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¿Castigo o Premio?

Balderik

— Tenemos todo tipo de armas, desde las más grandes a las más pequeñas — Abre las grandes puertas de acero dejándome ver todo el almacén con grandes cajas que contenían las armas — Tenemos algunas que son más seguras, cómo está — Abre una caja sacando una pistola plateada y señala el lector ovalado — Coloca tu dedo aquí para registrar tu huella y el arma por si solo sabrá quien es su dueño. Mantén tu huella ahí y dispara — Me la entrega — Pruébala.

Coloco mi huella y está hace un leve sonido.

— Ahora apunta y dispara — Apuntó un costal en la esquina y disparo. El costal enseguida se perfora con la bala dejando caer el contenido — Ahora déjeme mostrarte que ya no funciona con nadie más — Le entregó el arma y este apunta y dispara, pero no sale ninguna bala como si el arma no estuviese cargada — ¿Vez? Es una belleza — Sonríe dejando el arma en su lugar — Tenemos varias de estas, aunque faltan más modelos para traer.

— Muéstrame las demás — Ordenó y este asiente haciendo la seña donde varios de sus hombres comienzan a traer varias cajas.

Me muestra cada una y explica cada detalle de las distintas armas que me pone al frente. Me da información necesaria antes de tomar decisiones, los cuales empiezo a escoger las que más les veo potencial, aquellas que me servirán para cuando se presente la ocasión. Al terminar de hacer tratos con ellos me dirijo a reunirme con mis nuevos hombres que están dispuestos a unirse a mi organización. No son demasiados, pero son los importantes ya que tienen contactos bastante prometedores en el Mortal Pressure.

Escucho con atención a cada uno de ellos prometiendo lealtad a mi y a mi hermana que estaba ausente por lo pronto. La tarde se me va con ellos poniéndolos al tanto de los planes que tengo en mente antes de traer a Hela con nosotros y advierto cada punto necesario antes de llevarlos conmigo a la cabaña.

Reviso el teléfono y aún no hay mensajes de Brigid diciendo que lleve la cena para ambos, suelto un suspiro y guardo el teléfono queriendo hacer tiempo antes de ir a la cabaña, así que voy con el hombre que me venderá las armas y doy por terminada la compra al darle el dinero. Se lleva más de veinte minutos contando el dinero y aún no me llega ningún mensaje de Brigid, no sé si debería de ser yo quien mande el mensaje para ver si quería que llevara la cena.

— Señor Ricci, está completo el dinero así que podemos dar por finalizada esta reunión, es un placer para nosotros hacer negocios con un hombre como usted — Asiento a pesar de no haber escuchado lo que dijo, me alejo llevando el teléfono a la oreja y espero a que Brigid responda. Nada, no contesta y eso solo me hace fruncir el ceño, así que marco el número de Guido para verificar que todo esté en orden.

— Señor — Contesta Guido.

— ¿Y Brigid? — Preguntó con seriedad — ¿Dónde está? ¿Todo está en orden o porque carajos no contesta?

— La señorita Brigid no ha bajado en todo el día, le subimos la comida como nos pidió, pero aún continuaba durmiendo — Mi cuerpo se relaja solo un poco — ¿Quiere que suba a despertarla, señor?

— No, ya llegaré en quince minutos, continúa montando vigilancia — Cuelgo la llamada y hago que todo mundo se lleve todo el armamento.

Todos nos montamos a la camioneta mientras que los demás se van en el camión que lleva el armamento. Me voy del lado del copiloto observando por la ventanilla pasando todo el trayecto hasta que llegamos al pueblo, este lugar era pequeño, pero demasiado ilegal para cualquier persona que no estuviera dentro de este mundo. Veo a la gente aún con mercancía a la vista, muchos de ellos vendiendo hasta tarde porque era la hora perfecta para que los más peligrosos del lugar salieran a buscar lo necesario para sus planes más perversos.

Amor Imposible Where stories live. Discover now