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Antojos

Gian

Salgo de la iglesia junto a la mujer con la que me he casado, los reporteros se empujan entre ellos queriendo sacar la mejor fotografía de los dos, pero es algo que no permito ya que avanzó con ella hasta la limosina que nos espera para llevarnos a la fiesta.

Ambos entramos encontrándome con el hombre que he estado esperando por encontrarme en estos días, se supone que estas semanas ha estado entrenando para recuperar aquella masa muscular que perdió al estar tanto tiempo en camilla.

— En unos meses te irás a reencontrarte con tu ex mujer — Le hago saber mientras la limosina se pone en marcha — Me parece que en Junio ya estarás preparado para lo que sea ¿no?

— ¿Cuánto falta para eso?

— Cuatro meses, tienes tiempo para recuperar tus habilidades — Asiente — No comas ansias, ya tendrás suficiente tiempo para vengarte — Su mandíbula se tensa — Y en caso de que no sea así, necesito que lo hables conmigo antes de avanzar con los planes, no quiero afectar a uno de mis mejores soldados.

— Usted me incluyo porque tengo o tenía algo que ver con la hija de Nerón Ricci, además de que soy parte de una de las víctimas de su padre.

— Lo sé, pero mi padre ya no pierde el tiempo en venganzas o cosas que tengan que ver con el pasado, porque son solo eso, el pasado. Y no eres una víctima, ni tampoco lo que mi padre tanto buscaba para terminar con lo que empezó.

— Era mi hermano mellizo a quien marco como una presa así como usted hizo con... Hela Ricci.

— Así es, pero ni tú, ni tu hermano mellizo corren peligro con nosotros, mi padre ya no es lo que era antes. Y lo que le hice a Hela lo hice en un acto de cobardía, lo admito, no supe controlar mis demonios y... la marqué — Me encojo de hombros — Pero eso no quita que ella sigue en bandos opuestos a los míos, está claro que siempre vamos a estar en guerra. Arrepentido no estoy por lo que le hice a tu ex mujer, pero tampoco voy a seguir los pasos de mi padre, no es mi estilo.

— ¿Está diciendo que no la va a perseguir?

— No, mi deber es tener encerrada a la gente que intenta joderme y te aseguro que Hela es la principal en querer hacerlo, ella no ha hecho nada, pero eso no quiere decir que esté planeando algo — Suelto un suspiro cuando mi ahora esposa coloca su mano sobre mi rodilla — Y yo no puedo ni quiero permitir que lleguen a mi o a mi familia, ya intentaron atacar a mi padre, no pudieron derribarlo, pero en caso de que Hela quiera empezar con su venganza, estoy seguro de que llegará a mi mujer y antes de que empiece, es donde vas hacer tu entrada — Me mira — No estoy seguro de si significas algo o no para ella, pero por alguna razón se caso contigo en secreto y voy a utilizar eso a mi favor.

— No estoy de acuerdo con que me utilicen — Dice con seriedad — De haber significado algo para ella, no se habría casado con alguien más y menos después de mi muerte.

— ¿Entonces porque has aceptado estar en mis filas sino es para reencontrarte con ella? Además te vi bien decidido cuando aceptaste ir por ella.

— Iré.

— ¿Para? — La limosina se estaciona frente al salón donde se hará la celebración — ¿Por una explicación o para pelear por lo que te pertenece? Porque está claro que Hela se caso contigo y ante la ley ustedes siguen casados, porque sigues vivo.

— Eso es algo que ya no me interesa, simplemente quiero cumplir con mi deber, ya no tengo nada que perder.

— Dime las cosas claras — Tocan la ventanilla — Porque donde hubo fuego, cenizas quedan — Abro la puerta — Y yo no quiero tener un soldado que vaya a traicionarme, dime bien lo que quieres porque te aseguro que no te conviene tenerme como enemigo — Digo antes de salir.

Amor Imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora