CAPITULO 21: Pruebas contundentes.

3.4K 313 23
                                    

LANA

Al regresar de la escuela al día siguiente, dejó aparcado el auto frente a la casa y decidió dejar las ventanillas abiertas para refrescar el interior del vehículo. El coche de Raymond no estaba en el garaje como siempre lo dejaba; se golpeó mentalmente por no haberse dado cuenta anoche que su camaro rojo estaba estacionado allí. A no ser que tuviera algo importante, sabía que él no volvería hasta dentro de una semana. 

Aliviada, intentó concentrarse en hacer las tareas que tenia. Con lo que pasaba en su vida, la rutina de la escuela era una especie de alivio, a pesar de que estaba atrasada con todo. E incluso en casa, sabía que continuaría obsesionada por los acontecimientos del día.

«Sabrás qué se siente.» 

—¿A qué se refería? —se dijo en voz alta. 

¿Acaso, Raymond, por el hecho de que ella hubiera rechazado sus intenciones, planeaba hacerle la vida aún más insoportable? Y, en tal caso, ¿qué pretendía hacerle?.

La imagen de él en la ventana, observándola, seguía provocándole escalofríos. No iba a permitir que la tomara de nuevo desprevenida, si se le acercaba otra vez con la excusa de querer hablar, lo encararía de frente. Y por eso había dejado la puerta de su dormitorio completamente abierta, de par en par. Así dispondría de unos segundos para prepararse. 

Miró la hora de su ordenador y recordó que iría de compras a Port Angeles con Morgan. Salió del cuarto, junto a su bolso, y enfiló a su coche. Como siempre, pasó primero por delante de la puerta del pasajero para dejar la cartera sobre el asiento, pero, tan pronto como abrió la puerta, gritó angustiada.

El paquete de galletas que había botado junto a una nueva nota estaban en el asiento de copiloto:

«Sabrás qué se siente.»


Jacob estaba sentado en el colchón de la cama, frente a ella, con los codos apoyados en las rodillas. Lana lo había llamado después de volver a tirar las cosas en el contenedor; Y le dijo a Morgan que no se sentía bien para salir esa tarde. 

Lana le contó todo lo sucedido a Jacob, intentando que el no se transformase de golpe y diera de cabeza su cuarto. Fue difícil; Jacob parecía que echaba chispas. Temblaba de ira. Lana no comprendía el motivo por el que se ponía rabioso tan fácilmente; pero no podía ocultarle la verdad por mas tiempo. 

Black estaba lívido, pero no era Black. No había adrenalina ni peligro. Solo su figura enorme con los ojos brillantemente oscuros. 

—No lo entiendo —dijo ella, todavía azorada—. ¿Qué quiere Raymond? 

—Ya sabes lo que quiere.—contestó, respirando hondo. 

—¿Y cree que es la mejor forma de conseguirlo? ¿Enviándome galletas y una nota escalofriante? ¿Y luego dejando todo en mi coche y dándome un susto de muerte?—Lana negó con la cabeza—No. Lo que quiere es atormentarme. La nota misma lo decía: "Sabrás lo que se siente". Parecía una amenaza...

De pronto, Lana tuvo a Jacob delante de ella, tomándole las manos y respirando fuerte.

—No voy a permitir que el haga algo contra ti, Lana. Te cuidaremos, y también a tu familia. Lo prometo. 

—La posibilidad de que siquiera te cruces a Raymond me aterra mas que la perspectiva de que tu te enfrentes a un vampiro, Black. Ni se te ocurra hacer nada. —advirtió ella con una mirada dominante. El bufó. 

—Creo que lo que realmente importa es qué piensas hacer al respecto.—le dijo él. 

—No sé si hay algo que pueda hacer. La nota no estaba firmada, y tampoco le he visto poner las galletas en mi coche. No tengo pruebas contundentes. 

ATYPICAL ✦ JACOB BLACKWhere stories live. Discover now