Mara me mira con los ojos cristalizados, se veía bastante cansada y aún así estaba tratando de mantenerse despierta para alimentar a la bebé que le ha costado veinticuatro horas para traer al mundo.

— Logre traer a nuestra hija al mundo, sana y salva — Lloriquea bajando la mirada hacía la bebé  — Es la cosa más hermosa que he visto en mi vida.

— No empieces a encariñarte que ya sabes lo que te espera cuando la niña deje de necesitarte — Me mira — El que me des una hija no va a cambiar mis decisiones, no me hagas repetírtelo otra vez.

— Y yo ya te dije que de mi hija no me vas a separar, no hagas que también te lo repita.

— No pelees contra mi, tú y yo sabemos quien es quien va a terminar perdiendo, sabes que el papel de asesino lo llevo cargando desde hace años, ni tú ni nadie me hará cambiar — Me acerco por completo a ella — Y has parido a un asesino más, era eso lo que tanto querías ¿no? Felicidades por haber traído a una Jäger al mundo.

— No será como tú.

— Te equivocas — Su cuerpo se tensa cuando mi mano recae sobre la pequeña cabeza de mi hija — Es y será idéntica a mi, una Jäger debe de estar donde su familia y ese soy yo, nada más.

Mara

1 mes después

Los días han pasado y ha sido difícil el tener que escaparme de este lugar. Desmond ni siquiera se le ha despegado a Briana desde que nació, ha estado tan apegado a ella, no creí que él fuera así, en el fondo me siento feliz de que sea un gran padre para ella, pero a la vez tengo temor de que en cualquier momento la quiera alejar de mí para que deje de querer necesitarme.

Ahora mismo la tenía en brazos y yo estaba rogando porque mi hija comenzara a llorar para empezar a exigir su alimento, aunque eso no pasa, estoy empezando a creer que Desmond está tratando de que nuestra hija tenga preferencias para que más adelante no sienta mi ausencia.

— Todo esto será tuyo algún día — Le muestra las pantallas que dejaban ver el lugar en donde estábamos viviendo — Lo compartirás con tus hermanos, te aseguro que vas amar tanto a tu madre y a ellos como me estás empezando a amar a mi — Frunzo el ceño. ¿Pensaba darle hermanos... conmigo?

— Aún no creo que sea el momento de que me embarace otra vez — Digo aún sintiendo las punzadas de dolor en el vientre.

— ¿Y quién dijo que hablaba de ti? — Me mira con una ceja enarcada — Me refería a Brigid y a los hijos que pienso tener con ella.

— No serían sus hermanos, serían sus primos, vas a ser el peor padre si tienes más hijos y luego con su tía.

— Creí que no la considerabas parte de tu familia.

— No, pero eso no quita que tenemos la misma madre.

— Madre que has dejado olvidada y ni siquiera sabes de su paradero — Trago grueso — Solo por querer vengarte de la primera hija que tuvo — Dice con burla — ¿Sabes que es lo más chistoso? Que tu hija tendrá más hermanos, gracias a mi, pero que olvidara a su madre porque va a ver a Brigid como su madre y la va a querer muchísimo — Mi respiración empieza a agitarse de solo pensar en eso — El karma sería una gran perra contigo ¿no lo crees? Vas a ser condenada a estar en el olvido, vas a estar bajo la sombra de tu hermana mayor — Me apartó las lágrimas con brusquedad — Y ahora pensarás que Brigid siempre tuvo razón al decirte que estabas en el camino equivocado, pero tú terquedad no te permitió hacerle caso porque está claro que no ibas a hacerle caso a tu peor enemiga — Sonríe — ¿Cómo te sientes con eso, Mara?

— ¡Vete al infierno!

— Tranquila — Empieza a mecer a Briana con los brazos — No digas malas palabras frente a la bebé, no quiero que aprenda tus malas palabras.

Amor Imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora