CAPITULO 5: El mal esta en la casa.

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LANA

En la escuela, todos seguían impresionados con la muerte de Tina Roggers. Era de lo único que se hablaba. Habían visto los informes en las noticias: la declaración de los padres; el dolor que sus miradas no podían esconder; las condolencias del pueblo; las promesas que aseguraban que harían algo al respecto con los animales salvajes y áreas que habían declarado como peligrosas para transitar. El parque ahora formaba uno de ellos. La policía no había revelado la causa de muerte y Lana dudaba de que alguna vez lo hicieran. 

Ella estaba parada observando como los estudiantes dejaban flores y notas de condolencias en el casillero de Tina. Entendía que era un episodio espeluznante, aunque repetido. Tina no fue la primer estudiante que murió atacada ese año. 

Lana recordó el caso de Kelly Wayman, antes de las vacaciones de verano. También atacada por un animal salvaje. Y de otros tres senderistas desaparecidos que, desde un primer momento, los dieron por muertos. 

—Es un mal año para Forks—comentó Morgan colocándose a su lado y mirando la penosa escena. 

—Es demasiado deprimente—se quejó Quinn—. Hablemos de otra cosa—según ella, la mejor manera de lidiar con algo triste, era ignorarlo. 

No obstante, Lana no lo olvidó. Trató de dejar aun lado la intranquilidad que eso le generaba. Se concentró en otras cosas, como el examen de Química que tendrían en breve, y el trabajo de historia que le habían asignado para la próxima semana. Pero cada vez que alguien mencionaba el caso, Lana se perdía en sus pensamientos.

Ella había estado en ese parque el mismo día de la desaparición. Podía haber sido ella. Podía ser su rostro el que aparecía por la televisión y en las paredes de la escuela, claro que, con la diferencia que las únicas que probablemente llorarían su perdida, fueran Morgan Y, tal vez Quinn. El saber que ese día podía haber sido ella y no Tina le generó cierta intranquilidad y miedo. 

Así que no podía olvidarse. Lo que hacia era callarlo. 

A la mañana siguiente, como no logró dormir en toda la noche, Se clavó los auriculares y salió a correr. Necesitaba despejar la cabeza. Sin suerte alguna; pensó en Tina, la sandalia plateada retorcida, ella con los ojos abiertos pero exangüe; la cara azul, marmorea, muerta. Y de pronto terminó en el parque. No era una sorpresa en realidad; solía llevar a su hermanita Gracie todo el tiempo. Así que por inercia sus músculos la guiaron a ese lugar. 

Estaba rodeado por la cinta policial, como si aquello prohibiera la entrada de cualquiera. Un impulso la llevó a pasar por debajo. Ella sabia que estaba prohibido, pero no le importó. Lo único que se oía eran los columpios balanceándose por el viento. Lo sentia vacio, expuesto. No le gustaba

 Decidió que lo mas astuto que podía hacer, era alejarse de ese lugar. No obstante, todo el asunto le hacia ruido en su interior y, sin tener idea de porque, acabó en la biblioteca de Port Angels indagando sobre osos y otros animales salvajes. 

Anotó en su telefóno datos que le resultaron relevantes, como temporada de apareamiento, alimentacion, hibernacion. Cuando pasó a otra pagina se detuvo, frunciendo el ceño ante el titulo porque, por primera vez, no lo habia considerado: Lobos. Esa tambien era una opcion razonable y no menos acertada. 

Para cuando llegó a su casa, ya había recopilado bastante información. Y aunque esperaba relajarse un rato en el sofá, sucedió todo lo contrario:

—Hola, Lana.

Alzó la vista y vio a Raymond Sawyer sentado en el sofá junto a su madre.

Raymond era el novio de su hermana Kate desde hace dos años, y nunca de los nunca le había caído bien. Tenía un radar bastante bueno cuando se trataba de chicos, y ella sabía que había algo malo, muy malo, en ese chico. Cuanto más tiempo pasaba con él, más le hacía poner los pelos de punta. Ella presentia que actuaba normal simplemente como un juego, para poder manipular a los demás.

ATYPICAL ✦ JACOB BLACKWhere stories live. Discover now