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Para Hyunjin de nada servía la mantener la calma, la paciencia, la mansedumbre. Es que algo se interponía, no podía sentir la dulzura de la tranquilidad.

La ira no era un monstruo que azotaba su alma con gruesas cadenas, ni era tampoco una daga afilada o un serrucho de múltiples dientes que se clavaba en la razón; quizá era tan solo un estado, un momento, un rato, un instante en donde se percibía la completa rudeza de lo simple era que su fragilidad.

La perenne frustración de ver las cosas tan claras en cuanto todo lo que estaba a su alrededor, dándose cuenta de muchas cosas.

La mirada tan profunda de Hyunjin se posó en la presencia de Lenna. Ella se guiaba por la luz de la luna que entraba a la habitación con las intenciones de buscar cada cosa que necesitaba preparándose para dormir.

Hyunjin no le quitaba la mirada de encima, se sentía sediento de todo lo que tenía que ver con ella, sentía que todo su ser estaba expulsando cada ovulo esa noche, la necesitaba.

— ¿Piensas dormir? —Preguntó viendo como salía del baño, junto con la ropa sucia que tenía puesta en sus manos.

Lenna aventó la ropa al cesto de ropa sucia, quitándose la toalla que estaba secando su cabello, dándose cuenta que Hyunjin hablaba con ella.

— ¿Dormirás? —Ella preguntó lo mismo, a lo que el negó con la cabeza — ¿Por qué?

— Simplemente no estoy cansado —Sonrío con una actitud cálida, aún mirando a la menor sin explicación alguna.

Lenna asintió, dejando a lado el tema, sentándose en al borde de la gran ventana dejando que la luz de la luna iluminara las páginas de su libro.

— ¿Puedes abrir la ventana por favor? —Pidió Hyunjin abriendo su caja de cigarrillos. Jamás pensó volver a fumar otra vez, pero en la situación en la que estaba sentía la necesidad de hacerlo.

Lenna le hizo caso, abriendo la ventana con suavidad, poniendo su libro en encima de sus piernas. Hyunjin tenía sus ojos cerrados por unos minutos, el humo salía de sus labios lentamente, y volviendo a fumar de su cigarrillo otra vez, se dio cuenta de que ella lo estaba mirando.

— ¿Que?

— Ven aquí —Ordenó con una voz cálida, viendo como este le hacía caso sin siquiera pensarlo dos veces.

Hyunjin se detuvo frente a ella, pero lo había tomado de su mano para posarlo entre el medio de sus piernas. Este soltó un suspiro, expulsando su estrés junto con el humo que estaba en su boca.

— He notado algo en ti, y es que desde que vinimos del club estás actuando como si algo te estuviera molestando.

— ¿A mi? —Lenna asintió— A mi no me pasa nada... —Le dio una calada a su cigarrillo, expulsando el humo a propósito en su rostro.

La menor tomó el cigarrillo con delicadeza de los dedos de Hyunjin, con intenciones de que el le prestara atención.

— Dime —Insistió acercándolo más a sus piernas, enredándolas en toda su cintura.

En sus manos candorosas que revolvían sus entrañas, estaba oculto lo más oscuro del pensamiento, las más nefastas actuaciones, las más absurdas decisiones.

En sus manos la agitación estaba presente, sentía que no pensaba y que su corazón estaba ausente sin sentir nada. En su sistema la sangre burbujeaba como si se trataba de un caldero caliente. La sangre, las ideas, los sentires.

En sus manos la ira lo poseía, como si el diera su títere, o su marioneta. Lo conducía hacia ningún lado, pero inevitablemente sus manos, sus pies y sus neuronas se dejaban llevar por sus movimientos.

Allí, ahora iracundo, salía de la pesada rutina de la aburridora conciencia.

Quería empujarla, pero la amaba tanto que su cuerpo no le permitía hacerlo.

SHEETS┃HYUNJIN. Where stories live. Discover now