cuarenta

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Jimin mensajeaba con su mejor amigo, con este insistiendo por ir a verlo, y con el castaño negándose de forma disimulada, dándole excusas realmente flojas. No porque no quisiera estar con el pelirojo, sino, porque sabía que su amigo lograría sacarle la verdad de lo que había sucedido con su pareja, y él no quería que los mayores volvieran a llevarse mal, o que su mejor amigo quisiese golpear al alfa. No terminaría para nada bien.

Se estaba empezando a estresar, cuando su esposo llegó con un trozo de pastel de la nevera y un vaso de leche chocolatada.

— Si te estresas demasiado, te vas a sentir mal. — habló de forma suave el pálido — Si te estresas hablando por teléfono, es mejor que descances de él un rato, y comas un poco de postre. — sugirió.

Jimin que había estado con un semblante neutro todo el tiempo, sintió un amago de sonrisa en sus labios. Y Yoongi lo notó perfectamente, y eso le hizo sentir un poco mejor, pues por lo menos, casi le había sacado una sonrisa a su pareja.

— Claro, gracias. — murmuró el menor, acomodándose de forma correcta para comer.

Su ceño se frunció al percatarse, que el mayor no llevaba pastel para él.

— ¿Tú no comerás pastel? — preguntó casi en un susurro.

— Uhm... La verdad creí que te gustaría estar solo. — admitió avergonzado el pálido.

Ambos se quedaron en un silencio un poco incómodo, y con sus rostros avergonzados por diferentes razones.

Jimin por que le dolía admitir que la presencia del mayor le ayudaba más de lo que pensaba, y Yoongi porque se había dado cuenta que nuevamente estaba suponiendo lo que su esposo quería o pensaba, en lugar de preguntarle directamente.

— ¿Te gustaría estar solo? — preguntó en tono suave y conciliador.

El contrario se relamió los labios pensativo antes de responder.

— No-o... Quédate conmigo, por favor. — susurró apenas.

La sonrisa que iluminó el rostro de Yoongi, hizo doler el pecho del menor. Mientras lo veía irse por un nuevo trozo de pastel y probablemente otra bebida, se negó a sentirse culpable por algo que él no tenía la culpa. Debía de aprender a poner límites, y no culparse por todo lo que saliera mal en sus vidas. Porque simplemente él no era el responsable de lo que había pasado.

Acarició su vientre con suavidad, mientras se preguntaba qué podrían ser sus bebés, para poder empezar a pensar en nombres que no fueran "Cosa 1" y "Cosa 2". Probablemente debían de nombrar un bebé cada uno con su esposo, pero ya lo hablarían cuando los pequeños estuvieran totalmente fuera de peligro.

Yoongi por su parte se quedó parado en el umbral de la puerta del jardín, viendo como el hermoso castaño acariciaba con suavidad y delicadeza el pequeño y casi inexistente bulto en su vientre, con pequeños rastros de turron en sus labios que hacían un puchero, y el entrecejo levemente fruncido como si estuviera muy concentrado en algo. Probablemente lo estuviera.

El alfa empezó a caminar en dirección hacía donde su omega estaba, ya con su propia rebanada de pastel y un poco de café. Porque él simplemente no podía combinar un postre dulce, con una bebida igual de dulce. Le asqueaba tanta azúcar; lo único extremadamente dulce que le encantaba era Min Jimin. Y eso no era algo que le molestara en absoluto, al contrario, le encantaba.

Cuando llego al lado del menor, sonrió al ver como este parpadeaba de forma rápida para salir de sus pensamientos, y lo veía de forma amable, prestándole toda su atención.

Eso lo hizo sentir un poco torpe y avergonzado por un momento, pero esos sentimientos fueron rápidamente reemplazados por el alivio al darse cuenta que tal vez su esposo empezaba a sentirse nuevamente cómodo con él, aunque fuera un poco. Pero un poco bastaba, para que así, de poco a poco, todo pudiera volver a ser como era antes de la discusión.

Por algo Tinder no es RosadoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin