Capítulo 20 - Un Atento Esposo.

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Me tomo de la mano para llevarnos a nuestra habitación. En cuanto llegamos, me quite los tacones; los había llevado todo el día y aunque me gustan mucho, podían resultar incomodos y dar mucho cansancio cuando los llevaba durante mucho tiempo. En el momento en el que me los quite solté un suspiro de alivio, era realmente liberador estar descalza después de usar tacones.

El seguía en el marco de la puerta observándome. Se acerco a mi cuando me senté en la cama. Aunque él se quedó parado observando como movía mis pies en la alfombra.

-Parece que tus tacones te estaban esclavizando. - dijo con un tono diversión mientras se sentaba en el piso justo enfrente de mí.

-Es demasiado liberador quitarlos. - le dije, el me dio una media sonrisa mientras asentía. Sus manos llegaron a mis pies y los empezó a masajear, disminuyendo el dolor que habían dejado mis zapatos. -Me quitare también este vestido, para sentirme más cómoda. - el asintió y fui hacia el baño para poder cambiarme de ropa.

Cuando estaba por bajar el vestido para quitármelo unos ligeros toques en la puerta me hicieron voltear, Will estaba recargado en la puerta del baño mirándome fijamente. Ya no lleva su camisa, solo lleva su pantalón. Nuestras miradas conectaron, él se acercó a mí, con sus manos volteó mi cuerpo hasta quedar frente al espejo y dándole la espalda a él.

Sus manos fueron hasta mis hombros, quitando despacio mi cabello de ellos. Dejo en pequeño beso en mi hombro derecho para luego mirarme desde el espejo.

-Paso mucho tiempo contigo y se me pegan tus atrevimientos. ¿recuerdas? - me susurro, sus manos fueron hasta el cierre de mi vestido. - ¿puedo? - me pregunto, yo lo veía por el espejo y el a mi esperando una respuesta, lentamente asentí y el empezó a bajarlo.

Cuando termino de bajarlo, mi vestido cayó a mis pies, él no me quitaba su mirada intensa de encima, no me hacía sentir incomoda, al contrario, su manera de mirarme me hacía sentir poderosa, podía notar el deseo en su mirada. Solo me veía, como si se estuviera peleando internamente por seguir o no. Lo desea, eso lo sabía muy bien, quería que siguiera. Decidí darle un empujón para que supiera que pudiera seguir.

-Esposo. - en cuanto lo nombre el volvió su vista a mis ojos. - ¿sabías que la ropa interior femenina a veces suele ser hasta más incomoda que los tacones? - entendió a la perfección lo que dije porque me sonrió

-Yo siempre me voy a preocupar porque mi mujer se sienta bien y cómoda. - me dijo. - Procuro ser un esposo muy atento.

Sus manos fueron a mi sujetador y lo desabrocho. No mentía cuando decía que era incomodo, realmente lo es. En el momento que lo quito, me voltee para tenerlo frente a frente. Saco por completo mi sujetador y se acercó lentamente hasta que su frente quedo pegada a la mía.

-Solo bastara un "No" para que pare. - me dijo. - quiero que estes cómoda.

Asentí. Sus labios fueron hacia los míos, pude sentir su desespero en la manera en la que me besaba, sus labios atacaron los míos con desespero, sus manos fueron hacia mis pequeños masajeándolo, la manera en la que me besaba empezó a causar en calor increíble en mi cuerpo. Sus manos pasaron por donde el sostén habían dejado marcas y terminaron en mi cintura.

Me subió al mueble del baño y algunas cosas cayeron, su boca soltó la mía y su respiración estaba igual de agitada que la mía por el tiempo sin aire. Sus besos bajaron a mi cuello y luego subió de nuevo a mi boca dejando un pequeño beso en ella.

-me gusta ser un esposo muy muy atento. - me susurro.

Su boca bajo a mis pechos tomando uno con su boca y el otro lo seguía masajeando con su mano, la manera en la que su boca lo tomaba me hizo jadear, no quería que parara. Cambio de pecho y me mano, él estaba haciendo lo que quisiera conmigo y me gustaba. Mordía, jalaba y les daba atención a mis pechos con su boca, haciendo que el baño se llenara de mis jadeos. Su lengua paso por las marcas en mis costados que había dejado el sostén en mi piel para después volver a mi boca.

-Cierto... no me has contado como te fue. - me dijo besando mi cuello de nuevo. - Te escucho, cielo.

El seguía besando mi cuello y masajeando mis pechos, sabía que no me podía concentrar y eso le divertía, podía ver su cara de satisfacción.

-Bastante... Bien. - logre decir. - me sentí cómod... William... - jadeé al sentir sus besos comenzar a bajar hasta mi abdomen.

-¿Si, cielo? - me dijo alejándose solo lo necesario para hablar. Detuvo sus besos al llegar a mi ropa interior, podían sentir su aliento demasiado cerca de mi entrepierna. Me miro desde arriba con una media sonrisa. - ¿también te incomodan? - me dijo refiriéndose a mi ropa interior. Asentí como pude, siguiéndole el juego.

Dejo un beso en ellas y luego las saco dejándome completamente desnuda ante él, en cuanto las quito por completo su boca tomo con rapidez mi entrepierna, se apodera de ella sin ningún tipo de problema, no sé cómo lo hace, pero su boca se siente tan bien en mí que mi cuerpo se llena de placer, y no puedo evitar el cómo mi cuerpo se tensa y empiezo a sentir los espasmos que me llevan a acabar en su boca.

Su boca sube hasta mi boca y me besa. Me toma de la cintura y me carga hasta llegar a la cama, se quita la poca ropa que llevaba, quedando completamente desnudo, veo como toma algo de la bolsa de su pantalón y no tengo que ser un genio para saber lo que es. Se lo pone y se acuesta sobre mí.

-¿Me seguirás contando, cielo? - me susurro, sabía que lo estaba haciendo para molestarme, sabía que me distraía y lo disfrutaba. Lo calle con un beso que el con facilidad siguió, sentí sus manos en mis pechos de nuevo y se empezó a acomodar, rozando su miembro contra mi entrepierna, siguió besando hasta que ya no pudimos más con la sensación de provocarnos mutuamente y entro en mí.

Sus embestidas al principio eran lentas y profundas, dejándome sentir demasiado placer, podía ver la manera en la que se esforzaba para que yo lo disfrutara. Mis manos se aferraron todo lo que pudieron a su espalda, haciéndolo embestir de manera más rápida, haciendo que nos viniéramos.

Su cuerpo cayó en el mío haciéndolo todo mucho más intimido, sus manos tocaban con delicadeza mis brazos y su boca dejaba pequeños besos en mi cuello y hombros, mi mano fue por instinto a su cabello masajeándolo hasta que ambos nos quedamos dormidos. Hasta de dormirme por completo lo pude escuchar hablándome y me lleno el corazón por completo.

-Te adoro, cielo. - me susurró.

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Capitulo 20 aquí
Hace calor ¿verdad? Jajaj
Los amo.
-E.

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La Luna Es Nuestra Piedra Preciosa (Oficial)Where stories live. Discover now