Capítulo 17

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El tiempo pasaba rápidamente, todos podían percatarse de eso, por ello siempre se trataba de disfrutar los días, sin embargo para Lucía, la llegada de aquel nuevo verano fue como un alivio para ella, había logrado llegar con un acuerdo con Thomas y ahora pagaría la mitad del alquiler con él, ya que el departamento estaba a unos diez minutos de la universidad de Manhattan, en donde ella aplicó para el departamento de gastronomía de aquella universidad.

Por supuesto aquella noticia fue recibida por Alex con un poco de tristeza, ya que se había alegrado de tener a Lucía en su casa, aunque ahora ella había prometido visitarlos como Thomas solía hacerlo cada fin de semana, cosa que lo hacía sentir como si su hija ya se hubiese independizado.

—Tú sabes que puedes quedarte todo el tiempo que quieras aquí pequeña—.Le dijo Roy mientras le daba palmaditas en su cabeza—. Incluso si ya no quieres seguir trabajando en la peluquería, puedes quedarte aquí el tiempo que quieras, no importa aquí siempre tendrás tu cama para poder dormir.

—Ya he ahorrado un poco de dinero, no puedo seguir abusando de su confianza—. Le dijo ella mientras les agradecía todo lo que habían hecho por ella durante todo ese año—. Además no podía quedarme en la casa sin aportar algo, así que mejor iré con Thomas por un tiempo y después de la universidad veré que puedo hacer.

—No te fuerces mucho Lucía—. Le dijo Roy con un tono de tristeza en su voz—. Incluso si solo ha sido un año he tenido el bastante tiempo para conocerte y poder saber que eres una buena chica, incluso por todo lo que has pasado.

Aquellas palabras ella las llevaría siempre en su cabeza, por lo que agradecía las cosas que se le habían brindado, Alex ayudó a la castaña a guardar todo en una maleta, realmente no tenía mucha ropa, con unos cuantos zapatos que la mayoría eran regalos del señor Lucali y de Roy. En una maleta relativamente grande logró entrar todo, así que al estar todo dentro, se despidió con un gran abrazo de Alex, quién se lo recibió con mucha efusividad, ambos habían logrado entablar un lazo de familiaridad bastante grande, aquellas horas que habían pasado juntos en el departamento además de las horas platicando y trabajando en la peluquería.

Roy le dio un corto abrazo a ella, sabía que a él no le gustaban tanto los abrazos, sin embargo aquello era completamente válido, y se sorprendía que incluso le diese varias palmaditas en la espalda, ella decidió sacar de su cama dos pequeños regalos que había preparado para los dos, que ambos se sorprendieron por la acción de la más pequeña, pero le agradecieron mucho el gesto.

Decidieron abrirlos tan pronto se fuese ella, ya que Alex ya estaba llorando y Roy se empezaba a sentir emocional por aquel ambiente melancólico que se había acomodado en la sala en donde todos se estaban despidiendo. Thomas le esperaba al otro lado de la puerta mientras sentía como los recuerdos de la despedida que había tenido con ellos también habían sido bastante nostálgicos, había llorado varias noches seguidas en su nuevo hogar, ya que no sentía aquella calidez que siempre se encargaban de proveer Roy y Alex, pero que él estaría con Lucía por si le llegaba a pasar lo mismo.

Thomas se despidió de Alex y Roy con un gran brazo, mientras cargaba la maleta de Lucía quién volvió a abrazar a los dos quienes se sentían tristes, porque para ellos era como si un polluelo dejaba el nido. Tan pronto se fueron aquellos dos, dejaron a los dos solos, tal y como antes estaban de que Lucía llegase

Sabían que no había estado tanto tiempo Lucía como lo había estado Thomas, sin embargo, aquel vacío que estaban experimentando era algo a lo que se habían desacostumbrado, Alex seguía sollozando, incluso después de varios minutos de que ella se fuera, por lo que Roy llegó a abrazarlo y tratar de consolarlo a una emoción que era completamente válida, ya que se había encariñado mucho con la chica.

AfueraWhere stories live. Discover now