sesenta y tres

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Jimin acariciaba su vientre, tratando de disipar sus nervios; estaba sentado en la sala de espera VIP del aeropuerto junto a Taehyung que hablaba de mil cosas con su madre, mientras esperaban a que Yoongi y Jungkook regresaran del baño. Su vuelo salía en dos horas, ya habían revisado su equipaje, y ahora solo les tocaba esperar.

El omega castaño se puso de pie, llamando rápidamente la atención de sus progenitores y de su mejor amigo.

— ¿Qué sucede, bolita de algodón? ¿Te sientes mal? — preguntó su padre.

Jimin negó con una sonrisa.

— No quiero estar sentado, pasaré sentado doce horas en el avión, y eso si no hacen escala. — dijo con tono cansado — Iré a caminar y veré que hay en los puestos de comida de la otra sala de espera. Me dió antojo de comida chatarra. — admitió.

— Voy contigo. — dijo Taehyung, poniéndose rápidamente de pie.

El castaño negó con su cabeza, y empujó suavemente al mayor para que se volviera a sentar. Sonrió a sus padres y a su amigo en disculpas, y empezó a caminar hasta salir de la sala VIP, para luego ingresar a la sala de espera general, que estaba mucho más concurrida que en la que él estaba, se veía llena de viajeros, y de sus familias que iban a despedirlos.

Y lo más importante, si había puestos de comida chatarra de la que a él le gustaba.

Sonrió al ver un puesto de su hamburguesería favorita y se acercó entusiasmado. No le fue difícil pasar entre la gente, las personas veían que estaba gestando, e inmediatamente le abrían camino. Era divertido.

Incluso le dejaron adelantarse en la fila para pedir su preciada hamburguesa. Y ni siquiera tuvo que abrir la boca para nada más que sonreír y dar las gracias.

Ordenó una hamburguesa pequeña, pero con doble queso y salsa de queso con hongos. También agregó salsita de queso para sus papitas. Desde que entró al lugar, sabía que eso era lo que querían sus bebés, para dejar de molestarle y empujarle las tripas de tanto que se movían.

Esperaba pacientemente su comida, con una mano acariciando su vientre y con la otra sosteniendo su bolso chanel favorito. Su esposo le había dicho que tenía que ir con ropa cómoda, pero eso no quería decir que no podía ser bonita. Así que para mejorar notablemente su conjunto, había escogido su bolso de mano más bonito.

— ¡Pero qué es este omega tan precioso! — una señora chilló con ternura.

Llamando la atención de varios presentes, incluída la del omega castaño, que abrió mucho sus ojos al darse cuenta que la señora caminaba hacia él, siendo seguida por otro señor un poco más mayor, que parecía ser su esposo.

— Cariño, ven aquí. — llamó el señor a la señora.

Ella lo ignoró olímpicamente.

— ¡Pero que muchachito tan lindo! — exclamó nuevamente, apretando una de las mejillas de Jimin, que sonrió tímido — ¡Y estás en cinta! ¡Te ves aún más adorable!

La señora era graciosa, y no le estaba apretando con fuerza, así que no le molestaba en absoluto.

— Hola~ — saludó con una leve inclinación de cabeza.

La fémina que ahora había tomado su rostro con ambas manos, sonrió.

— ¿Qué hace un omega tan bonito y solito acá, eh? — preguntó con fingida indignación — ¿Dónde está tu alfa, corazón? Porque si tu alfa te dejó solo con esa pancita, tengo un nieto que perfectamente se haría cargo de ambos. — sonrió.

Por algo Tinder no es RosadoWhere stories live. Discover now