43. Dejarse Engañar

628 88 22
                                    

La tormentosa voz del mayor llamándolo mientras salía de la habitación había logrado provocar que sus ojos se cristalizaran, pero se sentía incapaz de descifrar si eran provocadas por ira o por tristeza, porque a pesar de haber escuchado la conversación sentia que aquél "No te gusta" podía ser real, y eso le dolía profundamente.

—Jaemin, espera...

La mano del rubio se enredo en su brazo, impidiéndole salir del departamento, haciéndolo girar para interponer su cuerpo entre el menor y la puerta, el pánico en sus ojos era notorio y aquello solo lograba aterrar al azabache.

—Por favor escúchame —Suplicó Jeno colocando su mano libre en el cuello del menor, atrayendolo un poco hacia él.

—No debí entrar, no sabía que estabas con ella... no debería haber venido en primer lugar —Murmuró él negando levemente mientras intentaba marcharse.

—Eso es cierto, acabas de interrumpir una increíble sesión de sexo —Aquella voz logró congelarlo por unos segundos, logrando disgustandolo cuando giro hacia ella para encontrarse con la castaña sonriendo ampliamente—. Debiste tardar un poco más, tal vez nos hubieras visto haciéndolo...

—Jimin cállate —Exigió el rubio dando un paso hacia ella mientras mantenía su mano en el brazo del menor—. Eso no es cierto, ni siquiera deberías de estar aquí

—Tengo derecho a estar aquí, somos una pareja, él que no debería estar aquí es este imbécil —Bramó ella señalando al azabache sin verguenza alguna, acercándose rápidamente hacia ellos.

—Tú y yo no somos nada —Aclaró Jeno de inmediato, interponiendose entre ellos para impedir que la castaña le hiciera algo al menor—. Lo que escuchaste hoy es cierto, Jaemin me gusta... y estoy cansado de que vengas a mi casa y te comportes otra vez como una lunática, incluso después de lo que inventaste de mi.

Jaemin Me Gusta

No sabía como reaccionar, aquellas palabras sonaban con tanta confianza, con tanta sinceridad que habían logrado dejarlo sin aliento mientras las procesaba en silencio, observando el perfil del rubio quién se encontraba discutiendo con la mayor, de repente sintiéndose tan ajeno a la situación.

—¡No, eso no es cierto! —Sentenció la chica llevando ambas manos a su cabello, jalandolo sin cuidado alguno, alarmando al rubio—. Él no puede gustarte, Jaemin es alguien insignificante, de seguro te hizo algo para que pensaras esto, pero no, él no te gusta.

—No, tú ni siquiera tienes derecho a meterte en mis sentimientos, me gusta desde el día que lo conocí, desde el primer momento que hablamos, Jaemin es la única persona a quien realmente he amado por años y no fui capaz de admitirlo hasta que lo perdí, quiero hacer las cosas bien y para eso necesito que te alejes porque solo estás arruinando las cosas —Suplicó Jeno mientras veía a la castaña comenzar a llorar en silenció, observándo con furia al chico que se encontraba detrás de él—. No lo voy a perder por tú culpa Jimin, no voy a comportarme como un bastardo, no otra vez...

—Se van a arrepentir, par de idiotas. —Amenazó ella tomando su bolso del suelo para luego salir del departamento cerrando la puerta de golpe.

Jeno mantuvo su mirada en la puerta por unos segundos, soltando un débil suspiro mientras giraba su cuerpo hacia el menor, encontrándose de inmediato con aquel par de ojos celestes, observándolo con atención, parpadeando débilmente producto de las lágrimas que se encontraban en ellos, con algo de cautela se atrevió a levantar sus manos para colocarlas en las mejillas del azabache, deslizando sus pulgares con delicadeza por los parpados inferiores del menor.

—¿De verdad te gusto? —Quiso saber el menor, tratando de no soltar un sollozo mientras veia al rubio sonreír con nostalgia—. Si solo estas confundido entonces dímelo, no quiero ilusionarme con algo relacionado a ti, no quiero...

—De verdad me gustas, Jaemin —Aclaró él de inmediato mientras se acercaba al menor, uniendo sus frentes, observándose fijamente el uno al otro—. Jamás había sido tan sincero con lo que siento, lo que acabas de escuchar es cierto... y de verdad no quiero perderte, se que no puedo retenerte ni obligarte a que me creas, pero puedo esperarte todo el tiempo que sea necesario hasta que confies en mí, hasta que de verdad valga la pena que me creas...

—Estás mintiendo.

—Estoy diciendo la verdad —Murmuró él acariciando la mejilla del menor, negándose a la idea de que se marchara así—. Me gustas, lo que siento por ti es sincero... me enamoré de ti de la manera más inocente que pudo existir, me salvaste de ser regañado incluso cuando ni siquiera me conocías, fuiste capaz de burlarte de mí cuando nadie más se atrevía, me hiciste caer a tus pies sin esfuerzo alguno y yo no me atreví a decírtelo antes, pero ahora si, y es muy tarde para hacerlo, pero sigue siendo tan real como en aquél entonces, por favor créeme...

—¿Por qué te gusto?

—Simplemente eres tú, todo tú me gusta, tú voz, tus increíbles ojos atractivos, tu piel, tu manera de actuar, tu manera de pensar, hasta tu hiriente honestidad me gusta, solo por ser tú... —Dijo Jeno escuchando un suave sollozo del menor, atreviéndose a unir sus labios en un suave beso, envolviendo sus labios por unos segundos para luego alejarse escasamente—. ¿Cómo es que te gusta alguien como yo? Soy un imbécil...

—Es porque me gusta tu lado no imbécil —Susurró el azabache inclinando su cabeza al ver al mayor sonrier levemente—. Tengo que irme...

—Estas huyendo otra vez —Murmuró él bajando su mirada por unos segundos.

—No lo entiendes, contigo no soy capaz de pensar correctamente, no puedo razonar si estoy contigo

—Entonces quédate conmigo y no pienses... simplemente quédate y deja de atormentarte, no te vayas —Pidió él sintiéndo sus ojos cristalizarse mientras volvía a acercarse para unir sus labios con los del menor.

No quería hacerlo, durante los últimos años solo había estado alejándose de todo lo que realmente quería, rechazando la idea de centrarse en otras cosas y sentía que ya había perdido demasiado, no quería seguir actuando como si realmente nada le importara, estaba cansado de hacerse el fuerte frente a Jeno, más ahora después de todo lo que había escuchado, quería soltar aquella faceta de mantener todo bajo control.

Quería dejarse engañar por Jeno sin preocuparse por salir herido una vez más.

Quería dejarse engañar por Jeno sin preocuparse por salir herido una vez más

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Saekki •NoMin• Where stories live. Discover now