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Wanda estaba en la puerta de su estudio esperando a Natasha. Estaba nerviosa, demasiado para tratarse simplemente de ir a almorzar con la pelirroja. O bueno, al menos eso creía, porque aunque intentó que la rusa le dijese lo que había planeado para esa hora de comer después de dejarla colgada al teléfono, no fue capaz de sacarle ningún tipo de información sobre sus planes.

Aunque la morena pudiese parecer una chica estirada en ocasiones para la gente que no la conocía mucho, era la persona más romántica del mundo y le encantaban las sorpresas. Puede que por esa misma razón estuviese tan nerviosa. Era consciente de que en realidad Natasha había planeado algún tipo de cita, aunque fuese algo simple, y eso le hizo ilusión.

Estaba metida en sus pensamientos cuando una mano sutil se posó sobre sus ojos. Se pegó un poco más a su cuerpo y Wanda sin necesidad de oír palabra alguna ya sabía de quién se trataba, reconoció su olor.

Giró sobre si misma para ver a una pelirroja con unas gafas de sol y una gorra que escondían la mitad de su cara, pero no llegaban a ocultar la sonrisa, y se lanzó a abrazarla.

- Perdón por tardar. ¿Llevas mucho esperando?

- Solo un poco. -sonrió Wanda separándose.– Pero me lo puedes compensar de alguna forma. -puso un puchero de los suyos al que a Natasha le estaba costando horrores resistirse.

- Luego, te lo prometo. -comentó acariciando su mejilla.

Ambas sabían a que se referían, y también eran conscientes de por qué no podían hacerlo en ese mismo momento. Natasha aun era una estrella y una persona muy reconocida, y darse un beso en plena calle con una persona que no es su supuesta pareja actual podría traerle bastantes problemas, por mucho que le molestara que fuera así.

Fueron hasta donde Natasha dejó el coche y se montaron. Durante el pequeño trayecto Wanda intentaba sin éxito alguno que la rusa de dijese a donde la llevaba, sin exito por supuesto.

Unos minutos mas tarde paró el coche. Salieron y solo tuvieron que caminar por un par de calles hasta llegar al destino.

– Ya hemos llegado. –dijo la pelirroja con una sonrisa de oreja a oreja.– Espero que te guste.

Wanda alzó la vista hacia el lugar en el que se encontraban y se fijó en que era un restaurante no muy grande pero elegante, aunque podría pasar desapercibido perfectamente.

Natasha agarró su mano y la sacó de sus pensamientos haciendo a ambas adentrarse en el lugar. Por dentro el local era realmente bonito, y tenia algunas decoraciones que a Wanda se le antojaban muy familiares.

– ¿Te gusta el sitio? –sonrió al ver la cara de felicidad de Wanda mientras asentía.– Se que no es gran cosa, pero te he traido a un restaurante donde hacen especialidades sokovianas y también rusas. Lo descubrí hace un tiempo pero he pensado que podría ser buena idea traerte aquí.

– ¿Cómo eres tan tierna? Gracias por pensar esto Tasha. –dijo derritiendose de amor por el detalle.

– Se que echas de menos tu tierra, y tambien se que no es como estar allí pero es lo más cerca que podemos estar de ello ahora mismo.

– Pero qué bonita eres... –se lanzó a besarla sin poder aguantarlo más y sin preocuparse de nadie a su alrededor, fue un beso corto pero intenso. Por suerte el local no estaba muy lleno todavía y parecía que no llamaron la atención de nadie.

Se sentaron en una mesa retirada para estar tranquilas y pidieron comida para compartir y probar un poco de todo, aceptando por supuesto las sugerencias de Wanda sobre la cocina de su hogar.

– Entonces, ¿no has estado nunca en Sokovia? –preguntó ella mientras se llevaba a la boca algo de comida.

– Sí, he estado. –comentó Natasha mientras hacía lo mismo.– Un par de veces... Joder que bueno está esto. –puso una cara teatral de placer que hizo reir a la morena.– Una de ellas fue para un evento, y la otra cuando aun era muy pequeña así que apenas recuerdo nada. No tuvimos tiempo de visitar nada tampoco cuando fui por trabajo.

Las apariencias engañan - wandanat / scarletwidowWhere stories live. Discover now