Capítulo 4: Acercamiento

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JHONAS

—Explícamelo otra vez —pide mi amigo rotando el skate con los pies.

—El padre de la chica de ojos violeta es el capitán —vuelvo a repetir.

—Ten cuidado, sabes que puede hacerte —advierte con ojos reflexivos.

—Tranquilo, de eso hace una vida —me muestro seguro, ¿lo estoy?

—Nhas, lo que no te pase a ti... —se ríe

—He decidido que voy a pasar de ella
—. Camino en círculos alrededor de los matorrales  —Además, demasiado gasto energético para mi cuerpo —afirmo, sin estar convencido de que voy a cumplirlo.

—¿Es esa de ahí? —pregunta asomándose a la vieja verja, justo detrás de los arbustos de la entrada.

Al menos nos dejan salir a la puerta, si vienen a verte y este no tiene autorización para entrar, aunque las cámaras nos acechan constantemente.

—Sí, es rara, ¿no crees? —me escondo y la observo.

—Define rara —realmente lo que me hubiera gustado explicar es lo impresionante y maravillosa que es, siniestra sin conllevar algo malo y oscura al igual que yo.

—Pasa de todo y de todos, no le importa lo más mínimo su forma de vestir o caer bien, es como un ente que se pasea por los pasillos con un cartel en la frente que pone: ¡No me toques los cojones!

—Estás pillado por esa chica —me da una palmada en el hombro y se ríe, mientras seguimos mirándola.

—¿Qué dices? A mi esa tía me da igual, es solo que, no sé explicarlo.

—Te gusta, admítelo —se baja de la verja y sigue moviendo el skate en círculos.

Sé que causa en mí sensaciones diferentes a las que he vivido anteriormente.

—Cambiando de tema, ¿Has hablado con Gus? ¿Me ha incluido en el campeonato? —pregunto nervioso, no quiero seguir con el mono tema Vaiolet.

—Sabes que lo hará, eres su favorito. No te preocupes ahora por eso e intenta no meterte en líos —como si fuera fácil, pienso para mí mismo.

—Lo que daría por un poco de anfetas ahora mismo, solo un leve subidón...

—Nhas, sabes que no debo.

—Ya lo sé, tranquilo.

—¿Piensas ir a la fiesta de Ken?
—pregunta mi amigo, jugando con el skate. Sus movimientos no son tan técnicos como los míos, pero realiza unos giros que muchos querrían —solo queda una semana y hay que avisar antes de ir. Sabes cómo se pone cuando no tiene el control...

—Conseguiré escabullirme —interrumpo la explicación. Me jode que ahora puedan llegar a ser amigos —, pero necesito que me vengas a buscar, este sitio está en el culo del mundo.

—Cuenta con ello —choca mi mano y hacemos nuestro saludo de hermanos.

—¿Cómo está Eli? —visualizo el lugar. Nadie puede saber que existe, no dónde vive o quién la cuida.

—Todo en orden —mi amigo hace lo mismo, observa a nuestro alrededor para asegurarse que nadie puede oírnos.

Conozco a Wallis desde que tenía 13 años, nuestros caminos se cruzaron en una casa de acogida en Alabama, cinco años después nos separaron. Los servicios sociales me reclutaron en Canadá y cuando él cumplió los 21 años vino en mi busca. Ambos tenemos el mismo modo de vida y eso es difícil de encontrar, poder compartirlo es lo mejor. Él conoce todos mis secretos y es la única persona en el planeta, junto con Gus, mi entrenador, que daría mi vida por salvarles.

YUANFEN, MI SALVACIÓN Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora