Capítulo 18 - Una Platica Con La Luna.

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William.

La oí y el corazón se me lleno de algo inexplicable, por primera vez en mucho tiempo le mostré a alguien el William que era antes, me lo mostré a mí mismo y no sentía dolor. No sentía arrepentimiento.

No me arrepentía.

Eso era tan emocionante para mí, me sentía tan vivo y escuchar que a ella le gustaba esa parte de mí. Me volvía feliz.

-Yo también. - le dije mirándola a los ojos. - Te quiero, Alessia.

Sus ojos se iluminaron y brillaban aún más por las lágrimas. Me provoco ternura, mi corazón se sentía en paz por saber que ella sentía lo mismo.

-Te quiero tanto. - le dije mientras le llenaba la cara de besos hasta llegar a su boca, ella sonrió y me abrazo.

Nos quedamos abrazados así toda la noche, ella se quedó dormida en mis brazos. Era pequeña a comparación mía, así que me resultaba fácil poder abrazarla y moverla conmigo para poder acomodarme.

Me sentía feliz saber que mi corazón había encontrado un corazón que lo entendía, saber que su corazón un día se quebró por la muerte de sus padres y al igual que el mío; supo salir adelante. Que siguió por su familia y yo seguí por la mía. Me resultaba fascinante que a pesar de vivir algo tan parecido ambos lo vivimos de diferente manera pero que ambos luchamos para seguir. 

Me sentía orgulloso de mi, orgulloso de ella, de nosotros.

Quería cuidarla y ella quería cuidarme.

Quería saber que tanto sentía el tema de sus padres, porque quería cuidarla mucho y si no se sentía bien todavía; le conseguiría un psicólogo. Yo no lo había dejado desde la muerte de Edward y sabia lo necesario que era, sabía que para que esta relación nos durara toda la vida: teníamos que estar sanos ambos en todos los aspectos.

Quería ayudarla a estar feliz y sana, y eso también significaba que tenía que cuidar de sus hermanos, así que también tenía que saber si ellos querían ayuda psicológica.

Porque como alguna vez me dijo Edward;

El único amor que cura una herida mental es: el amor propio.

Porque es el único que te dará la valentía para buscar ayuda, para sanarte, para reconstruirte. Y también es el único que te dará la estabilidad de amar a alguien más sin destruirte o destruir a la otra persona.

Y yo quería que por sobre el amor que Alessia me podía tener, Alessia se amara cien veces más a ella misma.

...

Desperté y ella seguía todavía dormida. Me levanté de la cama dispuesto a ir a la ducha y empezar mi día, cuando vi la guitarra en mis piernas.

La guitarra que Edward me había regalado, la guitarra que sonó cuando mi hermano cerraba sus ojos y mientras me hacía jurarle. El recuerdo vino a mi sin pedirlo.

-Prométemelo, Will. - me dijo con su voz débil.

No lo miraba, miraba a todos lados menos a él; tragándome las lágrimas.

-Thomas, mírame y prométemelo. - volvió a decir intentando sonar intimidante como veces anteriores.

-No. - susurre.

-Hermano, mírame. - eso hice, él se veía débil y sé que así se sentía. - has estado tocando esa guitarra desde que entre en este hospital... yo... te conozco, William. No la recuerdes por los momentos que estamos viviendo estos días, recuérdala por los momentos anteriores. Recuérdala... por... por esa vez en la que le hicimos una canción a mama el día de las madres, o... por las veces... que le cantamos a Leonard de pequeño para que se durmiera.

La Luna Es Nuestra Piedra Preciosa (Oficial)Where stories live. Discover now