CAPITULO 30: Un poco de paz.

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LANA

—Si quieren hacer vigilia—dijo ella—, tengan la amabilidad de hacerla en otra parte. No quiero a todos dando vueltas alrededor de mi como si estuviera en mi lecho de muerte. 

Lana lanzó una mirada malhumorada a Jacob, Kate, Lizzie y Gracie Lou, pero solo Lizzie salió de la habitación diciendo:

—Ya esta bien. 

Lana no estaba en su lecho de muerte precisamente, pero si en una cama de hospital , rodeada de almohadas, con un brazo conectado a una vía intravenosa. 

Después de lo que había pasado, tanto ella como Raymond fueron de camino al hospital, seguidos por la policía. El oficial Swan ya había tomado las declaraciones de todos y tenían motivos suficientes para encerrarlo y no solo por el secuestro. Swan estuvo investigando a Sawyer; resulto que su pasado hablaba mucho de su comportamiento: tenia registro de haber incendiado varios establecimientos y también de acoso sexual. 

Ademas, habían encontrado fotografías de Lana pegados en un tablero bajo la cama de su apartamento: mientras comía sus galletas favoritas, mientras se cambiaba, incluso mientras dormía o salia de la casa. El tipo resultó ser un completo enfermo. No solo se sentía atraido por Lana, sino que tenia una obsesión. Y Mary Kate resultó ser su vía para acercarse a ella. 

Jacob, por otro lado, luego de la paliza que le metió en su estado de descontrol, solo tendría que pasar la noche en la comisaria. Lana discutió con el oficial, pero era eso o quedarse un mes en un penitenciario juvenil. Aunque Jacob parecía tranquilo porque se esperaba algo así. 

—Si piensas que te vamos a dejar sola, cuando un sociópata esta justo al otro lado de la habitación, estas demente. —le dijo Kate. Con los brazos cruzados y la firme determinación en permanecer como una esfínge en el lugar. 

—Estoy de acuerdo—concordó Jacob. Incluso Gracie había hecho un puchero y se sentó a su lado en la cama. 

Lana soltó un bufido. 

—¡Que molestos!—se quejó—. Al menos, siéntense. Me ponen nerviosa. 

Luego de pasar tres días en enfermería bajo constante supervisión, Raymond fue evaluado por un psiquiatra, que decidió que estaba listo para ir a su celda, bajo la debida atención. 

Raymond accedió a que los inspectores lo interrogaran al día siguiente, siempre y cuando su abogado estuviera presente. Admitió todos sus delitos: lo de las galletas con la nota; lo de Prada; absolutamente todo. 

A Lana le resultó extraño que hiciese todo eso viniendo de el. Pero, lo que mas le sorprendió al volver a su casa, fue el enterarse de que Raymond se había suicidado. Las grabaciones de vídeo demostraban que los guardias habían pasado cada quince o veinte minutos por su celda. Pese a ello, este consiguió ahorcarse usando las tiras de una sábana que había anudado. Cuando los guardias se dieron cuenta, ya era demasiado tarde. 

A pesar de que la noticia le resultó impactante, también le dio cierto alivio. Ya no habría nadie que amenazara  a su familia y a ella. Ahora tendrían un poco de paz. 


Esa noche, su madre quiso que conversaran. Al parecer, Kate y Lizzie ya le habían contado los detalles de lo ocurrido mientras ella estaba fuera por negocios. Le contaron sobre Raymond, el secuestro y como acabó la historia. Su madre estaba al tanto de todo. De lo único que no estaba al tanto, era de como se sentía al respecto. 

Lana se mordió el labio. Estaban sentadas en los asientos del porche, mirando como el cielo se oscurecía mientras aparecían las primeras estrellas en el cielo. El aire olía a lluvia. Lana aun continuaba vendada, y no había recuperado toda la fuerza, pero se veía mucho mejor que hace tres días. 

ATYPICAL ✦ JACOB BLACKWhere stories live. Discover now