí. Pero tendremos dos de todo. Al menos hasta que reinicien el círculo tóxico que se tienen desde que tengo cuatro años–
- ¿cuál círculo tóxico, Niño?–
- ¿o vicioso? Como sea, si se divorcian vas a volverse a casar en...¿un mes? Eso si el tribunal lo acepta y el consejo de la familia–
- Tiene razón– Susurro solo para ella– Y más en su estado–
- No entiendo– Narccise nos mira a todos–
- Papá se irá de la casa, y vendrá por los mellizos y por mi en los días acordados ante el juzgado familiar–
- ¿y por mi no?–
- No porque no eres su hijo–
- ¡Oliver!– Eleanor lo reprende–
- Pero yo quiero a papá Sam–
- Yo quiero a tu padre pero no es mi papá. Por eso solo viene a tus cumpleaños y a verte a ti.–
Narccise comienza a llorar.
- Oye ¿qué rayos te pasa?– Richard lo regaña tomándole del hombro para que lo mire– No seas un maldito cretino con tu hermano–
- Que sea un maricón llorón no es mi culpa–
- ¡lárgate de aquí antes que demuestres ser igual!– lo levanta de un tirón junto con él–
- ¡¿y a dónde pretendes que vaya?! De todas formas nos veremos las caras cuando nos vayamos–
- No me respondas Oliver–
- ¿o si no qué? ¿Vas a golpearme?–
Cuando entre a la pubertad, este Niño será imparable, ellos verán un problema, pero yo veo a un feroz líder.
- Verás que no soy una nena que se la vive llorando–
Narccise pone mal el ambiente, no llora por berrinche si no con un sentimiento exagerado.
- La que va darte la paliza soy yo si no te calmas– Isabell intenta tomarle del brazo y jalarlo fuera de aquí antes que a Richard de verdad se le ocurra golpearlo, aunque en todo este tiempo viviendo con ellos, él jamás lo ha tocado.
Oliver le golpea el brazo quitándose del agarre mirándole con odio.
- ¡Oliver!– Gruñó furioso por la acción, El Niño respinga recibiendo su atención, me mira con terror cuando me acerco–  vuelve a tocar a tu madre y no te golpearé ¡te quemaré las manos!–
- Solo está molesto– Lo defiende–
- ¡no lo defiendas!¡que eso dirá cuando golpee a su esposa!– lo miro– si le gritas te corto la lengua, si le tocas te quemo las manos. Muy valiente y atacas a tu propia madre, ¡la mujer que no haría nada para defenderse de tus ataques!– Vocifero en ruso–
- Lo siento mami– se escuda en ella–
- ¡Aquí al único que le faltan huevos es a ti!¡ahora lárgate a sentar! ¡Un puto perdón no resuelve nada!–
Oliver no respeta ni al americano ni al propio padre a menos que lo vea realmente furioso como a mi ahora.
Seré un maldito en todos los sentidos, pero un golpeador jamás, ni un cabello le tocaría a mi mujer.
Me obedece, lo he regañado, pero jamás como ahora.
Richard no se mete, sabe que estuvo mal. La academia Volkov los hace bestias que si no son controladas se vuelven destructoras.
Levanto a Narccise quien se ha abrumado más por los gritos que le he dado a su hermano.
- Y que te de vergüenza que todo el piso se ha enterado que no respetas ni a tu propia madre–
- Ya dije que lo siento–
- ¡no te he pedido que hables!– Isabell no es la que está en juicio pero sus ojos plata ahora están nublados. No le gusta que le toquen al hijo ni siquiera con palabras– Mira como tienes a tu madre, debería darte pesar–
- Igual de patán que su padre– Con eso tengo más que confirmado que Richard y Samael ya no son amigos–
- No difames...
- ¿difamar?- La enfrenta– ¿de quién crees que aprendió a no respetarte? Él ha visto como te grita y como te mal trata ¡no lo niegues! Que Samael es un salvaje y Oliver sigue el mismo camino porque tú no le has puesto freno a Ninguno de los dos–
- Él jamás me ha puesto una mano encima–
- Lo echaré antes que suceda, porque desde hace años soy testigo de lo animal que es contigo. Forcejeos que dejan marcan y...– se calla furioso–
Hasta ahora, las peleas que he presenciado entre ella y Samael son contadas, y en la mayoría él termina perdiendo, pero Richard los conoce más que yo.
- No permitiré que pudra a Oliver volviéndolo como él–
Hago memoria de las mil excusas que jamás creí ciertas pero no imaginé fueran por violencia. ¿Isabell?¿la mujer que me ha dado guerra cuando le alzo la voz? La única vez que discutimos al nivel de querer retenerla a la fuerza me gané una bofetada. Sumisa conmigo no es, ¿por qué con él si?
No es nuevo para mi saber que se la vive cumpliéndole sus caprichos, es el favorito ¿pero por qué si le ha hecho tanto daño?
No entiendo porqué pierde su braveza con él. Se preocupada por lo que siente, mientras que a Richard como a mi no nos da esa atención.
Le da explicaciones que al parecer no merecemos.
Los celos me inundan. Me dan rabia. Sentimiento que con Richard tenía claro, pero con Samael sabía mi lugar, lo creía un idiota caliente infiel, pero no capaz de agredirla, no cuando le jura amor y perdón.
Tremendo mentiroso.
- Gracias, ya le has dicho a mis empleados que mi casa es una mierda–
La puerta es tocada un per de veces y después abierta. Michael.
- Tia escoltas desalojaron el piso– Comenta observándonos– ¿me llamaste?–
– te dejé el nombre y número del autor en tu oficina–
Michael sirve para su escape, huye como toda una cobarde.
El joven carraspea incómodo.
- ¿café?–
Richard se talla la cabeza dando un suspiro de arrepentimiento. Va tras ella seguramente a rogarle perdón.
La palabra de esos dos es tan débil como nada en el mundo. No son capaces de sostener lo dicho.
Bajo a Narccise, no voy a quedarme de niñero.
El Niño me sigue.
- Quédate con Oliver–
Michael lo sostiene dándome tiempo de largarme.
Gustav está en el auto lo veo desde las ventanas, subo notando que come unas frituras.
Me mira por el retrovisor mientras se chupa los dedos.
- ¿qué?¿me estás seduciendo o que mierda?—
- ¿quiere?–
- Llévame al palacio, ya estoy harto de estar en la calle–
- Con gusto, pero se encontraron algunos ruiseñores de su esposa muertos–
La jaqueca comienza. Esos hombres están posicionados para cuidar exclusivamente a la familia. Las escoltas personales son parte de ellos.
- ¿de quienes?—
- Eric Parisi, señor. Está en suelo inglés–
Los ruiseñores son cautelosos ¿como diablos fueron descubiertos? Sé de los míos porque soy parte de la estrategia de seguridad, pero nadie más sabe la ubicación.
Me pongo la defensiva cuando tocan mi puerta, es Isabell, me deslizo para que entre.
Mira a Gustav
- ¿tú qué haces aquí?–
- Es mi jefe–
- ¿eres chofer?–
Me mira
- Tú...– sacude la cabeza– Están matando ruiseñores– avisa–
- Eso le estaba diciendo– se mete Gustav–
- Esto es una advertencia. Nadie asesina a hombres desarmados como lo hicieron–
Me pasa el móvil.
Aparece una imagen de dos hombres sin ojos y con coronas de espinas–
- Es un mensaje– hablo–
- sé a quien le gusta dejar mensajitos idiotas en cadáveres– Guarda el Móvil– Tania está liada con el descontento del poder–
- Si tú no lo quieres, entrégaselos–
Niega
- Ya lo entregué a una persona cuerda– se lleva las manos a la frente– El abuelo ni muerto me deja en paz, es como si me orillara a tomarlo—
- Entonces hazlo. ¿Sabes el...—
Me interrumpe apretándome la pierna, miro donde me ha tocado, simple tacto me despierta .
- No, quiero paz en mi vida y el poder ni nadie me va quitar el sueño. Y por cierto, yo estoy enojada contigo– intenta irse pero le sostengo la mano dejándola en su lugar–
- Dame otros diez minutos–
- con cinco es suficiente, señor–
Isabell suelta una risita
- A menos que sea fan del Pre–
- ¿por qué no te largas?–
- No me había dicho– se sale–
- Tienes 5 minutos–
- Soy fan de manosearte antes...– Llevo su mano a mi dureza– Y que tú me manosees–
Me lleno de calor cuando veo sus mejillas ruborizadas, se muerde el labio cuando me acerco.
- Gracias– Se aleja torturándome
- ¿de qué hablas?– Intento de nuevo–
- reconozco el error de mi hijo y te agradezco que lo hayas reprendido–
- Te enojaste conmigo–
- Lo que hiciste fue lo correcto, no me enojo– Deja que la bese, y la verdad que hablar de su demonio es lo que menos quiero ahora. Me da un mordisco que me hace gruñir sintiendo el sabor de la sangre, me empuja aprisionándome con sus piernas.
Su falda color marrón me permite tocarle las piernas y el trasero.
Estoy hecho piedra y ella lo disfruta restregándose llenándome más de deseo.
Me quito el cinturón y desabrocho el pantalón sacando la verga que no dudo en pasearla por su intimidad cubierta solo por la tela de sus panties. Tela húmeda por mi. La hago a un lado haciendo lo mismo humedeciéndome.
- ¿te gusta jefe?– me quita la mano para moverse contra ella, sus caderas me ponen a babear, toda ella tiene ese efecto en mi.
- Sí, mucho, pero me gusta más estar adentro– La levanto rodeando su cintura con el brazo, mi mano viaja entre ambos  ensartándome en ella.
Chilla en mi oreja.
Nos envolvemos en un vulgar polvo. Soy un maldito viejo anticuado que de no haberla conocido, jamás hubiera disfrutado de follar como ella logra que lo haga.
Su boca entre abierta me llama, subo la mano que le apretaba las caderas, toco su duro pezon antes de llegar a su rostro. Le dibujo esos carnosos labios con el dedo que ella no tarda en meterse a la boca y chuparlo.
- Preciosa– acelero mis embestidas combinando mis jadeos con sus ardientes gemidos.
- ¡no pares!– me exige y no estoy para negarme. Me aferro a su trasero separándole los glúteos embistiéndola como quiere, busco su placer mientras yo me lo doy con tremendo coño apretado.
Me hago más sensible, acelero mis movimientos esperando la explosión de placer que no tarda en quitarnos el aliento.
Me da un beso como premio, se levanta dejando caer mi trozo de carne sobre mi abdomen.
Despega los cabellos que tengo en la frente y sonríe mientras yo aún me recupero.
- ¿qué es Gracioso?–
- Que antes solo lo querías hacer en una habitación. Mírate ahora–
- Fue un logro que me hicieras caso–
Suelta un risita bajando de mi
- ¿qué?–
- Necesito algo para limpiarme–
Saco el pañuelo de mi bolsillo y se lo entrego.
- ¿qué no te seduje?–
- Claro que sí, amor...solo que fui yo quien...te miró primero–
- yo te invité a salir primero–
- Ajá, y te esperé una semana para que te animaras a hacer algo–
- No sabía cómo llevarte a mi Hotel– confieso—
- Y tuve que ser yo la de la idea– Ríe– Sentí que te violaba, Pável–
- No es verdad, me hice el que no llevaba dos años sin nada. Conté ovejas, caballos, jirafas y hasta gatos– Reímos, me limpio nuestros líquidos– Deberíamos usar preservativos– La miro unos segundos mientras me acomodo la ropa.
- Sí, creo que si– Susurra–
- En verdad deseaba tener hijos contigo, muñeca– No me mira, paso un mechón de cabello tras su oreja– hemos perdido muchos bebés en dos años y no es bueno para tu salud–
físicamente no es nada bueno, y mentalmente tampoco, porque así como a mi me duele, a ella peor.
Pequé al creerla culpable cuando nacieron los mellizos, que quizá ella se los provocaba, pero fue estúpido al pensarlo cuando ella misma cuidó de nuestra salud y planeaba los momentos más adecuados para concebir.
- intentemos una vez más. No fueron muchos–
- Lo fueron–
- pero si buscamos...–
- Debemos entender el No– le tomo de los hombros– mi muñeca, todo lo que siento por ti no va cambiar ¿bien?–
- adoptemos–
- ¿dónde dejaste al imbécil?– cambio de tema, gira los ojos—
- Le dije que se llevara los niños–
No asunta más al tema y tampoco yo lo hago. Bajo la ventana, Gustav fuma y con una seña lo hago entrar.
- Sabe señor– se pone tras el volante, tira el cigarrillo antes de cerrar en tanto yo subo el cristal– no se vale que yo lo vea disfrutando mientras yo estoy todo el tiempo sin hacer nada–
Gustav es un matón, pero es un quejica de lo peor.
- Y para su información, el auto queda oliendo...
- Te doy pases– Lo interrumpe mi mujer– Exclusivos en mis establecimientos más exclusivos–
- ¿lo exclusivo de lo exclusivo?–
- Entonces me callo–
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