Capítulo 38

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Hierbas: Séptima parte 

Parece que A-Qing hizo una breve pausa antes de responder —S-Sí.

Xiao Xingchen —Entonces, camina un poco más despacio. No seas tan rápida. No querrás volver a chocar con alguien, ¿No?

Él no había dicho directamente que, en efecto, tampoco podía ver. Sosteniendo la mano de A-Qing, la guio a un lado del camino — Camina por aquí. Hay menos gente.

Tanto sus palabras como sus acciones eran gentiles pero cuidadosas. A-Qing se acercó con algo de duda, pero, al final, terminó tomando el monedero que colgaba de su cintura — Hermano, ¡A-Qing está muy agradecida de ti!

Xiao Xingchen —No es hermano, es Daozhang.

A-Qing pestañeó —Pero eres ambos, Daozhang y Hermano.

Xiao Xingchen sonrió —Entonces, ya que me llamas hermano, ¿Por qué no le devuelves a tu hermano su monedero?

Sin importar qué tan rápida A-Qing era en las calles, no iba a ser capaz de burlar a los sentidos de un cultivador (1). Alarmada, tomó su varilla y corrió tan rápido como pudo. Sin embargo, sin haber alcanzado a huir muy lejos, Xiao Xingchen la agarró desde el cuello de su ropa con una mano y la trajo de regreso —Ya te he dicho que no deberías correr tan rápido ¿Qué pasaría si chocas con alguien de nuevo?

A-Qing luchaba por zafarse de su agarre. Con un tic de sus labios, sus dientes superiores mordieron su labio inferior. Wei Wuxian comprendió enseguida Oh no, va a gritar ¡Abusador! De repente, un hombre de mediana edad arribó con rapidez desde la esquina de una calle. Al ver a A-Qing, sus ojos se iluminaron en seguida. Se acercó furioso al tiempo que maldecía —Tú pequeña puta, finalmente te atrapé ¡Devuélveme mi dinero!

Solo maldecir no era suficiente para mitigar su enojo. Así que, con un movimiento de su brazo, su mano se dirigió hacia su rostro. Inmediatamente, A-Qing miró hacia abajo y cerró los ojos. Sin embargo, antes de que la cachetada cayera sobre su mejilla, esta fue frenada a medio camino.

Xiao Xingchen —Señor, por favor cálmese un momento. Es una forma bastante irrespetuosa de tratar a una joven señorita, ¿No lo cree?

A-Qing echó un vistazo secretamente a través de sus pestañas. El hombre de mediana edad claramente había usado bastante fuerza, pero aun así su mano había sido frenada por Xiao Xingchen en una forma aparentemente casual y ahora era incapaz de moverse, aunque sea una pulgada. Si bien estaba nervioso, acusó con terquedad —¿Qué hace un ciego como tú aquí? ¿Rescatando a una damisela en peligro? ¿Así que la pequeña puta es tu amante? ¿Sabías acaso que es una ladrona? ¡Tomó mi dinero! Si la proteges ¡Significa que también eres un ladrón!

Sosteniéndolo con una mano y a A-Qing con la otra, Xiao Xingchen se giró —Regrésale al hombre su dinero.

A-Qing buscó a tientas la pequeña cantidad de dinero y la entregó. Xiao Xingchen dejó ir al hombre, quien ahora contaba su dinero. Estaba todo. Dándole de nuevo un vistazo al cultivador, el hombre supo que sería difícil lidiar con él, así que, con incomodidad, se fue caminando.

Xiao Xingchen —Eres realmente atrevida. ¿Cómo te atreves a robar cosas siendo que eres ciega?

A-Qing saltó tres pulgadas de alto —¡Él me tocó! Me pellizcó el trasero y dolió mucho. Si él hizo eso, ¿Qué tiene de malo que haya tomado algo de su dinero? Hay tan poco dentro de ese monedero tan grande y aun así está siendo un abusivo respecto a él ¡Va a morir en la ruina!

WangXianWhere stories live. Discover now