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El reencuentro

Hela

Al día siguiente ya estábamos preparados para recibir a los Petrov.

Balderik toma asiento en el sillón de papá mientras que yo me ubico en el sillón que está junto a él. Me vestí como antes, pantalón de cuero negro, corset que resaltaba los pechos y tenía encaje en la parte del abdomen, encima traía mi chaqueta de cuero. El cabello lo tenía amarrado en una coleta y solo deje libre un mechón de cabello que caía al costado derecho de mi rostro.

— Ya están aquí, señor — Balderik asiente haciendo una seña de que los dejen pasar.

Los rusos entran, pero mi mirada cae sobre la mujer que viene con ellos.

«Brigid»

Estaba completamente diferente. Su mirada alegre ahora era de acero, sin ninguna emoción a pesar de que nos ve a mi y a Balderik.

Vestía pantalones de mezclilla entubados, tacones altos y un top color oliva que dejaba al descubierto su abdomen. Trago grueso al ver el tatuaje que muestra como si estuviese orgullosa de eso ya que nota mi mirada y alza el mentón sonriendo levemente. «No puede ser»

Miro de reojo a Balderik y este ni siquiera muestra alguna emoción, pero estoy segura de que piensa lo mismo que yo.

«Hemos llegado muy tarde»

— Balderik Ricci — Saluda irónicamente el Boss — Que sorpresa tenerte aquí, de verdad quisiera hacer tratos contigo, pero ahora solo quiero ver a tu padre ¿Puedes decirle que venga? Mi tiempo es oro — Dice tomando asiento en el sofá grande junto a su hijo, mientras que Brigid se sienta en el brazo del sillón.

— Lamentablemente Nerón estará ausente por un tiempo, tiene cosas que hacer y te aseguro que son mucho más importantes que atender al Boss de la Bratva.

Zinov no deja de mirarme, se ve bastante molesto a pesar de que ya sabe que he quedado viuda. Bajo la mirada a mi dedo y lo apartó enseguida al no ver lo que quiero, olvide que le había dado mi anillo de bodas a Balderik, por ahora tengo que mantenerme alejada de mi anterior vida, olvidar lo que me duele y concentrarme en esto por el bien de mis hijos.

— Bien — El Boss se levanta y le sigue el Underboss y Brigid — Ante la ausencia del jefe de la Cosa Nostra, entonces nos vamos.

— Siéntense — Ordena Balderik en tono amenazante — Sé bien que están aquí para llegar a un nuevo trato solo para obtener la mano de mi hermana — El Boss me mira y sonríe con diversión para luego mirar a mi hermano.

— Meses atrás hice un trato contigo ¿lo olvidas? Bueno, no un trato como tal, pero ese fue el último intento que hice para poder obtener lo que tanto quería mi hijo, pero ya no más — Frunzo el ceño — Mi hijo no necesita de una mujer que falta a su palabra y además de que ya no sirve de nada porque estuvo casada con alguien que no era parte de nuestro mundo, que por cierto, mi más sentido pésame — Dice mirándome — Espero que se encuentre mejor — Aprieto los puños con fuerza queriendo evitar lanzarme sobre él para matarlo. El Boss sonríe con burla sabiendo lo que sus palabras me provocan.

— Espero recibiera la corona de flores que envíe — Miro a Zinov esta vez — ¿Fue de su agrado? Escogí las más bonitas — Intento levantarme y Balderik pone su brazo en frente de mi justo a tiempo.

Recuerdo haber roto todo a mi paso cuando Balderik dijo que Zinov había enviado esas flores con una nota llena de ironía y de lo mucho que me iba arrepentir por haberme casado con alguien más.

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