— Sí, pero no estoy gimiendo como si me estuviesen follando — Empiezo a toser y un poco de champán se me derrama en la comisura de los labios — Te estás ganando a pulso a que te lleve a la habitación del yate o simplemente podemos hacerlo aquí ya que suena más excitante hacerlo al aire libre sobre un yate en medio del lago Lucerna — Me limpio la boca con la servilleta mientras trato de recomponerme, aún estoy tosiendo un poco, aunque ahora siento las mejillas bastante calientes por la vergüenza.

— ¿Es que no puedes dejar de pensar en eso por solo cinco minutos? — Preguntó una vez logró recuperarme.

— ¿Ahora es culpa mía? — Me mira indignado — Es imposible sacarme de la mente tus gemidos y el que lo hagas ahora a pesar de que no te estoy follando, es inevitable no pensar en eso — Se encoge de hombros — Además de que me has puesto como un tronco — Me río colocando mi mano sobre la frente al tiempo que niego con la cabeza.

— ¿Puedes controlarlo? — Suspira.

— Puedo soportarlo solo si me aseguras que el postre serás tú.

— Denme paciencia por favor — Digo en un susurro.

— Paciencia no tengo, pero tengo mucho de otra cosa que te encanta, también puedes pedir fuerzas para soportar el postre — Me hace reír y este sonríe antes de volver a comer.

— Te amo mucho ¿sabes? — Asiente.

— Lo sé.

Continuamos comiendo aunque la tensión sexual ya estaba abarcando el ambiente, por mucho que trato de distraerlo con diferentes temas aún sigo sintiendo la tensión. Suelto un suspiro a poco de resignarme ya que cuando Balderik se empeña en algo, no se rinde hasta conseguir lo que quiere.

— ¿Quién crees que te quiera más? — Me mira confundido sin saber a que me refiero — De Massimo y Kay ¿quién crees que te quiera más?

— Los dos — Se encoge de hombros — Ya quedó claro que soy un hombre irresistible.

— Sí los dos fueran niñas tal vez estarían mega encantadas contigo, pero para tu mala suerte son varones y estoy segura de que heredaron tu fuerza y orgullo como para ceder tan fácilmente — Frunce el ceño.

— Contigo fue fácil, así que no hay dudas de que conmigo paso lo mismo, además de que yo soy su tío, es su deber quererme como tal — Sonrió negando con diversión.

— Ya, pero ya me quedo claro que yo igual soy alguien irresistible porque he domado a la bestia mayor — Resopla.

— En tus sueños, guapa.

— ¿Lo vas a negar? — Lo miro con una ceja enarcada.

— ¿Ya pasamos al postre? — Pregunta al tiempo que se levanta de la mesa provocando que lo mire y abra la boca indignada.

— ¡No evadas el tema! — Lo señaló divertida viendo cómo él intenta ocultar su sonrisa — ¡Balderik!

— ¿Qué?

— Admítelo.

— ¿Admitir qué? — Entrecierro los ojos en su dirección — ¿Qué? — Se ríe.

— Dime que soy irresistible y que por eso te has enamorado de mi — Niega con la cabeza.

— Eres realmente preciosa, pero no por eso me enamoré de ti o al menos no es razón suficiente.

— Te escuchó — Pone los ojos en blanco.

— No voy a decir cursilerías porque no es mi estilo — Ahora soy yo quien voltea los ojos — Puedo demostrártelo en la cama si quieres — Señala detrás de él — Tengo mucha hambre de postre.

Amor Imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora