V-E-I-N-T-I-U-N-O

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LOGAN

‹‹Jace dijo que, si manteníamos el secreto, él me ayudaría a que tú y yo volviésemos a estar juntos››.

Esas fueron sus palabras, pero también:

‹‹Me dijo que no le gustaba verte con su hermana, que haría cualquier cosa con tal de separarlos, incluyendo traer a ese chico para alejarla de ti››.

—¿Quién es el idiota ahora, bro? —inquiere Jace a mi lado con las cejas alzadas—. Un poquito de lógica, hermano, ni siquiera tengo dinero para un vídeo juego, ya voy a tener para un pasaje de avión.

Dejo mi mirada plantada en el piso, porque si lo ponemos así, pues tiene mucha razón; no obstante, fue mi primera reacción teniendo en cuenta que recién había visto lo que ella había dicho: Dylan y Luka juntos.

—Quería respuestas y solo reaccione sin pensar —intento defenderme, aunque yo mismo sé que no es una excusa válida

—No estoy al tanto de tus avances con tus terapias, Logan, pero, en definitiva, diste muchos pasos atrás con eso —comenta en un tono bajo Mónica—. Tengo entendido que tanto Dylan como tú suelen practicar ejercicios de respiración para calmarse, pudiste recurrir a ello y pensarlo con la mente en claro. La verdad es que intento ver esto desde la perspectiva de mi profesión, pero fracaso porque tanto ustedes como Dylan me importan demasiado para ser totalmente objetiva, claro, además del sentido de madre.

La frustración en la cara de Mónica es muy clara, tanto a Jace como a mí ha intentado aconsejarnos y hablarnos desde el punto de vista de una psicóloga, sin embargo, a mí sus palabras me suenan más a las de una madre y aunque no es la mía, igualmente se las agradezco. Ella no nos está juzgando, solo está intentado entender por qué hicimos lo que hicimos; además, es de darle crédito, ella trata a infantes, pero aquí está, haciendo lo que puede por hablar con dos adolescentes que siguen sin saber controlarse.

—Los conozco desde hace mucho y he visto crecer su relación de primera mano —Joseph hace aparición, su tono más sereno que antes. Toma asiento al lado de su esposa, pasando un brazo por su espalda baja—. Literalmente, los he visto caer y levantarse con la ayuda del otro y cuando pasó esto me dolió mucho que esta vez hayan caído por culpa del otro.

Sus ojos se intercalan entre su hijo y yo, dejándonos ver que realmente siente esa tristeza de ver nuestra relación quebrarse. Un claro ejemplo es que me he quedado de pie, guardando distancia con Jace.

—Espero que al menos puedan darse cuenta que necesitarán del otro para poder levantarse de nuevo —agrega. Le susurra algo a Mónica y ella asiente, poniéndose de pie junto a él—. Mi condición sigue en pie, sin haber arreglado esto no verán a Dylan. Y aunque Mónica intente ayudar, la mayor parte depende de ustedes. Véanlo de esta manera, es casi como cuando rompían un marco en casa, los chicos y ustedes solucionaban los problemas que ustedes mismos causaban.

Ambos se encaminan a la puerta, no obstante, son detenidos con una pregunta de parte de Jace.

—¿Cómo sabías que...? —queda a medias.

—Fueron tres marcos diferentes en dos días, Jace, era difícil que no me diera cuenta —le reprocha su padre.

—Espere, entonces, ¿por eso es que...? —me aventuro a preguntar, pero también me deja a medias.

—¿Dejaste de llegar a mi casa? —completa por mí y asiento—. Totalmente, Harris. Los cuatro hacían demasiado desastre, prefería que se vieran en un parque o algo así, ahí por lo menos las cosas eran de dominio público.

Mónica suelta una risilla y niega con la cabeza mientras su esposo la ve con un brillo que resalta en su mirada, feliz, supongo, de verla sonreír a pesar de la situación. Ambos salen de la habitación, dejándonos una vez más a Jace y a mí.

Distintos, pero ¿iguales? [PI #2] ✔️Where stories live. Discover now