CAPITULO 6: YO... PUEDO SER UN HEROE.

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INTRODUCIR: I WILL OST.

El cielo del atardecer se cubre de iluminación anaranjada traspasando aquellas nubes que comienzan a desaparecer poco a poco.

Justo debajo de este cielo se observa un pequeño bosque que sobresale por encima de un par de casas a la orilla del monte. Son casas ya algo viejas, casi como si fueran de pueblo. Frente a estas un camino que al costado tiene una caída libre hacia otro camino a unos 5 metros debajo.

[Cuando era niño, un par de años antes de que mi madre muriera, yo tuve una amiga.]

―¿Estas bien?― cuestiono el pequeño infante de cabello verdoso a la joven delante suya. ―Si.― respondió casi sin chistar. Un corto silencio se formó mientras avanzaban entre las casas de aquel sitio, esas calles adornadas de expendedoras de refrescos, mascotas y otras cosas. ―¿Puedo preguntarte algo?― volvió a cuestionar. ―Ya lo estás haciendo.― replico la joven sosteniendo con fuerza el tirante de su mochila. ―¿Por qué yo?― a los costados de ambos chicos, la ciudad parecía retroceder tras suyo.

―Soy... malo.― ante esto dicha, la joven chica levantaría su bufanda hasta su boca cubriendo el vapor que salía de esta debido a la época de invierno. ―¿Malo dices?― ella... suspiraría.

[Esta ciudad tiene una pequeña playa que no es muy visitada, incluso en el verano. Yo solía disfrutar pasear por su orilla buscando cualquier cosa. Fuegos artificiales quemados, algas, el sombrero de algún niño que fue arrastrado por el viento. Pero difícilmente alguna vez encontré lo que estaba buscando... tal vez, para empezar, nunca esperé encontrar nada.]

El agua golpearía en forma de marea la arena que yacía en la tierra. Esta marea se contraía una y otra vez yendo y regresando al mar.

Frente a este, una niña de cabello rubio con un par de coletas que caen a su espalda llegando por debajo de sus hombros se encuentra parada mirando algo sonrojada este acto tan natural. Sus ojos son de color ámbar y sus orejas algo puntiagudas, pero lo que más resaltaría es el hecho de que al bajar su bufanda y abrir un poco la boca se observarían un par de colmillos de gran tamaño.

―¡Oye! ¡Himiko-san!― ella se daría la vuelta al escuchar la voz de su amigo quien está parado a un par de metros a su lado izquierdo. ―No te pierdas por ahí, creía que te habías ido a casa.― comento el joven pecoso. ―Se les acabo la pizza así que tuve que ir a otras dos tiendas.― ambos encontraron sus miradas mientras la ventisca elevaba pequeños granos de arena mezclándose con el agua que salía de la marea.

―Así lo hubieras dejado, no tendrías por qué molestarte.― ante esto dicho, el chico y la joven tomarían asiento cerca de un rompe olas. Estas construcciones constan de pequeños cubos de concreto algo grandes unidos al azar a las orillas del mar cerca de una construcción evitando que el agua que viene con fuerza pueda romper algo.

Ambos estaban sentados en estos cubos a solo un mero de distancia uno del otro mientras sostenía en sus manos lo que eran termos llenos de chocolate caliente. ―Oye, deberías enseñarme sobre todo eso del blog de All Might. Yo no sé nada acerca de las computadoras.― comento himiko mientras jugaba con sus dedos pulgares. ―Basta, no tienes por qué fingir estar interesada.― expreso el chico de cabello verdoso.

Frente a ellos se extendía el ocaso del día donde un barco elevaba su vela hasta el tope. Las nubes al fin del mar poco a poco se esparcían hasta desvanecerse.

Decay: LAUGHING BOY.Where stories live. Discover now