Capítulo 39

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Hierbas: Octava parte 

Si fuera cualquier otra niña de su misma edad, probablemente hubiera empezado a gritar de inmediato. Sin embargo, A-Qing había pretendido ser ciega por tantos años que mucha gente bajaba su guardia frente a ella, ya que creían que en verdad no podía ver. Por eso, estaba acostumbrada a ver los lados más enfermos de las personas, los que hicieron que su corazón se endureciera. De alguna manera, logró no hacer ni un sonido.

Aun así, Wei Wuxian pudo sentir una entumecedora rigidez que viajaba desde arriba hasta el final de sus piernas.

Parado en medio de numerosos cadáveres de aldeanos que yacían esparcidos por el suelo, Xiao Xingchen enfundó su espada y habló con voz solemne —¿Cómo puede ser que no haya ni una sola persona viva en esta aldea y que todos sean cadáveres caminantes?

Xue Yang sonrió, pero la voz que salió desde su boca sonaba extremadamente confusa, incluso algo apenada —Sí. Es bueno que tu espada apunte por sí misma a la energía cadavérica. Si no, siendo solo nosotros dos, hubiera sido muy difícil abrirnos camino.

Xiao Xingchen —Volvamos a examinar esta villa. Si realmente no queda nadie en ella, entonces quemaremos estos cadáveres tan pronto como sea posible.

Después de que se fueron caminando lado a lado hacia la distancia, algo de fuerza finalmente volvió a las piernas de A-Qing. Emergiendo a hurtadillas desde atrás de una casa y yendo a donde las pilas de cadáveres estaban, vio a sus alrededores. El punto de vista de Wei Wuxian osciló.

Todos estos aldeanos habían sido asesinados por filosas y limpias estocadas en el corazón hechas por la espada de Xiao Xingchen. De repente, Wei Wuxian vio unos cuantos rostros familiares.

Unos cuantos recuerdos antes, un día, los tres habían salido y se encontraron con unos hombres que tenían demasiado tiempo libre en sus manos que estaban jugando con un dado en medio de la encrucijada del camino hacia villa. Cuando los tres pasaron por esa villa, el hombre elevó la vista y vio a un hombre ciego, una niña ciega y un niño que cojeaba. Todos se rieron apuntándoles. A-Qing les escupió y blandió su varilla hacia ellos; Xiao Xingchen pasó de ellos calmadamente, como si no hubiera escuchado nada y Xue Yang incluso sonrió, a pesar de que sus ojos no tenían en sí ni un rastro de encontrar divertida la situación.

A-Qing giró algunos de los cadáveres. Abriéndoles los párpados, vio que todos tenían los ojos blancos. El Livor Mortis ya había trepado a los rostros de algunos. Dejó salir un suspiro de alivio, pero el corazón de Wei Wuxian se apretó aún más.

Si bien lucían muy parecido a los cadáveres caminantes, estas personas en realidad estaban vivas.

Con la diferencia de que estaban bajo envenenamiento cadavérico.

Cerca de las bocas y narices de unos pocos cadáveres, Wei Wuxian pudo ver los restos de un polvo púrpura rojizo. Por supuesto, los que se encontraban envenenados hace un tiempo, ya no tenían esperanza, puesto que se ya se habían convertido en cadáveres caminantes. Sin embargo, entre ellos, aún había algunos que habían sido envenenados recientemente. Estas personas iban a empezar a desarrollar las características de los cadáveres que ya se han transformado, como, por ejemplo, el emitir energía cadavérica. Sin embargo, aún tendrían su consciencia y serían capaces de hablar, lo que significaba que aún estaban vivos. Si se les ayudaba, aún podían ser salvados, así como Lan Jingyi y los demás. Además, uno debía ser realmente cuidadoso de no matarlos por accidente, debido a que era lo mismo que matar a un ser humano.

WangXianWhere stories live. Discover now