Lealtad: Décima parte
Wei Wuxian no culpaba en absoluto Jiang Cheng cuando este lo acusó. Sin embargo, no podía soportar que dirigiera tal insulto a Lan Wangji.
Wei Wuxian —Jiang Cheng, escúchate, ¿qué es lo que acabas de decir? ¿Es apropiado? No olvides tu posición, eres el líder de una secta, y aun así, parado ante las tablillas del Tío Jiang y Madam Yu, injurias a un cultivador de renombre, ¿dónde están tu educación y tus modales?
Su intención original era recordarle a Jiang Cheng que al menos mostrara algo de respeto por Lan Wangji. Sin embargo, ese era el punto más sensible de Jiang Cheng, por lo que tomó las palabras de Wei Wuxian como si estas implicaran que no era apto para ser líder de una secta. Inmediatamente, su rostro se ensombreció, luciendo peligrosamente parecido a como se veía Madam Yu cuando estaba enojada. Jiang Cheng rugió —¡¿Quién es el que insulta a mis padres delante de sus tabillas?! ¿Podrían ustedes dos por favor entender en qué territorio están? No me importa si actúas tan descaradamente afuera, pero no te atrevas a hacerte el tonto dentro de nuestro salón ancestral, ¡Y menos ante las tabillas de mis padres! Después de todo, ellos fueron los que te criaron, ¡hasta yo me avergüenzo en tu lugar!
Wei Wuxian nunca esperó escuchar palabras tan duras e imperdonables. Furia y consternación llenaron su mente —¡Cállate!
Apuntando hacia afuera, Jiang Cheng respondió con un rugido —Si quieres hacer tonterías, entonces hazlo afuera. ¡No me importa si es debajo de un árbol o en un bote, si quieres abrazarlo o lo que sea! ¡Fuera de mi secta, fuera de donde mis ojos puedan ver!
Al escuchar a Jiang Cheng mencionar "bajo un árbol", el corazón de Wei Wuxian se detuvo: ¿podía Jiang Cheng haber visto la escena de su caída a los brazos de Lan Wangji?
Su suposición fue acertada. Jiang Cheng había salido a buscar a Wei Wuxian y Lan Wangji. Los persiguió en la dirección que los vendedores ambulantes le habían señalado. Una voz en su corazón les dijo a qué lugares debió haber ido Wei Wuxian, por lo que los encontró poco después. Quien diría que justo cuando los encontró, fue cuando los dos estaban envueltos en un fuerte abrazo bajo un árbol, no dispuestos a separarse el uno del otro ni siquiera después de haber pasado un largo tiempo.
A Jiang Cheng se le puso la piel de gallina en el acto.
Si bien alguna vez había acusado a Lan Wangji de tener algo con el Mo Xuanyu original, estos sólo eran ataques que intentaban hacer sentir incómodo a Wei Wuxian, no porque en realidad sospechara algo. Nunca se le cruzó por la cabeza que Wei Wuxian pudiera tener lazos ambiguos con un hombre. Después de todo, al crecer juntos, Wei Wuxian nunca había expresado tal interés y siempre había deseado con entusiasmo a hermosas muchachas. Respecto a Lan Wangji, esto era aún más improbable, ya que era famoso por su distanciamiento hacia cualquier deseo terrenal y por no mostrar interés ni por hombres ni por mujeres.
Sin embargo, la forma en que se encontraban abrazados no podía ser vista de otra manera; definitivamente no parecía que fueran las acciones que harían amigos o hermanos. Ahí, de inmediato recordó que, después de que Wei Wuxian regresó, este se había mantenido apegado al lado de Lan Wangji, mientras que la actitud de este último hacia Wei Wuxian también había sido drásticamente diferente en comparación con su vida pasada. Como todo apuntaba a ello, Jiang Cheng estaba casi seguro de que ambos tenían ese tipo de relación. Después de eso, fue incapaz de simplemente darse la vuelta y marcharse, pero como tampoco les quería dirigir la palabra, solo continuó siguiéndolos. Cada una de las miradas y movimientos que cruzaban entre sí, ahora se veían de otra forma a sus ojos. En ese momento, su incredulidad, confusión y ligero asco combinados, habían logrado ensombrecer su odio. Fue sólo después de que Wei Wuxian llevó a Lan Wangji al hall ancestral que su odio largamente reprimido se despertó nuevamente, devorando su racionalidad y modales.
