Pataleo queriendo zafarme de su agarre, pero este aumenta la presión haciéndome gritar de dolor.

— ¡Vor! — Escucho a mis hombres gritar a lo lejos — ¡Vayan por ella! — Escucho la tela rasgarse y la tierra raspando mi espalda, siento la piel hervirme tanto y sobre todo en la cara.

Se detiene y aprovecho para tratar de quitarme la tierra de los ojos. Quiero levantarme, pero el tobillo me dolía demasiado al querer moverlo.

Siento como me toman de la cintura y trato de pelear, el tobillo ahora era impedimento para patalear y los ojos no me ayudaban demasiado por la tierra que hacía que me ardieran tanto como para poder abrirlos.

No sé cómo diablos un niño tiene tanta fuerza como para cargarme y mantenerme inmovilizada, las tácticas aprendidas no funcionan para liberarme. Escucho una puerta abrirse y detrás los pasos rápidos al igual que los disparos que se van acercando cada vez más.

— ¡Busquen al Boss! ¡Devuélvanse! — Gritó con fuerza — ¡Váyanse! — Ahora mismo todos mis hombres me iban a servir alejados que tratando de llegar a mi y terminaran asesinados.

La puerta se cierra mientras que yo continúo moviéndome como una lombriz tratando de zafarme y aquello solo provoca que su agarre se intensifique privándome del aire. La cabeza me duele, el cuerpo ni se diga, ahora mismo me sentía como la mierda, una completa estúpida al no haberme dado cuenta que esto era una trampa.

Me avienta con tanta fuerza que mi cabeza se golpea con algo metálico logrando que comience a punzarme en aquella zona, me tira agua helada para luego tomarme a las malas poniéndome de pie y sentándome en una silla. Intento soltarme, pero su fuerza sobrepasa la mía que logra amarrarme a la silla sin ningún tipo de delicadeza, jadeo de dolor cuando me amarra los tobillos. Vuelve a echarme agua y esta vez siento sus dedos en mis ojos limpiándome la tierra que me estaba molestando.

— Pórtate bien — La voz de niño me sorprende ya que es un hecho que no es un adulto enano con una fuerza increíble, además de que me confirma de que es uno de los experimentos que ha hecho Desmond, joder, un niño es parte de sus barbaridades — El jefe está por venir para ver a su mujer — Sonrió divertida al tiempo que niego con la cabeza aún con los ojos cerrados — ¿De que te ríes?

— ¿Te llegó con el cuento de que soy su mujer? — Intento abrir los ojos poco a poco — No sé porque me sorprendo si es muy fácil manipular a un niño — Me encojo de hombros y a pesar de que no puedo ver con claridad para ver su reacción, estoy bastante segura de que debe de estar molesto por mis palabras — Sobre todo a uno como tú.

De inmediato siento su mano en mi garganta sin perder el tiempo de probarme del oxígeno, ni siquiera podía hacer el intento de hablar ya que con cada segundo que pasaba aumentaba su fuerza en mi garganta.

— Ya no soy más un niño tonto y débil — Dice bastante molesto estando muy cerca de mi rostro — Deje de serlo gracias al señor Desmond Jäger, es un buen hombre y pienso que no te mereces estar con él — Intento pasar saliva mientras pienso que este mocoso no sabe nada de lo que estaba hablando, era una completa locura. Desmond se encargó muy bien para tener a este niño de su lado.

Me suelta con brusquedad logrando tirarme al suelo con todo y silla. El ardor en mi espalda incrementa, mi tobillo lo siento palpitar llevando el dolor por toda mi pierna.

— ¡Sáquenla de aquí que la mujer de Desmond soy yo! — Escucho gritos afuera. El niño aquí me rodea para luego levantarme sin ningún tipo de cuidado — ¡Mátenla entonces!

«Mara»

Aquella voz es imposible de no reconocer, además de que es la única que me odia tanto como yo a ella.

Amor Imposible Where stories live. Discover now