Después de haberlo meditado bajo el agua, en cuanto salí agarré mi móvil y le escribí un mensaje siguiendo los impulsos guiados por mi corazón. Quería que lo primero que viera al despertar, si es que no lo había hecho ya, fuera mi mensaje para que pensara en mí durante todo el día.

'Buenos días, pequeño ;) ¿Qué tal te fue el viaje? ¿Descansaste? No hace más de un día que no nos vemos y ya te hecho terriblemente de menos... Espero que lo paséis muy bien hoy, y suerte, mucha, mucha suerte. Te quiero xx. '

Envié el mensaje, después de leerlo y releerlo como unas cien veces. Me sentía tímida con él hasta para escribirle un simple mensaje. Ya no sólo me costaba decirle un 'te amo' a la cara, ahora también me costaba escribírselo en el móvil. A veces me sentía patética.

Tras vestirme con ropa cómoda, bajé las escaleras con aire resuelto y terminé de ayudar a Karen en la cocina. Desayunamos tranquilas y más tarde, mientras ella continuaba con las tareas de la casa, comencé a organizarme el día para aprovechar el tiempo que tenía.

Ese día, a pesar de ser lunes y de tener clase, mi padre me permitió quedarme en casa, consciente de que los día anteriores a exámenes importantes del conservatorio entraba en un estado de histeria difícil de sobrellevar y me costaba mucho prestar atención a otra cosa que no fueran mis partituras. Me quedaban dos días para la audición de piano, se podía decir que el acontecimiento más importante en los próximos cinco días, y sabía que no tenía que presionarme más de lo debido o sino sufriría las consecuencias. Me había pasado en más de una ocasión que de tanto ensayar, los dedos finalmente, como si tuvieran vida propia, optaban por desobedecerme e ir por su cuenta, a pesar de que trataba de volver a ejercer todo el control sobre ellos.

-Creo que ya fue suficiente por hoy -me interrumpió Karen como si palpara mi frustración contra un pasaje con el que luchaba desde hacía largos minutos.

Quité mis manos del piano como si las teclas ardieran y respiré hondo. Tenía que mantener la calma.

-Sabes muy bien que cuanto más te empeñes en hacerlo perfecto ahora no te va a salir, y menos con lo tensa que estás -me tomó de la mano y me llevó hasta uno de los sillones más cómodos del salón. Allí alcanzó un vaso con una infusión que había sobre la mesa y me lo tendió-. Tómate esto. Te hará bien para los nervios. Es una valeriana.

Haciéndole caso, le sonreí agradecida por cómo me estaba cuidando y acepté de buen agrado la bebida. Me fijé en que ya se había cambiado su ropa cómoda por la que solía traer a primera hora de las mañanas, al parecer ya había acabado su jornada en casa y poco tardaría en marcharse. Sin embargo, recostó la espalda sobre los cojines del sofá y se acomodó a mi lado, dispuesta a pasar así todo el tiempo del mundo.

-¿Podrías quedarte hoy a comer conmigo? Me parece que estar sola es lo único que no necesito ahora.

-¿Tu padre no vendrá?

-Creo que tenía una comida del trabajo, o algo así me dijo.

-Que raro. Geoff no me ha informado de nada de eso. Es más, acaba de llegar a casa -comentó mirando un mensaje en su móvil.

-Bueno, no me hagas mucho caso, cuando me lo dijo recién se acababa de marchar Liam y yo estaba algo afectada...

Ella giró la cabeza y me observó con gran diversión.

-Ay, lo que hace el amor -suspiró con gracia-. Si quieres voy a buscar a Katy al colegio y la traigo aquí para que comamos las tres juntas. O no, mejor, me acompañarás a buscarla e iremos a algún restaurante. Ya verás que a ella le encantará la idea.

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