Capítulo 24: No es un simulacro

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JHONAS

Busqué a Walls por todos lados. Traté de contactar con él a través del teléfono, pero no tenía señal. También comprobé si contestaba al walkie talkie y nada. Estaba de los nervios, me había quedado solo con tres personas a las que cuidar y sin saber a ciencia cierta si el capitán estaba aguardando a que saliéramos de la casa para matarnos.

Fui directo a la trampilla situada debajo del sofá. Tenía el hueco justo para un arma alargada y poco más. Levanté la ametralladora M249 y revisé que todo estuviera en situaciones óptimas para usar. Cuando me decanté por este arma, pensé en poder defender sin que nadie más estuviera involucrado, y para ello precisaba de un arma ligera, pero con la suficiente potencia para disparar ráfagas de cartuchos sin necesidad de cambiar el cañón. El único que conocía de su existencia era Walls y está claro que él ya no sé encuentra entre nosotros para poder usarla.

Walls nunca se marcharía sin decir nada, no es como yo. Tiene principios y responsabilidad paternal. La nota fue el inicio y la desaparición de Walls la prueba fehaciente de que estaba muerto.

Un dolor muy profundo se instauró en mi pecho. Era el padre de mi hija, mi mejor amigo y la persona que dejaría a cargo de la protección de Vaiolet. No puedo pararme a sentir su pérdida, debo pensar rápidamente en una idea, antes de que sea tarde para poder salir de aquí con vida.

Me senté frente a la puerta, con el arma en las manos e ideando un plan. El capitán no tendrá miramientos, no le importará que sus hijos estén aquí, puede que incluso le incentive a ser más cruel para que crezca el miedo hacía él.

¡Joder!

—¿Qué pasa? —aparece Dana con un camisón y el pelo recién recogido.

—Walls ha desaparecido —suelto sin apartar la mirada de la puerta. Si tengo que ser el tiro fácil para salvarlos, mataré a todos los que mi vida me permita.

—¿Y eso qué significa? Habrá salido a dar una vuelta —por un segundo desvío la mirada hacía ella y lo que ve en mis ojos no le debe gustar mucho, porque rápidamente cierra la puerta en la que duerme Vaiolet y coge una pistola que estaba en la mochila de Walls.

—¿Cuál es el plan? —apunta directamente a la puerta, con los orificios de la nariz ampliados y la vena de la frente bien definida.

La observo durante un minuto. Dana es fuerte, valiente y sabrá protegerla. Pongo mi mano en su brazo y con la cabeza asiento para que baje el arma al suelo.

—Llama a Lauren y a Vaiolet. Coge abrigos y las tres mochilas que están en el armario. En cinco minutos tráelos aquí. ¡Tengo un plan! —En la vida hay que tomar decisiones difíciles y duras, que te apartan de tus seres queridos y está será una de ellas.

Amar a esta familia es mi talismán, lo que me ha protegido de mí mismo. Me siento afortunado de poder tenerlos y nadie, repito, nadie va a poner una sola mirada amenazante en mi familia.

Mi cuerpo se llena de rabia, la furia me abrasa y percibo el sudor que sale a través de mi piel. Esto no es un simulacro, se trata de la vida real y todos estamos en peligro.

VAIOLET

—¡Despierta! Cariño, despierta —escucho la voz de Daf muy cerca de mi oído. ¿Qué hace en mi cama? ¿Dónde está Nhas?

Lo primero que pensé fue que se había marchado de nuevo. No soy una ilusa, sé que planea algo y hará lo posible por defendernos.

—¿Se ha ido? —suelto con la voz dormida y ronca.

—¿Quién? —abre los ojos y responde al momento —¡No! Está en el salón. Tienes que vestirte rápido y coge un abrigo.

Me levanto asustada presintiendo lo peor. Ambas manos se dirigen a mi vientre y susurro         "tranquilo, papá nos protege"

YUANFEN, MI SALVACIÓN Where stories live. Discover now