Capítulo 112

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WangXian: Tercera parte

 El día siguiente de haberse topado con Luo Qingyang y su esposo, ambos llegaron a una pequeña aldea en Guangling.

Wei Wuxian puso su mano sobre sus cejas, observando directo a las ondeantes banderas que prometían un buen vino —Descansemos ahí.

Lan Wangji asintió y ambos avanzaron hacia allí.

Después de aquella noche en el templo Guanyin de Yunmeng, Wei Wuxian y Lan Wangji deambularon junto a Manzanita yendo a cacerías nocturnas, haciendo valer su título de "aparecer en donde sea que el caos esté". Iban a cualquier lugar del cual hubieran escuchado que estaba siendo perturbado por el mal y en donde los aldeanos estuvieran sufriendo con los disturbios que provocaban y les prestaban auxilio. Además, a lo largo de su viaje por la región, también se consintieron a sí mismos al disfrutar de los paisajes y conociendo las distintas costumbres locales. Así, pasaron tres meses en donde se habían alejado de todo asunto relacionado al mundo de los cultivadores, disfrutando la dicha de la libertad.

Cuando entraron a la taberna, se sentaron en una sencilla mesa ubicada en una esquina. El mesero se les acercó, dándoles una cálida bienvenida, pero, al notar mejor sus apariencias, en donde Lan Wangji cargaba su larga espada y Wei Wuxian llevaba una flauta en su cintura, no pudo evitar relacionarlos a aquellas dos personas de quienes los rumores, que se habían expandido a lo largo y ancho, hablaban. Sin embargo, después de examinarlos por un rato, no pudo estar completamente seguro de que fueran ellos, puesto que el cliente vestido de blanco no llevaba la cinta de la frente de la secta Gusu Lan.

Wei Wuxian pidió vino y Lan Wangji ordenó algunos platos. Wei Wuxian apoyó su mejilla en una de sus manos mientras escuchaba a esa profunda voz decir los nombres de los platillos. Por su parte, con una enorme sonrisa en su rostro, su otra mano estaba debajo de la mesa, sus dedos dedos sostenían una cinta blanca como la nieve. Solo después de que el mesero se fue, comentó —hay muchos de esos platos que son picantes, ¿Estás seguro que puedes comerlos?

Lan Wangji tomó una taza de la mesa y tomó un sorbo. Su voz era calma —Siéntate apropiadamente.

Wei Wuxian —No hay té en esa taza.

—...— Lan Wangji bajó la taza, vertió té en ella y la volvió a llevar hacia sus labios. Después de un momento, repitió—... siéntate apropiadamente.

Wei Wuxian —¿Sigo sin estar sentado apropiadamente? No es como que esté poniendo mis pies sobre la mesa como antes.

Después de unos momentos de resistencia, Lan Wangji respondió — Tampoco los pongas en cualquier lugar.

—¿Y en dónde es que puse mis pies ahora? —Wei Wuxian preguntó, fingiendo inocencia.

Lan Wangji —...

Wei Wuxian —Segundo amo Lan, tiene tantas peticiones ¿Por qué no me enseña cómo es que debo sentarme?

Lan Wangji bajó la taza y lo observó. Alisando y ajustando sus mangas, justo cuando estaba por levantarse y enseñarle cómo hacerlo apropiadamente, una repentina e histérica risa se escuchó desde una mesa en medio de la taberna.

Uno de los que estaban sentados a la mesa se regodeaba —¡Sabía que tarde o temprano Jin Guangyao iba a caer! He estado esperando este día desde hace mucho tiempo y, ¡ahora por fin ha sido expuesto ante todos, ha! Las acciones que uno comete, ya sea de una u otra forma, se tendrán que pagar ¡Uno recibe lo que da!

WangXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora