Capítulo 13: No existe lugar seguro

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JHONAS

Abrir la puerta, encontrarla cubierta de sangre y a Farel muerto en el suelo de la habitación, hizo que mi lado racional se esfumara para darle la bienvenida a un nuevo Jhonas.

No al del pasado: impulsivo, sediento de sexo y drogas. Ni al de hace unas horas: controlador, en búsqueda de un corto futuro y deseoso de Vaiolet. Este Jhonas, el que estaba frente a Vaiolet, era un hombre completamente enamorado. Entregaría y haría lo que fuera por ella. Moriría si me lo pidiera y ni que decir tiene, no voy a consentir que pague por un crimen en el que se ha visto obligada a cometer. Iré a donde haga falta, la llevaré lejos de aquí y cumpliré condena si alguna vez logran encontrarnos.

Su lengua intrusa en mi boca, toma la delantera. Mi estómago, recogido en un nudo, mientras su labio inferior tiembla y el superior toma el control. No sé qué es lo que hago, pero está claro que nuestros labios deben de ser expertos.

Cuerpos desnudos, gritos de deleite, humedad en cada parte... Ver a Vaiolet allí, debajo de mí, gimiendo mientras muerde con dureza mi muñeca, con la cual, sujeto sus manos a ambos lados de la cara, mientras la penetro sin cesar. Estar dentro de ella es como subir al puto cielo y caer sin paracaídas, sabiendo que no hay marcha atrás y que nuestros destinos están completamente unidos, aunque sea por poco tiempo.

Los dos hacia la carrera del orgasmo. Siento cada centímetro de ella estremecer como si fuera el mío propio. Se mueve como si hubiese estudiado toda su vida para hacerlo de la manera más perfecta hacia mi persona, diseñada con el propósito de enseñármela y llevársela para castigarme. Porque si dios existiera, esto sería un castigo divino, lo sé.

La explosión es tan intensa como todo el transcurso. Nos dejamos ir con un gran suspiro en el que soltamos todo el aire que habita en nuestro cuerpo, fuera de él.

En ese momento de reflexión, en el que nuestras respiraciones se calman, me doy cuenta que acabamos de hacerlo.

¡Mierda!, ¡Mierda!...

No tenemos condón, lo he hecho y no tenemos ni condón, acabo de joderle la vida, acabo de joderlo todo. Esto es un desastre y acaba de empezar.

—Jhonas, he matado a alguien —suelta entre lágrimas.

No es momento para pensar en un crimen, pero debo consolarla y buscar un plan para ella, yo ya tengo activa la cuenta atrás y cuando se entere, que lo hará, volverá a escudarse en su habitual modo de vida, el dolor.

Aún no encuentro las palabras para explicarle que soy el ser más rastrero que existe. Una rata, con una inteligencia superior, es capaz de aprender a buscar alimento y evitar el peligro, además manejan información somatosensorial en sus bigotes, contrario a los humanos que confían en sus ojos. Soy peor que una rata maloliente y cubierta de basura.

VAIOLET

—Ha sido en defensa propia —me besa en la frente.

Parece muy preocupado aunque intente calmarme y también parece muy lejos de aquí. He matado a un tío y después he tenido relaciones por primera vez con Jhonas. Esto es surrealista.

¿Estaré loca de verdad?

—Jhonas me da miedo no sentirme culpable, me da miedo lo que ha sucedido justo después de que este chico muriera, aunque fuera en defensa propia, ¿Estamos locos? —Necesito que me consuele y creer de verdad que esto es un sueño.

—Las personas sienten atracción por el morbo, por eso nuestras circunstancias penosas hacen que busquemos la forma de redimirnos. Puede qué sea una manera de vivir... —observa el techo abstraído, como sí estuviera pensando en voz alta.

YUANFEN, MI SALVACIÓN Where stories live. Discover now