Capítulo 52

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Valentía: Tercera parte

 La isleta se movió rápidamente hacia la orilla.

La proximidad de la misteriosa bestia les llenaba con una confusa tensión. A parte de algunos pocos; Lan Wangji, Jin Zixuan, Jiang Cheng y Wen Zhuliu; todos los demás seguían haciéndose hacia atrás. Justo cuando todos pensaron que la criatura submarina iba a atacarlos en cualquier momento, esta se detuvo.

La durmiente bestia había sido despertada debido a que Wei Wuxian saltó sobre su espalda. Ahora, Wei Wuxian no se atrevía a moverse precipitadamente. Se mantuvo en el lugar en que estaba y esperó.

Sobre la oscura agua que rodeaba a la "isleta", había unas cuantas hojas de arce de un inusual y brillante tono rojizo, flotaban lentamente.

Bajo las hojas, en las profundidades del estanque, se encontraba algo que lucía como un par de resplandecientes espejos de bronce.

Los espejos de bronce se hicieron más y más grandes, acercándose cada vez más. Wei Wuxian exclamó en voz baja. Arrastrando consigo a Wen Chao, se hizo hacia atrás justo cuando la superficie bajo sus pies empezó a elevarse de la nada. La "isleta" se elevó por los aires. ¡La larga y negra como el carbón cabeza de una bestia, con un par de hojas de maple sobre ella, emergió desde el agua!

Bajo los gritos de distintos tonos, la bestia lentamente giró su cabeza y observó directo con sus masivos ojos a los dos humanos sobre su espalda.

La redonda cabeza de la bestia lucía algo extraña, similar a la de una tortuga y a una serpiente. Al observar solo su cabeza, sería más parecida a una serpiente gigante, pero al echar un vistazo a su cuerpo, el que ya había emergido en gran parte, se parecía más a una...

Wei Wuxian —Qué gran... tortuga...

Esta no era una tortuga común.

Si la tortuga se llegara a estrellar contra el campo de entrenamiento del Embarcadero del Loto, su caparazón sería lo suficientemente grande para abarcar la extensión completa del campo de artes marciales. Ni siquiera tres hombres corpulentos, con los brazos entrelazados, podrían rodear su coronilla. Además, una tortuga normal tampoco tendría la capacidad de extender su cabeza cual, si fuese una larga serpiente, con colmillos entrecruzados, filosos y amarillos; y mucho menos podría extender cuatro garras que parecían ser bastante ágiles.

Wei Wuxian se encontró con el par de enormes y dorados ojos. Su pupila era una línea y su grosor variaba como si estuviese cambiando entre enfocar y desenfocar, incapaz de determinar exactamente qué era lo que estaba en su espalda.

Parecía ser que la bestia tenía la visión de una serpiente; no muy buena. Mientras no se moviera, quizás no sería capaz de notarlo.

De repente, dos chorros de vapor de agua se dispararon de los agujeros que tenía como fosas nasales.

Justo ocurrió que las hojas de arce que flotaban sobre el agua, pasaron cerca de su nariz. Probablemente dejó salir el aire de golpe porque las hojas le causaron comezón. Wei Wuxian seguía inmóvil, parado como si fuera una estatua. Sin embargo, el leve movimiento asustó hasta el alma a Wen Chao.

Wen Chao sabía que no había otra cosa que más ansiara esa bestia, que la muerte. Al ver que de la nada disparó vapor desde su nariz, pensó que iba a entrar en un estado enloquecido. Ignorando a la espada que estaba en su cuello, le gritó a Wen Zhuliu, quien estaba en la orilla —¡¿Por qué aún no has venido a ayudarme?! ¡Ven ahora! ¡¿Qué estás esperando?!

WangXianWhere stories live. Discover now