Capítulo 22 - ¿París o Verona?

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Nunca antes me preocupe por lo que pasaba a mi alrededor, tenía cosas que hacer. Mantuve mi mente ocupada y ahora algo que no vi estaba explotando.

¿Quién era ese hombre? ¿Qué quería de mí? ¿Qué tenía con mi mamá?

Tantas preguntas sin respuestas, tantas cosas que no se entienden. Mi vida no era una película de terror y no dejaría que lo fuera. No me sentía en una película de terror porque me cuidaban, por mucho que estuviera pasando, no sentía el miedo, porque no estaba sola.

No tenía miedo, pero si cólicos. Maldito dolor de vientre, lo odiaba. Me estaba retorciendo del dolor en mi cama, desde que tengo memoria nunca he podido con ese dolor cada mes, aunque desde siempre tuve a Donato ayudándome y desde diciembre tenia a este otro hombre de 1.88 que también empezaba a ayudarme.

Diciembre.

Mi cabeza todos los días me recordaba lo rápido que todo había cambiado. Conocí a ese rubio de ojos azules los últimos días de diciembre y todo enero planeamos una boda, y ahora era mi esposo, el hombre que quería, del que estaba enamorada.

Yo siempre creí que las personas no se podían enamorar fácilmente, pero supongo que cuando llega esa persona; el tiempo no importa. Aunque no fuimos la pareja convencional; me sentía feliz.

Había llegado abril, el mes de mi cumpleaños. Hace bastantes años que no festejaba, aunque mis hermanos siempre me hacían un pastel al llegar del trabajo, nunca hice nada más y ahora parecía el momento perfecto para poder festejar con personas que me querían y que me hacían bien.

Contuve mi sonrisa cuando William entro a nuestra habitación con bastantes cosas, me dio una sonrisa destacando sus hoyuelos. No había ido a trabajar; se quedó conmigo en cuanto se dio cuenta que días eran y como iba a sufrirlos. El dolor me había despertado muy temprano y eso lo despertó a él.

Eran las 6 de la mañana cuando se levantó a hacerme un té y cuando regreso con él; me dio un ligero masaje en mi vientre. Sin duda, el mejor esposo.

-Traje muchas cosas. - me dijo enseñándome todo. - Traje compresas de agua caliente, y como sé que no te gustan las cosas dulces estos días; te traje helado de agua y muchas frituras saladas.

Le sonreí por su lindo gesto y le di un pequeño beso.

-También Antonella está preparando algo rico para que comas. - siguió.

-Mi familia es la mejor. - mencione y él sonrió orgulloso de ellos. Se acomodo al laso mío en la cama.

-¿Qué película vemos?

-La que tú quieras, siempre y cuando no sea de terror. - le dije.

-Lo sé, odias esas películas. - empezó a buscar una película que ver. - Podríamos descargar una de esas aplicaciones sobre tu periodo para que a mí me avise y yo pueda estar contigo.

-Podríamos. - le dije sonriéndole. El me devolvió la sonrisa.

....

01 de abril.

-¿Seguirán llegando? - le pregunte a Hunter, ambos veíamos las flores que habían llegado, seguían siendo las mismas flores y aunque le dijimos a la florería de un principio que ya no las mandara, unos días después de eso; las flores empezaron a llegar de otra florería.

-Hemos hecho de todo, pero siguen llegando. Desde en el momento en el que su hermana nos contó todo, hemos intentado de todo para buscar a ese hombre. - me respondió Hunter. - me las llevare, no se tiene que preocupar; aquí todos la cuidamos.

Le di un pequeño asentimiento y salió del comedor.

Era frustrante no saber nada, no saber que estaba pasando. Los primeros días, aunque le tome importancia, no deje que me desesperara, pero a veces la sensación me ganaba.

La Luna Es Nuestra Piedra Preciosa (Oficial)Where stories live. Discover now