1

1.2K 91 7
                                    

Él era sublime como una estrella. Como el mismo amanecer su belleza resplandecía.

—Xiao...

¿Era posible tener un nombre tan precioso?

Tan simple de pronunciar que sonaba incluso como un suspiro. Ojos tan pero tan bellísimos y una figura tan delicada dentro de toda la fuerza, el dolor y la rabia que estaba obligado a llevar eternamente sobre sus hombros.

«Quiero que seas parte de mi mundo»

Le dije alguna vez, él solo desvío la mirada, siempre constante.

Y dolió, dolió tanto porque mi amor por él era tan grande que no podía cargarlo. Pero no puedo juzgarlo, ¿Por qué podría?

Mi derecho a sufrir de amor por él fue nulo, sin embargo, lo hice de todos modos. Y aunque no me lo merecía durante las noches se encargó de abrazarme y secar mis lágrimas.

Era, lamentablemente, el costo del compromiso. El molesto compromiso que tanto odié, que se hizo tan importante para él como para sacrificar su vida entera. Que por desgracia era mas importante que el amor que sentí por él. Entonces, si realmente no fui tan importante, si realmente fui la perdida de tiempo que parecía ¿Por qué ahora lloraba tan desconsoladamente?

¿Por qué me sostenía tan delicadamente entre sus brazos?

Como alguna vez lo hizo...

Lástima que, a diferencia del presente, pertenezca a una memoria tan hermosa.

Aunque en ese entonces las cosas eran diferentes.

Y antes de ese entonces mi vida estaba en paz...

—Si crees que logras algo mirándome como una idiota durante horas, sólo pierdes tu tiempo. Vete.

—¿Quién dice que pierdo mi tiempo?—Tomé un trago de mi bebida—Sólo estoy de pie aqui disfrutando de una cerveza y viendo el atardecer ¿Mi presencia le molesta?

—Me estorba enormemente.

—Disculpeme, yo llegue aquí primero y interrumpí mi descanso para traerle su fino plato de... Sueños.

—¡¿Te crees en tu lugar para jugar conmigo?! ¡No tienes respeto!

Me enderece.

—Yo gane este lugar antes que usted, no estoy jugando. Le dejo las cosas en claro y estoy en mi derecho de mirar hacia donde yo quiero. La vista es preciosa, que usted se encuentre en el medio no es mi culpa.

—Me largo.

Me miró con desprecio mientras se levantaba de la silla, yo dediqué mi tiempo al plato de tofu de almendras a medias que quedaba sobre la mesa.

—¿No se va a comer lo que queda?

Devolví mi vista a donde él estaba antes y me di cuenta de que había desaparecido. Suspiré y fui a recoger el plato, mientras la risa del chef apareció de fondo.

—¡Así no lograrás llamar su atención jamás!

—Me da igual—Recogí su plato—Más con ese carácter... Y ni siquiera es tan lindo—Mentí.

SUBLIMEWhere stories live. Discover now