Capítulo 64

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Logré que me dieran el alta después de dos días internado, por lo que pasaré este con Sasuke.

Tal como predije a Lee lo pusieron a ayudar con las normas de seguridad para la entrada de personas.

Me puse los lentes de contacto y, tratando que Namika no se despertara, salí de la mansión Hokague.

Noté que se me cayó algo, un papel doblado de mi bolsillo.

"Come o estarás en serios problemas."

Era de tía Nade, bueno, ya salí de todos modos, será después.

Fuí hasta la casa de Sasuke y toqué tres veces la puerta.

-¿Tan temprano llegaste? -cuestionó -¿Desayunaste? Lady Tsunade me despertó está mañana para advertirme que debías desayunar.

-No te preocupes, lamento que Lady Tsunade te haya despertado por algo sin importancia -me disculpé.

-No es eso... Sí tiene importancia que estés con una desnutrición bastante grave, pero siendo Hokague deberías ser los suficientemente responsable como para comer y preocuparte por tu salud.

-La misión de cualquier líder de aldea es asegurarse que esta se encuentre lo mejor posible. Luego viene lo demás -respondí terminando esa conversación.

-Bien, vamos -cerró la puerta y comenzamos a caminar, hasta que una calle me llamó la atención.

-¿A dónde va? -le pregunté.

-Al lado oeste de la ciudad, ¿Por qué? -cuestionó.

-Nunca he ido para allá, podemos explorar -sugerí.

-¿Tus heridas no te van a doler si caminamos demaciado? -parecía preocupado y molesto.

-Vamos, estoy bien -le sonreí y tomé su mano con mi brazo bueno para arrastrarlo por la calle.

Rápidamente el ambiente feliz sufrió un cambio radical.

En unos cuantos pasos pasamos de un barrio tranquilo y lindo a uno deteriorado y con muchos grafitis advirtiendo los problemas que tendría la gente que se atrevía a entrar.

No tenía idea qué esto existía en la aldea, pero la gente no puede vivir tranquila en un barrio así, pensaré en una manera de arreglarlo.

Un lloriqueo llamó mi atención, venía de un callejón.

Me acerqué a pesar de las protestas de mi acompañante para encontrarme con una pequeña niña.

-¡Hola! -le saludé amablemente y se asustó -¿Por qué estás llorando? ¿Necesitas ayuda? -ella se sacó las manos de los ojos y me miró sorprendida.

-¡Señor Hokague! -se abalanzó sobre mí dejando caer una pequeña manta para mostrar su falta de extremidades inferiores -dicen, dicen que puede hacer cosas que los demás no.

A pesar de su situación, de estar deteriorada y sola a una edad tan temprana me veía con unos ojos llenos de esperanza.

-¿Podría darme piernas? -pidió y pude sentir mis ojos cristalizarse -mis papás dijeron que podía ir con ellos cuando las tuviera.

Estaba al borde del llanto. ¿Cómo se atrevían a abandonarla?

-Voy a hacer algo mejor -le miré tratando de sonreír -¿Te parece si te quedas conmigo? En la mansión Hokague hay mucho espacio -ofrecí.

-¿En serio? -ambos estábamos a una delgada línea de llorar -¡Gracias! -volvío a abrazarme.

-Pero antes, debes ir al hospital para saber si estás herida o si te sucede algo -acaricié su cabeza -Sasuke, llévala, yo hoy a explotar el lugar para pensar qué hacer.

Una luz de esperanzaWhere stories live. Discover now