(32)

12 1 0
                                    

TicTac... TicTac...

Hela

Ya mañana sería el gran día, los dos meses pasaron tan pronto que me hace sentir más nerviosa de lo normal a pesar de que me estuve preparando mentalmente para lo que me espera, bueno, lo que nos espera a Seth y a mi.

Me miro al espejo una vez más, últimamente he estado queriendo ver hasta la más mínima diferencia a parte de que he estado haciendo terapia conmigo misma cada que detallo mi cuerpo y rostro.

Paso la mano por mi vientre aún plano, aunque...

Frunzo el ceño y achinó los ojos mirándome en el espejo, me pongo de lado queriendo buscarle la diferencia. «¿Soy yo o ya había un pequeño bulto?» Mi vientre probablemente ya no era tan plano como antes, pero no lograba distinguirlo.

Seth sale del baño y junto con él una nube de vapor. Suelta un suspiro pasándose otra toalla por el cabello mojado. «Todo un adonis»

— ¿Puedes ser sincero conmigo? — Preguntó mientras me acerco a la mesa de noche y abriendo el cajón para sacar el álbum que compre hace un mes.

— Dime — Se sienta en la orilla de la cama.

— ¿Ves algo diferente en mi? — Preguntó acomodándome entre sus piernas sin importar que el nudo de la toalla se le afloje y me muestre su desnudez — ¿Crees que ya me esté empezando a crecer la panza? — Dejó el álbum en la cama, alzó la mirada viendo en el espejo lo perfectos que nos vemos juntos.

Seth roza su nariz en mis costillas, inhalando mi aroma para después besarme hasta llegar a mi vientre. Sus manos acarician mi espalda baja hasta quedar en mis nalgas.

— Sí — Me trago el nudo de la garganta y parpadeo solo unas cuantas veces para alejar las lágrimas — Se te está empezando a notar el embarazo.

— Dios... — Lo obligó a mirarme acunando su rostro con mis manos para luego llenarlo de besos. La felicidad se estaba desbordando hasta por los poros — Soy tan feliz — Me siento en su pierna y agarro el álbum — Quiero una foto, necesito este álbum para conservar los recuerdos y hacerles saber que en mi mundo siempre habrá un rayo de luz, un momento de paz en donde no todo el tiempo es guerra y sangre.

Seth me sonríe llevando su mano a mis piernas mientras la otra la tenía rodeando mi cintura. Se agacha repartiendo besos en mi hombro desnudo.

— ¿Agregaras una foto tuya desnuda en donde descubres que la panza te está creciendo?

— Mmm puede que esa foto la agregue en el álbum que tengo para ti — Bromeó — De hecho tengo muchas fotos desnuda, pero esas de seguro ya las hiciste en collage.

— No, es algo peor y es que no sé cuál de todas quiero imprimir para meterla en el marco de fotos, la quiero tener justo del lado de mi cama.

— ¿Para qué si ya me tienes junto a ti en carne y hueso? No hay necesidad de una fotografía en tu mesita de noche — Sonríe.

— Entonces en el centro de mesa.

— ¿Quieres que me vea Maksim desnuda o qué?

— ¿Y quien dijo que la pondré en esta casa? ¿Olvidas nuestros planes? — Me besuquea los labios antes de morderme el labio inferior. Siento su mano recorrer mis costillas hasta mi vientre donde se detiene para acariciarlo con ternura — Y ahí será el lugar donde estará el intruso.

— ¿Intruso?

— Llegó antes de lo esperado, que por cierto — Reparte besos por mi mandíbula hasta llegar a mi oreja donde muerde el lóbulo provocando que la piel se me erice — Tenemos cita con tu obstetra, quiero asegurarme de que esta bien.

Amor Imposible Where stories live. Discover now