27

1.2K 134 5
                                    

*Cuatro meses mas tarde*

– Creo que al fin hemos encontrado un buen apartamento. –dijo Yelena entrando por la puerta del salón de su hermana.

– ¿Vas a dejar de ocuparme la casa al fin? –bromeaba Natasha.

– Oh si, ahora podras hacer cosas con tu novia sin que te moleste o tenga que escucharlo. –hizo una mueca de disgusto.

– Qué idiota. Sabes que me encanta tenerte aquí, y que hayas vuelto para quedarte. –sonrió con nostalgia.– Además, adoras a Wanda.

– Me cae mejor que tú. –le guiñó un ojo divertida ganandose un gruñido de su hermana.

Yelena llevaba un par de meses alojada en el apartamento de Natasha, desde que llegó a Nueva York para el traslado a su nuevo trabajo.

Al principio no quería molestar a su hermana y estuvo una semana en un hotel. Pero sabía que no estaría comoda viviendo en un hotel hasta que pudiese encontrar un apartamento para ella, lo cual no sería rápido, así que aceptó a la insistencia de la pelirroja para que se quedase con ella el tiempo que hiciera falta.

Yelena ni siquiera le dio la noticia del traslado a Natasha, quería que fuera una sorpresa total. Así que le pidió ayuda a Wanda que lo sabía desde el viaje a Rusia.

Un día Wanda la llevó al aeropuerto diciendo que una vieja amiga iría de visita y quería presentarsela.

Lo que ella no esperaba es que por la puerta de embarque saliese su hermana pequeña. La pelirroja se enfadó un poco con su novia y su hermana por no decirle nada, pero se le pasó a los minutos.

Además, al principio creyó que era una visita temporal. Cuando Yelena le contó que se mudaba definitivamente a Nueva York, Natasha lloró como un bebé de felicidad abrazandola.

– Hablando de Wanda... Necesito tu opinión sobre algo importante. –dijo Natasha de repente.

– Ni se te ocurra volver a preguntarme sobre lencería sexy para impresionar a tu novia y luego poder follar. –hizo una mueca de asco.

– Qu- ¡No! No es eso идиотка (idiota). –dijo con fingida molestia.– Solo te pedí ayuda con eso un par de veces...

– ¡Y te parecerán pocas!

– ¡Bueno cállate! Que no es eso. –bufó.– Quiero pedirle a Wanda que nos mudemos juntas. Si le... parece bien, claro.

– ¡Ya era hora, sestra! –sonrió Yelena aplaudiendo.

– ¿En serio? ¿No crees que es algo pronto? –dijo algo insegura.– Ya sabes, llevamos más de medio año saliendo desde que se lo pedí, pero no sé...

– Natasha, no hay un tiempo correcto definido para eso. Wanda pasa más tiempo aquí que en su casa. Ha insinuado varias veces desde que estoy aquí que ese hermano suyo también pasa mucho tiempo fuera y su apartamento esta casi deshabitado, y está comprobado que podéis convivir juntas. ¿Qué te frena?

Natasha pensó en sus palabras. Realmente solo la frenaba su inseguridad, ese pensamiento de que Wanda la rechazaría y acabaría cansándose de ella y de todo.

Pero Yelena tenía razón, en realidad no tenía por qué preocuparse tanto. Podía proponerselo y aun así tomarselo con calma tanto si aceptaba como si no lo hacía y decidían esperar más tiempo.

– Está bien. –se animó.– Supongo que sacaré el tema la próxima vez que pueda verla con calma. Se que ultimamente ha estado muy ocupada con el trabajo y está agobiada, no quiero añadirle otra cosa en la que pensar.

Las apariencias engañan - wandanat / scarletwidowWhere stories live. Discover now