Revenge for love (Homicidal Liu y tu)

Capítulo 2

El despertador que estaba sobre mi mesita de noche comenzó a sonar ya que eran las 7:30, me levanté, entré al cuarto de baño, me duché y me vestí. Bajé a la cocina y me comí unas tortitas que había preparado mi madre. Cuando terminé de desayunar cogí mi mochila y me fui a la Universidad.

Al llegar caminé por el pasillo donde se encontraban todas las taquillas de los alumnos, busqué la mía y la encontré, la abrí y saqué unos libros los cuales sujeté con mi mano izquierda para cerrar mi taquilla con mi mano derecha. La cerré y antes de darme la vuelta para seguir caminando alguien me dio una palmadita en el trasero. Me giré para ver al idiota de Drake, antes de que yo dijiera algo, un chico se me adelantó.

—A las mujeres se les trata con respeto. —Dijo un chico que llevaba una sudadera gris con la capucha puesta por lo que no mostraba su cabello, una chaqueta de cuero negro, unas gafas de sol puestas y unos jeans. El chico estaba apoyado en la pared.

—Y si no te hago caso ¿Qué? —Vaciló Drake al chico.

—Si no me haces caso te parto la cara. —Contestó el chico poniéndose frente a el, y por lo visto era una cabeza y media más alto que yo.

—¡Ja! Eso no te lo crees ni tu, ¿Sabes con quién estás hablando? —Preguntó arrontemente.

—Con un imbécil. —Contesté yo.

—Esto es entre el y yo, así que manten tu boquita cerrada ¿Vale? —Dijo Drake de mala manera.

—No la trates así, o te haré entenderlo por las buenas, o por las malas. —Me defendió el chico de nuevo.

—Me estás comenzando a tocar las narices, yo que tu me largo. —Dijo Drake con una mirada fulminante.

—Yo si fuera tu correría. —Dijo el chico agarrándole del cuello de la camisa a Drake y levantándolo un poco del suelo.

—Oye tío, tampoco tienes que ponerte tan violento ¿Sabes? —Dijo Drake con algo de miedo. —Vamos, solo era una broma, una palmadita de nada no le hace mal a nadie. —Sonrió falsamente, intentando quitarle importancia al asunto.

—Una palmadita de nada ¿Eh?, pues vas a ver lo que es una palmadita buena. —Dijo el chico levantando su puño y apuntando a la cara de Drake.

El chico ya tenía el puño preparado para golpear a Drake, pero prefiero no ver esas tonterías. Está bien que defiendan a las mujeres, pero si hubiera más respeto estas situaciones no ocurrirían y todo sería mejor, para mujeres y hombres. Pues ambos somos iguales a diferencia del físico, y debemos tener los mismos derechos y deberes.

Pasé por el lado del chico que estaba apunto de golpear a Drake, y seguí mi camino, cuando di unos pasos sentí un golpe, me giré y vi a Drake con una mano en su nariz de la cual salía sangre. El chico le soltó, y caminó por donde yo estaba, pasó por mi lado dejando un agradable aroma.

—Gracias. —Susurré. El chico se giró para verme, al parecer me había escuchado. El solo asintió y siguió por su camino.

Debe de ser de otra clase o grado, parece un poco más grande que yo. Entré a mi clase, me senté y pude ver como me miraba Dayana con una sonrisa victoriosa por la golpiza de ayer. La clase continuó hasta la hora de irse, increíblemente aparte de Drake nadie me molestó en todo el día, algo raro pero bueno.
Me fui a pie hasta mi casa, mi madre me recibió cariñosamente como era costumbre en ella, me senté a comer mientras que mi madre me preguntaba como me había ido hoy.

—Bien, por suerte no hay ningún examen pendiente. —Sonreí.

—¿Por suerte? Aún que lo hubiera no le habrías dado mucha importancia por que te lo aprendes muy rápido. —Se rió.

—Mamá, exageras un poco, no soy tan buena. Además lo de suerte lo digo por que es viernes y mañana quiero visitar a los abuelos. —Dije dándole un sorbo a mi vaso de agua.

—Di lo que quieras, pero para mi eres la mejor. Estoy orgullosa de ti al igual que tu padre, y seguramente Dylan también lo estaría. —Dijo cariñosamente.

—Tienes razón, quízas Dylan lo estaría. Que yo recuerde era buen estudiante. —Dije con algo de nostalgia mientras observaba mi collar, el que le perteneció a Dylan y me lo regaló 3 días antes de su accidente.

Mi madre intentó cambiar de tema diciendo que mi padre volvería hoy más temprano. Después terminé de comer, fregué el plato, el vaso y los cubiertos. Me despedí de mi madre, y me fui a mi habitación. Estuve haciendo las tareas, leyendo o simplemente pensando hasta que eran las 8, la hora en la que solía venir mi padre de trabajar. Escuché el timbre, bajé al salón y ya estaba mi padre sentado en el sillón, se notaba que estaba algo cansado.

—Hola papá. —Le saludé, sentándome en el sofá.

—Hola cielo. —Me devolvió el saludo.

—¿Cómo te ha ido?

—Bien, ¿Y a ti en la Universidad?

—Bien, como siempre. —Le contesté y sonrió.

—Bueno, ya sabes, como siempre, la mejor de su clase. —Dijo mi madre saliendo de la cocina y sentándose a mi lado.

—Eso ya lo sé, lo que quiero saber es como te va con mi futuro yerno. —Dijo mi padre con una mirada divertida.

—Ya sabes que no tengo novio. —Le fulminé con la mirada.

—Engañaras a tu madre, pero a mi no. —Bromeó.

—Deberias conseguirte un novio, o socializar un poco más, estar sola no es saludable. —Miré a mi madre con una ceja alzada.

—Tu madre tiene razón, tu vida no puede ser solo estudios, leer y correr. —Añadió mi padre.

—También duermo, como, visito a los abuelos, limpio la casa, cocino... ¿Ves? No solo estudio, leo y corro. —Me defendí, pues odio que estén diciéndome que debo de socializar con la gente.

—Por lo menos haz amigas o amigos, y luego si no te gusta socializar puedes dejar de verles. —Sonrió mi madre, con otro de sus intentos por hacer que haga mi vida social.

—Está bien. —Mentí, ya que no quiero seguir con esta charla.

Mis padres al parecer quedaron satisfechos con mi contestación. Mi madre preparó de cenar, cuando terminé le ayude a mi madre a fregar los platos. Me despedí de mis padres. Subí por las escaleras, cuando iba a entrar a mi habitación observé la habitación de al lado, pero aguanté una vez más la tentación de entrar y me metí en la mía. Me puse mi pijama, me acosté en la cama, me arropé e inmediatamente me quedé dormida.