EL ABISMO DE MIDORIYA IZUKU.

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¿Qué es un abismo?

Dentro del basto mundo existen diferentes maneras de describir el abismo desde un punto psicológico, religioso y etimólogo. Sin embargo solo una definición podrá ser capaz de describir aquel fondo sin final que en la cabeza de Midoriya Izuku reside. Un enorme y gran abismo como el del mar.

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CAPITULO 43

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Una vez más aquella sensación le recorre la existencia.

No duro más que un simple instante, tan corto como la destrucción de una gota de lluvia al caer en una superficie. Es justo como una gota destruyéndose que se ha de poder describir la sensación que corroe el cerebro de aquel chico.

Un sonido sordo de algo quebrandose rimbomba en su cabeza y la oscuridad que sus ojos cerrados habían creado se dispersa en una explosión de miles de colores en una sola dirección, recto.

Un camino se ha de vislumbrar en su mente en un pasillo oscuro iluminado de miles de colores que al llegar a cierta distancia estallan en estridentes explosiones y de ahí nacen fragmentos de vidrio disparados hacia los muros donde se incrustan y en estos una luz plateada sale como reflejo hasta que en el vidrio se refleja su rostro.

Una y otra vez, una tras otra hasta el cansancio.

«¿Qué rostro era el que se reflejaba?» no había, no persistía pues solo el lienzo de una cara sin expresión de cabellos dorados se encuentra en aquel reflejo formado de recuadros fragmentados, resquebrajados como lo es lo propio de un cristal roto.

[¿Dónde...?]

Solo la voz de su cabeza reside en aquel lugar y cuando finalmente él puede ver más allá de todas aquellas experiencias lo único que en sus sentidos se encuentras es el tacto.

El recordó que existía, como aquella vez en USJ cuando durmió tras la caída.

Su cuerpo resintió este pensamiento y por ende cada fibra de dicha existencia comenzaron a tomar lugar en lo basto de su mente dándole como resultado la dicha de sentir una dura y firme superficie en su trasero. Consiguiente a esto vino la misma sensación pero ahora en sus antebrazos y plantas de los pies.

Izuku pudo describir esta sensación como la de una persona que se encontraba sentada en algún tipo de mesa por lo cual, antes de poder dudar o poner otra teoría de su sentir, lo siguiente que vino de su cabeza a su realidad fue el oído.

El vapor chirriante de una tetera, los sonidos de las aves de una mañana fría y ventosa acompañada de los autos que en ratos pasaban. También estos sonidos se vieron sumados a los de algo metálico golpeando un especie de vidrio o algo así.

Era obvio, el sonido de una cocina pues al momento de que su oído había vuelto, el escucho una voz.

―Parece que hoy será un día lluvioso ―dijo la voz aguda detrás de Izuku―. ¿Deberíamos ir a la escuela hoy? Creo que no tengo muchas ganas de ir pero mientras tú quieras ir, yo iré. Solo dilo.

Era claro que aquella voz era de una fémina pues el tono sumiso pero a la vez recto solo podría ser emitido por una chica.

Entonces fue cuando su vista volvió y como una fiera salvaje este se dio la vuelta tomando el respaldo de la silla con su mano cubierta de vendas y girando su torso hasta encontrar sus esmeraldas ojos con un par de esferas ámbares delante de él.

Decay: LAUGHING BOY.Where stories live. Discover now