Capítulo 38

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Me encontraba exhausto, no pegué ojo desde mi última comida, a excepción de cuando me desmayé, pero no sé si cuenta...

Tenía tanto miedo que al dormir, aunque sea unos minutos, volviera ese ser maligno.

No podía parar de sentir como si estuviera aquí, es horroroso.

Algo cayó del techo e instintivamente comencé a tiritar.

-¡Lo lamento! -gritó Hirashi rodeando mi cuello en un abrazo -no tienes idea cuánto lo siento.

Su voz estaba quebrada y lágrimas caían en mi cuello.

-Estuvimos tan ocupados, nos mandaban a vigilar, se instaló un sistema de seguridad para que no escapara y antes de lo que pudiera darme cuenta pasaron los dos días -explicó -recién fuí capaz de ver las grabaciones está mañana.

Se apartó un poco de mí, supongo que para limpiarse las lágrimas.

-¡Por la pareja! -gritó -tu torso está casi completamente dañado -usó las lágrimas que aún estaban en mi piel y comenzó a curar las heridas, ardía mucho -no tienes idea cuánto lo lamento, por todo...

-Estoy bien, no te preocupes -declaré somnoliento.

-Mentiroso. Eso es imposible.

Escuchamos unos pasos acercarse a la puerta.

-Vuelve arriba -le pedí.

-¡Ni en sueños! Le daré a mi padre una lección...

-No es él, es un amigo mío que me trae comida ¡Sube!

Justo entró alguien, espero que sí sea Sasuke.

-¡Tn! -sí, era el vengador.

Algo metálico golpeó el piso y escuchaba cómo corría hacia mí.

-¿Qué sucedió?  -comenzó a tocar mis heridas y me estremecí del dolor -¡Perdón!

-Da igual, ahora vamos a escapar -le avisé.

-¿Ahora? ¿Cómo?

Giré mi cabeza arriba, mis ojos picaban, pero tenía tanto sueño que no le dí importancia.

-¿Hirashi? -captó a lo que me refería y bajó.

Asentí y me liberó del cuarzo. Caí como un saco, pero alguien me sostuvo. Por instinto me tensé.

-¡Suéltalo! -escuché la voz de Hira mientras me agarraba de bajo del hombro para ayudarme a mantenerme en pie.

Una vez con los pies de vuelta en contacto con el piso, gracias a mi "entrenamiento", pude apreciar todo. Hira me pasó su polera, ya que llevaba una abajo.

Orochimaru estaba dos pasillos más al lado.

-¿De qué me perdí? -llegó Miraiya con dos personas más. Asumo que son sus hermanos.

-De nada, vamos a salir de aquí -respondió Hirashi.

Abrió un agujero a otra habitación y así hasta llegar a la pared exterior.

En ese punto ya se había cansado, por lo que con mis últimas energías abrí un túnel de arena.

Estaba tan agotado que colapsaba en tanto pasábamos.

-¿Quiénes son ellos? -preguntó una vez afuera Sasuke.

-Somos primos y ella es su amiga los que la acompañan son sus hermanos -expliqué suspirando mientras íbamos a Suna.

-Me impresiona lo fácil que fue -comentó.

-Eso se debe a que todos se preparan para la inspección de la pareja, todos los que participamos en el funcionamiento de la aldea y sus instituciones debíamos ayudar -explicó la chica -por eso tampoco nos han seguido.

Estábamos caminando. Sasuke, Mira y sus hermanos caminaban más adelante.

-¿Le contaste a Miraiya? -le pregunté preocupado, entre menos personas sepan, mejor.

-Ni una palabra, no podría contarle a nadie si es algo tuyo. Solo quiero que sepas que estoy aquí por su necesitas a alguien para hablar -eso me alivió tanto que casi me desmayo del cansancio.

El sol me estaba quemando, sentía cómo mi piel ardía cada segundo.

-¿Estás deshidratado? -preguntó. Es algo evidente ya que no he comido en días -ya se puede ver la ciudad, estamos cerca, aunque creo que ya te diste cuenta...

-No, no puedo percibir bien las cosas en la arena y apenas puedo abrir los ojos para ver una mancha -respondí.

Ya casi en los límites un montón de arena me rodeó, no tenía energía para liberarme. Solo escuchaba a mis acompañantes gritar.

-¡Tn! -esa es la voz de Gaara.

-Hola -le sonreí. Me ayudó a mantenerme en pie, pero una vez estuve estable no pude evitar desmayarme del cansancio.

Volví a ese mundo extraño, pero en lugar de ser colorido ahora estaba casi completamente gris y negro, lo único que se salvaba de la oscuridad era un área que rodea la torre.

-¿No te pedimos que lo enfrentaras? -la criatura tenía mi cara, pero parecía derretirse con la oscuridad -trata de hablar con alguien -me rogó.

-No, no puedo. Soy alguien que ha causado mucho daño, me lo merezco. Además, quiénes no saben sobre eso me ven como alguien que tiene un plan. No puedo dejar que vean este desastre.

-¡Este desastre eres tú! Somos nosotros.

-No, no puedo -salí corriendo a la torre, adentro todo se veía tan perfecto, habían frases dichas por mis mamás enmarcadas, tía Nade y Shizune junto a todos mis amigos estaban ahí.

Fuí a abrazarles, ese es mi lugar seguro, mi lugar feliz.

Lástima que eso no duró mucho.

Las paredes comenzaron a ser monocromáticas y se desintegraban lentamente.

Traté de cubrir a todos, pero comenzaron a deshacerse en mis brazos hasta hacerse polvo.

Me estaban dejando uno por uno, hasta que ya no hubo nadie. Solo quedaba un pequeño espacio rojo que trataba de proteger, pero de un momento volvió a la oscuridad.

La oscuridad que me parecía tan reconfortante antes ahora solo me causaba temor.

Escuchaba la voz de los acompañantes de mi tío por todas partes. Sentía manos recorrer mi espalda causando escalofríos.

Quería de nuevo la luz, quería de nuevo ver a mis amigos y actual familia.

-Te lo mereces, el universo solo te castiga de la peor forma, te da todo para luego arrebatarlo. Nadie se siente solo si siempre lo ha estado -era la voz de mi tío.

Abracé mis piernas en busca de un consuelo que no llegaría.

-Fuiste en contra de sus castigos y ahora pagas el precio.

Comencé a tiritar, tenía razón. ¿Por qué no dejé las cosas como estaban?

-Tantas personas muertas por tu mera existencia... ¿Aún no estás feliz?

¿Por qué no morí con mi pueblo? ¿Por qué me salvaron? No valía la pena, si me hubieran dejado morir a manos de ellos... Todo esto no habría pasado.

-¡No! Te salvamos porque te queremos -esa es la voz de mamá Vima...

Una luz de esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora