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Falsos ojos abiertos, el dolor lo había engañado otra vez, jugaba con el una vez más.

Falsos ojos abiertos, el dolor lo había engañado... esta vez jugando con el hasta arruinarlo.

Lenna era como rosas rojas para todo aquel hombre que se sentía atraído por ella, aquellas rosas que eran malas, enloqueciendo con su aroma, quitando el aliento con esas oscuras espinas gruesas escondidas detrás de su belleza.

A Hyunjin no le importaba, sabía que clase de chica era y no tenía miedo en absoluto, aunque a veces se ponía a pensar en cómo se atrevió a meterse con el sabiendo que el estaba con su propia madre.

Los ojos de Lenna tenían un velo, sentía que ella estaba confundida, aunque lo único que ella quería era disfrutar el momento. Quería poner a prueba a las personas que estaban a su alrededor, pero si lo hacía las cosas se podrían tornar un poco pesadas.

La mirada penetrante de Lenna hacia Minho era extraña, movía la boca y pinchaba parte de su plato con el tenedor que tenía en sus manos con intenciones de atraer su comida.

El peli negro se había dado cuenta, pero no le había dado importancia siguiendo con su lectura de aquel libro de psicología. Estaba curiosa.

— ¿Puedes dejar de verme así por favor? Me incomoda —Minho rió y ella también, dejándole saber que lo había dicho de buena manera.

— Es que es imposible no hacerlo cuando tienes un agujero en tu ojo izquierdo —Lenna rió después de escuchar al mayor soltar una risa.

— ¿Disculpa? —Dudaba en si debía disculparse en no traer su parche, pero sentía que no debía de traerlo cuando estaba en casa.

— Lo siento —Sonrío— No lo tomes a mal, solo me llena de curiosidad saber un poco.

Lenna levantó su cuerpo de ahí acercándose al mayor, sentándose en donde podía conectar con Minho.

Con su cuerpo en su regazo, había visto más de cerca, era increíble, sentía que estaba viviendo una fantasía, jamás había visto algo así tan cerca, mucho menos había visto algo así en la vida real, no sin el parche.

Lenna apartó las mechas negras de su cabello, pasando las yemas de sus dedos por sus lindas cejas, para por fin hacer contacto visual.

— ¿Quien te hizo esto? —Preguntó, sintiendo como el cuerpo de Minho de había tensado un poco, pero lo había dejado ir en el momento que la menor le había hecho saber que no había ningún problema con que le contara.

Minho sonrió.

— ¿Por qué preguntas como si en realidad alguien en verdad lo había hecho? —Minho sintió cómo ella se encogió de hombros, sonriendo.

— Porque no es algo que haya pasado por accidente... los bordes secos y duros me dicen que no fuiste a un hospital —Susurraba, delineando cada parte con la yema de su dedo índice —Puedo ver que lo curaste tu solo, eso también me lleva a saber que alguien te hizo esto...

— Eres muy inteligente.

— Entonces estoy en lo cierto... —Minho asintió, sintiendo como las ganas de evadir el tema habían llegado.

— ¿Podemos dejar el tema atrás?

— ¿Que? —Rió— ¿Tienes miedo? ¿Minho se portó mal? Déjame adivinar, ¿fue en la cárcel? Cuéntame.

— Es una larga historia.

Lenna sabía que Minho no quería hablar de lo que había pasado, ella lo había respetado, con una linda sonrisa en su rostro le había hecho saber que todo estaba bien y que respetaba su decisión.

Las manos del mayor poco a poco hicieron contacto con sus muslos cubiertos por los pantalones de pijama de seda que tenía esa tarde. Lenna se dio cuenta de eso, aceptó su tacto de inmediato, se sentía muy agradable.

Abrazó al peli negro, soltando un enorme suspiro en su cuello pálido, los dedos de sus manos jugaban con los pelos de su nuca, sintiendo que su tacto era cada vez más íntimo.

Los labios de Lenna se pegaron en su cuello, lamiendo con lentitud la zona, regalándole besos también, mientras más besos sentía Minho, mas profundo metía su mano. Jugaba con las telas de su ropa interior, y con los bordes del suave pantalón que se encontraba ahí.

Minho tomó la pierna que estaba fuera de la silla, pasándola del otro lado de su cintura quedando a ahorcadas. Lamía sus labios aún jugando con el borde, como si con mirarla a los ojos estuviera preguntando que si podía hacerlo.

Ella asintió.

Los dedos fríos de Minho habían tocado su clítoris, viendo como ella se acomodaba para abrir sus piernas más, movía sus dedos haciendo que Lenna soltara pequeños suspiros de alegría y satisfacción.

Hyunjin no la tocaba así, no la tocaba con delicadeza, aunque el era buenísimo en la cama, Lenna siempre sentía que lo único que le importaba a su novio era satisfacerse el mismo, nada más.

Apoyó su cuerpo en el hombro del mayor, dando pequeñas indicaciones sin darse cuenta de como ella quería que lo hiciera.

— Sigue... —Pedía—Dios mío... —Gimió en su oído discretamente.

Hyunjin no estaba presente, lo que decía que habían roto la única regla que el había hecho. Y aunque sabía que lo que hacía estaba mal y que contaba como un engaño... no estaba dispuesta arrepentirse de nada.








































































Poco a poco se desarrollará toda la historia completa entre Minho y Hyunjin.

Buenas noches.

SHEETS┃HYUNJIN. Where stories live. Discover now