Capítulo 33 E

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Este capítulo será narrado por Tsunade.

Me levanté a la mitad de la noche, el niño llevaba un día afuera, pero no puedo evitar tener una mala sensación.

Recuerdo que dijo sobre una aldea cerca de Suna, lo cual me preocupa más que Orochimaru.

(Flashback)

-Hola -escuché una voz desde el bosque, sonaba como una niña.

Es extraño que haya alguien aquí, tomando en cuenta la misión...

-Hola -la saludé. Parecía de unos 15 -¿Qué haces aquí?

-Practicaba, ¿Qué hace la humana aquí? Deberías aparte -me informó.

-¿Por qué prácticas? -le cuestioné.

-Para distraerme. No deberías estar aquí, si alguien te ve, te van a dañar -me advirtió.

-¿Quiénes me van a dañar? ¿Los monstruos?

-No, a los elementales no nos gustan las visitas.

-¿Cómo te llamas? -es la primera vez que escucho sobre "elementales".

-Mika, en serio deberías... -Orochimaru apareció a mi lado.

-¿Qué hace una mocosa aquí? -preguntó de manera despectiva.

La niña pareció molestarse bastante.

Mi compañero tiritando se inclinó para hacer una reverencia.

-Pueden irse, nadie saldrá de los límites de la cuidad, por lo que no matarán a los intrusos del bosque -declaró con sus brazos estirados a mi compañero -Con respeto a tí -se dirigía a él -si te vuelvo a pillar cerca, evitaré que tú corazón bonbee sangre o que no llegue a tu cerebro.

-¿Y yo? -le pregunté nerviosa.

-No vas a volver, eres un ser de bien, pero si vuelves no seré capaz de evitar tu final.

Luego de ese extraño encuentro nos devolvimos, le informaré de esto al segundo hokage.

Una vez es su oficina se me permitió pasar.

-¿Sucede algo Tsunade? -me preguntó.

-Bueno... En nuestra misión sucedió algo inesperado -le informé.

-¿Tuvieron problemas? Jiraiya dijo que todo había salido bien.

-Sí, pero cuando estuvimos ahí me encontré con una niña. Ella habló de algo llamado los "elementales" y yo...

-¡¿Elementales?! -me interrumpió -muéstrame en el mapa su ubicación.

Hice lo que pidió con algo de miedo, él encerró la zona con un marcador rojo.

-Desde hoy está prohibido acercarse ahí -declaró.

-¿Es por la niña, no nos lastimó, solo quería que nos fuéramos -le expliqué.

-Entonces tuvieron suerte.

-¿Quiénes son estos elementales? -le cuestioné.

-Siéntate -ordenó.

Una vez en la silla suspiró.

-Me infiltré en ellos una vez. Un grupo de niños de 12 años, mi edad en ese momento, estaban levantando peces del río. Quería ver más de cerca y sin que se dieran cuenta me uní al grupo. Todo era felicidad, eran muy amables y nunca entraban en conflicto -hizo una pausa bastante larga -un día hablaba con una amiga que había hecho, dispuesto a contarle la verdad, pero fuí interrumpido por una amiga de mi generación que me buscaba. La amiga que había hecho en la aldea no lo pensó dos veces antes de usar la sangre de la recién llegada para perforar sus órganos.

Una luz de esperanzaWhere stories live. Discover now