CAPITULO V: NO PUEDO SER UN HÉROE: II

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Capitulo V: No puedo ser un héroe: II

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Papeleo, el rechinido de los zapatos en un suelo bien pulido y el sonido de cientos de vociferes a lo extenso del pasillo tan largo como una calle. No solo este pasillo repite esta misma situación si no que a lo largo de aquel encierro en medio del mar, una prisión de alto calibre donde solamente aquellos que atentan contra la paz terminarían ahí. Una prisión no solo para simples asesinos o terroristas...

Una prisión para amenazas potenciales contra la sociedad superhumana.

...‖Tartarous‖...

Inclusive las habitaciones de los presos no solo eran barras asimilando una jaula, estas habitaciones contaban con un sofisticado sistema de seguridad que va desde lo resistente hasta lo letal. Muros llenos de aspersores listos para liberar un gas somnífero, puerta de acero endurecido cubierto de una malla eléctrica mientras que, dentro de la habitación completamente blanca, los presos con collarines en sus cuellos que deshabilitan su quirk.

Pero esto no es lo importante.

...‖Un futuro distante‖...

En una de los cientos de habitaciones llenas de presos, avanzando hasta el final de un pasillo, una gran puerta metálica es atravesada por un grupo de hombres de traje y sombrero armados, acompañados de una mujer de falda y bata blanca quien, al entrar a la habitación, lo primero que se encuentra es una silla metálica puesta en medio del cuarto y frente a esta, un vidrio que no refleja nada completamente gris.

―Es aquí doctora.― dijo uno de los oficiales mientras le cedía el paso a la delgada mujer quien asentiría en modo de agradecimiento. -No entiendo por que siempre lo estan cambiando de lugar.- murmuro la mujer. Mientras tanto ellos se encontraban saliendo de la habitación, no sin antes detener a la doctora. ―Si sucede algo fuera de lo que debería, inmediatamente detendremos la sesión.― con esto dicho, la mujer asentiría de espaldas.

Los oficiales saldrían de la habitación enseguida. Con esto, la mujer daría un paso hacia delante el cual seria el comienzo de una caminata hasta aquella silla metálica en medio de la habitación en donde, como si se tratara una rutina ella extendería su mano derecha jugando con sus dedos con la parte superior de la silla.

Con su mano y sus dedos puestos en ese lugar, ella daría un par de pasos hasta darle la espalda a la silla y dejando la silla, con su mano empujaría su bata blanca por debajo de sus glúteos hasta tomar asiento. En su otro brazo, ella tenia una libreta oscura, algo desgastada que se podían ver algunas hojas salir por la cubierta de la misma. Así mismo, al costado de la libreta, una lapicera seria tomada con suma gentiles, consiguiente la misma doctora haría que su lapicera pasara por todos sus dedos en una voltereta hasta terminar entre su dedo índice y su pulgar.

Su mirada se desviaría un poco hacia abajo y con su mano izquierda desataría su cabellera oscura permitiendo que cada cabello cayera por su espalda.

Ella tomaría sus lentes los cuales estaban dentro del bolsillo en su bata colocándolos en su rostro. Su pierna izquierda subiría hasta quedar por encima de la otra permitiendo ver sus muy delgadas piernas.

Ella tomaría un respiro.

[Cuando era pequeño... tenía familia, tenía sueños.]

El vidrio el cual no mostraba ni una pizca de reflejo o algo del otro lado, era como si estuviera opacado por un gris el cual poco a poco se abriría camino por toda la ventana como si el hielo se derritiera en un cristal.

Decay: LAUGHING BOY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora