19. Venganza

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Narra Trixie:

Cuando Harry dijo ayer que "estaré ahí cuando despiertes", no pensé que iba a ser tan literal.

Me levanté pasadas las nueve de las nueve de la mañana. Bajé a desayunar sin ánimos para encontrarme a Harry tomando de una taza de café con mamá en la cocina.

Ella decidió dejarnos solos con una sonrisa cómplice. Escuché que subió a su habitación y cerró la puerta. Harry dejó su taza sobre la encimera y me sonrió de oreja a oreja mostrándome sus hoyuelos, así que tomé aquello como una invitación, me lancé a sus brazos y él me envolvió fuerte y cerca de su pecho.

Respiré profundo su aroma y me permití sentir su torso duro y sus brazos apretarme. Lo oí suspirar escondido en mi cuello y besar mi hombro repetidas veces a la vez que una sonrisa crecía en mi rostro.

—Una semana y pareces morirte, Styles —molesté.

Su risita ronca vibró contra mi piel haciéndome cosquillas y causándome escalofríos.

—No te tuve dos años. Una semana es un infierno. Distancia y una mierda.

Mentiría si dijera que había maldecido nuestro plan de separarnos dos días después de haberlo decidido "por el bien de ambos".

—¿Hace cuánto llegaste? —inquirí.

Con suavidad, su cuerpo se separó del mío con intensiones de mirarme a los ojos.

—Como una hora. Tu mamá salió hace media hora a comprar pan y me vio sentado en la puerta de tu casa. Se asustó, gritó, luego se dio cuenta de que era yo y me dejó pasar.

—¿Por qué no me llamaste?

—Lo hice. Me mandaba directo al buzón. Creo que tienes el celular apagado.

Resoplé. El pobre se había congelado afuera media hora.

—Eres adorable.

Volvió a sonreírme.

—Tu mamá me dijo que estabas emocionada por verme. —Bajó la mirada y, muy sutilmente, recuperó su taza de café de la encimera—. Dijo que ayer no parabas de hablarle sobre mí.

Es una traidora.

—Puede que le haya comentado sobre tu llegada...

—Ajá —me sonrió socarrón antes de esconderse tras su bebida caliente.

—Y sobre tu concierto de hace unos días...

—Realmente tienes una obsesión por Harry Styles, querida...

—En fin, le dije que Lucas y yo habíamos terminado y que ahora tú venías a consolarme.

—¿Qué opinas ella de eso?

—Que vas a pedirme matrimonio.

Harry tosió un par de veces cuando se atoró con su café.

—Créeme, no quiero saber de matrimonios ahora —dijo con dificultad, recuperando el aliento.

—Ni yo.

—Tú menos, porque me tienes a mí. —Su brazo tomó mi cintura y me arrimó contra su pecho.

No pude evitar sentir calentura al instante. Mi rostro quemó, mi respiración se congeló, mis músculos se tensaron ante sus intensiones.

—Novia —le recordé, posando mis manos sobre su pecho.

Harry rodó sus ojos para luego dejar su taza de regreso sobre la encimera.

—¿Qué tal si te cambias, te pones guapísima y salimos por unas donas?

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