T-R-E-I-N-T-A Y T-R-E-S

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Limpio mi cara con las mangas de mi camisa, trago saliva con fuerza, obligándome a recuperar mi estado y ayudo a mamá ponerse de pie. Ambas salimos de esa zona del psiquiátrico, ella agradeciéndole al doctor que nos acompaña hasta la estación de enfermeras donde habíamos dejado a papá con mis hermanos y los cuatro se ponen de pie cuando nos ven. Lo poco que había recuperado de estabilidad se va por vacío cuando papá se acerca y me estrecha con fuerza contra sí, y luego mis hermanos se van sumando de a uno.

—Estoy muy orgulloso de ti, mi pequeña viajera —dice papá sobre mi cabello antes de besarlo.

Hago lo mejor que puedo por no romper a llorar y el hecho de que solo sean sollozos lo veo como una ganancia en el progreso.

Mamá nos anima a salir del lugar mientras dice que se debe quedar a llenar unos formularios y así lo hacemos. Papá me lleva de un lado y Jason del otro, no puedo verme, pero apostaría a que mi nariz está roja y que he de parecer como Rudolf. Salimos del enorme edificio y a la distancia, en el estacionamiento, podemos ver a Logan fuera de auto caminando de un lado a otro con ambas manos en las caderas y viendo al piso; aun a la distancia, se nota su ceño fruncido en preocupación y eso me enternece el corazón. Poco a poco me suelto de papá y mi hermano, empezando a trotar en dirección de Logan.

—¡Ey! —lo llamo.

El castaño eleva la cabeza y conecta mirada conmigo, dando pasos hacia mi dirección, apresurado. Abro los brazos y apenas a unos pasos de distancia, salto hacia él, enganchándome a su cuerpo tanto de su cuello como de sus caderas con mis piernas y él me sujeta con fuerza por mi espalda. Hundo mi rostro en su cuello y aspiro su aroma, cerrando los ojos e intentando memorizar cada uno de sus pequeños gestos que tanto amo.

—¿Todo bien? —pregunta con preocupación.

Pecho con pecho puedo sentir los latidos acelerados de su corazón. Saco mi rostro de su cuello, dejando una mano en él y la otra bajándola a su pecho y viendo en esa misma dirección. Poco a poco bajo las piernas sin quitar mis manos de su cuerpo y alzando la vista a sus hermosos ojos marrones.

—Te amo, Logan. —Me apresuro a decir, mis labios temblando—. Te amo, lo sabes, ¿verdad?

Logan frunce el ceño, extrañado de la prisa con que lo he dicho y me acerca más a sí mismo con ambas manos en mis caderas. Mira directo a mis ojos y pestañea aun confundido, pero asiente, inclinándose hasta pegar su frente a la mía.

—Claro que lo sé, linda.

Le sonrío, triste y me pongo de puntillas para besarlo. Nuestros labios se rozan con delicadeza, llenos de ternura y cariño. Nos separamos y yo me apresuro a pasar mis brazos por sus caderas y lo abrazo, pegando mi mejilla contra su pecho mientras él apoya su mentón sobre mi cabeza.

—¿Qué pasó ahí adentro? —inquiere en un tono suave, pero preocupado y hasta un poco demandante—. Siento que hay algo que me estoy perdiendo.

Me tomo mi tiempo para responder, pensando en si decirle lo que hablamos o no, pero para ser honesta, no me siento en los ánimos de hablar de eso, no quiero compartirlo... con nadie.

—Hablamos —respondo, simple—. Dijimos muchas cosas, algunas que por fin me pude sacar del pecho.

—¿Y?

—¿Y?

—Hay algo más, Dylan, puedo sentirlo.

Niego con la cabeza.

—No, eso es todo.

Sus ojos me observan con detalle, aun sin creerme una palabra.

—Lo prometo, Logan —digo con inquietud—. Solo hablamos. Todo está bien.

Distintos, pero ¿iguales? [PI #2] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora