Capítulo 16 - Parte II

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—¿Cómo es eso?

—¡Vamos! Ustedes me conocen— cruzó sus brazos sobre su pecho —No me gusta— aclaró —Ni tengo nada serio.

—¿No está enamorado de nadie?

—Por supuesto que no.

—¿Nadie es suficientemente buena para usted?

—No es eso— negó con la cabeza —Sólo no soy un chico de compromisos.

—Le gusta la vida de soltero.

—Me encanta— sonrió —Eres libre y no tienes porque tener complicaciones.

—¿Diría usted qué es un playboy?

—Por supuesto— admitió sin ninguna vergüenza.

—Gracias por responder mis preguntas, joven O'Connor.

—No ha sido nada, preciosa.

Volvió hacia la limusina y subió al asiento piloto.

—Te ayudaran a salir de aquí— señaló la ventana.

—Bien.

Bajó del auto una vez más y abrió la puerta para mi.

Me puse las gafas de sol y con mi bolso cubrí mi rostro mientras varios guardias del hotel me hacían llegar a la recepción.

Subí al elevador rápidamente y éste me llevó al piso en el que estaba la suite.

Una vez dentro me quité los lentes y los dejé en el tocador al igual que mi bolso.

Tomé mi maleta y me fui directamente al baño.

Abrí la maleta en el piso, lugar en el cual estaba sentada y saqué la ropa que usaría después de mi ducha.

Cerré la maleta y acomodé todo abajo de mi toalla.

Entré a la tina y me senté luego de abrir las llaves de la ducha.

No quería tomar un baño de tina ya que esta agua estaría demasiado sucia, sin embargo quería estar sentada.

El agua caía desde las regadera más alta y me mojaba toda lo cual se sentía bien.

Luego de varios minutos me quité el traje de baño y me paré para limpiar mi cuerpo y cabello.

Podía salir, ya estaba aseada sin embargo me había vuelto a sentar en la tina.

Escuché la puerta y supe que era Bryce.

Oí como se acercaba al baño y segundos después abrió la puerta.

—Había muchos reporteros.

—Lo sé.

—¿Qué tal está el agua?

—Está bien.

—No tardes mucho, debemos ir por esos tacos.

—Ya no tengo hambre.

—Querías tacos hace no mas de una hora.

—Pero ya no.

—¿Segura?

—Muy.

—Esta bien. Igual aún debes apresurarte. Yo también me quiero bañar.

—Y lo vas a hacer cuando termine.

—¿No me puedo unir?

—No.

—¿Te ha molestado el asunto de los reporteros?

—No.

—¿Y por qué estás así?

—Así soy.

—Claro que no eres así — dijo luego de correr cortina.

—¡Bryce!— me quejé desde el suelo de la tina mientras me cubría con mis manos.

—¿Qué te ocurre?

—¡Vete!

—No hasta que me digas que te ocurre.

—¡Sólo vete!

—Dime.

—¡No!

—No seas así, Val.

—Sólo vete— volví a pedir tratando de que mi voz no se cortara — Quiero estar sola.

—¿Estás bien?

—Si— mentí.

—¿Lo estás?

—Si— mentí de nuevo.

—¿Segura?

—Si.

—Bien— corrió la persiana y lo escuché salir.

Me levanté de la tina y cerré las llaves; tomé mis toalla y seque mí cuerpo para luego humectarlo con mi crema y vestirlo con una cómoda pijama.

Salí del baño y fui hasta la cama, Bryce estaba sentado sobre su toalla en el piso y miraba la tele mientras comía pringles.

—Ya puedes ducharte.

Él asintió y se levantó del piso. Tomó sus cosas y fue hasta el bañó.

Tomé mi bolso del tocador y salí de la habitación, subí al elevador y baje hasta el primer piso.

Me acerqué a la recepcionista y le pedí una habitación sencilla para dos noches y dos días. Ella asintió y me dio la llave de la habitación disponible.

Pagué mi habitación y subí a ella. Para mi suerte estaba muy lejos de la de Bryce.


She Saves MeWhere stories live. Discover now