Capítulo 6: Deseo

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JHONAS

Pasar tiempo sin ella me está causando peores tormentos que estarlo. Llevo cinco días en un debate interno que me asusta, cada día me acuesto con este mismo pensamiento y me levanto con el opuesto.

De todos modos, alguien va a pagar mi falta de control y ese será Bruce. Quiero hacerlo desde el minuto uno que lo vi en aquella fiesta y me di cuenta de lo mal que iba Vaiolet. Desgraciadamente mi cultivo de orina salió con resultado positivo, con lo cual, me han retenido en mi habitación como castigo, aunque ellos lo llaman "periodo de vigilancia".

Hoy por fin podré verla, pero tengo que esperar a que anochezca y no me pillen en su cuarto, la doctora Foster me mataría.

Mientras llega ese momento, decido ir solucionando problemas.

Comenzamos con el primero. Toco en la puerta del cuarto de Bruce, asegurándome que no hay nadie alrededor. Son las 9:00 de la mañana, sé que él sigue las normas a raja tabla y debe estar apunto de empezar la sesión.

—Jhonas, que alegría verte —suelta con una sonrisa amistosa. La rabia crece de nuevo, empujo su cuerpo hacía el interior y cierro la puerta.

—Vale —sube las manos hacia arriba
—no sé qué pasa, pero déjame explicártelo.

—¿Si no sabes qué pasa por qué me lo quieres explicar? —lo acorralo en una esquina, mi mente acaba de empezar un maratón y el fuego en mis manos es el primer síntoma.

—Ella quería ir, yo no conocía a nadie y una cosa llevó a la otra —no lo dejo terminar.

—¿Qué coño pensantes al drogarla?, ¿querías follartela, Bruce?

—Soy una víctima igual que ella —sitúa sus manos en mi pecho para separarse de mí, pero ese contacto me alimenta.

Lo tiro al suelo, me pongo encima y le propino un puñetazo en su abdomen. Por supuesto, no quiero que le vean la cara morada.

—No te acerques a Vaiolet, ¿me oyes?
—grito

—Eso tendrá que decidirlo ella
—consigue decir, después de retorcerse del dolor. Solo imaginarlos juntos hace que le vuelva a golpear, pero esta vez no tengo cuidado y mi puño va directo a su mejilla.

—No va a decírtelo imbécil. Pero podemos seguir por las malas —le amenazo.

—Ella no querrá estar con un tío como tú, ¿en serio piensas que tienes alguna posibilidad? —sé que tiene razón y quiero matarlo en ese mismo instante.

—¿Crees que las tienes tú?, la drogaste gilipollas —lo zarandeo intentando controlarme.

—¡Que yo no la drogué!  —me empuja en un despiste y se levanta preparado para pelear.

—Entonces, ¿a qué te referías con "una cosa llevo a la otra"? —pregunto sin entender nada.

—Al beso —mis manos dan un sonoro golpe en mi cabeza, grito con fuerza y al abrir los ojos se ha ido.

Voy a matarlo.

VAIOLET

Ha desaparecido, no comprendo qué ha pasado. Hace días que no sé nada de él. He pensado mucho en el día de la fiesta, su mano apretando fuertemente mi cuello hasta el punto de casi desfallecer, su rodilla con movimientos circulares haciendo que alcanzara un orgasmo increíble, y su mirada, tan oscura que me dio miedo. Regresaría a ese momento sin dudarlo, ese día mi mente logró evadirse.

Mi tía ha estado algo pesada en la sesión. Insiste en que tengo que integrarme y empezar a ir a las reuniones grupales, porque ya me ha dado demasiado trato de favor, según ella. Cada vez la aguanto menos, es exasperante intentar explicar lo que siento cuando la persona que pregunta, no está abierta a toda la oscuridad que albergo... Ha sido más llevadero estos días desde que Jhonas apareció.

YUANFEN, MI SALVACIÓN Where stories live. Discover now